Friedrich Engels, 1880 ✆ Hulton Archive | Getty Images |
Juan Mora Rubio |
La obra de Carlos Marx puso en crisis a la filosofía que desde
los lejanos tiempos de Parménides de Elea se había desarrollado. Bastó que
este filósofo encerrado en la perspectiva del siglo xix meditara sobre los
candentes problemas de su tiempo para que la formidable mole de pensamiento,
que veinticinco siglos de esfuerzo humano habían construido, se viniera abajo. Marx consiguió
una transformación crítica de la filosofía y la liquidación de la metafísica.
Contra ésta última logró lo que no habían podido obtener las críticas de los
escépticos, ni el frío cálculo de un hombre que con la meticulosidad de Humeemprendió
la tarea de desmontar desde sus cimientos la metafísica, ni mucho menos la
formidable embestida de Kant en la Crítica de
la razón pura. El trabajo de Marx exigió para la
filosofía del futuro otros presupuestos y métodos más firmes. La obra de Marx puede,
entonces, recusarse o enaltecerse, pero no se puede ignorar porque marca un
límite en el devenir filosófico. Esta acentuada importancia del trabajo del
pensador alemán tiene, por necesidad, que