4/2/17

Un enfoque marxista de la prostitución y la industria del sexo

Laura Fitzgerald 

Son sobre todo las mujeres las que venden sexo y en su mayoría son hombres los que utilizan los servicios. En este contexto de crisis capitalista mundial, la disparidad entre ricos y pobres sigue aumentando, así como entre hombres y mujeres. Un ejemplo de esto fue proporcionado por el Banco Mundial, según el cual una contracción económica del 1% lleva a un aumento en la tasa de mortalidad infantil de 7,4 muertes por cada 1.000 niñas en comparación con 1,5 por 1.000 niños. La crisis también ha provocado un descenso del 29% en el número de niñas que completa la escuela primaria en todo el mundo, en comparación con una reducción del 22% para los niños.

La opresión de la mujer ha existido durante miles de años. La sexualidad de las mujeres fue reprimida por el matrimonio, con el objetivo de trasmitir la propiedad privada a través de descendientes masculinos, lo que ofrecía muchas ventajas a la élite gobernante. El capitalismo ha significado que la desigualdad profundamente arraigada ha sido reforzada por la ideología de la familia patriarcal con el marido como cabeza de familia y su cónyuge como cuidador de la familia, un trabajo no remunerado para las mujeres.

Una mirada marxista sobre la prostitución

“La posición de la mujer es el indicativo más claro y elocuente para evaluar un régimen social y la política del Estado”  — Leon Trotsky
Interior de un burdel ✆ Henri de Toulouse-Lautrec 
Rosa Cecilia Lemus
Si nos guiamos por esta frase de Trotsky, el régimen social capitalista en el que vivimos y la política de sus Estados en todo el mundo, no pasan la prueba. Las estadísticas sobre violencia contra las mujeres, que sus propias instituciones –como la ONU– han calificado como una pandemia mundial, las cifras de pobreza que en el mundo indican a las mujeres como el 70% más pobre, los datos de muerte de mujeres por abortos inseguros, el número creciente de embarazos adolescentes no deseados, el recorte a sus derechos sociales producto de los planes de austeridad, y las escalofriantes cifras sobre la prostitución, la trata de personas y la explotación sexual infantil, son indicativos claros y elocuentes.
En la década del ’90 del siglo pasado, cuando se conoció de manera pública la restauración del capitalismo en los que fueron Estados obreros, la burguesía mundial no pudo esconder su regocijo y declaró a toda voz la “supremacía del capitalismo sobre el socialismo”. Su portavoz más osado, Fukuyama, se adelantó a sepultar la lucha de clases de una vez y para siempre. En su lugar tendríamos el reino de la reconciliación, el progreso y el bienestar para todos. ¿Se estará comiendo hoy sus palabras? ¿O dirá que las cifras de los organismos mundiales del imperialismo están equivocadas?

Marx y la cuestión de la prostitución

Karl Marx ✆ Vetriano
En oposición a las corrientes "regulacionistas" que defienden la prostitución como un trabajo legal y compatible con el pensamiento de Marx, el análisis de sus escritos revela que para él no existe emancipación posible en la actividad prostitucional.

Saliha Boussedra

El regulacionismo sostiene que la actividad ejercida por las prostitutas debe gozar de un reconocimiento oficial con el fin de conseguir su integración en el régimen general de la seguridad social, ya sea como trabajadoras asalariadas o como autónomas. Un sector de la corriente regulacionista reconoce que la prostitución no es la actividad idónea para la auto-realización personal, pero que tampoco es peor que el trabajo de una obrera. Este razonamiento regulacionista conduce a pensar que la única diferencia entre ambas actividades es que una es legal y la otra no (1). Se recurre asimismo al análisis marxista del trabajo asalariado para afirmar que la prostitución debe ser legalmente reconocida para que las mujeres que la ejercen puedan mejorar sus condiciones en el ejercicio de esa actividad.