29/12/14

L’uomo e lo Stato in Karl Marx & Friedrich Engels

Friedrich Engels & Karl Marx
✆ J. Stephensson
1. Lo Stato di classe                                                                                                            Sebastiano Ghisu

Uno delle teorie più consolidate della tradizione marxista – e comunque di una sua parte importante – è senz’altro quella secondo cui lo Stato, inevitabilmente, nel momento stesso in cui diviene realmente «rappresentante di tutta la società», si estingue. Scrive Engels in un celebre e citatissimo passaggio: Il primo atto con cui lo Stato si presenta realmente come rappresentante di tutta la società, cioè la presa di possesso di tutti i mezzi di produzione in nome della società, è nello stesso tempo l’ultimo suo atto indipendente in quanto Stato. L’intervento di una forza statale nei rapporti sociali diventa superfluo in un campo dopo l’altro e viene poi meno da se stesso. Al posto del governo sulle persone compare l’amministrazione delle cose e la direzione dei processi produttivi. Lo stato non viene “abolito”: esso si estingue.

Come si vede, lo Stato di cui qui si parla è parte del conflitto sociale o piuttosto: nel conflitto sociale. È anzi da esso nutrito, legittimato, sorretto: se appare come il rappresentante di tutta la società, ed estraneo dunque al conflitto, è soltanto perché rappresenta in realtà la sola classe dominante.

Racionalidad, hegemonía y fetichismo en la teoría crítica

Karl Marx ✆ Tanveer Sajib
Néstor Kohan   |   «Marx ha muerto» repiten con insistencia la Academia, las ONG y la literatura de última moda que se vende en las librerías de shopping. Autoritario, violento, estatista, verticalista, jacobino, determinista, eurocéntrico, patriarcal, brutalmente moderno, desconocedor de los pliegues más profundos de la subjetividad, ciego ante los nuevos movimientos sociales, ignorante ante la diferencia, despectivo frente al medio ambiente. Sí, tiene prestigio, pero no nos sirve para pensar el presente. El facebook lo apuñaló. «¡Doctor! Firme de una buena vez el acta de defunción. No hay remedio. Está muerto». Curioso cadáver al que hay que comprarle un féretro nuevo cada mes, cada año, cada década. Qué teoría tan rara... necesita ser enterrada periódicamente. ¿No nos estarán engañando las funerarias posmodernas, posestructuralistas, autonomistas y posmarxistas para hacer un buen dinerillo?

En la Argentina de 1976 —fecha emblemática de nuestra cultura política que marca a fuego cualquier debate teórico en nuestro país— se clasifica al revolucionario marxista como «terrorista», «extremista», «delincuente subversivo». Una marca de época.  Más tarde, desde 1983 en adelante, al militante marxista y al simple manifestante se lo rotula como «activista». En los «90, al piquetero o fogonero se lo marca como «infiltrado», al huelguista se lo estigmatiza como «antidemo­crático», al que exige lo que le corresponde se lo rechaza por su supuesta «irracionalidad». 

Marx y la historia

Eric Hobsbawm
✆ Tullio Pericoli 
Eric Hobsbawm   |   Estamos aquí para discutir temas y problemas de la concepción marxista de la historia, cien anos después de la muerte de Marx. Este no es un ritual de celebración de su centenario, pero si es importante que comencemos por recordar el papel único de Marx dentro de la historiografía. Lo hare sencillamente por medio de tres ilustraciones. La primera es autobiográfica. Cuando yo era estudiante en Cambridge en los anos treinta, muchos de los hombres y mujeres más aptos se afiliaron al Partido Comunista. Pero como esta era una época muy brillante en la historia de una universidad muy distinguida, muchos de ellos estaban profundamente influidos por los grandes nombres a cuyos pies nos sentábamos. Allí, entre los jóvenes comunistas, solíamos decir en broma que los filósofos comunistas eran wittgensteinianos, los economistas comunistas eran keynesianos, los estudiantes comunistas de la literatura eran discípulos de F .R. Leavis. ¿Y los historiadores? Eran marxistas, porque no había ningún historiador que conociéramos en Cambridge, ni en ninguna otra parte y conocíamos a algunos grandes, como Marc Bloch que pudiera competir con Marx como maestro y como inspiración.

Mi segundo ejemplo es similar. Treinta años después, en 1969, Sir John Hicks, ganador del premio Nobel, publico su Teoría de la Historia Económica. Escribió: