tag:blogger.com,1999:blog-51875464069842058392024-03-05T03:47:34.713-04:00 — Ñángara MarxEditor: Omar Montilla — Lo mejor de la actualidad sobre Karl Marx y el marxismo en un solo sitioAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comBlogger1443125tag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-77344165769984254182017-10-22T08:03:00.000-04:002017-10-22T10:08:04.169-04:00Marx y la Revolución Francesa: la “poesía del pasado”<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgahxnt1TV2f81Q75aMt8swkVj0dlVNYQcdaeB9D8HMeaChoHGPdz0YHlDR5MSCxucw-OUWrX47tsz_B-tnNxcMoGRBHEOflEbayZQrUe0CZXCR1qWYBMQwm0cj9VIsd9S_gPr4Y6wc4qNz/s1600/%25E2%259C%2586+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="310" data-original-width="600" height="206" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgahxnt1TV2f81Q75aMt8swkVj0dlVNYQcdaeB9D8HMeaChoHGPdz0YHlDR5MSCxucw-OUWrX47tsz_B-tnNxcMoGRBHEOflEbayZQrUe0CZXCR1qWYBMQwm0cj9VIsd9S_gPr4Y6wc4qNz/s400/%25E2%259C%2586+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
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</div>
<div class="titular titular-single">
<b><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>Michael Löwy</i></span></b></div>
<div class="texte">
<i><br /></i>
<i>Mientras que el film de Raoul Peck sobre el joven Marx está en las salas en este momento</i> (*) <i>,
merece la pena interrogarse sobre la relación de Marx con la
revolución, y en particular con la Revolución Francesa. Según Michael
Löwy, Marx quedó literalmente fascinado por la Revolución Francesa, como
otros muchos intelectuales alemanes de su generación; aquella era a sus
ojos, sencillamente, la revolución por excelencia –o más precisamente- </i>“la revolución más gigantesca (“Kolossalste”)” q<i>ue haya conocido la historia”</i><a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn1" name="_ftnref1" title="">[1]</a><i>.</i><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhypmuK3GUOYRHT2x_SPnR_H4MCInqkQvbfLl90Bp8TJGe2lLo3CLJwj9ZjdaV4l92rGfL61srtO675-yCVkCCw7N2dN5RxQHMBlrFzu90N-YhYx5CM332leUcr5Ll1BCU4E2nYXkyu-EAR/s1600/Fran%25C3%25A7ais.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="35" data-original-width="45" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhypmuK3GUOYRHT2x_SPnR_H4MCInqkQvbfLl90Bp8TJGe2lLo3CLJwj9ZjdaV4l92rGfL61srtO675-yCVkCCw7N2dN5RxQHMBlrFzu90N-YhYx5CM332leUcr5Ll1BCU4E2nYXkyu-EAR/s1600/Fran%25C3%25A7ais.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.contretemps.eu/marx-revolution-francaise/" style="font-size: medium; text-align: start;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Français</span></a></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Se sabe que en 1844, había tenido la intención de escribir un libro
sobre la Revolución Francesa, a partir de historia de la Convención.
Desde 1843, había empezado a consultar las obras, a tomar notas, a
despellejar los periódicos y las colecciones. En primer lugar son sobre
todo las obras alemanas, -Karl Friederich Ernst Ludwig y Wilhelm
Wachsmuth- pero a continuación predominaron los libros franceses,
especialmente las memorias del miembro de la C Levasseur, cuyos
extractos llenan varias páginas del cuaderno de notas de Marx redactado
en París en 1844. Además de esos carnets (reproducidospor Maximilien
Rubel en el volumen III de las <i>Obras </i>en la Pléiäde), las referencias citadas en estos artículos o estos libros atestiguan la amplia bibliografía consultada: <em>L’Histoire parlementaire de la Révolution française, </em>de Buchez et Roux,<em> L’Histoire de la Révolution française</em>,
de Louis Blanc, las de Carlyle, Mignet, Thiers, Cabet, los textos de
Camille Desmoulin, Robespierre, Saint-Just, Marat, etc. Se puede
encontrar una relación parcial de esa bibliografía en el artículo de
Jean Bruhat sobre <i>“</i><em>Marx et la Révolution française ”</em>, publicado en los <em>” Annales historiques de la Révolution française ”</em>, en abril-junio de 1966.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;"><a name='more'></a>El triunfo de un nuevo sistema social</span></blockquote>
El proyecto de libro sobre la Convención no se realizó pero se
encuentran, dispersas en sus escritos a lo largo de toda su vida,
múltiples observaciones, análisis, excursiones historiográficas y
esbozos interpretativos sobre la Revolución Francesa. Ese conjunto está
lejos de ser homogéneo: se muestran cambios, reorientaciones, dudas y a
veces contradicciones en su lectura de los acontecimientos. Pero se
pueden desprender también algunas líneas de fuerza que permiten definir
la esencia del fenómeno –y que van a inspirar toda la historiografía
socialista a lo largo de un siglo y medio.</div>
<br />
Esta definición parte, se sabe, de un análisis crítico de los
resultados del proceso revolucionario: desde este punto de vista, se
trata para Marx, sin ninguna sombra de duda, de una revolución burguesa.
Esta idea no era, en si misma, nueva: la novedad de Marx ha sido la de
fusionar la crítica comunista de los límites de la Revolución Francesa
(desde Babeuf y Buonarroti hasta Mosses Hess) con su análisis de clase
por los historiadores de la época de la Restauración (Mignet, Thiers,
Thierry, etc.) y situar el todo en el marco de la historia mundial,
gracias a su método histórico materialista. Resulta de ello una visión
de conjunto, amplia y coherente, del paisaje revolucionario francés, que
hace destacar la lógica profunda de los acontecimientos más allá de los
múltiples detalles de los episodios heroicos o crapulosos, de los
retrocesos y avances. Una visión crítica y desmitificadora que desvela
la victoria de un interés de clase, el interés de la burguesía. Como
señala en un pasaje brillante e irónico de <i>La Santa Familia </i>(1845), que en un rasgo de pluma se apodera del hilo rojo de la historia: <b>“</b>La potencia de este interés fue tal que venció la pluma de un Marat, la guillotina de los hombres del <b>“</b>terror<b>”</b>, la espada de Napoleón, así como el crucifijo y la sangre azul de los Borbones<b><i>”</i></b><a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn2" name="_ftnref2" title="">[2]</a>.<br />
<br />
En realidad, la victoria de esta clase fue, al mismo tiempo, la
llegada de una nueva civilización, de nuevos procesos de producción, de
nuevos valores, no sólo económicos sino también sociales y culturales
–en resumen, de un nuevo modo de vida. Reuniendo en un parágrafo la
significación histórica de las revoluciones de 1848 y 1789 (pero sus
observaciones son más pertinentes para la última que para la primera),
Marx observa, en un artículo de la <i>Nueva Gaceta Renana </i>en 1848: <i>“</i>Ellas
eran el triunfo de la burguesía, pero el triunfo de la burguesía era
entonces el triunfo de un nuevo sistema social, la victoria de la
propiedad burguesa sobre la propiedad feudal, del sentimiento nacional
sobre el provincialismo, de la competencia sobre el corporativismo, del
reparto sobre el mayorazgo, (...) de las luces sobre la superstición, de
la familia sobre el nombre, de la industria sobre la pereza heroica,
del derecho burgués sobre los privilegios medievales.”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn3" name="_ftnref3" title="">[3]</a><br />
<br />
Por supuesto, este análisis marxiano sobre el carácter –en último
análisis- burgués de la Revolución Francesa no era un ejercicio
académico de historiografía: tenía un objetivo político preciso. Tendía,
desmitificando 1789, a mostrar la necesidad de una nueva revolución, la
revolución social –la que denomina, en 1844, <i>“la emancipación humana” </i>(en oposición a la emancipación únicamente política) y, en 1846, como la revolución comunista.<br />
<br />
Una de las características principales que distinguirán esta nueva
revolución de la Revolución Francesa de 1789-1794 será, según Marx, su
“anti-estatismo”, su ruptura con el aparato burocrático alienado del
Estado. Hasta aquí, <i>“</i>todas las revoluciones han perfeccionado
esta máquina en lugar de romperla. Los partidos que lucharán
sucesivamente por el poder consideran la conquista de este inmenso
edificio de Estado como la principal presa del vencedor<i>”.</i><br />
<i><br /></i>
Presentando su análisis en <i>El Dieciocho Brumario, </i>observa -de forma análoga que Tocqueville- que la Revolución Francesa no ha hecho más que <i>“</i>desarrollar
la obra iniciada por la monarquía absoluta: la centralización, (...) la
extensión, los atributos y los ejecutantes del poder gubernamental.
Napoleón acabó de perfeccionar esta maquinaria de Estado<i>”.</i><br />
<i><br /></i>
Sin embargo, durante la monarquía absoluta, la revolución y el Primer
Imperio, ese aparato no ha sido más que un medio para preparar la
dominación de clases de la burguesía, que se ejercerá más directamente
sobre Louis-Philippe y la República de 1848... A fin de dejar lugar para
lo nuevo, la autonomía de lo político durante el Segundo Imperio
-cuando el Estado parece haberse hecho<i> “completamente independiente”. </i>En
otros términos: el aparato estatal sirve a los intereses de clase de la
burguesía sin estar necesariamente bajo su control directo. Según Marx,
no tocar al fundamento de esta máquina parasitaria y alienada es una de
las limitaciones burguesas más decisivas de la Revolución Francesa.<br />
<br />
Como se sabe, esa idea esbozada en 1862 será desarrollada en 1871 en
sus escritos sobre la Comuna -primer ejemplo de revolución proletaria
que rompe el aparato de Estado y acaba con esta <i>“boa constrictor” </i> que <i>“</i>amordaza
el cuerpo social en las mallas universales de su burocracia, de su
policía, de su ejército permanente”. La Revolución Francesa, por su
carácter burgués, no podía emancipar a la sociedad de esa “excrecencia
parasitaria”, de este “alboroto de gusano de Estado”, de ese “enorme
parásito gubernamental<i>”</i><a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn4" name="_ftnref4" title="">[4]</a><b>.</b><br />
<b><br /></b>
Las tentativas recientes de los historiadores revisionistas para
“sobrepasar” el análisis marxiano de la Revolución Francesa conducen
generalmente a una regresión hacia las interpretaciones más antiguas,
liberales o especulativas. Se confirma así la profunda observación de
Sartre: el marxismo es el horizonte insuperable de nuestra época y los
intentos para ir “más allá” de Marx acaban a menudo por caer por abajo
de él. Se puede ilustrar esa paradoja por el enfoque del representante
más talentoso y más inteligente de esa escuela, François Furet, que no
encuentra otros caminos para sobrepasar a Marx que la vuelta a Hegel.
Según Furet, <i>“</i>el idealismo hegeliano se preocupa infinitamente
más de los datos concretos de la historia de Francia del siglo XVIII que
el materialismo de Marx<i>”. </i><br />
<i><br /></i>
¿Cuales son, pues, esos “<i>datos concretos”</i> infinitamente más importantes que las relaciones de producción y la lucha de clases? Se trata del <i>“largo trabajo del espíritu en la historia..” </i>Gracias
a él (el espíritu con una E mayúscula), podemos al fin entender la
verdadera naturaleza de la Revolución Francesa: más que el triunfo de
una clase social, la burguesía, es <i>“</i>la afirmación de la
conciencia de si como voluntad libre, coextensiva con lo universal,
transparente a ella misma, reconciliada con el ser<i>”.</i><br />
<i><br /></i>
Esa lectura hegeliana de los acontecimientos conduce a Furet a la
curiosa conclusión de que la Revolución Francesa ha conducido a un <i>“fracaso”</i>, del que sería necesario buscar la causa en un <i>“error”</i>: querer <i>“</i>deducir
lo político de lo social”.El responsable de este “fracaso” sería, en
último análisis... Jean-Jacques Rousseau. El error de Rousseau y de la
Revolución Francesa se contienen en el intento de afirmar <i>“</i>el antecedente de lo social sobre el Estado<i>”.</i> En revancha, Hegel había entendido perfectamente que <i>“</i>solo a través del Estado, esta forma superior de la historia, la sociedad se organiza según la razón<i>”. </i>Es una interpretación posible de las contradicciones de la Revolución Francesa, ¿pero es ella verdaderamente <i>“</i>infinitamente más concreta<i>”</i> que la esbozada por Marx?<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn5" name="_ftnref5" title="">[5]</a><b>.</b><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">¿Cuál fue el papel de la clase burguesa?</span></blockquote>
Queda por saber en qué medida esta revolución burguesa fue
efectivamente conducida, impulsada y dirigida por la burguesía. En
algunos textos de Marx se encuentran verdaderos himnos a la gloria de la
burguesía revolucionaria francesa de 1789; se trata casi siempre de
escritos que la comparan con su equivalente social al lado del Rin, la
burguesía alemana del siglo XVIII.<br />
<br />
Desde 1844 lamenta la inexistencia en Alemania de una clase burguesa
provista de “esa grandeza de alma que se identifica, aunque no fuese más
que un momento, al alma del pueblo, de este genio que se inspira a la
fuerza material el entusiasmo por la potencia política, de esa osadía
revolucionaria que lanza al aniversario en forma de desafío: no soy nada
y debería ser todo”.<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn6" name="_ftnref6" title="">[6]</a><br />
<br />
En sus artículos escritos durante la revolución de 1848 no cesa de denunciar la <i>“bajeza” </i>y la <i>“traición” </i>de
la burguesía alemana, comparándola con el glorioso paradigma francés:
“La burguesía prusiana no era la burguesía francesa de 1789, la clase
que, frente a los representantes de la antigua sociedad, de la realeza y
de la nobleza, encarnaba ella sola toda la sociedad moderna. Estaba
degradada al rango de una especie de casta (...) inclinada desde el
inicio a traicionar al pueblo y a intentar compromisos con el
representante coronado de la antigua sociedad” <a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn7" name="_ftnref7" title="">[7]</a>.<br />
<b></b><br />
En otro artículo de la <i>Nueva Gaceta Renana</i> (julio de 1848),
examina de forma más detallada ese contraste: “la burguesía francesa de
1789 no abandonará ni un instante a sus aliados, los campesinos. Sabía
que la base de su dominación era la deconstrucción de la feudalidad en
el campo, la creación de una clase campesina libre, poseedora de
tierras. La burguesía de 1848 traicionó sin dudar a los campesinos, que
son sus aliados más naturales, la carne de su carne y sin los que ella
es impotente frente a la nobleza”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn8" name="_ftnref8" title="">[8]</a>.<br />
<br />
Esta celebración de las virtudes revolucionarias de la burguesía
francesa va a inspirar más tarde (sobre todo en el siglo XX) a toda una
visión lineal y mecánica del progreso histórico entre algunas corrientes
marxistas. Hablaremos de ello más adelante.<br />
<br />
Leyendo estos textos, se tiene a veces la impresión de que Marx
exalta a la burguesía revolucionaria de 1789 para estigmatizar mejor a
su “<i>miserable” </i>contrapartida alemana de 1848. Esta impresión es
confirmada por los textos un poco anteriores a 1848, en los que el papel
de la burguesía francesa se presenta mucho menos heroico. Por ejemplo,
en <i>La Ideología Alemana</i> observa que, en relación con la decisión
de los Estados Generales de proclamarse como Asamblea soberana: “La
Asamblea Ncional se vio forzada a hacer ese paso hacia adelante.
empujada por la masa innumerable que tras de sí”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn9" name="_ftnref9" title="">[9]</a>.<br />
<br />
En un artículo de 1847, afirma en relación con la abolición
revolucionaria de los vestigios feudales en 1789-1794: “Timorata y
conciliadora como es, la burguesía no llegó hasta esa tarea ni en varios
decenios. Por consiguiente, la acción sangrante del pueblo solo le ha
preparado los caminos”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn10" name="_ftnref10" title="">[10]</a>.<br />
<br />
Si el análisis marxiano del carácter burgués de revolución es de una
notable colegado y claridad, no se puede decir lo mismo de sus intentos
de interpretar el jacobinismo, el Terror, 1793. Confrontado al misterio
jacobino, Marx duda. Esa duda es visible en las variaciones de un
período a otro, de un texto a otro e incluso a veces en el interior de
un mismo documento... Todas las hipótesis que avanza no son del mismo
interés. Algunas, bastante extremas -y por otra parte mutuamente
contradictorias-, son poco conviencentes. Por ejemplo, en un pasaje de <i>La Ideología Alemana, </i>¡presenta
al Terror como la puesta en práctica del “liberalismo enérgico de la
burguesía”! Sin embargo, algunas páginas antes, Robespierre y Saint-Just
son definidos como los “auténticos representantes de las fuerzas
revolucionairas: la masa ‘innumerable’”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn11" name="_ftnref11" title="">[11]</a>.<br />
<br />
Esta última hipótesis se sugiere otra vez en un pasaje del artículo
contra Karl Heinzen, de 1847: si, “como en 1794, (...) el proletariado
derroca la dominación política de la burguesía”antes que estén dadas las
condiciones políticas de su poder, su victoria “solo será pasajera” y
servirá, en último término, a la misma revolución burguesa<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn12" name="_ftnref12" title="">[12]</a>.
La formulación es indirecta y la referencia a la Revolución Francesa
solo se hace de pasada, a la vista de un debate político actual, pero
resulta sin embargo sorprendente que Marx haya podido considerar los
acontecimientos de 1794 como una “victoria del proletariado”.<br />
<br />
Otras interpretaciones son más pertinentes y pueden ser consideradas como recíprocamente complementarias:<br />
<br />
a) El Terror es un momento de autonomía de lo político que entra en conflicto violento con la sociedad burguesa. El <i>“locus classicus” </i>de esta hipótesis es un pasaje de <i>La Cuestión Judía </i>(1844):
“Evidentemente en las épocas en las que el Estado político como tal
nace violentamente de la sociedad burguesa (...) el Estado puede y debe
ir hasta la supresión de la religión (...) pero únicamente como va hasta
la supresión de la propiedad privada, al máximo, a la confiscación, al
impuesto progresivo, a la supresión de la vida, a la guillotina. (...)
La vida política busca ahogar sus condiciones primordiales, la sociedad
burguesa y sus elementos para erigirse en vía genética verdadera y
absoluta del hombre. Pero ella solo puede alcanzar este fin poniéndose
en contradicción violenta con sus propias condiciones de existencia,
declarando la revolución en estado permanente; también el drama político
se termina necesariamente por la restauración de todos los elementos de
la sociedad burguesa”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn13" name="_ftnref13" title="">[13]</a>.<br />
<br />
El jacobinismo parece bajo este ángulo como un vano intento y
necesariamente abortado de afrontar la sociedad burguesa a partir del
Estado de forma estrictamente política.<br />
<br />
b) Los hombres del Terror –”<i>Robespierre, Saint-Just y su partido</i>”-
han sido victimas de una ilusión: han confundido la antigua república
romana con el Estado representativo moderno. Atrapados en una
contradicción insoluble, han querido sacrificar la sociedad burguesa <i>“a una forma antigua de vida política”</i>. Esta idea, desarrollada en <i>La Santa Familia, </i>implica
como hipótesis anterior, un período histórico de exasperación y de
autonomización de lo político. Conduce a la conclusión, un poco
sorprendente, de que Napoleón es el heredero del jacobinismo; ha
representado “la última batalla del terrorismo revolucionario contra la
sociedad burguesa, proclamada ella también por la revolución, y contra
su política”. Es cierto que “no tenía nada de un terrorista exaltado”;
sin embargo, “consideraba todavía al Estado como un fin en si y a la
sociedad civil únicamente como su tesorero y subalterno, que debía
renunciar a toda voluntad propia. Realizó el terrorismo al reemplazar a
la revolución permanente por la guerra permanente”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn14" name="_ftnref14" title="">[14]</a>.<br />
<br />
Se reencuentra esta tesis en <i>El Dieciocho Brumario</i> (1852),
pero esta vez Marx insiste sobre el engaño de la razón que hace de los
jacobinos (y de Bonaparte) los parteros de esa misma sociedad burguesa a
la que despreciaban:“Camille Desmoulin, Danton, Robespierre,
Saint-Just, Napoleón, los héroes, así como los partidos y la masa
cumplieron en la antigua Revolución Francesa el traje romano, y con la
fraseología romana, la tarea de su época, a saber la liberación y la
instauración de la sociedad burguesa moderna. (...) Una vez establecida
la nueva sociedad, desaparecieron los colosos antediluvianos y, con
ellos, la resucitada Roma: los Brutus, los Gracchus, los Publicola, los
tribunos, los senadores y el mismo César. La sociedad burguesa, en su
sobre-realidad, se había creado sus verdaderos interpretes y portavoces
en la persona de los Say, los Cousin, los Royer-Collard, los Benjamin
Constant y los Guzot”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn15" name="_ftnref15" title="">[15]</a>.<br />
<br />
Robespierre y Napoleón, ¿un mismo combate? La fórmula es discutible.
