5/4/14

Sobre la acción política de la clase obrera

Friedrich Engels
✆ Kalmykishjew
Friedrich Engels  [15 de junio de 1872]  |  La abstención absoluta en política es imposible; todos los periódicos abstencionistas hacen también política. El quid de la cuestión consiste únicamente en cómo la hacen y qué política hacen. Por lo demás, para nosotros la abstención es imposible. El partido obrero existe ya como partido político en la mayoría de los países. Y no seremos nosotros los que lo destruyamos predicando la abstención. La experiencia de la vida actual, la opresión política a que someten a los obreros los gobiernos existentes, tanto con fines políticos como sociales, les obligan a dedicarse a la política, quiéranlo o no. Predicarles la abstención significaría arrojarlos en los brazos de la política burguesa.

La abstención es completamente imposible, sobre todo después de la Comuna de París, que ha colocado la acción política del proletariado a la orden del día. Queremos la abolición de las clases. ¿Cuál es el medio para alcanzarla? La dominación política del proletariado. Y cuando en todas partes se han puesto de acuerdo sobre ello, ¡se nos pide que no nos mezclemos en la política! Todos los abstencionistas se llaman revolucionarios y hasta revolucionarios por excelencia. Pero la revolución es el acto supremo de la política; el que la quiere, debe querer el medio, la acción política que la prepara, que proporciona a los obreros la educación para la revolución y sin la cual los obreros, al día siguiente de la lucha, serán siempre engañados por los Favre y los Pyat. Pero la política a

Dos conceptos no confundibles: Productividad marginal y Valor trabajo

Karl Marx ✆ A.d.
Manuel C. Martínez  |  Con las hipótesis mengerianas [1], la Economía Clásica ha logrado trascender clasistamente la Crítica demoledora de Karl Marx. Digamos que el empirismo en Economía sigue vigente, y de allí que Marx llamara “vulgares” o acientíficos-piratas-a estos seguidores de Adam Smith, David Ricardo y de otros clásicos ya obsoletos ante el indiscutible carácter científico de dicha crítica marxiana. Quienes sigan aferrados a las ideas de Karl Merger, sencillamente se hallan desactualizados en materia económica.

La ley del decrecimiento de la productividad marginal, tomada de David Ricardo, la hizo suya Karl Menger y hasta hoy sigue apareciendo en la literatura económica de las más “prestigiosas” y onerosas academias y universidades burguesas del mundo[2]. Es más: el sólo hecho de que esa ley mengeriana figure en los pensa de estudio de dichas instituciones ha permeado el prestigio de ellas hacia esa hipótesis que, si a ver vamos, no resiste una nueva crítica posmarxiana. Es una ley básicamente técnica y no económica; más bien, hoy está dirigida a enmascarar  el valor trabajo. Efectivamente, esta ley rige para los rendimientos en términos de cantidades de valores de uso producidos por cada unidad de tiempo durante el cual la mano de obra se halle en funciones útiles. Estos rendimientos