◆ “La Comuna [de Paris]
no fue una revolución tendiente a transferir el poder del Estado de una fracción de la clase dominante a otra, sino una
revolución para romper esa horrible máquina de dominación de clase.” — Karl Marx, La guerra civil en Francia,
primer borrador
Karl Marx ✆ Hans Erni |
Ariel Mayo / El título del presente ensayo puede
prestarse a confusión. Sobre todo para quienes identifican la causa del
socialismo con la expansión de las actividades del Estado o depositan en éste
las esperanzas de transformación social. No hace falta profundizar demasiado
para comprender las razones de esta posible confusión. La izquierda del siglo XX, en sus vertientes revolucionaria
y reformista, fue estatista. Salvo honrosas excepciones, sus representantes
consideraron al Estado como la solución para los problemas de la sociedad
capitalista, ya sea como herramienta para construir el socialismo, ya sea como
instrumento para limar los aspectos más “nocivos” del capitalismo. Si bien el
estatismo fue defendido arguyendo razones de Realpolitik, en diversas oportunidades se recurrió a la autoridad
de los clásicos. El objetivo de este ensayo es mostrar la incompatibilidad
entre el estatismo de la izquierda y las posiciones de Marx sobre el Estado.
Para ello recurriré al análisis de la Crítica
del programa de Gotha (1875). (1)
La Crítica es
un texto clave para comprender la teoría del Estado del autor de El Capital. Dicha teoría está marcada por
la experiencia de la Comuna de París (1871) y por las reflexiones sobre el
Estado y la política esbozadas en El
Capital. Dado que la posición de Marx acerca del Estado es poco conocida
y/o tergiversada escandalosamente, es oportuno retomar la lectura directa de
esta obra, sobre todo en tiempos en los que el Estado se ha convertido en un
fetiche de los partidos y movimientos “progresistas” en América Latina, así
como también de los partidos revolucionarios.