Lenin ✆ Dan Lacey |
Demian Paredes | Al
cumplirse un nuevo aniversario del fallecimiento de Lenin, Atilio Borón
escribió una breve reflexión [Leerla en Ñángara
Marx]. Allí dice que Lenin, durante el gran año revolucionario 1917, al
lanzar la consigna “Todo el poder a los
soviets” habría puesto “provisoriamente en suspenso –en ese contexto de
disolución y quiebra del zarismo y auge revolucionario- el papel rector que durante
tanto tiempo le había asignado en sus escritos y en su práctica política al
partido.” Y más: dice Borón que, “Para Lenin, el tránsito de Febrero hacia la
revolución social requería el protagonismo de los Soviets más que el del
partido.”
Asombran estas afirmaciones, aunque se puede comprender la
intención política. Al exaltar además de manera populista a las masas rusas
movilizadas, despreciando incluso “la luz” que brinda el marxismo (“las tesis
marxistas sobre la composición orgánica del capital o la tendencia decreciente
de la tasa de ganancia”), Borón intenta con todo esto presentarnos un Lenin
“caudillo” (en el peor sentido del término), tratando de emparentarlo con Fidel
Castro: ¡alguien que no tiene nada de “leninista” ni “sovietista”! (¿o acaso
Castro impulsó alguna vez en la isla organismos democráticos de auto-actividad
de las masas?). Borón inventa así un Lenin que, sin ninguna mediación política
(sin organización, sin partido), habría logrado movilizar a las masas rusas por
medio de “una