Miguel Mazzeo |
En las décadas del 60 y del 70, en Argentina, es posible rastrear la
presencia del Amauta peruano José Carlos Mariátegui (1894-1930) en la obra de
Gunter Rodolfo Kusch, el filósofo y antropólogo nacido en Buenos Aires en el
año 1922 y fallecido, prematuramente, en Maimará, en la provincia Jujuy, en el
año 1979.
I. Kusch fue una figura relevante para el pensamiento
americano, un auténtico precursor de la denominada filosofía americana, una
filosofía concebida desde el ámbito geocultural de Nuestra América y sin los
constreñimientos característicos de la rígida estructura disciplinar denominada
“filosofía” y que, por lo tanto, se suele expresar en una verdadera praxis
des-disciplinadora. Una filosofía que se fue y se va amasando como el barro y
que puede valorar la subjetividad del saber y fundar una pertenencia, en lugar
de priorizar la objetividad del conocer e instituir una gestión y un control
del saber. Hablamos de un saber y una pertenencia que surgen del hecho de
compartir experiencias con los otros y las otras y no del saber y la
pertenencia que se derivan de la adhesión individual a algún sistema de
símbolos abstractos. Se trata de una filosofía semánticamente subversiva,
epistemológicamente rebelde, que ubica la reflexión en el devenir que intenta
captar y no en un pensamiento prefabricado y omniabarcante.