Se encontraba ya bajo la pluma de liberales tales como Madame de Staël
que describía a Napoleón como un “Robespierre a caballo”.En Marx, en
todo caso, se muestra el rechazo de toda filiación directa entre
jacobinismo y socialismo. Sin embargo, se tiene la impresión que ello
procede menos de una crítica del jacobinismo (como en Daniel Guérin un
siglo más tarde) que de una cierta “idealización” del hombre del
Dieciocho Brumario, considerado por Marx- de acuerdo con una tradición
de la izquierda renana (por ejemplo Heine)- como el continuador de la
Revolución Francesa.<br />
<br />
c) El Terror ha sido un método plebeyo de acabar de forma radical con
los vestigios feudales y en este sentido ha sido funcional para la
llegada de la sociedad burguesa. Esta hipótesis se sugiere en varios
escritos, especialmente el artículo sobre “La burguesía y la
contrarrevolución” de 1848. Analizando el comportamiento de las capas
populares urbanas (“el proletariado y las otras categorías sociales que
no pertenecen a la burguesía”), Marx afirma:“Incluso cuando se oponían a
la burguesía, como por ejemplo de 1793 a 1794 en Francia, solo luchaban
para hacer triunfar los intereses de la burguesía, aunque eso no fuere a
su manera. Todo el Terror en Francia no fue otra cosa que un
métodoplebeyo de acabar con los enemigos de la burguesía, el
absolutismo, el feudalismo y el espíritu pequeño-burgués”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn16" name="_ftnref16" title="">[16]</a>.<br />
<br />
La ventaja evidente de este análisis era la de integrar los
acontecimientos de 1793-1794 en la lógica de conjunto de la Revolución
Francesa -la llegada de la sociedad burguesa. Utilizando el método
dialéctico, Marx muestra que los aspectos “antiburgueses” del Terror
solo han servido, en último término, para asegurar mejor el triunfo
social y político de la burguesía.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">El marxismo y el jacobinismo</span></blockquote>
Los tres aspectos puestos en evidencia por estas tres líneas
interpretativas del jacobinismo –la hipertrofia de lo político en lucha
contra la sociedad burguesa, la ilusión de volver a la República antigua
y el papel de instrumento plebeyo al servicio de los intereses
objetivos de la burguesía- son completamente compatibles y permiten
comprender diferentes facetas de la realidad histórica.<br />
<br />
Sin embargo nos encontramos perplejos por dos aspectos: por una
parte, por la importancia un poco excesiva que atribuye Marx a la
ilusión romana como clave explicativa del comportamiento de los
Jacobinos. Tanto más que una de las exigencias del materialismo
histórico es la de explicar las ideologías y las ilusiones por la
posición y los intereses de las clases sociales… Pero, no hay en Marx (o
en Engels) un intento, ni siquiera aproximativo, de definir la
naturaleza de clase del jacobinismo. No faltan análisis de clases en sus
escritos sobre la Revolución Francesa: se examina el papel de la
aristocracia, del clero, de la burguesía, de los campesinos, de la plebe
urbana e incluso del <i>“proletariado” </i>(concepto un poco anacrónico
en la Francia del siglo XVIII). Pero el jacobinismo permanece
suspendido en el aire, en el cielo de la política “antigua” -o asociado
de forma un poco rápida al conjunto de las clases plebeyas, no
burguesas.<br />
<br />
Si en las obras sobre la revolución de 1848-1852 Marx no duda en calificar a los herederos modernos de la Montagne como <i>“demócratas pequeño-burgueses”, </i>es
muy raro que extienda esa definición social a los Jacobinos de 1793.
Uno de los únicos pasajes donde ello se sugiere se encuentra en la
circular de marzo de 1850 a la Liga de los Comunistas. “De la misma
forma que en la primera Revolución Francesa, los pequeño-burgueses
dieron las tierras feudales a los campesinos como libre propiedad, es
decir que quisieron (…) favorecer a una clase campesina pequeño-burguesa
para que cumpliese el mismo ciclo de pauperización y de endeudamiento
en el que está actualmente encerrado el campesino francés”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn17" name="_ftnref17" title="">[17]</a>.<br />
<br />
Pero se trata de nuevo de una observación “de pasada”, en la que los
jacobinos no son ni explícitamente designados. Es un hecho curioso, pero
hay muy pocos elementos en Marx (o Engels) para un análisis de clase de
las contradicciones del jacobinismo –como por ejemplo la de Daniel
Guérin, según la cual el partido jacobino era “a la vez pequeño-burgués
en la cabeza y popular en la base”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn18" name="_ftnref18" title="">[18]</a>.<br />
<br />
En todo caso, una cosa está clara: a sus ojos, 1793 no era de ninguna
forma un paradigma para la futura revolución proletaria. Cualquiera que
fuese su admiración por la grandeza histórica y la energía
revolucionaria de un Robespierre o de un Saint-Just, el jacobinismo es
expresamente rechazado como modelo o fuente de inspiración de la praxis
revolucionaria socialista. Ello aparece desde los primeros textos
comunistas de 1844, que oponen la emancipación social a los callejones
sin salida e ilusiones del voluntarismo político de los hombres del
terror.<br />
<br />
Pero es en el curso de los años 1848-1852, en los escritos sobre
Francia, cuando Marx va a denunciar, con la mayor insistencia, la
“superstición tradicional en 1793”, a los “pedantes de la vieja
tradición de 1793”, las “ilusiones de los republicanos de la tradición
de 1793”, y todos los que “quedan fascinados con el opio de los
sentimientos y de las fórmulas patrióticas de 1793”. Razonamientos que
le conducen a la célebre conclusión formulada en El Dieciocho Brumario:
“La revolución social del siglo XIX no puede sacar su poesía del pasado,
sino únicamente del futuro. No puede comenzar con ella misma antes de
haber liquidado completamente toda superstición respecto al pasado”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn19" name="_ftnref19" title="">[19]</a>.<br />
<br />
Esta es una afirmación muy discutible –la Comuna de 1793 ha inspirado
a la de 1871 y ésta, a su vez, ha alimentado Octubre de 1917-, pero
ella manifiesta la hostilidad de Marx a todo resurgimiento del
jacobinismo en el movimiento proletario.<br />
<br />
Ello no significa de ninguna forma que Marx no perciba, en el seno de
la Revolución Francesa, los personajes, los grupos y los movimientos
precursores del socialismo. En un pasaje muy conocido de <i>La Santa Familia,</i>
analiza rápidamente a los principales precursores de esta tendencia:
“El movimiento revolucionario que empezó en 1789 en el círculo social,
que, en medio de su carrera, tuvo como principales representantes a
Leclerc y Roux y acabó por sucumbir provisionalmente con la conspiración
de Babeuf, había hecho germinar la idea comunista que el amigo de
Babeuf, Buonarroti, reintrodujo en Francia después de la revolución de
1830. Esta idea, desarrollada consecuentemente, es la idea del nuevo
estado del mundo”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn20" name="_ftnref20" title="">[20]</a>.<br />
<br />
Curiosamente, Marx no parece interesarse más que en la idea
comunista, y no presta mucha atención al movimiento social, a la lucha
de clases en el interior del Tercer Estado. Por otra parte, no se
ocupará más, en sus escritos posteriores, de esos <i>“gérmenes comunistas” </i>de
la Revolución Francesa (con excepción de Babeuf) y no intentará nunca
estudiar los enfrentamientos de clases entre burgueses y “brazos
desnudos” en el curso de la revolución. En el viejo Engels (en 1889), se
encuentran algunas referencias rápidas al conflicto entre la Comuna
(Hébert, Chaumette) y el Comité de Salud Pública (Robespierre), pero no
es cuestión de la corriente “rabiosa” representada por Jacques Roux<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn21" name="_ftnref21" title="">[21]</a><i>.</i><br />
<i><br /></i>
Entre esas figuras de precursores, Babeuf es pues el único que parece
realmente importante a los ojos de Marx y de Engels, que se refieren a
él en varias ocasiones. Por ejemplo, en el artículo contra Heinzen
(1847), Marx observa: “La primera aparición de un partido comunista
realmente activo se encuentra en el marco de la revolución burguesa, en
el momento en el que la monarquía constitucional es suprimida. Los
republicanos más consecuentes, en Inglaterra los Niveladores, en Francia
Babeuf, Buonarroti, son los primeros en proclamar estas cuestiones
sociales. La conspiración de Babeuf, descrita por su amigo y compañero
Buonarroti, muestra como estos republicanos han extraído del movimiento
de la historia la idea de que eliminando la cuestión social de la
monarquía o la república, todavía no se resolvía la menor cuestión
social en el sentido del proletariado<i>”.</i><br />
<i><br /></i>
Por otra parte, la frase, en el Manifiesto Comunista, que describe
“los primeros intentos del proletariado para imponer directamente su
propio poder de clase -intentos que han tenido lugar “en el período de
derrocamiento de la sociedad feudal”- se refiere también a Babeuf <a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn22" name="_ftnref22" title="">[22]</a>
(explícitamente mencionado en este contexto). Este interés es
comprensible, en la medida en que varias corrientes comunistas en la
Francia de antes de 1848 estuvieron más o menos directamente inspiradas
por el babuvismo. Pero la cuestión de los movimientos “sans-culottes”
(populares) anti-burgueses –y más avanzados que los jacobinos- de los
años 1793-1794 fue poco abordada por Marx (o Engels).<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">¿Una revolución permanente?</span></blockquote>
¿Se puede decir en estas condiciones que Marx percibió, en la
Revolución Francesa, no solo la revolución burguesa sino también una
dinámica de revolución permanente, en embrión de revolución “proletaria”
que desbordaría el marco estrictamente burgués? Si y no...<br />
<br />
Es cierto, como hemos visto más arriba, que Marx utiliza en 1843-1844
el término “revolución permanente” para designar la política del
Terror. Daniel Guérin interpreta esta fórmula en el sentido de su propia
interpretación de la Revolución Francesa: “Marx empleó la expresión de
revolución permanente en relación con la Revolución Francesa. Mostró que
el movimiento revolucionario de 1793 intentó (durante un momento)
sobrepasar los límites de la revolución burguesa” <a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn23" name="_ftnref23" title="">[23]</a>.<br />
<br />
Sin embargo, el sentido de la expresión de Marx (en <i>La Cuestión Judía</i>)
no es del todo idéntico al que le atribuye Guérin: la “revolución
permanente” no designa en ese momento a un movimiento social,
semi-proletario, que intenta desarrollar la lucha de clases contra la
burguesía -desbordando el poder jacobino-, sino una vana tentativa de la
“vida política” (encarnada por los jacobinos) para emanciparse de la
sociedad civil/burguesa y suprimir a ésta por la guillotina. La
comparación que esboza Marx un año más tarde (<i>La Santa Familia</i>)
entre Robespierre y Napoleón, atribuyendo a este último “realizar el
Terror reemplazando la revolución permanente por la guerra permanente”,
ilustra bien la distancia entre esta fórmula y la idea de un germen de
revolución proletaria.<br />
<br />
El otro ejemplo que da Guérin en el mismo parágrafo es un artículo de
1849 en el que Engels indica la “revolución permanente” como uno de los
rasgos característicos del “glorioso año 1793”. Sin embargo, en ese
artículo, Engels cita como ejemplo contemporáneo de esa “revolución
permanente” el levantamiento nacional-popular húngaro de 1848 dirigido
por Lajos Kossuth, “que era para su nación Danton y Carnot en una sola
persona”. Es evidente que para Engels ese término era simplemente
sinónimo de movilización revolucionaria del pueblo y no tenía de ninguna
forma el sentido de una transcrecimiento socialista de la revolución<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn24" name="_ftnref24" title="">[24]</a>.<br />
<br />
Estas observaciones no tienen por objetivo criticar a Daniel Guérin,
sino al contrario, a poner de relieve la profunda originalidad de su
análisis: no ha desarrollado simplemente las indicaciones ya presentes
en Marx y Engels, sino que ha formulado, utilizando el método marxista,
una nueva interpretación, que pone en evidencia la dinámica “<i>permanentista</i>” del movimiento revolucionario de los “<i>brazos desnudos</i>” en 1793-1794.<br />
<br />
Dicho esto no hay duda que la expresión “revolución permanente” está
estrechamente asociada, en Marx (y Engels), a los recuerdos de la
Revolución Francesa. Esta ligazón se sitúa a tres niveles:<br />
<br />
-El origen inmediato de la fórmula remite probablemente al hecho de
que los clubs revolucionarios se declaraban frecuentemente como asamblea
“en permanencia”. Esta expresión aparece por otra parte en uno de los
libros alemanes sobre la revolución que Marx había leído en 1843-1844<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn25" name="_ftnref25" title="">[25]</a>.<br />
<br />
-La expresión implica también la idea de un avance ininterrumpido de
la revolución, de la monarquía a la constitucional, de la república
girondina a la jacobina, etc.<br />
<br />
-En el contexto de los artículos de 1843-1844, sugiere una tendencia
de la revolución política (en su forma jacobina) a convertirse en un fin
en si y a entrar en conflicto con la sociedad civil/burguesa.<br />
<br />
En revancha, la idea de revolución permanente en sentido fuerte -el
del marxismo revolucionario del siglo XX- aparece en Marx por primera
vez en 1844, en relación con Alemania. En el artículo <i>Contribuciones a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel,</i>
constata la incapacidad de la burguesía alemana de cumplir su papel
revolucionario: en el momento en que se pone en lucha contra la realeza y
la nobleza, <i>“el proletariado está ya comprometido en el combate
contra el burgués. Apenas la clase media osa concebir, desde su punto de
vista, el pensamiento de su emancipación, que ya la evolución de las
condiciones sociales y el progreso de la teoría política declaran
caducado ese punto de vista, o al menos problemático”.</i><br />
<i><br /></i>
Se deduce que en Alemania, “eso no es la revolución radical, la
emancipación universalmente humana que es (...) un sueño utópico; es más
bien la revolución parcial, la revolución puramente política, la
revolución que deja subsistir los pilares de la casa”. En otros
términos: “En Francia, la emancipación parcial es el fundamento de la
emancipación universal. En Alemania, la emancipación universal es la
condición sine qua non de toda emancipación parcial”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn26" name="_ftnref26" title="">[26]</a>.<br />
<br />
Es pues en oposición al modelo “puramente político”, “parcial”, de la
Revolución Francesa que se esboza, en un lenguaje todavía filosófico la
idea de que la revolución socialista deberá, en algunos países, cumplir
las tareas históricas de la revolución democrático-burguesa. Es solo en marzo de 1850, en la circular a la Liga de los Comunistas,
que Marx y Engels van a fusionar la expresión francesa con la idea
alemana, la fórmula inspirada por la revolución de 1789-1794 con la
perspectiva de un transcrecimiento proletario de la revolución
democrática (alemana): “Mientras que los pequeño-burgueses democráticos
quieren terminar rápidamente la revolución (...) es nuestro interés y
nuestro deber de hacer la revolución permanente, hasta que todas las
clases más o menos poseedoras hayan sido expulsadas del poder, que el
proletariado haya conquistado el poder público en los principales países
del mundo y concentrado en sus manos las fuerzas productivas decisivas”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn27" name="_ftnref27" title="">[27]</a>.<br />
<br />
Es en este documento en el que la expresión <b><i>“revolución permanente</i>”</b>
gana por primera vez el sentido que tendrá a continuación en el curso
del siglo XX (especialmente en Trotski). En su nueva concepción, la
fórmula guarda de su origen y del contexto histórico de la Revolución
Francesa sobre todo el segundo aspecto citado: la idea de una
progresión, de una radicalización y una profundización ininterrumpidas
de la revolución. Se reencuentra también el aspecto de la confrontación
con la sociedad civil/burguesa, pero contrariamente al aspecto jacobino
de 1793 ella ya no es la obra terrorista (necesariamente destinada al
fracaso) de la esfera política en tanto que tal -que intenta en vano
atacar a la propiedad privada por la guillotina)- sino desde la misma
sociedad civil, bajo la forma de revolución social (proletaria).<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">¿Qué legado?</span></blockquote>
¿Cuál es pues el legado de la Revolución Francesa para el marxismo
del siglo XX? Como hemos visto, Marx pensaba que el proletariado
socialista debía desembarazarse del pasado revolucionario del siglo
XVIII. La tradición revolucionaria le parece un resultado esencialmente
negativo: “La tradición de todas la generaciones muertas pesa como una
pesadilla sobre el cerebro de los vivos. E incluso cuando parecen
ocupados en transformarse, ellos y las cosas, para crear alguna cosa
completamente nueva, es precisamente en estas épocas de crisis
revolucionarias que ellos llaman temerosamente a los espíritus del
pasado para su rescate, que les prestan sus nombres, sus consignas, sus
vestidos. (...) Las revoluciones anteriores tenían necesidad de
reminiscencias históricas para disimularse a ellas mismas su propio
contenido. La revolución del siglo XIX debe dejar a los muertos enterrar
a sus muertos para realizar su propio objeto”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn28" name="_ftnref28" title="">[28]</a>.<br />
<br />
Por supuesto, esta observación se sitúa en un contexto preciso, el de una polémica de Marx contra la “caricatura de Montagne<i>” </i>de los años 1848-1852, pero presenta también un objetivo más general. Me parece que Marx tiene a la vez razón y se equivoca...<br />
<br />
Tiene razón, en la medida en que los marxistas han querido a menudo
inspirarse, en el curso del siglo XX, en el paradigma de la Revolución
Francesa, con resultados bastante negativos. Es el caso, en primer
lugar, del marxismo ruso, en sus dos grandes ramas:<br />
<br />
Plejanov y los mencheviques -que creían que la burguesía democrática
rusa iba a desempeñar en la lucha contra el zarismo el mismo papel
revolucionario que la burguesía francesa desempeñó (según Marx) en la
revolución de 1780. A partir de ese momento, el concepto de “burguesía
revolucionaria<i>” </i>entró en el vocabulario de los marxistas y se
convirtió en un elemento clave en la elaboración de las estrategias
políticas -ignorando la advertencia de Marx, en relación con Alemania
(pero con indicaciones más generales): las clases burguesas que llegan
demasiado tarde (es decir, que se encuentran ya amenazadas por el
proletariado) no podrán tener una práctica revolucionaria consecuente.<br />
<br />
Por supuesto, gracias al estalinismo el dogma de la burguesía
democrático-revolucionaria (o nacional) y la idea de una repetición -en
las nuevas condiciones- del paradigma de 1789 han sido componentes
esenciales de la ideología del movimiento comunista en los países
coloniales, semi-coloniales y dependientes, desde 1926, con nefastas
consecuencias para las clases dominadas.<br />
<br />
Lenin y los bolcheviques no tenían ilusiones sobre la burguesía
liberal rusa, pero adoptaron, sobre todo antes de 1905, el jacobinismo
como modelo político. De ahí resultaba una concepción frecuentemente
autoritaria del partido, de la revolución y del poder revolucionario...
Rosa Luxemburgo y León Trotski van a criticar –especialmente durante los
años 1903-1905- ese paradigma jacobino, insistiendo sobre la diferencia
esencial entre el espíritu, los métodos, las prácticas y las formas de
organización marxistas y las de Robespierre y sus compañeros. Se puede
considerar al <i>Estado y la Revolución, </i>de Lenin, como una superación de ese modelo jacobino.<br />
<br />
Tratar a Stalin y a sus acólitos de herederos del jacobinismo sería
demasiado injusto para los revolucionarios de 1793, y comparar el Terror
del Comité de Salud Pública con el del GPU de los años 1930 es una
absurdidad histórica evidente. En revancha, se puede observar la
presencia de un elemento jacobino en un marxista tan sutil e innovador
como Antonio Gramsci. Mientras que, en sus artículos de 1919 para <i>Ordine Nuovo, </i>proclamaba
que el partido proletario no debe ser “un partido que se sirve de la
masa para intentar una imitación heroica de los jacobinos franceses”,en
sus<i> Cuadernos de Prisión </i>de los años 1930 se encuentra una visión
bastante autoritaria del partido de vanguardia, presentado
explícitamente como el heredero legítimo de la tradición de Maquiavelo y
de los jacobinos<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn29" name="_ftnref29" title="">[29]</a>.<br />
<br />
A otro nivel me parece sin embargo que Marx se equivocaba al negar
todo valor (para el combate socialista) a la tradición revolucionaria de
1789-1794. Su propio pensamiento es un excelente ejemplo de ello: la
idea misma de revolución en sus escritos (y en los de Engels), como
movimiento insurreccional de las clases dominadas que derroca un Estado
opresor y un orden social injusto estuvo en muy amplia medida inspirada
por esa tradición... De una forma más general, la gran Revolución
Francesa forma parte de la memoria colectiva del pueblo trabajador -en
Francia, en Europa y en el mundo entero- y constituye una de las fuentes
vitales del pensamiento socialista, en todas sus variantes (comunismo y
anarquismo incluidos). Contrariamente a lo que escribió Marx en <i>El Dieciocho Brumario, </i>sin “poesía del pasado<i>” </i>no hay sueño de futuro...<br />
<br />
En una cierta medida, el legado de la Revolución Francesa permanece,
todavía hoy, vivo y actual, activo. Guarda alguna cosa de inacabada...
Contiene una promesa todavía no realizada. Es el comienzo de un proceso
que todavía no ha terminado. La mejor prueba la constituyen los intentos
persistentes e insistentes de poner fin, una vez por todas, oficial y
definitivamente, a la Revolución Francesa. Napoleón ha sido el primero
en decretar, el Dieciocho Brumario, que la revolución había finalizado.
