Friedrich Engels ✆ Carlo Carrà |
Friedrich Engels |
No era empresa fácil preparar para la imprenta el segundo libro de El
Capital, consiguiendo, de una parte, que apareciese como una obra coherente y
lo más acabada posible y, de otra, como obra exclusiva del autor y no del
encargado de editarla. El gran número de versiones manuscritas existentes,
fragmentarias la mayoría de ellas, acumulaba nuevas dificultades. Solamente
una, a lo sumo (el manuscrito IV), ofrecía, hasta donde alcanzaba, una
redacción lista para ser entregada a la imprenta; pero la mayor parte de ella
había quedado anticuada, en cambio, por refundiciones de una época posterior.
La gran masa de los materiales, aun cuando elaborada y acabada en cuanto al
fondo, no lo estaba con respecto a la forma; aparecía redactada en ese lenguaje
en que Marx solía componer sus notas: en un estilo descuidado, familiar,
salpicado de expresiones y giros de crudo humorismo, de términos técnicos
ingleses y franceses, y a ratos con frases y hasta con páginas enteras en
inglés; eran las ideas del autor estampadas sobre el papel, en la forma en que
se iban desarrollando en su cabeza. junto a partes expuestas en todo detalle,
otras, no menos importantes, apenas esbozadas; el material de hechos que había
de documentar las afirmaciones, reunido, pero apenas ordenado, y mucho menos
elaborado; muchas veces, al final de un capítulo, en la impaciencia por pasar
al siguiente, un par de frases nada más, simplemente esbozadas, como jalón del
desarrollo truncado del pensamiento; por último, la consabida letra, que a
veces ni el propio autor era capaz de descifrar.