12/2/16

El Engels tardío: crítica, revolución y el problema de la mediación

◆ El presente trabajo es un Capítulo del libro Crónicas marxianas. Sobre Marx y el Marxismo que próximamente será publicado, que ha sido cedido gentilmente por su autor para "Ñángara Marx"
Friedrich Engels ✆ June Ennels

Nicolás González Varela    |    ¿Marx y Engels son una suerte de Castor y Pollux en la novela familar del Marxismo? Después de la muerte de Marx, Engels se transformó no solo en el albacea del legado de Marx sino, involuntariamente, en el “hombre de confianza del proletariado con consciencia de clase”.[2] Como decía De Quincey a propósito de Kant, doy por sentado que toda persona instruida confesará cierto interés por la historia personal de Friedrich Engels, aunque le haya faltado afición para conocer la historia de sus opiniones filosófico-políticas. Y es que suponer a un lector del todo indiferente a Engels es suponerlo del todo inintelectual. Esta simple presunción es la que también nos obliga a escribir este breve esbozo conmemorativo de su vida y práctica después de 1883.

El tortuoso recorrido, entre errático y azaroso, que sufrieron a lo largo de su historia editorial los escritos de Marx sólo puede compararse con las coincidencias afortunadas, fantásticas, triviales y casi increíbles con las que pudo salvarse para la posteridad la mayor parte de la obra de Aristóteles. Al igual que Marx, sus escritos sufrieron las inclemencias de los intereses políticos y los caprichos culturales en los cambios en la forma de atención. Y, al igual que Aristóteles, los manuscritos de Marx guardan una peculiaridad muy especial: la mayor parte son apuntes, bocetos, notas y memoranda, producto de una técnica de trabajo intelectual limitada por la extrema pobreza y las constantes emigraciones políticas. 

Marx y el rechazo de los modelos — El caso de Rusia

Monumento a Karl Marx en Saratov, Rusia 
“Esto es hacerme demasiado honor y, al mismo tiempo, demasiado escarnio.” Marx, sobre la pretensión de Mijailovsky de convertir al marxismo en una filosofía de la historia.

Ariel Mayo    |   Los partidos de la izquierda revolucionaria suelen adherir a una visión mecánica del proceso histórico. Dicho de otro modo, estas organizaciones consideran que existe un modelo de partido (el bolchevique) y un modelo de acción política (ya sea el etapismo o el Programa de Transición) que deben ser seguidos pase lo que pase, pues sólo ellos garantizan el éxito. En este artículo no discutiré los resultados de esta práctica política, sino que me limitaré a esbozar la concepción de Karl Marx (1818-1883) acerca de los modelos en la historia y, más en general, sobre la validez misma de una teoría suprahistórica. Para ello emplearé el caso de Rusia y su importancia en la reflexión marxista.