Otros se han entregado, en el curso de los siglos, a este tipo de
ejercicios, retomados hoy con un bello aplomo por François Furet. Sin
embargo, ¿quién tendría en nuestros días la descabellada idea de
declarar “terminada” la revolución inglesa de 1648? ¿O la revolución
americana de 1788? ¿O la revolución de 1830? Si se obstinan de tal forma
sobre la de 1789-1794 es porque es porque ella continúa manifestando
sus efectos en el campo político y en la vida cultural, en el imaginario
social y en las luchas ideológicas (en Francia y en otras partes).<br />
<br />
¿Cuáles son los aspectos de este legado más dignos de interés?
¿Cuáles son los espíritus del pasado (Marx) que merecen ser evocados
doscientos años después? ¿Cuáles son los elementos de la tradición
revolucionaria de 1789-1794 que manifiestan más profundamente esa no
finalización? Se podrían mencionar al menos cuatro, entre los más
importantes:<br />
<br />
1. La Revolución Francesa ha sido un momento privilegiado en la
constitución del pueblo oprimido -la masa innumerable (Marx) de los
explotados- como sujeto histórico, como actor de su propia liberación.
En este sentido ella ha sido un paso gigantesco en lo que Ernst Bloch
llama la “puesta en pie de la Humanidad” –un proceso histórico que
todavía está lejos de finalizar... Por supuesto, se encuentran
precedentes en los movimientos anteriores (la Guerra de los Campesinos
del siglo XVI, la revolución inglesa del siglo XVII), pero ninguno
alcanza la claridad, la fuerza política y moral, la vocación universal y
osadía espiritual de la revolución de 1789-1794 -hasta esa época la más
colosal (Marx) de todas ellas.<br />
<br />
2. En el curso de la Revolución Francesa han aparecido movimientos
sociales cuyas aspiraciones sobrepasaban los límites burgueses del
proceso iniciado en 1789. Las principales fuerzas de ese movimiento –los
<i>“</i>brazos desnudos”, las mujeres republicanas, los <i>“</i>rabiosos”,
los Iguales y sus portavoces (Jacques Roux, Leclerc, etc.) han sido
vencidas, aplastadas, guillotinadas. Su memoria -sistemáticamente
borrada de la historia oficial- forma parte de la tradición de los
oprimidos de la que hablaba Walter Benjamin, la tradición de los
antepasados martirizados que alimenta el combate de hoy. Los trabajos de
Daniel Guérin y Maurice Dommanget -dos marginales exteriores a la
historiografía universitaria- han salvado del olvido a los “brazos
desnudos” y los “rabiosos”, mientras que las investigaciones más
recientes descubren poco a poco toda la riqueza de la “mitad escondida”
del pueblo revolucionario: las mujeres.<br />
<br />
3. La Revolución Francesa ha hecho germinar las ideas de un “nuevo
estado del mundo”, las ideas comunistas (el “círculo social”, Babeuf,
Sylvain Maréchal, François Bossel, etc.) y feministas (Olympe de Gouges,
Théroigne de Méricourt). La explosión revolucionaria liberó sueños,
imágenes de deseo y exigencias sociales radicales. En este sentido
también es portadora de un futuro que permanece abierto e inacabado.<br />
<br />
4. Los ideales de la Revolución Francesa -Libertad, Igualdad,
Fraternidad, los Derechos del Hombre (especialmente en su versión de
1793), la soberanía del pueblo- contienen un <i>“añadido utópico”</i>
(Ernst Bloch) que desborda el uso que ha hecho de los mismos la
burguesía. Su realización efectiva exige la abolición del orden burgués.
Como señala con fuerza visionaria Ernst Bloch,“libertad, igualdad,
fraternidad, forman también parte de los compromisos que no fueron
cumplidos, no están todavía resueltos, apagados”. Poseen “esa promesa y
ese contenido utópico concreto de una promesa” que no será realizada más
que por la revolución socialista y por la sociedad sin clases. En una
palabra: “libertad, igualdad, fraternidad -la ortopedia tal como se ha
intentado, de la marcha de pies, del orgullo humano- reenvía mucho más
allá del horizonte burgués”<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftn30" name="_ftnref30" title="">[30]</a>.<br />
<br />
Conclusión y moral de la Historia (con una H mayúscula): la
Revolución Francesa de 1789-1794 solo ha sido un comienzo. El combate
continúa.<br />
<br />
Este texto ha sido publicado en la obra colectiva <i>Permanence(s) de la Révolution, </i>París, Éditions la Brèche, 1989. La transcripción y los antetítulos han sido realizados por el sitio <span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>Avanti4.be.</i></span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">Notas</span></blockquote>
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref1" name="_ftn1" title="">[1]</a> K. Marx,”Die Deutsche Ideologie”, 1846, Berlin, Dietz Verlag, 1960, p. 92.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref2" name="_ftn2" title="">[2]</a> K. Marx, “Die Heilige Familie”, 1845, Berlin, Dietz Verlag, 1953, p. 196.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref3" name="_ftn3" title="">[3]</a>
K. Marx, “La bourgeoisie et la contre-révolution”, 1848, en Marx et
Engels,”Sur la Révolution française” (SRF), Messidor, 1985, p. 121.
Además de ese compendio, preparado para las Editions Sociales por Claude
Mainfroy, existe otro, que contiene únicamente los escritos de Marx
(con una amplia introducción de F. Furet) reunidos por Lucien Calviez :
“Marx et la Révolution française” (MRF), Flammarion, 1986. Los dos
compendios son incompletos. Utilizo tanto el uno como el otro, y a veces
el original alemán (especialmene para los textos que no figuran en
ninguno de los compendios).<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref4" name="_ftn4" title="">[4]</a>
K. Marx, “El Dieciocho Brumario”, citado en SRF, p. 148 ; – Id., “ La
Guerrea Civil en Francia” (primero y segundo ensayo de redacción),
citado en SRF, p. 187-192.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref5" name="_ftn5" title="">[5]</a>
F. Furet, “Marx et la Révolution française “, Flammarion, 1986, p.
81-84. Cf. p. 83 : ”Pero para afirmar la universalidad abstracta de la
libertad, la Revolución ha debido proceder por una escisión entre
sociedad civil y Estado, deduciendo, por así decir, lo político de lo
social. Eso es su error, su fracaso, al mismo que el de las teorías del
contrato, y especialmente de Rousseau.”<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref6" name="_ftn6" title="">[6]</a> K. Marx, “Introduction à la Contribution à la Critique de la Philosophie du Droit de Hegel”, 1944, NRF, p. 152.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref7" name="_ftn7" title="">[7]</a>
K. Marx, “ La bourgeoisie et la contre-révolution “, 1848, dans Marx et
Engels, “ Sur la Révolution française” (SRF), Messidor, 1985, p. 123.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref8" name="_ftn8" title="">[8]</a> K. Marx, “ Projet de Loi sur l’abrogation des charges féodales”, 1848, SRF, p. 107.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref9" name="_ftn9" title="">[9]</a> K. Marx, “L’Idéologie allemande”, citado en NRF p. 187.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref10" name="_ftn10" title="">[10]</a> K. Marx, “La critique moralisante et la morale critique (contre Karl Heinzen)”, NRF p. 207.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref11" name="_ftn11" title="">[11]</a>K. Marx, “L’Idéologie allemande”, cité dans NRF p. 184 et 181.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref12" name="_ftn12" title="">[12]</a> K. Marx, “La critique moralisante et la morale critique (contre Karl Heinzen”, SRF p. 90.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref13" name="_ftn13" title="">[13]</a> K. Marx, “La Question Juive“, 1844, <em>Oeuvres Philosophiques</em>,
Costes, 1934, p. 180-181. Volveré más abajo sobre el sentido que sería
necesario atribuir en este contexto a la expresión “revolución en estado
permanente”.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref14" name="_ftn14" title="">[14]</a> K. Marx, “La Sainte-Famille”, 185, citado en NRF, p. 170-171.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref15" name="_ftn15" title="">[15]</a> K. Marx, “Le Dix-Huit Brumaire de Louis Bonaparte”, 1852, citado en SRF p. 145-146.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref16" name="_ftn16" title="">[16]</a>
K. Marx, “La bourgeoisie et la contre-révolution”, 1848, en Marx y
Engels, “Sur la Révolution française”, (SRF), Messidor, 1985, p. 121.
Cf. también el artículo contra Karl Heinzen de 1847 : “Asestando
violentos golpes de masa, el Terror no debía servir pues en Francia más
que a hacer desaparecer del territorio francés, como por encanto, las
ruinas feudales. A la burguesía timorata y conciliadora no le fue
suficiente con varios decenios para cumplir esa tarea.” (SRF, p. 90).<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref17" name="_ftn17" title="">[17]</a> K. Marx et F. Engels, “Adresse de l’autorité centrale à la Ligue des Communistes”, marzo de 1850, citado en SRF, p. 137 et 138.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref18" name="_ftn18" title="">[18]</a> Daniel Guérin, “La lutte de classes sous la Première République”, Gallimard, 1946, p. 12.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref19" name="_ftn19" title="">[19]</a> Cf. SRF p. 103, 115,118; -NRF, p. 238,247.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref20" name="_ftn20" title="">[20]</a> Citado en SRF p.62.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref21" name="_ftn21" title="">[21]</a> Carta de Engels a Karl Kautsky, 20 de febrero de 1889, citado en SRF p. 245-246.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref22" name="_ftn22" title="">[22]</a>
K. Marx, ”La critique moralisante et la morale critique (contre Karl
Heinzen)”, citado en SRF p. 91 y el pasaje del “Manifiesto” se encuentra
en NRF p. 215.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref23" name="_ftn23" title="">[23]</a> Daniel Guérin, “La lutte de classes sous la Première République”, Gallimard, 1946, p. 7.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref24" name="_ftn24" title="">[24]</a> Ibid. Cf. Engels, “Der Magyarische Kampf”, Marx-Engels Werke, Dietz Verlag, Berlín 1961, Tomo 6, p. 166.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref25" name="_ftn25" title="">[25]</a>
Cf. W. Wachsmuth, “Geschichte Frankreichs im Revolutionalter”,
Hamburgo, 1842, Vol. 2, p. 341 : “Von den Jakobineren ging die nachricht
ein, dass sie in Permanenz erklärt hatten”.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref26" name="_ftn26" title="">[26]</a> K. Marx, “Contribution à la Critique de la Philosophie du Droit de Hegel”, 1944, citado en NRF, p. 151-153.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref27" name="_ftn27" title="">[27]</a>
K. Marx et F. Engels, “Adresse de l’autorité centrale à la Ligue des
Communistes”, marzo de 1850, “Karl Marx devant les jurés de Cologne “,
Costes 1939, p. 238.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref28" name="_ftn28" title=""><b>[28]</b></a>K. Marx et F. Engels, “Adresse de l’autorité centrale à la Ligue des Communistes”, marzo de 1850, citado en SRF, p. 137 et 138.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref29" name="_ftn29" title="">[29]</a>A.
Gramsci, “Ordine Nuovo”, Einaudi, Turin, 1954, p. 139-140 ; – “Note sul
Machiaveli, sul la politica e sul lo stato moderno” , Einaudi, Turin,
1955, p. 6 à 8, 18, 26.<br />
<a href="https://vientosur.info/spip.php?article13124#_ftnref30" name="_ftn30" title="">[30]</a> “Ernst Bloch,”Droit naturel et dignité humaine”, Payot, 1976, p. 178-179.<br />
(*) (Ver, por ejemplo, <a href="https://www.elconfidencial.com/cultura/2017-02-13/karl-marx-berlinale-pelicula_1330238/">https://www.elconfidencial.com/cultura/2017-02-13/karl-marx-berlinale-pelicula_1330238/</a>, ndr)</div>
<div class="texte">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcUI1jZ6kzJmXz6GiZkMHrgmuQOorMoXJfiBSQWmucWYgWeF8MvJo2DcWzSJGvcRKUWEbXAuVz1Y6YbTPck5SHmeoidVfY6rwVoxSNioHYDllEDbaFoKvTjFXj4-dhZNhpi2L9_85PGa9L/s1600/Viento+Sur.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcUI1jZ6kzJmXz6GiZkMHrgmuQOorMoXJfiBSQWmucWYgWeF8MvJo2DcWzSJGvcRKUWEbXAuVz1Y6YbTPck5SHmeoidVfY6rwVoxSNioHYDllEDbaFoKvTjFXj4-dhZNhpi2L9_85PGa9L/s1600/Viento+Sur.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: 17.3333px; text-align: start;"><a href="https://vientosur.info/">https://vientosur.info</a>/</i></td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div class="texte">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_mFDApo8qaOk8ohg6aAPmayTuO736VA3ne66MlHJvxBnUuUy6Yh1pHdATotkFaTefDO2f3gp2nZB0aSBl1tFAhm8YOPd6dqYyNGP9pKM2jwlKrrX_P2c2-A7rNUE-8iI12Ph7ov8uxMIs/s1600/Contretemps.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_mFDApo8qaOk8ohg6aAPmayTuO736VA3ne66MlHJvxBnUuUy6Yh1pHdATotkFaTefDO2f3gp2nZB0aSBl1tFAhm8YOPd6dqYyNGP9pKM2jwlKrrX_P2c2-A7rNUE-8iI12Ph7ov8uxMIs/s1600/Contretemps.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><a href="https://www.contretemps.eu/">https://www.contretemps.eu/</a></i></td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div class="texte">
<br /></div>
<div class="texte">
<br /></div>
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<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-55531669702750722412017-10-20T16:59:00.001-04:002017-10-20T16:59:58.924-04:00La transición de Marx hacia el dinero sin valor intrínseco en El Capital, Capítulo 3<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglGVD_Tt2OA7RLesbp8HLjaCMGj7UnHqHXO_mkUA_ba4UYEGcyXh_tbQ3dWVK0rvpRzRgokcZpKhanDTfTnwaIS2BlxL1-XFUtq4Vmr_zxUwD_iQOzRN6Rcda_mn_j0aEY3W8bVKbb9XPV/s1600/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="466" data-original-width="620" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglGVD_Tt2OA7RLesbp8HLjaCMGj7UnHqHXO_mkUA_ba4UYEGcyXh_tbQ3dWVK0rvpRzRgokcZpKhanDTfTnwaIS2BlxL1-XFUtq4Vmr_zxUwD_iQOzRN6Rcda_mn_j0aEY3W8bVKbb9XPV/s320/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 3.6pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 4.8pt; mso-outline-level: 2;">
<b><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><i>Martha Campbell</i></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 3.6pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 4.8pt; mso-outline-level: 2;">
<b><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><i><br /></i></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">En el capítulo 3 de <i>El Capital</i>, Tomo 1,
Marx sentó las bases para el dinero sin valor intrínseco. El dinero tiene una
expresión de valor, la lista de precios de mercancías leída al revés debido a
su lugar como forma de equivalente universal. La explicación de Marx del dinero
como medio de circulación y atesoramiento establece que esta expresión –la tasa
de cambio entre el dinero y el valor de las mercancías– se mantiene si el
dinero tiene valor intrínseco o no. Con esto, la expresión del ‘valor’ del
dinero es suficiente para que el dinero exprese el valor de las mercancías y
que por ello funcione como medida de valor, sin importar si el valor del dinero
es real o imaginario. Esta interpretación se deriva de la <i>Teoría
Marxista de la moneda</i> de S. De Brunhoff.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;">Introducción</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">La teoría del dinero de Marx llama la atención
porque sostiene que explica qué es el dinero y porqué es necesario. No
obstante, pareciera que la teoría estuviera viciada por el supuesto de que el
dinero es una mercancía, el oro. En el mejor de los casos Foley dice que “desorienta”
porque significaría que la teoría monetaria de Marx “no corresponde con las
realidades histórica e institucional del capitalismo”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref1"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn1" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[1]</span></a> Numerosos
académicos han tratado con el problema que desencadena, argumentado que los
elementos cruciales de la teoría monetaria de Marx no dependen de que el dinero
sea una mercancía, que las ideas más relevantes de la teoría (variadas según la
concepción de los diferentes académicos) pueden separarse del supuesto
frecuente de Marx.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref2"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn2" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[2]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"></span></div>
<a name='more'></a><span style="font-family: inherit;">En este artículo yo argumento, contrario a otros,
que Marx mismo muestra que el dinero no necesita ser una mercancía aun cuando
continúe con el supuesto a lo largo de <i>El Capital</i>, Tomo I.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref3"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn3" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[3]</span></a> Además, él
muestra esto temprano en <i>El Capital</i>, desde el Capítulo 3. Como
argumentaré, la explicación de las funciones del dinero en el Capítulo 3
establece que la expresión de valor del dinero, la contraparte del precio de
una mercancía ordinaria es suficiente para que el dinero exprese el valor de
las mercancías ordinarias. Esto provee la base para una reconsideración del
dinero como dinero-crédito –que Marx sabe muy bien es el dinero del
capitalismo– en <i>El Capital</i>, Tomo III (o lo hubiera sido si el tomo
hubiera sido revisado).<o:p></o:p></span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">La inspiración de este argumento proviene de
la <i>Teoría Marxista de la moneda</i> de De Brunhoff. Por esta
razón, mi revisión del capítulo 3 de <i>El Capital</i> se apoya en su
enfoque y se refiere extensamente a su discusión del dinero en la circulación
simple de mercancías. No obstante, no es claro que de Brunhoff misma
reconociera la conclusión a la que he llegado desde su trabajo, es decir, que
Marx mostró que el dinero no necesariamente debe tener valor intrínseco. Estoy
construyendo sobre su trabajo en lugar de repetirlo o interpretarlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">A continuación mostraré (Sección 2) los elementos
del argumento de De Brunhoff que son más importantes para mi tesis. En la sección
subsecuente (Sección 3) considero el significado de la doble conmensurabilidad
de las mercancías –como valores y como precios– con la que comienza Marx el
Capítulo 3. Después me dirijo al capítulo 3 (Sección 4) tomando las funciones
del dinero en el orden que Marx las presenta, pero en sentido inverso para
considerar la primera y segunda funciones a la luz de la tercera. Es este
último paso el que yo argumento que sostiene la tesis de que el valor del
dinero podría ser imaginario.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit;">Elementos clave del enfoque de de Brunhoff sobre el dinero en </span><i style="font-family: inherit;">El
Capital, Parte I</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Para brindar un significado preliminar de lo que
involucra la interpretación de De Brunhoff, enlisto los elementos clave de ella
que son relevantes para mi tesis. Su relevancia se mostrará a plenitud cuando
se apliquen a la interpretación del Capítulo 3 de </span><i style="font-family: inherit;">El Capital</i><span style="font-family: inherit;"> de
Marx.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">La contribución más importante de De Brunhoff en
este contexto es su tesis de que las tres funciones que desempeña el dinero en
la circulación simple son, para Marx, aspectos del dinero. Esto significa que
son distinciones que podemos aislar en el pensamiento pero no coexisten
necesariamente en el dinero mismo. La evidencia textual que ella ofrece para
esto es que Marx usa el título, dinero, únicamente para la tercera sección del
capítulo 3 de <i>El Capital</i>, cuando él llega al tercer conjunto de
funciones del dinero. De este conjunto, el atesoramiento es la más importante
para la tesis de De Brunhoff porque, como veremos, une a los dos anteriores
(medida de valor y medio de circulación). Como ella dice: “la paradoja de esta
tercera función es que introduce al dinero “propio” al final de un análisis
enteramente dedicado al dinero.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref4"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn4" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[4]</span></a> Esta tesis
sobre la unidad de las funciones del dinero da forma a la interpretación de De
Brunhoff del capítulo 3 de <i>El Capital</i> como un todo. La conduce
a ver que, aun cuando Marx presenta cada función del dinero por separado, lo
que él está mostrando realmente es que se apoyan mutuamente entre ellas. Como
cada función se apoya en las otras dos, las tres son mutuamente necesarias
–requeridas para cada una– y por consiguiente, una.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref5"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn5" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[5]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Segundo, De Brunhoff se enfoca en la forma del
equivalente universal como la que distingue al dinero. Esto parecería obvio de
la explicación de Marx. Sin embargo, tanto su supuesto de que el dinero es una
mercancía y su insistencia de que las mercancías son doblemente conmensurables
(como valores y precios) podría sugerir una alternativa distinta: que Marx
incluye estas características para conectar al dinero con el trabajo. Debido a
su énfasis en la forma, De Brunhoff reconoce a ésta como la opción incorrecta
que reduciría a Marx de vuelta a Ricardo. Aunque De Brunhoff no profundiza en
esto, la diferencia entre ellos es que la teoría de Ricardo es que el valor es
el trabajo, mientras que para Marx el valor es la forma social del trabajo en
el capitalismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Tercero, el énfasis de De Brunhoff de que la
desmaterialización es una rasgo característico del dinero como medio de
circulación, sin importar el tipo de dinero –oro, notas bancarias– que se
considere. La desmaterialización del dinero es importante en este contexto
porque es un paso crucial en la transición de Marx hacia el dinero sin valor
intrínseco (aunque De Brunhoff no lo lleva tan lejos).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">No obstante, me encuentro completamente en
desacuerdo con la tesis de De Brunhoff de que Marx presenta una teoría general
del dinero en la Parte 1 de <i>El Capital</i>. En la descripción de ella,
esta es una teoría que aplica a “cualquier economía monetaria” o “el estudio
del dinero <i>en su aspecto general, independiente de la forma capitalista
de producción</i>”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref6"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn6" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[6]</span></a> Sostengo,
contrariamente, que en la Parte 1 de <i>El Capital</i>, Marx describe la
circulación simple de mercancías, que es única del capitalismo y un aspecto
abstracto de él. Es la superficie del modo capitalista de producción en el
sentido en que es la manera en que se ve el capitalismo a primera vista, todo
lo que veríamos si no investigáramos más.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref7"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn7" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[7]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">En la siguiente sección defiendo esta alternativa a
la teoría general del dinero de De Brunhoff. Si su visión no perjudicara la
teoría de Marx podría hacerse a un lado. Como se verá en la siguiente sección,
sí la perjudica: oscurece la plena integración de la producción y circulación
que, para Marx, es distintiva del modo capitalista de producción. Esta
integración, como argumentaré, es la razón de la insistencia de Marx sobre la
doble conmensurabilidad de las mercancías al inicio del capítulo 3 de <i>El
Capital</i>. Finalmente, el argumento de la siguiente sección también dará
sustento a la manera en que Marx se distinguía de Ricardo, es decir, que Marx
sostiene que el valor es la forma social del trabajo en el capitalismo,
mientras que Ricardo establece que el valor es el trabajo (Marx dice “la <i>sustancia</i> del
valor…es el <i>trabajo</i>”).<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref8"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn8" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[8]</span></a> La comparación
de De Brunhoff entre Marx y Ricardo sugiere que deberíamos aceptar esta forma
de diferenciarlos, aunque ella no lo dice por sí misma.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;">Valor y dinero como equivalente universal</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">El argumento del capítulo 3 de <i>El Capital</i>,
que es el énfasis de este artículo, irrumpe en un desarrollo que ya se
encuentra en progreso. Específicamente, Marx comienza el capítulo con la
afirmación de que “las mercancías son en sí mismas conmensurables” en lugar de
que esto lo haga el dinero.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref9"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn9" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[9]</span></a> Él insiste, en
otras palabras, que existe una doble igualación: la denominación de los precios
de las mercancías en unidades dinerarias es la contraparte de una
conmensurabilidad interna de los valores de las mercancías en términos de
tiempo de trabajo. La base para esta afirmación es dada por la explicación
previa de Marx del valor y el dinero como equivalentes universales. Se mostrará
brevemente lo que esto implica.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">En su primera aproximación a los valores de las
mercancías y el dinero como equivalente universal, Marx atribuye ambos a un
aspecto del tipo de trabajo social que produce las mercancías, esto es, que es
simultáneamente social –conectado y unificado– y realizado independiente
–formado por actividades laborales que son desempeñadas aisladas entre sí y con
el fin del beneficio privado.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref10"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn10" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[10]</span></a>Que sea social e
independiente son “condiciones contradictorias mutuamente excluyentes”, pero
Marx sostiene que, de hecho, estas condiciones coexisten en la producción de
mercancías. Su coexistencia es posible debido al carácter de valor de las
mercancías y al dinero como equivalente universal. Esto da lugar a la primera
explicación de Marx del valor y el dinero: que resultan de, y vuelven posible,
que el trabajo social sea simultáneamente independiente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Una aclaración antes de proceder: el trabajo
privado e independiente es sólo el aspecto más simple del trabajo que produce
mercancías. Todo el desarrollo en la Parte 1 de <i>El Capital</i> se
desprende de él y detalla lo que implica. Para ver este desarrollo, el
extraordinariamente simple carácter de trabajo social privado e independiente
debe quedar en mente. La falta de atención a su carácter simple conduce a dos
tipos de malinterpretaciones: el trabajo social privado e independiente no debe
ser sobre-concretizado –convertido en la descripción de un modo de producción
completo (como lo hace, por ejemplo, la interpretación de la producción simple
de mercancías)– ni tomado como una explicación completa del valor de las
mercancías. En el desarrollo posterior en <i>El Capital</i>, Marx
argumentará que las mercancías son producto del capital.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref11"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn11" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[11]</span></a> Mirando en
retrospectiva desde ahí, la Parte 1 de <i>El Capital</i>, podemos ver que
la producción privada e independiente es una descripción abstracta de las
empresas capitalistas: producen separadas unas de otras y por cuenta privada
por el fin de su ganancia individual. Inicialmente, la pareja, dinero como
equivalente universal y valor, se explican únicamente como el “espacio para
moverse” a la contradicción entre el trabajo social e independiente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Cómo ocurre esto, Marx explica, es que la
producción es tanto independiente como social porque es indirectamente social:
porque las actividades laborales se conectan <i>únicamente</i> por el
intercambio de productos. Las actividades laborales en realidad están
integradas, pero la conexión entre ellas se desplaza hacia afuera en relaciones
de intercambio entre los objetos producidos y también, <i>post festum</i>,
retrasadas hasta después de que se complete su producción.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref12"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn12" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[12]</span></a> Para que el
intercambio de productos unifique las actividades laborales aisladas en un todo
social, debe ocurrir el intercambio monetario. La unificación lograda por medio
del intercambio de todas las mercancías en dinero requiere que el dinero
combine las cuatro características que Marx identifica por separado en la
sección de la forma-valor (Sección 3) del capítulo 1 de <i>El Capital</i>.
