Karl Marx ✆ Thierry Ehrmann |
Reinaldo Carcanholo | En
la época de Marx, muchos autores del campo económico consideraban como
indiscutible que la expansión capitalista llevaba necesariamente a una
reducción progresiva de la tasa general de ganancia del capital. Es el caso,
por ejemplo, de Adam Smith y de Ricardo. El primero la explicaba de una manera
un tanto ingenua, al atribuirla al crecimiento de la competencia entre los
numerosos capitales que surgían con la expansión capitalista, mientras que
Ricardo tenía una explicación más sofisticada. Explicaba la caída de la tasa de
ganancia apoyándose en el inevitable crecimiento de la renta de la tierra,
atribuyendo, por tanto, las dificultades del sistema a los terratenientes. Esta
teoría favorecía directamente su posición política de defensa de la burguesía y
de enfrentamiento con los señores de la tierra.
Marx no aceptó los argumentos de ninguno de los autores de
su tiempo y, consciente de la inevitable tendencia de la rentabilidad del
capital a reducirse, es decir, que la tasa general de ganancia tendía a caer,
encontró su explicación de una manera absolutamente coherente con su teoría
dialéctica del valor. Mejor aún, dedujo la ley de la tendencia directamente de
su teoría del valor y, de ese modo,
mostró que el sistema capitalista es
contradictorio por su misma naturaleza.
Es preciso afirmar ya desde un principio que Marx nunca
creyó que necesariamente y en cualquier momento o periodo de la historia del
capitalismo se manifestase esa tendencia empíricamente como una reducción real
de la tasa general de ganancia. Podría, durante cierto tiempo, crecer perfectamente,
sin que eso significase una violación de la ley. Los periodos de eventuales
crecimientos de esa tasa general se explicarían por la existencia de factores
contrarrestantes que, por una u otra razón, serían, en ese periodo, más que
suficientes para anular la manifestación de la ley y eventualmente incluso
darse un crecimiento de la citada tas
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