16/9/13

El marxismo, hoy

  • Este texto, tan actual, fue publicado en 1995
Miguel Candel  |  Para algunos (muchos), la simple enunciación de la frase “el marxismo, hoy” resultará un sinsentido, mera denominación de un conjunto vacío. Reacción sin duda justificada, en términos comparativos, a poco que uno recuerde la hiperinflación marxista de la cultura occidental durante los años sesenta y setenta.

El hecho es sintomático de la coyuntura política mundial caracterizada por el descalabro casi completo (con la parcial excepción de China) de los regímenes de economía planificada. Para el marxismo, que Gramsci llamó atinadamente “filosofía de la práctica”, los resultados prácticos no podían dejar de tener valor de argumentos. Sea ello como fuere, hay que dejar clara de entrada una distinción primordial: el marxismo no es (o no ha sido) sino una de las respuestas históricas al problema del conflicto social. Aún la metodología más pedestre permite diferenciar sin confusión posible entre la refutación de una solución y la disolución del problema al que aquélla quiso dar respuesta. Más aún: el Fracaso del marxismo no es sino el enésimo fracaso de la sociedad humana en su intento de superar las fracturas que la escinden. Se puede decir, pues, cínicamente que el problema no tiene solución, pero no que la solución del problema estribe en dejar de intentar de solucionarlo, como predica el dogmatismo ultraliberal que tiene por dios a Adam Smith y a Margaret Thatcher por profetisa.