Henry Veltmeyer | Traducción
al castellano por Valentina Picchetti ¬ El
trabajo de Ernesto Laclau constituye una contribución al pensamiento
post-marxista. En la opinión anticipada por el mismo Laclau en el prefacio de
la edición española de Hegemonía y Estrategia socialista. Hacia una
Radicalización de la Democracia, escrito junto a Chantal Mouffe: “él [el libro]
ha estado desde entonces [su publicación en 1985] en el centro de una serie de
debates, al mismo tiempo, teóricos y políticos (...) en el mundo anglosajón”
(p.VII). Y así fue. Algunos pueden ignorar o restar importancia a este aspecto,
por ejemplo Boron (1996), pero no hay dudas de que el libro de Laclau y Mouffe
persiste como un punto de referencia crítico en el debate aún vigente que rodea
a lo que algunos prefieren ver como un impasse teórico, como una crisis que
pone en cuestión no sólo al marxismo, también a todas las formas de análisis
estructural, lo mismo que a la construcción de grandes teorías asociadas al
proyecto Iluminista del siglo XVIII para establecer una mejor forma de sociedad
en la cual haya progreso económico, justicia social y democracia. Pero la
verdadera cuestión (y es una pregunta hecha por Boron, entre otros) es si el
post-marxismo, en los términos formulados por Laclau y Mouffe, como proyecto
teórico y político, ha tenido un impacto directo, teórico y práctico en el
mundo real, en las luchas actuales, y aún más específicamente,
en el
surgimiento de “nuevos movimientos sociales” en América Latina (Calderón, 1995;
Escobar y Álvarez, 1992). En términos menos ambiciosos o idealistas, la
pregunta es si el post-marxismo ofrece una perspectiva teórica útil y, en
relación al marxismo, un conjunto superior de herramientas intelectuales para
el análisis de las luchas y de los movimientos para el cambio.
No obstante estas preguntas, el libro de Laclau y Mouffe (en
adelante HES) y otros escritos de igual carácter como New Reflexion on the Revolution of our time (en
adelante NR) proveen de un punto de referencia útil al aporte crítico del
pensamiento post-marxista. Proponemos encargarnos de tal aporte en relación a
la pretensión de Laclau y otros post-marxistas de dar una necesaria y saludable
extensión al pensamiento marxista, en otras palabras, de ser una crítica del
marxismo dentro del marxismo.
Por el contrario, nosotros sostenemos que el
post-estructuralismo constituye un abandono del marxismo y el rechazo de los
principios del materialismo histórico en los que éste se basa. En este
contexto, afirmamos que el post-marxismo no es sino el último de una serie de
ataques a la posibilidad de la Ciencia Social, tanto en su versión marxista
como en la no marxista. En efecto, elpost-estructuralismo supone el rechazo a
los principios y al método que define a la Ciencia Social como tal, en la
medida en que entre estos principios quedan comprometidos tres: el objetivismo (la realidad objetiva de las
condiciones materiales tomadas como “hechos sociales”), el estructuralismo (la
existencia de estructuras que subyacen a las relaciones sociales y que son sólo
visibles en sus efectos y aprehensibles de manera parcial) y la racionalidad de los procesos de cambio de gran escala. La
base de un ataque de estas características es una epistemología idealista (subjetivismo,
situacionismo y nihilismo) que subyace tanto al post-marxismo como al postmodernismo.
Nosotros criticamos y establecemos los límites y contradicciones del post-estructuralismo
tal cual es formulado por Laclau, tomando en cuenta la manifiesta incapacidad
del idealismo para construir las bases para el análisis concreto de cualquier
formación social históricamente dada o movimiento social, sea novedoso o de
otro tipo. En este marco también desafiamos las pretensiones del
post-estructuralismo de constituirse como una forma de análisis superior al
marxismo.