Manuel C.
Martínez | Paul Sweezy, connotado economista, se hizo
célebre más por schumpeteriano [2]
que por haber asimilado bien el legado y las leyes descubiertas por el
verdadero padre de la Economía Científica, Carlos Marx[3]. La cuestión de la
renta del suelo, excluida por Marx de los costos de producción en el Libro I de
El Capital, Sweezy la señala como una debilidad en el análisis de Marx sin
llegar a entender ni una papa del tránsito económico de lo abstracto a lo
concreto presente en toda la Crítica realizada por Marx con la finalidad de
abrir la luz al entendimiento de tantos especuladores que a la sazón y todavía
reinaban, y siguen haciéndolo, en materia de Economía Política.
El valor de las mercancías, y de eso trata el Libro I de la
citada obra, es tratado limpiamente para evitar impurezas en su análisis,
porque el valor para Marx se contabiliza sólo como horas/hombre de trabajo útil,
como ya lo habían reconocido los clásicos de la Economía Política naciente,
horas/hombre trabajador, decimos, aplicadas a materias primas, con o sin la
ayuda, de herramientas y máquinas. Por tal razón, mal podía Marx cargar la
renta del suelo, la usura[4] y la ganancia comercial al costo de producción de
ninguna mercancía porque ninguna renta es derivada del trabajo personal de su
perceptor. Esas son rentas derivadas de la plusvalía.