Primero, debido a que la contradicción entre social e independiente es
desplazada hacia las relaciones de intercambio de productos, el intercambio
monetario involucra una posición opuesta entre las mercancías y el dinero. El
dinero es el polo social (posee la cualidad de intercambiabilidad directa) que
las mercancías ordinarias producidas independientemente aspira a ser (por sus
aspiraciones, sus valores ideales, muestran que están hechas con la intención
de productos sociales pero que no han probado serlo hasta que su última
transformación en dinero tiene éxito). Segundo, el intercambio monetario
también debe ser completamente incluyente; como Marx lo explica con la forma
expandida del valor, para que el intercambio monetario integre todas las
actividades laborales, debe vincular cada producto entre sí. Tercero, debe
vincular los productos de manera unificada para que todas las actividades
laborales se conviertan en un trabajo social. Como Marx explica en la forma
general del valor, lo hace relacionando todas las mercancías ordinarias a una y
la misma mercancía dinero (que añade universalidad a la intercambiabilidad
directa del dinero). Finalmente, la costumbre debe establecer una única
mercancía en particular para que sea universal y directamente intercambiable
–esto es, que sea dinero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">El valor es la contraparte del dinero como
equivalente universal; de hecho, se deriva primero del intercambio de valor
descrito como precio dinerario en todo excepto el nombre.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref13"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn13" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[13]</span></a> Esta
derivación revela la cualidad que tiene el trabajo por su manera de
socialización. Como esto es trabajo visto a través de la lente del precio
monetario –trabajo abstracto como lo llama Marx– tiene exactamente el mismo
carácter como dinero: es directamente social y homogéneo, cada parte de él al
igual que cada una de las otras. Debido a que el trabajo abstracto es la
consecuencia de la socialización de la producción mediada por el intercambio
monetario, es la primera especificación del trabajo –el primer aspecto de la
forma social del trabajo– que surge de la contradicción entre trabajo social e
independiente.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref14"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn14" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[14]</span></a> Por la
derivación de la forma social del trabajo, el trabajo abstracto del dinero,
Marx presupone que el trabajo es moldeado por su socialización a través del
intercambio monetario. ¿Qué justifica esta presuposición?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">La base para esto es que la mediación por el
intercambio monetario es <i>necesario</i> cuando la producción social
es privada e independiente. La producción es entonces inseparable del
intercambio. La necesidad de su conexión es un rasgo distintivo del modo capitalista
de producción.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref15"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn15" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[15]</span></a> Para agravar
las dificultades de comprenderlo, el intercambio y el dinero están simplemente
presentes en otras configuraciones, pero no son necesarios para ellas.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref16"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn16" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[16]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Como ilustra el caso del trabajo abstracto y el
dinero como equivalente universal, la interconexión necesaria entre la
producción y el intercambio resulta en una duplicación de determinaciones
sociales –las contrapartes del intercambio y la producción.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref17"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn17" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[17]</span></a> Debido a que
esta interconexión es distintiva del capitalismo, al menos el único rasgo
distintivo revelado hasta ahora, sus muestras aparecen a lo largo de la Parte 1
de <i>El Capital</i>. Una versión de ella es que el requerimiento de que
los productos sean intercambiados ya es inherente en la forma social indirecta
en que está organizada su producción. Marx llama a este requerimiento el
carácter valor de las mercancías. Que la producción social esté orientada
exclusivamente hacia el intercambio vuelve a los productos portadores de la
conexión entre las actividades laborales. Como portadores de esa conexión, los
productos son valores.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref18"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn18" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[18]</span></a> Segundo, la
mediación por el intercambio necesariamente tiene un aspecto <i>post
festum</i>, la cual requiere una cualificación adicional: como el carácter
social de los productos se establece como definitivo únicamente por su
transformación en dinero, podría parecer que el intercambio sólo vuelve
sociales a los productos y que la producción no es social. Marx preserva la
integración de la producción con el intercambio, que es lo característico de
este modo de producción y toma en cuenta que el intercambio es <i>post
festum</i> por la cualificación de que los valores de las mercancías son
ideales previo al intercambio y reales hasta que ocurre.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref19"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn19" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[19]</span></a> Tercero, la
duplicación es capturada de nuevo en las referencias de Marx a las formas de
apariencia y “a un contenido distinguible de” ellas: las conexiones en el
intercambio son visibles porque son indirectas y únicamente como conexiones de
actividades laborales es que ocupan un lugar necesario en el modo de
producción.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref20"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn20" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[20]</span></a> Este lugar
necesario las vuelve formas de apariencia: el campo visible del intercambio
muestra el carácter que tiene la producción (por ejemplo que sus productos son
mercancías) porque es inseparable del intercambio. Marx trae todo esto a la
superficie en los párrafos iniciales del capítulo 3 de <i>El Capital</i>:
la conmensurabilidad exterior de las mercancías en términos de precio dinerario
es la forma de apariencia necesaria de la conmensurabilidad interna en términos
de tiempos de trabajo.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref21"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn21" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[21]</span></a> La doble
conmensurabilidad de las mercancías es la marca de la integración de la
producción mediante el intercambio. Esto es único y distintivo del capitalismo.
Si dejamos fuera la conmensurabilidad interna estamos en un mundo no
capitalista donde el intercambio podría estar presente pero no es necesario.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Con esto regreso al resto del capítulo 3 de <i>El
Capital</i> y a De Brunhoff.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><b> </b><span style="font-size: large;">Capítulo 3 de <i>El
Capital</i></span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><b> 1 El dinero como medida</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">De Brunhoff enfatiza dos puntos en la presentación
de Marx del dinero como medida. La primera es justo la recién abordada, que las
mercancías son conmensurables como valores. Como lo explica De Brunhoff, el
dinero no tiene el “misterioso poder de volver conmensurables a las mercancías
entre sí”; en la concepción de Marx del intercambio de mercancías, “no hay
‘circulación de valores de uso’”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref22"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn22" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[22]</span></a> En otras
palabras, la equivalencia de mercancías se manifiesta en los precios, no se
impone sobre las mercancías por los precios. Como se argumentó en la sección
previa, esto es cierto porque la producción está orientada exclusivamente hacia
el intercambio e integrada por él.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">El segundo es que el dinero expresa y, por
consiguiente, mide el valor por su forma de equivalente universal. De Brunhoff
parece sugerir que Marx presenta al dinero como mercancía precisamente para
enfatizar que su forma es su única diferencia con las demás mercancías. Como él
dice “el dinero como mercancía metálica es de la misma naturaleza que las otras
mercancías”, su forma, o su “socialmente validado monopolio de equivalencia” es
“lo que caracteriza su función social como dinero”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref23"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn23" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[23]</span></a> Explicado de
manera diferente (sobre la base del argumento que he presentado en la Sección
3), el supuesto de que el dinero es una mercancía, oro, continúa la línea de
desarrollo que comienza con el trabajo privado e independiente. Aun cuando Marx
pudiera presentar alguna manera de justificar esto, violaría el principio sobre
el cual se basa su argumento de introducir algo externo (por ejemplo, un
candidato favorito es la idea de que el dinero “es en sí mismo un mero símbolo”
establecido por el “consenso universal de la humanidad”).<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref24"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn24" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[24]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Debido a que es la posición del dinero en la forma de
equivalente lo que permite que el dinero mida el valor, el dinero no puede
tener precio (esto lo desplazaría de la forma equivalente). El valor del dinero
sí tiene una expresión alternativa, esto es: “para encontrar la magnitud del
valor expresado del dinero sólo tenemos que leer al revés las cifras de un
listado de precios” dice Marx.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref25"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn25" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[25]</span></a> En otras
palabras, un valor del dinero está implícito en los precios de las mercancías.
Por supuesto que el dinero aurífero de Marx tiene un valor intrínseco. Él dice
que considera al oro como la mercancía dinero “por simplicidad” pero no es
inmediatamente obvio si la simplificación consiste en establecer una única
mercancía en particular (por ejemplo, el oro en lugar de la plata) o en
establecer una mercancía en lugar de un objeto sin valor.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref26"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn26" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[26]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Existe material para apoyar cada una de estas
interpretaciones. Por un lado, la analogía que hace Marx con el peso en el
capítulo 1 de <i>El Capital</i> sugiere que el dinero debe tener
valor intrínseco para medir el valor (el hierro tiene peso al igual que un pan
de azúcar y se puede medir el peso del pan de azúcar por esta razón).<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref27"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn27" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[27]</span></a> Por el otro
lado, Marx dice después en su sección sobre la medida que “una cosa puede…tener
un precio [una expresión de valor, mc] sin tener valor.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref28"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn28" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[28]</span></a> Esto podría
leerse como una anticipación del dinero sin valor intrínseco. Cualquier objeto
sin valor (papel o registros bancarios) que ocupa la forma de equivalente
universal tendría aún una expresión de valor implícita en los precios de las
mercancías precisamente porque ocupa esa forma. Además, aun cuando esa
expresión del valor sea imaginaria, Marx sostiene que es “un hecho dado
socialmente” lo que le atribuye objetividad social real.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref29"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn29" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[29]</span></a> Esto deja una
apertura para que el dinero carezca de valor intrínseco. Pero no haría pensar
inicialmente en esta medida porque esto incluiría tanto al dinero como a las
mercancías en el mismo círculo de precios. Parecería entonces que el
dinero <i>sí</i> vuelve conmensurables a las mercancías. Debe
mostrarse cómo la pérdida del valor intrínseco del dinero no amenaza la
conmensurabilidad de las mercancías como valores. Como veremos, esa pérdida
surge de las propias funciones del dinero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Un último punto a cerca de De Brunhoff sobre la
medida: para apreciar la relevancia de su énfasis en la forma de equivalente
universal, es importante reconocer la alternativa que ella está rechazando.
Esta es que Marx asume que el oro es el dinero para mantener una conexión entre
el dinero y el trabajo gastado en la producción del oro. Como De Brunhoff dice:
“Es tentador pensar que Marx comenzó [con]…un análisis del dinero metálico para
combinar la tradición del dinero mercancía con la teoría del valor como
trabajo, como Ricardo había hecho previamente.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref30"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn30" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[30]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Debido a que Marx distingue al dinero de las
mercancías por su forma de equivalente universal, De Brunhoff sostiene que su
“examen de la circulación metálica no es un regreso a las premisas de Ricardo.”
Este punto es crucial, en tanto que, a esta altura de <i>El Capital</i>,
es la distinción crucial entre Marx y Ricardo (cuya teoría frecuentemente sirve
como el modelo de la teoría laboral del valor como tal), por tanto vale la pena
expandir sobre la base de lo presentado en la sección anterior. La idea de que
Marx supone que el oro es el dinero, para conectar al dinero con el tiempo de
trabajo directamente, omite la necesidad del intercambio monetario, esto es,
por dinero. Como se explicó en la sección anterior, el tiempo de trabajo que
constituye el valor de las mercancías es el tiempo de trabajo en tanto es
transformado por su presentación en precios dinerarios (trabajo abstracto).
Esto es cierto para el oro, aun cuando se asuma que el oro sea el dinero, al
igual que lo es para cualquier otra mercancía. El trabajo abstracto que constituye
el valor del oro sólo es accesible en la expresión de valor del dinero, la
lista de precios leída en sentido inverso. Pensando en el tiempo de trabajo que
constituye el valor del oro como el realmente gastado en la producción de oro,
mezcla el trabajo concreto y abstracto. El supuesto de Marx de que el oro es
dinero no es un pequeño truco para borrar la diferencia entre los dos. Para
establecer este punto de otra manera, la última fuente de diferencia entre Marx
y Ricardo sobre el valor es que la teoría de Marx comienza del carácter privado
e independiente del trabajo que produce mercancías y deriva de este la
necesidad del dinero. En contraste, la teoría del valor de Ricardo se refiere
al trabajo como tal, sin un carácter social y presenta al dinero como una
“forma ceremonial”. Todo esto está implícito en el énfasis de De Brunhoff sobre
la forma dinero.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref31"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn31" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[31]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><b> 2 El dinero como medio de circulación</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Pasando de la primera a la segunda función del
dinero como medio de circulación De Brunhoff enfatiza la interdependencia entre
las dos. Su interdependencia es evidencia para su idea de que las “funciones”
separadas del dinero –como usualmente se conciben– son por lo contrario
aspectos simultáneos del dinero para Marx.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Por otro lado, sólo es con la segunda función del
dinero que se activa la forma de equivalente universal y adquiere existencia
real; el dinero como medio de circulación tiene “el poder universal de
intercambio”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref32"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn32" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[32]</span></a> Como medida,
el dinero implica “la necesidad de intercambios”, pero no los lleva a cabo.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref33"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn33" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[33]</span></a> Por tanto De
Brunhoff dice que la segunda función del dinero es la “garantía práctica” del
rol del dinero como medida; da “su pleno significado” a “la fijación de
precios” lograda por la medida, al hacer de estos precios la base de los
intercambios reales.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref34"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn34" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[34]</span></a> Esto reitera
la conclusión de Marx en la sección sobre la medida: “el oro sirve como una
medida ideal del valor únicamente porque ya se ha establecido como la
mercancía-dinero en el proceso del intercambio.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref35"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn35" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[35]</span></a> Por un lado,
el dinero deriva su función ideal como medida por desempeñar el papel de
equivalente en el intercambio real. Por otro lado, el dinero como medio de
circulación presupone su función como medida: <i>únicamente</i> actualiza
los precios y no los ‘fija’. Para repetir la aseveración de De Brunhoff sobre
este punto, “no hay valores de uso circulantes” como supone la teoría
cuantitativa.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref36"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn36" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[36]</span></a> Las
mercancías entran a la circulación con precios ya establecidos y el dinero con
un valor ya establecido, por ahora, un valor intrínseco. Separado de la medida,
el dinero como medio de circulación “tendría un carácter puramente funcional”
–su rol común como medio de intercambio.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref37"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn37" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[37]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Con los precios dados por la función de medida del
dinero, el nuevo problema que surge por su función de medio de circulación es
identificar la ley que gobierna la cantidad de dinero en circulación. Siguiendo
su método usual, Marx inicialmente plantea el problema en la versión más simple
posible. Revelará tanto los elementos del problema como una línea de desarrollo
hacia una explicación más compleja.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref38"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn38" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[38]</span></a> En este caso,
la versión más simple es una historia sobre la extracción de oro –un ‘modelo’–
bajo el supuesto de que el circulante es la moneda de contenido áureo completo.
Este modelo es usado para identificar una cantidad requerida de circulante.
Conforme avanza la historia, el oro entra a la circulación con un valor dado,
el cual se expresa en la tasa de cambio entre él y las otras mercancías en su
orige. Con el valor del dinero dado, se muestra fácilmente que la cantidad de
dinero requerida para la circulación está determinada por las necesidades del
intercambio: la suma de los precios de las mercancías a ser realizados y la velocidad
del dinero. Debido a que ambos elementos son variables, también lo es la
cantidad requerida de circulante. Para que la cantidad real de circulante
corresponda con la cantidad requerida, debe existir un mecanismo a través del
cual, la primera se ajuste continuamente a la segunda. Una manera de describir
este mecanismo de ajuste es llamarlo un cambio en la velocidad del dinero. Sin
embargo, un decremento en la velocidad del dinero es exactamente lo mismo que
un incremento en el atesoramiento (el dinero debe estar en algún lugar, aun
cuando este sea sólo el bolsillo de alguien, cuando la velocidad disminuye
porque no se gasta). Debido a que las dos versiones tienen el mismo
significado, el mecanismo de ajuste puede explicarse en términos de cualquiera.
