12/7/15

Marx vive en todas partes, como si fuera el universo entero y todos los puntos del universo

Marx sigue hablando. Habla de la realidad pero la gente está asustada de la realidad, por eso prefiere la literatura

Juan Chaneton   |   Visto desde adentro, es decir, en el fragor de los conflictos sociales setentistas que tocaron a rebato en América Latina, Marx aparecía como una vía hacia el poder. Más precisamente, como una weltanschauung que daba sustento a la política entendida como praxis desalienante y liberadora. Por cierto que, por aquellos años, tampoco escaseaban los comentaristas que observaban la tragedia a la manera del coro griego, esto es, desde el costado del escenario y destacando aspectos que, en la cosmovisión del pensador de Tréveris, ellos percibían como menos revulsivos y más evolucionistas y, con ello, no tan exigentes en términos de ejercicio de la actividad política. 

Si "todo lo sólido se desvanece en el aire" –como había afirmado el autor del Manifiesto Comunista–, pues entonces no había quebranto moral alguno en administrar razonablemente los tiempos y modos del compromiso, ya que con un poco bastaba y el resto lo harían las ineluctables "leyes de la historia". Personalmente, me conmovió muy temprano este pensamiento de Hegel: el sujeto individual y la naturaleza son ontológicamente idénticos pues ambos son etapas en el despliegue del espíritu absoluto.