Alberto Verón | ¿Cuándo
un autor cambia de manera contundente nuestras vidas? Ese milagro ocurre en la
prosa, y pasa muy pocas veces. En mi caso personal, eso ha ocurrido con las
lecturas de Herman Hesse, Ernesto Sábato, Virginia Wolff, Walter Benjamin y
Marshall Berman. Después de cierto tiempo lo tengo claro y por eso interrumpo
lo que estaba escribiendo, para hacer lo que tantos otros lectores agradecidos
en el mundo debemos estar realizando a estas horas del día y de la noche: un
mínimo tributo a quien nos devolvió el sentido de las lecturas de Carlos Marx, a
quien supo hacer de la ciudad, de sus calles, de su experiencia urbana un lugar
de alegría y de libertad, a quien hizo de la alianza entre política y poesía el
evento de todos los días.
Había nacido en el año de 1940, en el seno de una familia judía, en el barrio del Bronx en Nueva York y vino a morir el 11 de septiembre de 2013 en esa misma ciudad. Hizo de esa ciudad su escenario literario y así como Woody Allen realizó poesía cinematográfica con Manhattan; Marshall Berman puso a confluir en el Bronx toda la historia de la modernidad. El paseante de Baudelaire y de Walter Benjamin por los “pasajes” de París del II Imperio, o las calles como sitios para el ejercicio del totalitarismo en San Petersburgo, a través de las novelas y los poemas de