De Brunhoff lo presenta en términos de atesoramiento, simplificará la cuestión
para seguirla porque es la versión por la que eventualmente Marx opta.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref39"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn39" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[39]</span></a> Entonces,
siguiendo la línea de De Brunhoff, el mecanismo de ajuste es el atesoramiento:
la cantidad de dinero en circulación es la cantidad requerida por la existencia
de atesoramientos. Esto absorbe la diferencia entre la cantidad de dinero, aquí
el oro, en existencia y la cantidad que se requiere para la circulación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Si comparamos la explicación de Marx con la teoría
cuantitativa podríamos decir que esta última carece de una noción de cantidad
requerida de circulante porque omite la función de medida del dinero. En la
explicación de Marx la cantidad requerida depende de los precios establecidos
por la tasa de cambio entre el oro y otras mercancías, a través del cual el oro
expresa sus valores. A diferencia de la teoría cuantitativa que sólo asume que
circula todo el oro en existencia. Alternativamente podríamos decir que la
teoría cuantitativa omite la tercera función del dinero, atesoramiento, a
través del cual se ajusta a la cantidad requerida. Este mecanismo de ajuste
preserva la tasa de cambio entre el oro y las otras mercancías que se obtuvo
cuando el oro entró a la circulación. Estas dos maneras de comparar la teoría
de Marx con la teoría cuantitativa son contrapartes entre sí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"> Para llevar este argumento un paso adelante:
recién se argumentó que el atesoramiento preserva la tasa de cambio entre el
dinero y las otras mercancías cuando entra a la circulación, ajustando la
cantidad de circulante a la cantidad requerida (este es simplemente el
principio básico de que la circulación no cambia el valor de algo, aplicado
aquí al oro). Con el oro, esta tasa inicial es la expresión de un valor
intrínseco. No obstante, por el mismo argumento, el atesoramiento preservaría
la tasa inicial de cualquier cosa que fuera dinero, ya fuera que la tasa
expresara valor intrínseco o no. Esto implica que todo lo que necesita el
dinero para cumplir su función como medida es una expresión de valor –no valor
en sí mismo– y, como se argumentó previamente, debe hacerlo porque ocupa la
forma equivalente. El último elemento de la historia del oro es el camino que
sigue para suministrar al dinero sin valor intrínseco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">La moneda de contenido áureo completo no puede
circular porque se desgasta o se desmaterializa cuando circula. Como resultado,
las monedas gastadas que circulan son símbolos, no de valor, sino de moneda de
contenido áureo completo. Esto abre la posibilidad de introducir papel dinero
emitido por el estado, debido a que es igual de capaz que la moneda desgastada
de simbolizar la cantidad de oro en monedas de contenido áureo completo. <i>Si</i> este
tipo de papel moneda no puede ser atesorado porque sólo es un símbolo del oro
en la función del dinero como medio de circulación, entonces se devalúa cada
vez que su cantidad excede las necesidades del intercambio. La devaluación del
dinero significa que los precios aumentan. Esto podría sugerir que Marx acepta
la teoría cuantitativa, al menos para este tipo de dinero.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref40"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn40" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[40]</span></a> De Brunhoff
rechaza esta sugerencia rotundamente: “En lugar de tender hacia una teoría
cuantitativa del papel moneda, él [Marx] busca deshacerse de la teoría
cuantitativa para todos los tipos de dinero. Marx rechaza completamente la
teoría cuantitativa del dinero; aceptarla a un nivel limitado socavaría la
lógica de su teoría monetaria.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref41"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn41" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[41]</span></a> Aceptar la
teoría cuantitativa incluso para un tipo de dinero reduciría al dinero
meramente a medio de circulación o, en otras palabras, eliminar la función del
dinero como medida.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref42"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn42" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[42]</span></a> Marx preserva
esta función y su vínculo con el dinero como medio de circulación con su
explicación del papel moneda como un símbolo del oro. Esto da lugar a su
explicación para el poder de compra reducido de una unidad de dinero provocado
por una sobre-emisión de papel (asumiendo que no es atesorado): si la cantidad
de papel es incrementado al doble de la cantidad que podría estar en
circulación “El efecto es el mismo a si la alteración hubiera ocurrido en la
función del oro como estándar de precios.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref43"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn43" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[43]</span></a> En la
explicación de Marx, el papel moneda no cumple con leyes enteramente distintas,
sino a las mismas leyes derivadas para el oro, modificadas por el supuesto de
que no es atesorado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Habiendo hecho a un lado cualquier duda de que Marx
retoma la teoría cuantitativa, De Brunhoff argumenta que el principio real que
surge de esta consideración del papel moneda es la <i>desmaterialización </i>del
circulante. Esto, ella dice, es un principio general que aplica para cualquier
tipo de dinero “todo el dinero que circula se desmaterializa.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref44"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn44" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[44]</span></a> Este
principio es ejemplificado con dos tipos de dinero considerados hasta ahora: el
dinero áureo se desmaterializa por el desgaste cuando circula y el papel
por el decremento en el estándar de precios cuando la cantidad en circulación
excede la cantidad de oro que habría circulado. No se considera aquí el
dinero-crédito pero cuando De Brunhoff sí lo considera, ella sostiene que tiene
su propio tipo de desmaterialización, es decir, su tendencia a volverse
ficticio. El dinero crédito circula en el circuito de capital, en lugar de
circulación simple. En la circulación en este sentido, el dinero-crédito se
vuelve ficticio –se desmaterializa– cuando deja de cumplir “las condiciones de
la circulación del capital [real]” al encerrarse en sí mismo y separándose del
valor de las mercancías en los circuitos del capital industrial.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref45"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn45" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[45]</span></a> Cada tipo de
circulante se desmaterializa a su propia manera, pero el punto aquí es que todo
el dinero que circula se desmaterializa de alguna manera. Debido a que el
dinero debe ser un medio de circulación, se desprende que todo el dinero se
desmaterializa. El modelo del oro de Marx sugiere que la función de
atesoramiento del dinero es igual de necesaria. Si el dinero desmaterializado
no puede ser atesorado nos encontramos con un impasse: el dinero no puede
existir porque sus funciones necesarias se excluyen entre sí. La explicación
del atesoramiento de Marx explica por qué el dinero sería atesorado aun cuando
se desmaterializa –carece de valor intrínseco: se atesora porque desempeña sus
otras funciones como medida y como medio de circulación. Como veremos, las tres
funciones del dinero se apoyan entre sí en lugar de excluirse y como cada una
se requiere para apoyar las otras dos, debe tener las tres para ser dinero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><b> 3 Dinero</b><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">La característica común del tercer conjunto de las
funciones del dinero –atesoramiento, medio de pago y dinero mundial– es que el
dinero es la “única forma del valor” (significando que las mercancías sólo son
valores de uso opuestos a él).<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref46"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn46" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[46]</span></a> Por esta
razón, el dinero “debe aparecer en persona” para desempeñar este conjunto de
funciones. Sin embargo, la ‘persona’ no tiene que ser el oro. Si se establece
un ‘representante’ como la única forma de valor, sería la persona que debe
presentarse para desempeñar estas funciones. El párrafo introductorio de Marx a
la sección titulada “dinero” es extraordinariamente enrevesado pero podemos
estar seguros de que un ‘representante’ es adecuado para las funciones
descritas. Para el momento en que Marx llega a la segunda de estas, medio de
pago, él nos dice que una crisis monetaria es una de las ocasiones donde las
mercancías sólo son valores de uso y que las notas bancarias (el ‘representante’)
funcionan exactamente como la única forma del valor –en tanto estén ahí. Esto
coloca el énfasis en la función precedente, el atesoramiento, como el lugar
donde ocurre la desvinculación del dinero del valor intrínseco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Aun cuando Marx presenta las razones para el
atesoramiento en términos del dinero-oro, las razones mismas no tienen relación
con el valor intrínseco del oro. Por lo contrario, son consecuencias de las
otras dos funciones del dinero. Estas, a su vez, se derivan de la forma dinero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Los motivos para atesorar son, primero que el
dinero es “la forma de equivalente universal de todas las demás mercancías y la
encarnación directamente social de todo el trabajo humano.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref47"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn47" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[47]</span></a> La forma de
equivalente universal hace que el dinero sea la medida de valor y la unidad en
la que se denominan todos los precios. Marx se refiere a este aspecto del
dinero observando (en su exposición inmediatamente anterior) que cambios en el
valor del dinero no le impiden ser la unidad denominadora: 200 onzas de oro
siguen “conteniendo más valor que 100 onzas.” Aquí es la forma de equivalente
universal y no el valor intrínseco del oro, lo que está en juego; además, la
referencia es a la denominación en unidades dinerarias y no al origen de esta
función denominadora, la medida del valor. Segundo, el dinero se atesora porque
“es el representante universal de la riqueza porque es directamente convertible
en cualquier mercancía.” Esta es la forma de equivalente universal activada. El
poder de realmente convertirse en cualquier cosa le pertenece al dinero como
medio de circulación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Las dos funciones anteriores del dinero ahora se
presentan como razones para atesorar. Además deben notarse dos puntos sobre
cómo los ha presentado Marx. Primero, el dinero (en cualquier función) no es la
encarnación directa del trabajo humano o el ‘representante universal de la
riqueza’ a menos que la producción y el intercambio estén integrados en una
única unidad, en un modo de producción. Marx nos ha llevado a esto en los
párrafos precedentes a la sección sobre el atesoramiento, al hacer un recuento
histórico del aumento en la “amplitud de la circulación de mercancías” desde
sus “mismos inicios” a su estado completamente incluyente donde “la
circulación es el gran alambique social al que se
lanza todo”. La amplitud de la circulación de mercancías aumenta el “poder del
dinero” despertando la “fiebre por el oro” –por “la mercancía como valor de
cambio o el valor de cambio como mercancía.” Con esta inversión, la forma
generada por el intercambio, valor de cambio, se vuelve a sí misma el fin del
intercambio.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref48"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn48" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[48]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Segundo, justo antes de esta referencia a las dos
funciones del dinero (descritas previamente), Marx cambia su atención del valor
intrínseco del oro a su forma valor. Un aspecto de este desplazamiento ya ha
sido señalado: la función de medida de valor del dinero es referida únicamente
por su efecto, denominación de precios en unidades dinerarias. En otro intento
por cambiar nuestra atención, Marx dice que para los bárbaros y campesinos el
“valor es inseparable de la forma valor.” Si sostuviéramos esta errada noción
nosotros mismos, esto debería convencernos de pensar diferente. En caso
contrario, la siguiente extraña oración de Marx nos alerta al punto de nuevo:
“el valor del dinero varía ya sea como resultado de [1] una variación en su
propio valor o [2] un cambio en el valor de las mercancías.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref49"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn49" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[49]</span></a> El primero
aplica si el dinero es el oro con valor intrínseco. El segundo no: el valor del
dinero con valor intrínseco –oro– no varía con un cambio en el valor de las
mercancías (Marx no dice <i>otras </i>mercancías; el dinero no es una
mercancía). El único sentido en que el valor del dinero puede cambiar en [2] es
si ‘valor’ significa la expresión de la que habló Marx en la sección sobre la
medida – el “hecho dado socialmente en la forma de precios de las mercancías.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref50"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn50" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[50]</span></a> En caso de
que aun así no hayamos captado el punto, Marx nos da un último empujón: “<i>cualitativamente </i> y <i>formalmente</i> considerado,…
el dinero es el representante universal de la riqueza material.” El dinero se
atesora por su forma de equivalente universal.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">De Brunhoff señala que el “aspecto cualitativo del
dinero” es considerado en otras teorías y “hoy en día se le llama la ‘liquidez’
del dinero.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref51"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn51" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[51]</span></a> La
preferencia por la liquidez (la demanda de dinero como reserva de valor)
combina los aspectos de medida y medio de cambio distinguidas por Marx. El
aspecto de medida porque el dinero es la unidad de denominación de los precios,
no tiene precio; a diferencia de cualquier activo, es insensible a una caída en
los precios. Los atesoradores no pueden experimentar una pérdida de capital. El
aspecto de medio de cambio es la cualidad de la liquidez: que el dinero pueda
convertirse rápidamente en cualquier otra cosa. Para reiterar el punto
establecido hasta ahora: el dinero se atesora por su forma; como equivalente
universal es medida y por ello la unidad de denominación de los precios; como
medida activada, el dinero ejerce su poder como medio de cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">La otra parte de esto es que el atesoramiento
respalda las otras dos funciones del dinero. Marx ya ha presentado este
argumento en conexión con el dinero como medio de circulación y regresa a él en
el último párrafo de la sección sobre el atesoramiento. El flujo y reflujo de
dinero entre circulación y atesoramiento asegura que el medio de circulación
siempre esté disponible en la cantidad suficiente para encargarse del volumen
de valores mercantiles a ser realizados. Además es la misma <i>cosa</i> la
que se mueve entre una función y otra (<i>el dinero </i>fluye entre las
dos). De esto es evidente que ser el medio de circulación y ser atesorado son
dos aspectos del dinero. No sólo que son complementos entre sí: el atesoramiento
permite que el dinero sea el medio de circulación y el medio de circulación es
atesorado porque es el prerrequisito para satisfacer necesidades y producir.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref52"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn52" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[52]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">El tercer aspecto de esto es que la relación
complementaria entre el carácter del dinero como atesoramiento y como medio de
circulación al mismo tiempo preserva la tasa de cambio entre el dinero y todas
las mercancías. Esta tasa se deriva del hecho de que el dinero alternadamente
asume su carácter de medio circulante y atesoramiento. De esto surge que la
tasa es en sí misma un aspecto del dinero. Está inseparablemente combinada con
las otras dos porque está creada por ellas. El tercer aspecto es la magnitud
expresada en la lista de precios leída en sentido inverso, esto es cierto sin
importar si el dinero tiene valor intrínseco o no. Esto es ahora todo lo que se
necesita para que funcione como medida.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref53"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn53" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[53]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Sería forzado decir que Marx hace explícito el
tercer aspecto del dinero. Como se argumentó primero, la preservación de la
tasa de cambio del dinero con las mercancías ya está en su explicación del
medio de circulación, es mucho más visible en el modelo del oro de Marx. Marx
vuelve a ella en la última oración de la sección sobre el atesoramiento: “Las
reservas creadas por el atesoramiento sirven como canales a través de los
cuales el dinero puede fluir hacia adentro y hacia fuera de la circulación para
que la circulación misma nunca desborde a sus bancos.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref54"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn54" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[54]</span></a> Esta es una
referencia a la teoría cuantitativa y una invitación para compararla una vez
más con la explicación de Marx.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Debido a que la teoría cuantitativa identifica al
dinero con ‘la circulación’, si la cantidad de dinero incrementa entonces no
hay otra cosa que el dinero pueda hacer salvo desbordarse–devaluarse (el dinero
está en todos lados, es llevado a las tiendas en carretillas, es papel tapiz en
los baños de las personas). Esto no tiene relación alguna con el hecho de que
el dinero tenga o carezca de valor intrínseco; de acuerdo a la teoría
cuantitativa, aplica tanto al oro como al papel. Resulta, por lo contrario, de
que la teoría cuantitativa niega el aspecto de atesoramiento del dinero.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Reconsiderada desde esta perspectiva, es evidente
que Marx adopta esta misma negación en su discusión previa sobre la circulación
de papel moneda emitido por el estado.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref55"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn55" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[55]</span></a> Sin embargo,
él dirigirá su atención a un punto diferente que el notado por la teoría
cuantitativa. Su argumento de que el estándar de precios cae si “el papel
moneda excede su límite adecuado” se basa en el supuesto de que el papel moneda
no fluye entre circulación y atesoramientos.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref56"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn56" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[56]</span></a> Si el papel
fuera atesorado nunca ‘excedería su propio límite’ –desbordar sus bancos– ni
disminuiría el estándar de precios. La idea de que la devaluación es causada
por la sobre-emisión –la acción del estado– proviene de la teoría cuantitativa.
La teoría de Marx, contrariamente, implica que la causa reside en el rechazo de
atesorarlo. Marx insinúa esto: es la característica única del papel emitido por
el estado que adquiere su “validez objetiva social” del estado.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref57"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn57" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[57]</span></a> La pierde si
la autoridad del estado entra en cuestionamiento y habiéndola perdido, el
dinero del estado está en “peligro de ser descreditado universalmente” –que
deje de ser dinero.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref58"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn58" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[58]</span></a> En tales
ocasiones, el papel emitido por el estado no sería atesorado. Pero esto es
porque su validez es cuestionable o, en otras palabras, no es claro que es
dinero. No es porque el estado imprimió más de su ‘propio límite’. En tanto la
autoridad del estado es seguro, su papel debería moverse entre circulación y
atesoramientos y como resultado mantener el estándar de precios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Este contraste con la teoría cuantitativa muestra
que encontramos el mismo argumento en las secciones sobre la circulación y
sobre el atesoramiento. Esto no debería ser sorprendente porque la tesis de
Marx es que los dos son aspectos complementarios del dinero. En ambas secciones
el tercer aspecto está presente como su resultado. Marx nos brinda una manera
de verlo, pero nos deja a nosotros descubrirlo.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref59"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn59" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[59]</span></a> Establecido
como el resultado de la interacción entre medio de circulación y atesoramiento,
este tercer aspecto, la medida, ha evolucionado de su carácter inicial como
mercancía con valor intrínseco a una tasa de cambio que es una forma valor (la
forma relativa expandida). Esta podría ser la expresión de un valor intrínseco
pero no necesariamente debe serlo. El dinero “podría adquirir la forma de” una
mercancía a través de esta expresión “sin tener valor”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref60"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn60" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[60]</span></a><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Esto prepara el camino para que (mucho) más
adelante se explique el dinero-crédito. En la Parte 1 de <i>El Capital</i> Marx
está considerando la circulación simple de mercancías por sí misma. Él se apega
al papel emitido por el estado porque es “el único tipo de papel moneda que
emerge directamente del circulante metálico o de la misma circulación simple de
mercancías”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref61"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn61" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[61]</span></a> En su manera
rebuscada Marx nos deja saber que el dinero-crédito es el dinero del
capitalismo: el dinero que el capital crea para sí mismo.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref62"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn62" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[62]</span></a> Él nos dice
que esto “implica relaciones que todavía son desconocidas desde el punto de
vista de la circulación simple de mercancías.<a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ednref63"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn63" target="_blank"><span style="color: windowtext;">[63]</span></a> En otras
palabras, implica al capital, su circulación y su diferenciación en sus formas
particulares, industrial, comercial y capital financiero. Hasta que Marx
hubiera explicado estos, el dinero-crédito no puede ser explicado. Por otro
lado, el dinero-oro es adecuado para que estas ‘relaciones aún desconocidas’
–las presuposiciones de dinero-crédito– sean desarrolladas. Lo que Marx
estableció hasta ahí es, en palabras de De Brunhoff, la “unidad de los aspectos
funcionales del dinero” y derivado de ellos, la desvinculación del dinero de su
valor intrínseco.<span style="color: windowtext;"><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_edn64" target="_blank">[64]</a></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;">Conclusión</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Se explicó por qué Marx no puede comenzar <i>El
Capital</i> con el dinero-crédito. Este artículo ha buscado explicar tanto
por qué Marx comienza con el dinero como mercancía como con la manera en que él
establece que el dinero no debe serlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">En respuesta a la primera parte, la visión general
de la Sección 3 sostuvo que el punto inicial lógico del argumento de <i>El
Capital</i> es el carácter privado e independiente del trabajo (no el
trabajo mismo), que Marx presenta en el capítulo 1 de su segunda sección
de <i>El Capital</i>. Todo lo que sigue se deriva de eso, es dado como la
razón por la que los productos toman la forma de mercancías y esto, a su vez,
muestra la necesidad de un equivalente universal, de dinero. El dinero no puede
ser más que una mercancía si el argumento tiene que adherirse a esta línea de
desarrollo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">La respuesta a la segunda parte es desarrollada en
etapas a lo largo del capítulo 3 de <i>El Capital</i>. Para iniciar, el
modelo del oro de Marx contiene todos los tres aspectos del dinero de la manera
más simple posible. Sin embargo, Marx cambia su énfasis, hace que un aspecto u
otro sea más prominente. Cuando su énfasis se dirige a la circulación, el
atesoramiento surge de manera auxiliar por su rol en el ajuste de la cantidad
de circulante. Podríamos deducir que la interacción entre el atesoramiento y la
circulación provoca que la expresión de valor del dinero se ajuste al valor
intrínseco del oro. Sin embargo, en este contexto, existe poco incentivo para
considerar la expresión de valor del dinero porque el valor intrínseco del oro
sólo es presupuesto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">La transición al papel moneda emitido por el estado
comienza la desvinculación del dinero de una mercancía-dinero y así del valor
intrínseco. Con el énfasis en la circulación, el punto parece ser que la
circulación no requiere que el dinero tenga valor intrínseco. No obstante, con
el papel moneda el valor del dinero se vuelve el centro de atención porque
parece depender de la cantidad de papel en circulación, mientras se encontraba
dado en el caso del oro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">La desvinculación del dinero del valor intrínseco
ocurre realmente cuando el énfasis cambia hacia el atesoramiento. Esto es
porque los motivos para el atesoramiento no tienen relación alguna con el valor
intrínseco del dinero. El dinero se atesora por sus otros dos aspectos: esto es
la unidad de denominación de los precios y el medio de circulación (estos son
la fuente de su liquidez). Con esto podemos ver que la cantidad de circulante
se ajusta de la misma manera, ya sea que el dinero sea oro o papel. Por un
lado, analizando de nuevo la discusión de Marx sobre el papel en circulación,
podemos ver que la razón de que parezca que el valor del dinero dependa de su
cantidad era que la circulación era considerada por sí misma (como en la teoría
cuantitativa). Por otro lado, debido a que el mecanismo de ajuste que aplica al
papel y al oro es el mismo, ese mecanismo de ajuste mantiene la expresión de
valor del dinero ya sea que exprese un valor real o imaginario. Un resultado
general de todo este argumento es por consiguiente que el dinero no debe tener
necesariamente valor intrínseco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Uno ve las dificultades de Marx: el dinero es una
cosa triple. Para mostrar que el dinero es atesorado por la cualidad formal que
adquiere de sus otros dos aspectos, él debe explicar qué son estos otros dos
aspectos. Sin embargo, para mostrar a estos últimos él debe presuponer el
atesoramiento. ¿Podría haber explicado todo esto de manera más clara?
