15/11/13

¿Hay un método marxista? | A partir de la primera sección de El Capital

Karl Marx ✆ Baptistao
Guillermo Rochabrún Silva  |  El método se adecúa al objeto de estudio —a la materia— y al propósito del estudio. De ahí que cuando nos preguntemos por el “método” marxista debamos precisar cuál es el objeto de estudio y qué busca el marxismo. El capital es el terreno por excelencia de esta problemática. Insisto en este punto porque infinidad de veces uno se plantea problemas de una manera no marxista e intenta resolverlos “marxistamente”: ¿Cómo “operacionalizar” el valor y como “medirlo”? ¿Cómo calcular el plusvalor?, etc. De este modo se piensa en términos de una idea, de un “concepto teórico” situado por encima de la realidad empírica, el cual debemos descomponer en indicadores que encuentren en los datos determinado tipo de equivalentes.

Guillermo Rochabrún
Marx y la metodología

En todo trabajo científico existe una dimensión “metodológica”. La imagen que comúnmente es evocada cuando se habla de método o de metodología, es la de un conjunto de recursos lógicos-formales y técnicas de conceptualización, obtención, ordenamiento, análisis, explicación e interpretación de informaciones sobre algún aspecto de la realidad, y que guardan una determinada coherencia interna. Por ejemplo, en un diseño experimental, los pasos a seguir incluyen la selección de factores que se supone son causales de algún otro factor, así como pasos para determinar las relaciones que se dan entre todos ellos. Por detrás se encuentran
ciertas concepciones de causalidad y explicación, y la búsqueda de un conocimiento adecuado a ciertos propósitos: la posibilidad de manipular las causas para producir determinados efectos.

Cualquier texto sobre métodos, no sólo de Ciencias Sociales, consta esencialmente de esta problemática: conceptos, hipótesis, indicadores, operacionalización, confiabilidad y validez, causalidad, explicación, etc. Su estudio es lo que se denomina Metodología. Dicho campo es evocado en la Ciencias Sociales cuando nos referimos a la metodología. De ahí que, sobre esta base, cuando se habla de “el método marxista” o “la metodología marxista”, uno tiende a pensar en una respuesta marxista a los problemas de una metodología positivista, y a preguntarse cómo se conceptualiza marxistamente, cuáles son las “técnicas de análisis” marxista, como resuelve el marxismo el problema de la validez, lo cual supone el uso de “indicadores” que operan conceptos teóricos. En suma, terminamos preguntándonos qué es el método marxista y cómo se aplica.

La tentación inmediata es la de aceptar los términos impuestos por un campo metodológico positivista para tratar de darles una respuesta “dialéctica” o del “materialismo histórico”. Por positivismo entendemos aquí una perspectiva en la que el método puede aplicarse a cualquier objeto, y por tanto es indiferente al objeto de estudio, que busca reconocer lo existente asumiéndolo como dado y modificable sólo al interior de los límites que impone la mera constatación de dicho existente.

Marx y Engels dirán refiriéndose a la “ideología alemana”:
La crítica alemana no se ha salido, hasta en estos esfuerzos suyos de última hora, del terreno de la filosofía. Y, muy lejos de entrar a investigar sus premisas filosóficas generales, todos sus problemas brotan, incluso, sobre el terreno de un determinado sistema filosófico, del sistema hegeliano. No sólo sus respuestas, sino también los problemas mismos, llevan consigo un engaño.
 Lo mismo vale para toda metodología positivista; ella responde adecuadamente —hasta cierto punto— a determinado tipo de problemas de manejo de información, cuya matriz social contemporánea es la tecnocracia. El método se adecúa al objeto de estudio —a la materia— y al propósito del estudio. De ahí que cuando nos preguntemos por el “método” marxista debamos precisar cuál es el objeto de estudio y qué busca el marxismo. El capital es el terreno por excelencia de esta problemática.

Insisto en este punto porque infinidad de veces uno se plantea problemas de una manera no marxista e intenta resolverlos “marxistamente”: ¿Cómo “operacionalizar” el valor y como “medirlo”? ¿Cómo calcular el plusvalor?, etc. De este modo se piensa en términos de una idea, de un “concepto teórico” situado por encima de la realidad empírica, el cual debemos descomponer en indicadores que encuentren en los datos determinado tipo de equivalentes.

Tal es la trampa cientificista en la que uno tiende a caer cuando se sitúa ante el marxismo como frente a una ciencia académica, como una posible fuente de respuestas a problemas escolásticamente planteados. Lo cual entraña situarse frente al marxismo según su capacidad para responder a problemas que no son suyos. Se saldrá bastante mal parado en esta empresa, porque no puede responderse adecuadamente a problemas que están mal planteados. Esta frustración se refuerza mediante la búsqueda afanosa e infructuosa de textos “clásicos” o contemporáneos que se refieran al “método” como algo aislable, como una cosa, como un objeto que pudiera existir en sí mismo, en su pura sustancialidad metodológica, a imagen y semejanza de la perspectiva metodológica positivista. En ella pueden existir libros de metodología que no dicen explícitamente ni “a” sobre la teoría ni sobre la realidad. Y viceversa. ¿Es eso posible al interior del marxismo?

A esta pregunta debemos contestar contrastando la experiencia metodológica que se va desarrollando con el estudio de El capital. Por consiguiente, ¿en qué puede consistir su problemática metodológica, en lo que ella puede manifestarse en los tres primeros capítulos del primer tomo?

Es muy significativo que casi nunca Marx se haya ocupado de “problemas metodológicos”, tomándolos por sí mismos y en sí mismos. Los textos que parecen pertinentes son muy escasos y fragmentarios, y como puede comprobar quien haya intentado estudiarlos “en frío”, poco o nada es lo que orientan sobre la construcción o elaboración del conocimiento, incluso acerca de los procedimientos del mismo Marx.

Ahora bien, los “procedimientos” son siempre procedimientos para hacer algo; en el caso de Marx, ¿en qué consiste ese algo? Esto puede determinarse únicamente a través del conocimiento del objeto. Y es que el método es un derivado implícito en —y de— el objeto.



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