► Marx sigue hablando. Habla
de la realidad pero la gente está asustada de la realidad, por eso prefiere la
literatura
Juan
Chaneton | Visto desde
adentro, es decir, en el fragor de los conflictos sociales setentistas que tocaron a rebato en América Latina, Marx aparecía
como una vía hacia el poder. Más precisamente, como una weltanschauung que daba sustento a la política entendida como
praxis desalienante y liberadora. Por cierto que, por aquellos años, tampoco
escaseaban los comentaristas que observaban la tragedia a la manera del coro
griego, esto es, desde el costado del escenario y destacando aspectos que, en
la cosmovisión del pensador de Tréveris, ellos percibían como menos revulsivos
y más evolucionistas y, con ello, no tan exigentes en términos de ejercicio de
la actividad política.
Si "todo
lo sólido se desvanece en el aire" –como había afirmado el autor del Manifiesto Comunista–, pues entonces no
había quebranto moral alguno en administrar razonablemente los tiempos y modos
del compromiso, ya que con un poco bastaba y el resto lo harían las
ineluctables "leyes de la historia". Personalmente, me conmovió muy
temprano este pensamiento de Hegel: el sujeto individual y la naturaleza son
ontológicamente idénticos pues ambos son etapas en el despliegue del espíritu
absoluto.