Posiblemente, pero él estaba tratando de hacernos pensarlo por nosotros mismos.
¿De qué otra manera llegamos a conocer las cosas?<b> <o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;">Trabajos citados</span><b><o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Arthur, C. J. “Value and Money.” <span lang="IT">In Marx’s Theory of Money:
Modern Appraisals. Edited by F. Moseley, pp.36-49, Houndsmills, Basingstoke,
Hampshire and New York, Palgrave Macmillan, 2005.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Brunhoff, S. de. Marx on Money. Translated by M. J.
Goldbloom, New York: Urizen Books, 1976.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">Campbell, M. “The
Transformation of Money into Capital.” In In Marx’s Laboratory: Critical
Interpretations of the Grundrisse. Edited by R. Bellofiore, G. Starosta and P.
D. Thomas, pp.149-175. Leiden and Boston, 2013.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">____. “Marx’s Explanation of
Money’s Functions: Overturning the Quantity Theory.” In Marx’s Theory of Money:
Modern Appraisals. Edited by F. Moseley, pp.36-49, Houndsmills, Basingstoke,
Hampshire and New York, Palgrave Macmillan, 2005.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">____. “The Credit System.” In
The Culmination of Capital: Essays on Volume III of Marx’s Capital. Edited by
M. Campbell and G. Reuten. Houndsmills, Basingstoke, Hampshire and New York,
Palgrave Macmillan, 2002.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Foley, D. “Marx’s Theory of Money in Historical
Perspective.” <span lang="IT">In Marx’s Theory of Money: Modern Appraisals. Edited by F. Moseley,
pp.36-49, Houndsmills, Basingstoke, Hampshire and New York, Palgrave Macmillan,
2005.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">Ganssmann, H. Doing Money:
Elementary monetary theory from a sociological standpoint. Milton Park,
Abington, Oxon and New York, Routledge, 2012.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">____. “The Emergence of Credit
Money.” In Marxian Economics, vol. I: Essays on Volume III of Capital – Method,
Value and Money. Edited by R. Bellofiore, pp.145-156. Basingstoke, Macmillan,
1998.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">Lapavitsas, C. “The Theory of
Credit Money: A Structural Analysis.” In Marxist Monetary Theory: Collected
Papers of Costas Lapavitsas. Leiden and Boston, Brill, 2017.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">Marx, K. Capital, Volume 1.
Translated by Ben Fowkes. New York, Vintage Books, 1977/1867.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">____. A Contribution to the
Critique of Political Economy. Translated by S. W. Ryazanskaya. New York,
International Publishers, 1970/1859.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">____. Grundrisse. Translated
by M. Nicolaus. London, Penguin Books, 1993/1939.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">Mattick, P. Jr. “Some Aspects
of the Value-Price Problem.” International Journal of Political Economy, 21, 4:
pp.9-66, 1991-2.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">Murray, P. The Mismeasure of
Wealth: Essays on Marx and Social Form. Leiden and Boston, Brill, 2016.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">____. “The Place of ‘The
Results of the Immediate Production Process’ in Capital.” In Re-reading Marx:
New Perspectives after the Critical Edition. Edited by R. Bellofiore and R.
Fineschi. Houndsmills, Basingstoke, Hampshire and New York, Palgrave Macmillan,
2009.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span lang="IT"><span style="font-family: inherit;">____. “Money as Displaced
Social Form: Why Value Cannot be Independent of Price.” In Marx’s Theory of
Money: Modern Appraisals. Edited by F. Moseley, pp.36-49, Houndsmills,
Basingstoke, Hampshire and New York, Palgrave Macmillan, 2005.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;">Reuten, G. “Money as Constituent of Value.” <span lang="IT">In Marx’s Theory of Money:
Modern Appraisals. Edited by F. Moseley, pp.78-92, Houndsmills, Basingstoke,
Hampshire and New York, Palgrave Macmillan, 2005.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;">Notas</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn1"></a><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__ftn1"></a><span lang="IT"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref1" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[1]</span></a> Foley
2005, p. 46.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn2"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref2" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[2]</span></a> Hasta
ahora esta ha sido mi propia estrategia, ver por ejemplo Campbel 2002. Otros
ejemplos incluyen a Reuten, quien establece que “es obvio que una teoría
marxista del dinero-crédito puede ser construida” y provee una lista de autores
a quienes aplica (2005, p. 114). Otros no incluidos en la lista de Reuten son
Arthur 2044:114, Ganssmann 2012: especialmente pp. 57-8 y 1998. Esto es un
muestreo: una lista completa sería muy larga.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn3"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref3" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[3]</span></a> Marx
dice: “A lo largo de este trabajo asumo que el oro es la mercancía-dinero”
(1867: 188). Por “este trabajo” considero que se refiere al Tomo I. Debido a
que no me referiré a otros tomos de <i>El Capital</i> en este
artículo, me refiero al Tomo I sólo como <i>El Capital</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn4"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref4" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[4]</span></a> De
Brunhoff 1976, pp. 38-9. Ella anticipa el mismo punto previamente: “Uno es
inmediatamente sorprendido por la discusión del tercer punto [el título de la
tercera sección del capítulo 3] bajo el título “Dinero” en un capítulo
enteramente dedicado al dinero y sus diversas funciones.” (ibid, p.25).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn5"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref5" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[5]</span></a> Reuten
ha llegado a la misma conclusión de manera independiente: “El título de la
sección 3 es ‘Dinero’. Significa que sólo en esa sección el dinero se
constituye.” (2005, pp. 86).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn6"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref6" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[6]</span></a> De
Brunhoff 1976, p. 25, p. 19; el énfasis es suyo. Quizás más contundentemente
asevera que es “dinero estudiado en abstracción del capitalismo” (ibdi, p.
xiii). Sin embargo, en otras ocasiones ella describe la Parte 1 de <i>El
Capital</i> de la misma manera en que yo lo haría: para Mar es “necesario
comenzar con ‘simple’, es decir, circulación abstracto para entender al dinero
en la forma capitalista de producción.” (ibid, p. 22). Parece que De Brunhoff
ha llegado a su concepción ‘general’ de <i>El Capital</i>, Parte 1, por
las siguientes razones: Ella ve que, para Marx, el dinero en el capitalismo es
el dinero-crédito. Ella también ve que la teoría en <i>El Capital</i>, Parte
1, es necesaria para entender el dinero-crédito (desde su perspectiva, así las
características del capital no se confunden con las características del
dinero). Ella debe encontrar una manera de explicar por qué esto último es
cierto. Finalmente, ella rechaza la interpretación lógico-histórica de <i>El
Capital</i> para mantener que el argumento de la Parte 1 es lógica (Marx
no introdujo el dinero-oro porque es históricamente anterior). La idea de que
la Parte 1 es general sirve para todos los propósitos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn7"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref7" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[7]</span></a> He
explicado esto más a detalle en Campbell 2013.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn8"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref8" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[8]</span></a> Marx
1867, p. 131.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn9"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref9" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[9]</span></a> Marx
1867, p. 188.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn10"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref10" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[10]</span></a> Marx dice que las formas útiles del
trabajo…son “llevadas a cabo independientemente y privadamente por los
productores individuales”, alternativamente, “sólo los productos de actividades
laborales mutuamente independientes, desempeñadas aisladamente puede
enfrentarse entre sí como mercancías.” (1867, p. 133 y p. 132). Él se esfuerza
mucho por distinguir la producción privada e independiente de la división del
trabajo, la cual es prácticamente universal.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn11"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref11" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[11]</span></a> Ver Campbell 2013.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn12"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref12" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[12]</span></a> Debido a que la conexión social entre
actividades laborales se desplaza hacia el intercambio monetario de productos,
Murray (2005) habla del dinero como una forma social desplazada. Ver también
Gansmann 2012, pp. 57-8.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="m_8392774418631716249__edn13"></a><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/2017/10/20/la-transicion-de-marx-hacia-el-dinero-sin-valor-intrinseco-en-el-capital-capitulo-3/#_ednref13" target="_blank"><span style="color: windowtext; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-VE; mso-hansi-font-family: Georgia;">[13]</span></a> En su primera descripción del valor de cambio
en <i>El Capital</i>, Marx procede de su apariencia inicial como “algo
accidental y puramente relativo”, a la forma expandida de que una mercancía
“debe tener múltiples valores de cambio en lugar de uno” y finalmente a la
conclusión de que estos múltiples son “de magnitud idéntica” y por ello
“expresan algo igual”. Estas son, en breve, los elementos de la forma valor
elaborada en el Capítulo 1 de la Sección 3. Ver Marx 1867, pp. 126-7.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 16.8pt; margin-bottom: 12.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Traducido del inglés por por A. Sebastián Hdez.
Solorza.</span><span style="font-family: inherit;"><o:p></o:p></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaz1qxigKhZQsm9MJ9eqJO3FrKcTYQAwZQdeM4Q9EnC3z7EnmsQO63BcK8J2q2TBaXwLuzqVvZ4RvleaxZehSKo1smNbXhZQ2JOkmxOflecBcigP2kQz3iuNJNnL78WEusOME6Li7HQIoM/s1600/Tiempos+Cr%25C3%25ADticos.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaz1qxigKhZQsm9MJ9eqJO3FrKcTYQAwZQdeM4Q9EnC3z7EnmsQO63BcK8J2q2TBaXwLuzqVvZ4RvleaxZehSKo1smNbXhZQ2JOkmxOflecBcigP2kQz3iuNJNnL78WEusOME6Li7HQIoM/s1600/Tiempos+Cr%25C3%25ADticos.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><a href="https://tiemposcriticos.wordpress.com/">https://tiemposcriticos.wordpress.com/</a></i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-89219941330418169092017-10-18T10:56:00.002-04:002017-10-20T18:57:35.058-04:00La Expresión Monetaria del Tiempo de Trabajo y el Razonamiento circular en la Nueva Interpretación y en la Interpretación Temporal y de Sistema Único<div class="MsoNormal">
<b><i><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Fred Moseley</span></i></b></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKITEEVrvhH166CeI2x7fHYgrjRNB3phJwa9ahWnYLUwkJPNyeA_TUMtfL8in511RRIZWMXQrF9O78KOkgV3eWVlieuxx-AgYuTkiRLB6PK31bqlTe6jGXFNpWkcDEUXkJYAIffH175zK6/s1600/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+Sciammarella+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="963" data-original-width="720" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKITEEVrvhH166CeI2x7fHYgrjRNB3phJwa9ahWnYLUwkJPNyeA_TUMtfL8in511RRIZWMXQrF9O78KOkgV3eWVlieuxx-AgYuTkiRLB6PK31bqlTe6jGXFNpWkcDEUXkJYAIffH175zK6/s320/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+Sciammarella+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" width="239" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;">Karl Marx ✆ Sciammarella
</span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La “<i>expresión
monetaria del tiempo de trabajo</i>” (es decir, la MELT por sus siglas en
inglés) es una variable clave en la teoría de Marx y ha jugado un rol
prominente en dos importantes reinterpretaciones de la teoría de Marx: la Nueva
Interpretación (NI) y la Interpretación Temporal y de Sistema Único (TSSI, por
sus siglas en inglés). Este artículo revisa primero mi interpretación de la
MELT (presentada primero en Moseley 2011) y después critica, en dos secciones
sucesivas, las interpretaciones de la MELT presentadas por la NI y la TSSI. Una
sección final resume las conclusiones principales.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large; line-height: 107%;">1. Mi
interpretación de la MELT</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Yo argumento que el marco lógico básico de la teoría de Marx
es el <i>circuito de capital-dinero</i>, el
cual se expresa simbólicamente por la siguiente fórmula conocida: <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
M – C … P … C’ – M’ donde M’ = M + ∆M </blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El circuito del capital-dinero captura la esencia del
capitalismo y enfoca la teoría de Marx sobre la pregunta más importante en la
teoría del capitalismo: ¿de dónde surge ∆M y qué determina su magnitud? El
plusvalor se define como ∆M –el incremento de capital-dinero que surge al final
del circuito del capital-dinero. (Marx 1977, p. 251) </div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal">
El circuito del
capital-dinero no es sólo una ejemplificación menor en el Capítulo 4 del Tomo I
que no tiene un rol importante en el resto de la teoría de Marx, sino que el
circuito del capital-dinero es el<i> marco
lógico básico</i> de toda la teoría de la producción y distribución del
plusvalor en los tres tomos de <i>El Capital</i>
de Marx. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es necesario un resumen algebraico breve de la teoría del valor y del
plusvalor de Marx para aclarar el rol de la MELT en la teoría de Marx. Para una
exposición más completa de mi interpretación “macro-monetaria” de la teoría del
plusvalor de Marx ver Moseley 2016, especialmente los capítulos 1 y 2.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La teoría de ∆M presentada en el Tomo 1 de El Capital aplica
al ∆M total producido en la economía capitalista como un todo. Por tanto, todas
las variables analizadas abajo son variables macroeconómicas que se refieren a
la economía capitalista como un todo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La magnitud de plusvalor es, por definición: ∆M = M’ – M.
Para cualquier periodo de producción (por ejemplo, un año), la magnitud de
plusvalor es la diferencia entre el precio total de las mercancías producidas
durante ese periodo (P) y el costo de producir esas mercancías (K), que Marx
llamó precio de costo: <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">(1) 𝚫𝐌</span> = <span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">𝐒</span> = <span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">𝐏</span> − <span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">𝐊</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El costo de las mercancías es la suma de dos componentes:
capital constante consumido (C) 2 y capital variable (V): <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
(2) <span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">𝐊</span> = <span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">𝐂</span> + <span style="font-family: "tahoma" , "sans-serif";">�</span></blockquote>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7bHLjKBuy2ncXHTKasvydQJr7ubKKvrCOD-oMhnwykf99yPRO_-4MblGLsNklPYVgSV81La8hD_YFeQZNZMvIYyBrQnUS5zWP72iKBI_6VccuxVrjCZkblnnqUIP5ocZatixmT3PiXizY/s1600/C2.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="100" data-original-width="100" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7bHLjKBuy2ncXHTKasvydQJr7ubKKvrCOD-oMhnwykf99yPRO_-4MblGLsNklPYVgSV81La8hD_YFeQZNZMvIYyBrQnUS5zWP72iKBI_6VccuxVrjCZkblnnqUIP5ocZatixmT3PiXizY/s1600/C2.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;">Seguir lectura en</span><br />
<a href="https://tiemposcriticos.files.wordpress.com/2016/06/la-melt-y-el-razonamiento-circular.pdf"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: large;">PDF</span></a></td></tr>
</tbody></table>
<span style="background-color: white; text-align: right;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Traducido del inglés por </span></span><em style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: border-box; line-height: 1; margin: 0px; padding: 0px; text-align: right;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">A. Sebastián Hdez. Solorza</span></em><br />
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBgx4_mNhtN58osrHdNQimHHXgdKNXwzpM4tJhNRvJPKih-ZJIjVirmH6XAvVLCxjotEJdXmNv4KcLwGMQ9qVfhrRzV82PISqOU31eEtTHP7KgvylSYg5E1M0tu1w1a2qQDe8wcqHwNMmu/s1600/Tiempos+Cr%25C3%25ADticos.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBgx4_mNhtN58osrHdNQimHHXgdKNXwzpM4tJhNRvJPKih-ZJIjVirmH6XAvVLCxjotEJdXmNv4KcLwGMQ9qVfhrRzV82PISqOU31eEtTHP7KgvylSYg5E1M0tu1w1a2qQDe8wcqHwNMmu/s1600/Tiempos+Cr%25C3%25ADticos.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><a href="https://tiemposcriticos.files.wordpress.com/">https://tiemposcriticos.files.wordpress.com</a></i></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br />
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br />
<!--[endif]--><o:p></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-16331224177116621672017-10-17T09:21:00.000-04:002017-10-17T09:21:43.073-04:00Theodor Adorno & Karl Marx<div class="post" style="background-color: white; font-stretch: normal; line-height: 15px; margin: 0px;">
<div class="entrytext">
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><b><i>Stefano Petrucciani</i></b></span></div>
<div style="color: #333333; padding-left: 30px;">
<em><span style="font-family: inherit;"><br /></span></em></div>
<div style="color: #333333; padding-left: 30px;">
<em><span style="font-family: inherit;">Il confronto di Theodor W. Adorno con il pensiero di Marx è un elemento costante della sua riflessione. Ne parla Stefano Petrucciani nel suo appena uscito "A lezione da Adorno", una raccolta dei suoi studi più significativi come interprete di Adorno. Ringraziamo l'autore e l'editore per averci autorizzato a pubblicare il seguente estratto.</span></em></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmlnnRItkkwok_oilRvKlJ5VNgT2QT4Ob41HTMXAkoJS1z1wFQB_nuyvij5DXW6ALl3S9oCxTpPEUAIzwWXgN9sS-NJu6QMEBvNG2OxOZUtX3GZfBrh1uqg-xhQKSdKPHH4490O70iHSBZ/s1600/Adorno+%2526+Marx+%25E2%259C%2586+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="245" data-original-width="499" height="196" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmlnnRItkkwok_oilRvKlJ5VNgT2QT4Ob41HTMXAkoJS1z1wFQB_nuyvij5DXW6ALl3S9oCxTpPEUAIzwWXgN9sS-NJu6QMEBvNG2OxOZUtX3GZfBrh1uqg-xhQKSdKPHH4490O70iHSBZ/s400/Adorno+%2526+Marx+%25E2%259C%2586+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><span id="more-2954"></span>Un punto d’arrivo molto interessante di questo “corpo a corpo” è un testo che Adorno scrive nel 1968; esso viene presentato dal filosofo francofortese prima come relazione introduttiva al XVI congresso della Società tedesca di sociologia che, per ricordare il centocinquantesimo anniversario della nascita di Marx, aveva scelto di mettere a tema la domanda: <em>Tardo capitalismo o società industriale?</em><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn1" style="color: #333333;">[1]</a>. Successivamente il testo viene letto nel grande simposio su Marx che si tiene a Parigi dall’8 al 10 maggio 1968 (mentre la rivolta studentesca è in pieno svolgimento) per essere poi pubblicato negli atti del suddetto convegno col titolo <em>È superato Marx?</em><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn2" style="color: #333333;">[2]</a></span></div>
<div style="color: #333333;">
<br /></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;">[…] Nel modo in cui la interpreta Adorno, invece, la contraddizione tra forze produttive e rapporti di produzione è vista principalmente sotto l’angolo visuale della questione della tecnica. Le forze produttive non entrano in contraddizione con i rapporti perché gli sviluppi della tecnica sono determinati dai rapporti capitalistici in cui si inscrivono, e non possono dunque costituire una minaccia per tali rapporti. Già il Marx del <em>Capitale</em> segnalava come lo sviluppo di nuove tecniche di produzione non fosse solo funzionale a una maggiore efficienza, ma ancor più al controllo sul lavoro. E Adorno osserva che “la scoperta di nuovi mezzi di distruzione è diventata il prototipo delle nuove qualità della tecnica, mentre, al contrario, abbiamo visto deteriorarsi quelle tra le sue potenzialità che si allontanano dal dominio, dalla centralizzazione, dalla costrizione contro natura, che permetterebbero ampiamente di recare rimedio a molti dei danni operati, sia in senso proprio che figurato, dalla tecnica”.<a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn3" style="color: #333333;">[3]</a> Non c’è in Adorno né luddismo né critica generica della tecnica. Anzi, ciò che lo contrappone nettamente ad Heidegger è la sua convinzione che non è la tecnica a dominare, ma i rapporti socio-economici all’interno dei quali essa si dà, e che ne condizionano le linee di sviluppo.</span></div>
<a name='more'></a><br />
