◆ Esta entrevista se
publica con la autorización de la revista Contretemps
Contretemps: ¿En qué contexto académico y político decidió usted escribir Marx en los márgenes?
Kevin Anderson: Como casi siempre, el contexto político era
bastante conservador, pero no menos conservador que hace veinte años. Después de
Seattle y la reciente crisis económica, la gente es un poco más crítica con el
sistema. En Estados Unidos se pronuncia la palabra “capitalismo” de vez en
cuando, en el movimiento Occupy se
tomó conciencia del impacto de las rebeliones árabes, sobre todo en Egipto. En
el periodo anterior a estas revueltas, pero sobre todo después de Seattle y la
crisis económica [el libro apareció en University Of Chicago Press en mayo de
2010. N. d. T.], la reacción a mi libro fue más importante de lo previsto:
aparecieron más de 40 reseñas, de las cuales 30 en inglés y 10 en otras
lenguas. Suscitó gran interés, de modo que se anuncia una segunda edición para
el año que viene. En referencia al contexto académico, está claro que durante
los treinta últimos años el marxismo ha estado en retroceso, y los
investigadores se interesaron más por autores como Michel Foucault, Edward Said
y otros. Además, los efectos de la desacreditación del marxismo y del
socialismo después de la caída del muro de Berlín pesan mucho. Los años 90 han
sido muy hostiles para el marxismo. Richard Rorty, un gran filósofo americano,
escribió en 1992 que nadie, ningún intelectual serio, cree ya en una gran
teoría de los problemas: hay problemas, sí, pero no pueden imputarse al
capitalismo ni a un sistema.