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;">Resta il fatto che per il pensatore francofortese la dialettica sociale come l’aveva prospettata Marx è bloccata su entrambi i fronti, quello della contraddizione di classe tra proletari e capitalisti e quello della contraddizione strutturale tra forze produttive e rapporti di produzione. Ovvero: i proletari restano sfruttati e i rapporti di produzione sono effettivamente obsoleti, ma da ciò non discendono le conseguenze che ne traeva Marx, perché i proletari sono consumisticamente integrati e i rapporti di produzione (che dominano sulle forze produttive) sono tenuti in vita attraverso rimedi e rappezzature varie.</span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Ma la contraddizione permane</span></blockquote>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;">Permangono però altre devastanti contraddizioni sociali. In primo luogo, infatti, secondo Adorno, ci si dovrebbe porre la domanda “se, e in quale misura, i rapporti di classe siano stati sostituiti da quelli tra le nazioni industriali dominanti e i Paesi in via di sviluppo che suscitano la loro cupidigia”<a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn4" style="color: #333333;">[4]</a>. Il filosofo sottolinea giustamente come una delle grandi contraddizioni che il capitalismo non ha risolto sia, nell’età contemporanea, quella tra l’opulenza dei Paesi industriali più avanzati e la miseria e la fame da cui sono ancora colpite quote enormi della popolazione mondiale. Ma questa contraddizione rimanda, in ultima istanza, a quella che è una caratteristica strutturale della produzione capitalistica: poiché non si produce per soddisfare i bisogni sociali, ma per conseguire un profitto, ciò implica, come aveva già spiegato Hegel nelle pagine sulla plebe della <em>Filosofia del diritto</em>, che il più spettacolare accrescimento della ricchezza possa coesistere con l’incapacità di soddisfare bisogni sociali fondamentali, che con le forze produttive disponibili potrebbero invece essere appagati senza alcun problema. Che intere popolazioni debbano ancora soffrire la fame fuori dall’Occidente, e che anche nei paesi ricchi non si riescano a soddisfare bisogni essenziali (come per esempio, scrive Adorno, quello di abitazioni<a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn5" style="color: #333333;">[5]</a>) è appunto una delle grandi contraddizioni di un sistema di produzione dove la soddisfazione dei bisogni sociali è un sottoprodotto casuale della ricerca del profitto. Un sistema di produzione, in buona sostanza, che riesce ad assicurare il necessario (ma non per tutti) solo fino a che marcia a pieno ritmo la produzione non solo del superfluo, ma anche dei mezzi di distruzione indirizzati a scopi bellici, la cui domanda è fondamentale per assicurare che il meccanismo vada avanti senza incepparsi. Limitandosi a queste brevi considerazioni, la riflessione di Adorno si ferma però dove forse avrebbe dovuto cominciare. Le questioni che restano inevase sono parecchie. Per esempio: fino a che punto il benessere dei Paesi ricchi si fonda (e si è fondato storicamente) sulla spoliazione di quelli poveri? E fino a che punto, invece (come l’odierna globalizzazione sembra attestare) esso può espandersi e generare dinamiche positive anche molto al di là dell’Occidente? E inoltre: se è vero che il sistema del capitalismo industriale di mercato ha regalato agli abitanti di questo pianeta una moltiplicazione straordinaria delle risorse a loro disposizione (pur a prezzo di grandi problemi mai risolti) ha senso ipotizzare un ordinamento diverso o non è più ragionevole regolare, trasformare e gestire questo sistema che possiede, dopo tutto, le sue indiscutibili virtù? Oppure, invece, bisogna ragionare sul fatto che le virtù che hanno caratterizzato questo ordinamento socio-economico nel passato (inestricabilmente collegate, come abbiamo ripetuto più volte, con i suoi vizi) perdono il loro carattere “virtuoso” nel momento in cui, da un lato, si sono ormai realizzate le condizioni per assicurare a tutti molti beni importanti a basso costo, e dall’altro una robusta crescita economica sembra difficilmente sostenibile dal pianeta finito e ormai “piccolo” sul quale abitiamo?</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;">Adorno non entra nel merito di simili questioni; preferisce insistere con costanza su un tema forse più limitato, ma certo anche più ambizioso. La contraddizione che resta assolutamente non risolta, lo stigma che caratterizza il capitalismo ottocentesco non meno di quello contemporaneo, è il dominio che i loro propri rapporti, trasformati in un legge estranea, esercitano sugli individui concreti. È la sottomissione di questi, anche quando hanno la fortuna di abitare nelle parti privilegiate del mondo, alle coazioni di un apparato economico e burocratico che essi stessi tengono in vita con le loro azioni, ma che ne comprime gli spazi di libera spontaneità e di autorealizzazione. In una parola, l’estraneazione sociale: “Se è vero che la teoria della pauperizzazione crescente non si è realizzata alla lettera, essa si manifesta tuttavia nel fatto non meno angoscioso della illibertà, della dipendenza da un apparato che sfugge alla coscienza di coloro stessi che lo utilizzano e che domina universalmente sugli uomini”<a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn6" style="color: #333333;">[6]</a>.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;">È per questo che la società contemporanea, anche se è diventata terreno inospitale per il fiorire di una coscienza di classe proletaria, resta segnata dal suo carattere antagonistico e polemogeno; e se i conflitti non si manifestano più come conflitti di classe, essi migrano tuttavia in altre sfere, per esempio in quella della vita privata degli individui<a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn7" style="color: #333333;">[7]</a>. “È possibile – scrive Adorno nelle <em>Osservazioni sul conflitto sociale</em> <em>oggi</em>– che in determinate situazioni di crisi il conflitto sociale si attualizzi nella forma di conflitto di classe; se ciò avverrà nuovamente nelle forme del mondo amministrato, resta da vedere. Per intanto, il conflitto sociale dovrà essere ricercato ed esaminato anche altrove”<a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn8" style="color: #333333;">[8]</a>: lo si ritroverà, dislocato e reindirizzato, nelle tante esplosioni di rabbia e di risentimento che attraversano le nostre società nella dimensione privata come in quella pubblica e che, osserva il pensatore francofortese, “costituiscono un potenziale pericoloso non tanto per l’ordine, quanto per le minoranze malviste o per coloro che non sono politicamente conformisti: contro di essi può essere utilizzata, in caso di crisi, l’energia della lotta di classe privata del suo scopo primario”<a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn9" style="color: #333333;">[9]</a>.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;">Rispetto alla visione marxiana, dunque, la teoria critica di Adorno si caratterizza per un sostanziale mutamento di prospettiva. La società capitalistica rimane segnata da contraddizioni e antagonismi, e proprio per questo resta in linea di principio una forma contingente e superabile delle relazioni tra gli uomini: “Finché la sua struttura complessiva resta antagonistica; finché gli uomini non sono i soggetti della società, ma quegli agenti di cui oggi si cerca di neutralizzare l’indegna situazione con il concetto di ‘ruolo’, fino allora la storia non si placherà. […] Le probabilità che l’ordine sociale attuale abbia fine sono maggiori di quelle a favore di un nuovo Egitto”</span><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn10" style="color: #333333; font-family: inherit;">[10]</a><span style="font-family: inherit;">, cioè della stabilizzazione di un qualche nuovo incubo totalitario. Ma, al tempo stesso, non è possibile indicare alcuna direzione visibile, o concretamente praticabile, mediante la quale il superamento dell’ordine sociale esistente possa aver luogo. È vero che le prime manifestazioni del movimento studentesco e giovanile sembrano accendere anche in Adorno un barlume di speranza. Nell’aprile ’68 osserva infatti che, “solo in questi ultimissimi tempi, si intravedono, specialmente tra i giovani borghesi, segni di una controtendenza: resistenza alla cieca assimilazione, libera scelta delle possibilità razionalmente assunte, presa di coscienza del fatto che un cambiamento è possibile”</span><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn11" style="color: #333333; font-family: inherit;">[11]</a><span style="font-family: inherit;">. Ma anche questo cauto ottimismo sparisce nei mesi successivi, quando il confronto con gli studenti diventa duramente polemico e le posizioni di Adorno tornano al pessimismo iniziale. La situazione è tale, sostiene ad esempio nella polemica epistolare che lo oppone a Herbert Marcuse nel ’69, che ogni prassi è preclusa, e dunque ogni tentativo in quella direzione non può far altro che peggiorare il quadro esistente</span><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn12" style="color: #333333; font-family: inherit;">[12]</a><span style="font-family: inherit;">.</span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Una paradossale ortodossia</span></blockquote>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;">La posizione di Adorno viene pertanto ad assumere delle caratteristiche piuttosto paradossali: per un verso egli si mantiene fedele alla critica marxiana del capitalismo e dell’estraniazione sociale che esso comporta, conservando una certa “ortodossia” marxiana che lo spinge, per esempio, a progettare (senza però realizzarla) una critica del programma socialdemocratico di Bad Godesberg, quello nel quale la Spd sanciva il suo abbandono del marxismo<a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn13" style="color: #333333;">[13]</a>. Per altro verso, però, egli separa la critica dal riferimento a ogni concreta azione di trasformazione della società, riducendola a un puro principio teoretico da cui, nella presente fase storica, non si può trarre alcuna indicazione politica od operativa. Ovviamente questa posizione rischia di assumere una coloritura paradossale o contraddittoria: criticare una situazione immodificabile, infatti, sarebbe non meno privo di senso del criticare la legge di gravità. Adorno ne è certamente consapevole, infatti non dice mai che la situazione è immodificabile, continua a pensarla come trasformabile e contingente, come lacerata da contraddizioni che potrebbero farla collassare; però sostiene anche che, nell’epoca presente, nessuna azione trasformativa è praticabile; e questo indebolisce molto, o nega del tutto, la tesi secondo la quale la società è in linea di principio trasformabile nel senso dell’emancipazione umana; una tesi senza la quale, però, la stessa idea della teoria critica perderebbe completamente il suo senso.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;">Questi sono i problemi cui il pensiero di Adorno va incontro quando fissa, su una serie di punti decisivi, la sua vicinanza/lontananza rispetto al pensiero di Marx. Non privo di problemi però è anche, a mio modo di vedere, l’altro lato della sua riflessione, e cioè quello dove egli mantiene decisamente l’ortodossia marxiana. La critica dell’estraniazione, cioè di quella situazione in cui gli uomini creano attraverso le loro relazioni un processo sociale che si rende autonomo di contro ad essi e li domina come un destino estraneo, è perfettamente in linea con Marx, e soprattutto col Marx dei <em>Grundrisse</em> o del capitolo del <em>Capitale</em> sul feticismo<a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftn14" style="color: #333333;">[14]</a>, ma rischia di essergli fedele anche in ciò che nel pensiero di Marx è più problematico. L’autonomia e la potenza sovrastante che i loro rapporti acquisiscono nei confronti degli individui che ne sarebbero i soggetti costituiscono infatti da un lato una caratteristica specifica della società mercantile, anarchica e non governata da un piano cosciente, ma dall’altro, come avrebbe detto Durkheim, sono un effetto della relazione sociale in quanto tale; e a me sembra di poter dire che il limite di Marx, e di Adorno che lo segue alla lettera, stia proprio nel non vedere che i processi di autonomizzazione e di reificazione non sono propri esclusivamente del capitalismo di mercato. Una critica sociale che persegue in modo unilaterale la via aperta da Lukács nel 1923 e si concentra prevalentemente sul tema dell’estraniazione è disarmata rispetto all’obiezione secondo la quale l’effetto di estraniazione è già indotto dal semplice rapporto tra gli atti intenzionali individuali e le conseguenze globali del loro intrecciarsi, e dunque può essere più o meno acuto, ma non è correlato univocamente con certe specifiche modalità di rapporto sociale.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;">In sostanza, Adorno sembra mantenere una “ortodossia” sull’impianto filosofico marxiano di fondo, mentre mette in discussione tutto ciò che riguarda la concretezza delle contraddizioni e dei conflitti dentro il capitalismo. Finisce così per dare corpo a una visione della società dove al dominio estraniante del processo economico che si sviluppa secondo la sua logica propria sopra le teste dei soggetti fa riscontro l’assenza più completa della dimensione della politica, del conflitto sociale e della lotta per l’egemonia; nella sua prospettiva, infatti, come abbiamo visto, le tensioni e gli antagonismi non si traducono in scontro tra le forze che promuovono i processi di emancipazione e quelle che li ostacolano, ma vengono “scaricate” in forme non politiche se non proprio psicopatologiche. In sostanza si potrebbe dire che, in Adorno, la sottovalutazione della dimensione politica e della lotta per l’egemonia, che già caratterizza il “sistema” marxiano in quanto critica dell’economia ma non l’opera di Marx nel suo insieme, viene ulteriormente radicalizzata. E questo fatto deve essere probabilmente compreso in connessione con la vicenda biografica del filosofo, segnata in modo profondo sia dal trauma dell’emigrazione in Usa (l’unico paese capitalistico avanzato dove non esiste il socialismo: questione sulla quale si era interrogato in un famoso saggio Werner Sombart), sia dal ritorno nella Germania divisa<a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_msocom_1" style="color: #333333;">[Francesco1]</a> , dove le posizioni <em>politiche</em> marxiste o comuniste erano rese sostanzialmente indicibili dall’accusa ad esse rivolta di portare acqua al mulino della dittatura dell’Est. Due paesi (Stati Uniti e Repubblica federale tedesca), insomma, dove una prassi politica di emancipazione radicale appariva del tutto esclusa dal novero delle cose possibili.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;">Anche per questo motivo, probabilmente, il confronto di Adorno con Marx rimane per molti aspetti un confronto non risolto. Adorno è decisamente acuto e preveggente quando insiste con forza su quelle novità (prime fra tutte, il consumo di massa e l’industria culturale) che modificano in profondità gli assetti sociali che Marx aveva analizzato, generando effetti di integrazione che vanno ben oltre ciò che l’autore del <em>Manifesto</em> avrebbe mai potuto immaginare. Riprendendo invece alla lettera la tesi marxiana secondo la quale il processo economico estraniato domina gli uomini che dovrebbero esserne i soggetti, Adorno fa proprio un aspetto del pensiero di Marx senza vedere i problemi e le aporie che esso comporta. E anzi lo radicalizza fino al punto di far scomparire quella dimensione del conflitto e della lotta per l’egemonia che in Marx rimaneva comunque centrale, anche se tale non era nel “sistema” marxiano della critica dell’economia politica. In questo senso, si potrebbe dire ironicamente, quella di Adorno è quasi una tesi “ultraortodossa”, attraverso la quale vengono in luce anche i limiti presenti nella posizione marxiana. Quello tra Adorno e Marx si rivela così come un confronto pieno di tensioni, caratterizzato da aspetti di fecondo superamento e da altri nei quali il francofortese resta tutto interno a un quadro concettuale del quale sarebbe stato necessario, invece, vedere anche la problematicità.</span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Note</span></blockquote>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref1" style="color: #333333;">[1]</a> La relazione di Adorno si trova in <em>Soziologische Schriften I</em>, cit. ed è tradotta in italiano in <em>Scritti sociologici</em>, cit., pp. 314-330.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref2" style="color: #333333;">[2]</a> Il testo, quasi identico a quello intitolato <em>Tardo capitalismo o società industriale?</em>, apparve in <em>Colloque Marx, </em>Editions Mouthon, Paris 1969, e in italiano in <em>Marx Vivo. La presenza di Karl Marx nel pensiero contemporaneo</em>, ed. it. a cura di Mario Spinella, 2 voll., Mondadori, Milano 1969, pp. 19-35.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref3" style="color: #333333;">[3]</a> Ivi, p. 28.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref4" style="color: #333333;">[4]</a> Ivi, p. 26.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref5" style="color: #333333;">[5]</a> Ivi, pp. 26-27.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref6" style="color: #333333;">[6]</a> Ivi, p. 25.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref7" style="color: #333333;">[7]</a> Th. W. Adorno, <em>Osservazioni sul conflitto sociale oggi</em>, in <em>Scritti sociologici</em>, cit., pp. 170-188: 177.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref8" style="color: #333333;">[8]</a> Ivi, p. 180.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref9" style="color: #333333;">[9]</a> Ivi, p. 181.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref10" style="color: #333333;">[10]</a> Th. W. Adorno, <em>Sulla statica e la dinamica come categorie sociologiche</em>, in <em>Scritti sociologici</em>, cit., pp. 210-230: 229.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref11" style="color: #333333;">[11]</a> Adorno, <em>E’ superato Marx?</em>, cit., p. 34.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref12" style="color: #333333;">[12]</a> Cfr. per esempio la lettera di Adorno a Marcuse del 19 giugno 1969, trad. it. in H. Marcuse, <em>Oltre l’uomo a una dimensione</em>, a cura di R. Laudani, Manifestolibri, Roma 2005, pp. 315-317.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref13" style="color: #333333;">[13]</a> Cfr. ad esempio la lettera di Adorno a Horkheimer dell’8 dicembre 1966, in Adorno-Horkheimer, <em>Briefwechsel 1927-1969</em>, hrsg. von H. Lonitz e C. Gödde, Suhrkamp, Frankfurt a. 2003, vol. IV, pp. 782-784, citata da Manuel Guidi nella sua tesi di dottorato, <em>La filosofia politica di Th. W. Adorno</em>, Università di Parma, 2012, p. 294.</span></div>
<div style="color: #333333;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="http://ilrasoiodioccam-micromega.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/06/15/adorno-e-marx/#_ftnref14" style="color: #333333;">[14]</a> H. Reichelt, nel saggio <em>Oggettività sociale e critica dell’economia politica: Adorno e Marx</em>, in <em>Theodor W. Adorno. Il maestro ritrovato</em>, a cura di L. Pastore e Th. Gebur, Manifestolibri, Roma 2008, pp. 223-241, sottolinea e valorizza proprio questo aspetto del pensiero di Adorno. Sulla interpretazione dialettico-francofortese di Marx e il suo nesso con la teoria critica di Adorno si veda anche T. Redolfi Riva, <em>Teoria critica della società? Critica dell’economia politica. Adorno, Backhaus, Marx,</em> in “Consecutio temporum”, anno III, n. 5, ottobre 2013. Anche Roberto Finelli rileva come Adorno si possa inscrivere (preceduto da Lukács e seguito da Reichelt e Backhaus) nell’ambito di quello che egli definisce il “marxismo del feticismo e della reificazione”; ma al tempo stesso Finelli sviluppa una complessa critica di questa forma “estenuata” del marxismo, che meriterebbe una seria discussione, impossibile in questa sede (cfr. R. Finelli, <em>Un parricidio compiuto. Il confronto finale di Marx con Hegel</em>, Jaca Book, Milano 2014, pp. 313-325).</span></div>
<div style="color: #333333;">
<em><span style="font-family: inherit;">(15 giugno 2017)</span></em></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO6F9au7jKuXUKvylEUkXzsrQgO1xVw7Tpp0J75eStSZ0LUf6-PZjUezvdgpu85nMcRjl5xA_VSna2SklWaSZ1ih8eTgcld0MjGRdFddvnh9aIP2TK4YQAE0kT0BZssO8AnoWxI-IjHkLh/s1600/Il+Rasoio+di+Occam.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjO6F9au7jKuXUKvylEUkXzsrQgO1xVw7Tpp0J75eStSZ0LUf6-PZjUezvdgpu85nMcRjl5xA_VSna2SklWaSZ1ih8eTgcld0MjGRdFddvnh9aIP2TK4YQAE0kT0BZssO8AnoWxI-IjHkLh/s1600/Il+Rasoio+di+Occam.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><u>http://ilrasoiodioccam.repubblica.it/</u></i></td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-61721671342609958402017-10-13T10:14:00.000-04:002017-10-13T10:24:32.052-04:00Entre la Economía Política de Karl Marx y la Economía Ecológica<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiarVqL1pglLJC0Yj_ikpeQU66JDv55uGTPP66y0-d_vPT6Uqt1_9_cmwHnGZIFVzCoSZcEIiZ7YVT4QYrrq3Rxh5aVeNOtSfBeo1g8ZbYYLxp-9p_32YbA_0ZyY_80LJaH0Rr9OJUV40Mu/s1600/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+Stanislav+Belovski+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="375" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiarVqL1pglLJC0Yj_ikpeQU66JDv55uGTPP66y0-d_vPT6Uqt1_9_cmwHnGZIFVzCoSZcEIiZ7YVT4QYrrq3Rxh5aVeNOtSfBeo1g8ZbYYLxp-9p_32YbA_0ZyY_80LJaH0Rr9OJUV40Mu/s200/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+Stanislav+Belovski+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;">Karl Marx ✆ Stanislav Belovski
</span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>Julián Sabogal Tamayo</i></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Los especialistas en temas ambientales, marxistas y no
marxistas, discuten sobre las contribuciones de Karl Marx al análisis de los
problemas ambientales. Este artículo es un aporte a esa discusión. La economía
política de Marx y la economía ecológica se sitúan en dos niveles de
abstracción diferentes y se ocupan de dos objetos distintos; la primera se
centra en el valor como relación social y la segunda explica el valor sobre
bases físicas. La economía ecológica estudia la riqueza material, Marx estudió
la forma social de la riqueza en el capitalismo. Aquí se precisan sus
diferencias. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Marx buscaba mostrar el carácter histórico del modo de
producción capitalista, mientras que la economía ecológica se ocupa de las
relaciones materiales con la naturaleza y de los riesgos que el crecimiento
económico impone a la sostenibilidad. Ambas disciplinas utilizan un enfoque
complejo, pero Marx recurre a Hegel para establecer la relación entre la
esencia y la apariencia de los fenómenos, entre valor y precio, entre plusvalía
y ganancia, mientras que la economía ecológica se preocupa por la complejidad
de las manifestaciones externas e inmediatas de la economía. Para Marx y los
marxistas el problema ambiental es inherente al sistema y, por tanto, no tendrá
solución en este marco, mientras que la economía ecológica no plantea, al menos
en forma explícita, la responsabilidad del capitalismo. Por último, se muestra
la importancia de la solidaridad teórica entre ambas disciplinas y sus
posibilidades. El marxismo aporta una comprensión del sistema y de las causas
esenciales del problema, la economía ecológica aporta estudios concretos e
indicadores para medir la producción física y su impacto sobre la naturaleza.</div>
<a name='more'></a><o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal">
El propósito de Marx era demostrar el carácter histórico de
la sociedad capitalista y entenderla como modo de producción. Antes existieron
otros tipos de sociedad y, por tanto, era factible que después existiera una
nueva, a la que llamó comunismo. En París, cuando dirigía los <i>Anales Franco-alemanes</i>, el joven Marx lo
expresó así:</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<i>El comunismo como
superación positiva de la propiedad privada en cuanto autoextrañamiento del
hombre, y por ello como apropiación real de la esencia humana por y para el
hombre; por ello como retorno del hombre para sí en cuanto hombre social, es
decir, humano; retorno pleno, consciente y efectuado dentro de toda la riqueza
de la evolución humana hasta el presente. Este comunismo es, como completo
naturalismo = humanismo, como completo humanismo = naturalismo; es la verdadera
solución del conflicto entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el
hombre, la solución definitiva del litigio entre existencia y esencia, entre
objetivación y autoafirmación, entre libertad y necesidad, entre individuo y
género. Es el enigma resuelto de la historia y sabe que es la solución</i>
(Marx, 1993, 147).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
Ya en esa época, 1844, planteó la posibilidad de otra
sociedad distinta a la capitalista. Había roto con sus antiguos compañeros, los
hegelianos de izquierda, y concluido que la crítica social no se debía centrar
en la religión ni en la filosofía sino en la economía y, en particular, en la
propiedad privada, su esencia. Su propuesta de superar la propiedad privada
significaba cambiar la sociedad en su aspecto esencial. La sociedad capitalista
desnaturaliza al ser humano, al menos a una parte: los obreros, porque los
aliena. La eliminación de la propiedad privada implicaría el regreso del hombre
a su condición de ser social, su verdadera esencia. La superación del capitalismo
lo devolvería a su condición de ser natural y social. Desde ese momento, Marx
dedicó sus esfuerzos a explorar la posibilidad histórica del paso del
capitalismo al comunismo. En el prólogo a <i>Contribución
a la crítica de la economía política</i>, publicado en 1859, después de
escribir los borradores de la primera versión de su gran obra <i>El Capital</i> –los <i>Grundrisse</i>–, definió claramente el concepto de modo de producción y
su carácter histórico. “<i>En la producción
social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas
necesarias, independientes de su voluntad; estas relaciones de producción
corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas materiales de
producción</i>” (Marx, 1968, 3). <o:p></o:p></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6p_47TRqYqMkX0R1JmXOnWXJrik66wmAUOoblbiEZq1anTGH1pv4OAVJS2qjZlFr1Lw8X3zM_lv_ZqHIFN44L4T_6pp1AbGbTq27k0ENPC0VkK_v-lUt_ilnXhffvb-A8GagO2QjEFBle/s1600/C3.png" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="60" data-original-width="60" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6p_47TRqYqMkX0R1JmXOnWXJrik66wmAUOoblbiEZq1anTGH1pv4OAVJS2qjZlFr1Lw8X3zM_lv_ZqHIFN44L4T_6pp1AbGbTq27k0ENPC0VkK_v-lUt_ilnXhffvb-A8GagO2QjEFBle/s1600/C3.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: small;"><b>Seguir en:</b></span><br />
<a href="http://revistas.uexternado.edu.co/index.php/ecoins/article/download/3284/2934"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: large;"><b>PDF</b></span></a></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "sans-serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "sans-serif";">Julián
Sabogal Tamayo es Magister en Economía, profesor titular de la Universidad de
Nariño, profesor emérito, miembro de número de la Academia Colombiana de
Ciencias Económicas, director del grupo de investigación Desarrollo Endogénico.</span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOly2C1DLDz-9PdleJFd-sct4fvkYHQqgz7FCtfdCk8rgGi0ym-ejo4TWtpAb8cYLXpCAPJA73apV_1W_CNpUvOAEkMEC1zKYb1BQxnQvKbFDajKUvAHsTiRA1wfdVxupMyrEGm2D7p4dm/s1600/Universidad+Externado+de+Colombia.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOly2C1DLDz-9PdleJFd-sct4fvkYHQqgz7FCtfdCk8rgGi0ym-ejo4TWtpAb8cYLXpCAPJA73apV_1W_CNpUvOAEkMEC1zKYb1BQxnQvKbFDajKUvAHsTiRA1wfdVxupMyrEGm2D7p4dm/s1600/Universidad+Externado+de+Colombia.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://revistas.uexternado.edu.co/" style="font-size: medium; text-align: start;"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>http://revistas.uexternado.edu.co/</i></span></a></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-22445358661686699942017-10-09T13:13:00.000-04:002017-10-11T13:56:05.603-04:00'Pour Marx’ e ‘Lire le Capital’: convergências e divergencias<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjGyliPSsHWec-QDCbHLBdRgvqVstgw3W2swIk0ihNpUDI76_K3a76f6YK2ETRUZKFZI0yIWKjR6e9y9b5lWnTiOq4rQqaWdbRMmfTMafoBBIwESFzwG8HxzIPJm76XMEjnb0dWrMr6Kdt/s1600/Lire+Le+Capital+%25E2%259C%2586+Louis+Althusser+%25C2%25A9+MultiSignos.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="274" data-original-width="184" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjGyliPSsHWec-QDCbHLBdRgvqVstgw3W2swIk0ihNpUDI76_K3a76f6YK2ETRUZKFZI0yIWKjR6e9y9b5lWnTiOq4rQqaWdbRMmfTMafoBBIwESFzwG8HxzIPJm76XMEjnb0dWrMr6Kdt/s1600/Lire+Le+Capital+%25E2%259C%2586+Louis+Althusser+%25C2%25A9+MultiSignos.jpg" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQ8dUAcWZIIqRq0rUOBBeXX_UGbycDLkwFGDJ6mjPPRIXaBRHED0VWfaKbeHbN2IoCnrw9zQkzsuaam-QMqh2GlsKBqyyxmFQ8-WnRQgp_EdPfCD94LEWnZzI2BPS7scMsci0F1c_dSBCo/s1600/Pour+Marx+%25E2%259C%2586+Louis+Althusser+%25C2%25A9+MultiSignos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="279" data-original-width="181" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQ8dUAcWZIIqRq0rUOBBeXX_UGbycDLkwFGDJ6mjPPRIXaBRHED0VWfaKbeHbN2IoCnrw9zQkzsuaam-QMqh2GlsKBqyyxmFQ8-WnRQgp_EdPfCD94LEWnZzI2BPS7scMsci0F1c_dSBCo/s1600/Pour+Marx+%25E2%259C%2586+Louis+Althusser+%25C2%25A9+MultiSignos.jpg" /></a><i><b><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Luiz Eduardo Motta</span></b></i><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
O marxismo é um pensamento de ruptura mas pode não sê-lo,
conforme sua apropriação e seu uso. Escobar, 1996, p.92 Introdução O marxismo
teve no ano de 1965 o lançamento de dois livros que marcariam profundamente não
apenas o campo teórico/filosófico, mas também o político: <i>Pour Marx</i> (PM) e <i>Lire le
Capital</i> (LC), de Louis Althusser. As duas obras não passaram despercebidas,
pois geraram um intenso e apaixonado debate tanto em torno de diversas questões
relativas à obra teórica de Karl Marx quanto em torno dos seus efeitos
políticos. As publicações de PM e LC estavam longe de reivindicar uma
neutralidade no campo teórico marxista, ou mesmo de serem obras puramente
teóricas e formais. Como observa o próprio Althusser em “Defesa de tese em
Amiens” (1998c), essas duas obras teóricas continham uma clara intervenção na
política e na filosofia marxistas reinantes, dominadas por leituras dogmáticas
marcadas tanto pelo viés economicista como pelo seu par humanista, que para
Althusser expressavam à época uma posição claramente direitista no marxismo.<br />
<a name='more'></a> <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Segundo Althusser (1998c), tanto o título de PM como LC eram
igualmente palavras de ordem: o primeiro evocava um retorno a Marx, ao Marx
revolucionário que fundou a Ciência da História (em oposição ao jovem Marx
filósofo humanista), e com ele um novo conjunto conceitual centrado na luta de
classes para o conhecimento dos distintos processos históricos das mais
diversas formações sociais; o segundo uma clara defesa de <i>O Capital</i> como a obra central de Marx em clara oposição às
interpretações que enfocavam, ou davam maior ênfase às obras de juventude de
Marx, em especial aos <i>Manuscritos de 1844</i>. </div>
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcXWAEB_T3BC1OTuPU-hEJOf_v8Tkv9sSyDu-1SCzuzxFaeMDK6W40m2smpoPmx4o4dxtNZr58wu3dZJhNKPgZC3Eij_3pNm0zD1Pw5_A2GAPI9Yw8MmerDnRB_Q9XQD_1b3_qes8XAXpB/s1600/D2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="100" data-original-width="100" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcXWAEB_T3BC1OTuPU-hEJOf_v8Tkv9sSyDu-1SCzuzxFaeMDK6W40m2smpoPmx4o4dxtNZr58wu3dZJhNKPgZC3Eij_3pNm0zD1Pw5_A2GAPI9Yw8MmerDnRB_Q9XQD_1b3_qes8XAXpB/s1600/D2.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: small;">Continue lendo em </span><br />
<a href="https://www.ifch.unicamp.br/criticamarxista/arquivos_biblioteca/artigo2017_10_01_17_54_07.pdf" style="text-align: start;"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: large;"><b><i>PDF</i></b></span></a></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span style="text-align: justify;">É necessário contextualizar o lançamento dessas duas obras magnas de Althusser:
o ano de 1965 estava marcado por uma gama de movimentos revolucionários que
sacudiram o mundo como a Revolução Cubana, a Revolução Argelina, a guerra do
Vietnã, a ruptura sino-soviética, as lutas de libertação nacional na África portuguesa
(Angola, Moçambique, Guiné-Bissau e Cabo Verde) e a emergência de ditaduras
burguesas com sustentação militar, apoiadas pelo imperialismo estadunidense,
como ocorreu em várias formações sociais latino-americanas a exemplo do Brasil,
da Argentina, da Bolívia e da República Dominicana.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0fJWQ2x1uKDmMrU4Ow7u9OMYaZX6KmRn_Vpc25IObti8LvVXaitEyYABdBvl0c7VgyXxKQetaZZq4pXgRmME7OPqMl6EF9_7f-8SFQAsfElexTiJCef-fzibJpHcuAYcjzuU5ny333-Jh/s1600/Cr%25C3%25ADtica+Marxista.br.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0fJWQ2x1uKDmMrU4Ow7u9OMYaZX6KmRn_Vpc25IObti8LvVXaitEyYABdBvl0c7VgyXxKQetaZZq4pXgRmME7OPqMl6EF9_7f-8SFQAsfElexTiJCef-fzibJpHcuAYcjzuU5ny333-Jh/s1600/Cr%25C3%25ADtica+Marxista.br.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><a href="https://www.ifch.unicamp.br/">https://www.ifch.unicamp.br/</a> </i></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-71613134061770246512017-10-09T09:28:00.000-04:002017-10-09T09:28:19.470-04:00Orígenes del Materialismo Histórico: los Jóvenes Hegelianos<div class="MsoNormal">
<b><i><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Ariel Mayo</span></i></b></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhS7DK73A9CFL1uNUpIIS7w3dLaw3aa5bbWOqTI6hyphenhyphenjVz9FCOjYb76H7e5NCHjWC49pIQ46NnUhLa9HhMxAfvpL83jWtfuC7Nru5e3eg-gacnweC2tHg3hCH5zxfPYRrbjOxv5qU07nkE29/s1600/Karl+Marx+%2526+Friedrich+Engels+%25E2%259C%2586+Anne+Simon+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="893" data-original-width="701" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhS7DK73A9CFL1uNUpIIS7w3dLaw3aa5bbWOqTI6hyphenhyphenjVz9FCOjYb76H7e5NCHjWC49pIQ46NnUhLa9HhMxAfvpL83jWtfuC7Nru5e3eg-gacnweC2tHg3hCH5zxfPYRrbjOxv5qU07nkE29/s320/Karl+Marx+%2526+Friedrich+Engels+%25E2%259C%2586+Anne+Simon+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" width="251" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: small;">Karl Marx & Friedrich Engels ✆ Anne Simon</span>
</span></td></tr>
</tbody></table>
<b><i></i></b><br /><b><i></i></b></div>
<div class="MsoNormal">
Göran Therborn (1) es autor de una obra sobre los orígenes
de la sociología que merece ocupar un lugar destacado en los trabajos sobre la
historia de la teoría social. Se trata de <i>Ciencia,
clase y sociedad: Sobre la formación de la sociología y del materialismo
histórico</i>, Madrid, 1980, Siglo XXI (Traducción española de Santos Juliá
Díaz). (2) El capítulo 6 del libro de Therborn (Luchas obreras y rupturas
teóricas: La formación social y teórica del materialismo histórico) está
dedicado a los orígenes del marxismo, proyecto teórico y político contrapuesto
al de la sociología. Presento a continuación una ficha de lectura dedicada al
tratamiento por Therborn de la influencia de la filosofía hegeliana en dichos
orígenes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El Materialismo Histórico surgió hacia
1845, con la redacción por Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895)
del manuscrito de <i>La Ideología alemana</i>.
(p. 317 y 353). Therborn propone distinguir tres componentes básicos en la
formación del Materialismo Histórico: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>1.</b> La existencia de un tipo particular de intelectuales radicalizados,
consecuencia de la combinación del subdesarrollo económico y político de
Alemania (producto del fracaso de la Revolución Burguesa) y la experiencia de
los países desarrollados de Europa occidental (Inglaterra y Francia). Estos
intelectuales fueron los Jóvenes Hegelianos quienes se desempeñaron como
mediadores entre el “sentido teórico” del pueblo alemán y la clase obrera real.<br />
<a name='more'></a>
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Los Jóvenes Hegelianos realizaron dos contribuciones al surgimiento
del Materialismo Histórico: a) dedicación a la teoría abstracta y a la investigación seria. Ambas
cualidades eran el resultado de la cultura universitaria alemana de comienzos
del siglo XIX; b) su cualidad de <i>intelligentsia</i>
radical y alienada, conformada por publicistas <span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">“l</span>ibres<span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">”</span> y, con
frecuencia, perseguidos. No disfrutaba de seguridad académica (pp. 322-324).</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Therborn destaca que la influencia de los Jóvenes Hegelianos
en la génesis del Materialismo Histórico constituyó “un componente social de una importancia
fundamental en la formación de Marx y en medida algo menor, de Engels (p. 324).
No fue sólo un componente meramente ideológico. Nuestro autor equipara, más
adelante, a los Jóvenes Hegelianos con
los bolcheviques rusos. (p. 333). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>2.</b> Encuentro y unión de parte de los intelectuales
radicalizados con la clase obrera (con la parte revolucionaria del movimiento
obrero). Hay aquí una diferencia decisiva con la sociología académica y con
otras corrientes radicales posteriores. En la coyuntura política pueden
distinguirse tres elementos que potenciaban dicho encuentro: <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
a) Revolución Burguesa como fenómeno político actual (no
sólo el recuerdo de 1789, sino la Revolución de 1830 y la reforma electoral
inglesa de 1832);<br />
b) fracaso de la Revolución Burguesa en Alemania (ofensiva
de Federico Guillermo IV, rey de Prusia, contra los liberales y los Jóvenes
Hegelianos en 1842-1843);<br />
c) aparición del proletariado con sus propias
reivindicaciones (<i>cartismo</i> inglés;
insurrecciones de los obreros de Lyon en 1831 y 1834; rebelión de los tejedores
de Silesia en 1844). (pp. 324-325).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Therborn plantea que “<i><u>la
unión de la teoría materialista histórica y el movimiento obrero es la esencia
del marxismo</u></i>” (p. 325; el subrayado es del autor).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Marx y Engels tuvieron que aprender del proletariado: <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
a) el mundo real en su concreta materialidad;<br />
b) descubrir la lucha de clases; c) la lucha organizada y
revolucionaria de la clase obrera. (p. 326-332). Ya en <i>La Ideología alemana</i>, Marx y Engels fijaron el papel de la teoría,
que era servir al proletariado mediante la clarificación de los antagonismos de
clase. (p. 333).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Es importante indicar que Marx y Engels no sólo fueron
intelectuales orgánicos de la clase obrera - en el sentido gramsciano del
término -, sino que desde el principio participaron como comunistas
revolucionarios en la actividad organizativa. Esta es la divisoria de aguas con
la sociología: “[Ambas] <i>son reflexiones
sobre el capitalismo y la sociedad burguesa. Ambos expresan a su modo la
desilusión producida por la revolución burguesa, a través de una intelligentsia
desarrollada. (...) No hay ni un sólo sociólogo importante en el mundo
capitalista que, como tal sociólogo, se haya formado en un movimiento obrero
militante y haya tomado parte en él</i>.” (p. 334).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b>3.</b> La filosofía de la izquierda hegeliana, mediación
intelectual mediante la cual Marx y Engels procesaron sus experiencias. Según
Therborn, “<i>favorecía mucho más el
desarrollo de un discurso teórico sistemático sobre la sociedad que las
respuestas relativamente efímeras de la agitación por cuestiones parciales, el
periodismo y la literatura</i>.” (p. 317).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Marx, inicialmente un idealista objetivo, rompió con el
idealismo en el período que va de 1843 a 1845/46. En ese camino, cuyo punto
culminante es <i>La Ideología Alemana</i>,
rompió con dos líneas de comunicación posibles con la incipiente sociología: <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
a) el determinismo idealista de la escuela histórica del
Derecho;<br />
b) el determinismo idealista de Hegel, con su “espíritu del
pueblo”. (pp. 337-343). Therborn resalta la importancia fundamental de la
distinción hegeliana entre Estado y sociedad civil para el descubrimiento
marxiano “de la sociedad como una realidad empírica regida por leyes” (p. 343).
</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhobdIEykQQ-RTs_uY5OU4VYUk9cvOuwUpagTjRdQjDmQQZxQKd6QgPoNSOEy63k32FyC-2676_p6BdJszNTIkshtcIhqeJpKOdDpJnIFO5W_EnGxSA4Y6CMWmmSjsqg2J2-zcKzNKNNYYQ/s1600/Ciencia%252C+clase+y+sociedad+Sobre+la+formaci%25C3%25B3n+de+la+sociolog%25C3%25ADa+y+del+materialismo+hist%25C3%25B3rico+%25E2%259C%2586+G%25C3%25B6ran+Therborn+%25C2%25A9+MultiSignos.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="374" data-original-width="236" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhobdIEykQQ-RTs_uY5OU4VYUk9cvOuwUpagTjRdQjDmQQZxQKd6QgPoNSOEy63k32FyC-2676_p6BdJszNTIkshtcIhqeJpKOdDpJnIFO5W_EnGxSA4Y6CMWmmSjsqg2J2-zcKzNKNNYYQ/s320/Ciencia%252C+clase+y+sociedad+Sobre+la+formaci%25C3%25B3n+de+la+sociolog%25C3%25ADa+y+del+materialismo+hist%25C3%25B3rico+%25E2%259C%2586+G%25C3%25B6ran+Therborn+%25C2%25A9+MultiSignos.jpg" width="201" /></a></div>
La superación del idealismo hegeliano fue un proceso
complejo. En primer lugar, un desarrollo materialista de la mencionada
distinción hegeliana, lo llevó a los utilitaristas franceses e ingleses del
siglo XVIII y a los economistas liberales. En este punto, comenzó a desarrollar
la noción de alienación: “<i>Un desarrollo
continuo y lineal desde la concepción hegeliana de sociedad civil, la esfera de
las necesidades y el egoísmo individual hasta la economía habría exigido
centrarse en la competencia y en la división del trabajo como hecho económico
fundamental - esto es, el descubrimiento del mercado- y en la guerra de todos
contra todos como blanco fundamental de la crítica social</i>.” (p. 346).
Therborn opina que el concepto de alienación del hombre oscureció en este
período el pasaje desde la sociedad civil a la crítica de la economía política.
(p. 347).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hasta noviembre de 1844, un poco después de la publicación
de <i>La Sagrada Familia</i>, la teoría de
Marx y Engels era una mezcla de humanitarismo, utilitarismo y socialismo. (p.
350). La ruptura (o el pasaje a posiciones definidamente socialistas) se dio en
<i>La Ideología alemana</i>, donde la
estructura económica de la sociedad y la lucha de clases determinada por
aquélla aparecen en el centro de la nueva teoría. En esta obra, Marx y Engels,
“<i>rompen con ese tipo de teoría de la
sociedad basada en la idea de sujeto soberano y creador del mundo, sea un
hombre, una nación, una clase o cualquier otra cosa. La nueva ciencia del MH se
centra en la totalidad social compleja ya dada, el mundo </i><i><span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">“</span>mundo ya existente</i><i><span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">”</span>, su estructura, sus efectos sobre
los hombres que en él viven, sus </i><i><span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">“</span>leyes
de movimiento</i><i><span style="font-family: "cambria math" , "serif"; mso-bidi-font-family: "Cambria Math";">”</span> y su
posible transformación</i>.” (p. 352-353).<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">Notas</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
(1) Therborn es un sociólogo sueco, nacido en 1941 en
Kalmar. Realizó sus estudios en la Universidad de Lund, donde se doctoró en
1974. Desarrolló toda su carrera profesional en Gran Bretaña; profesor de
Sociología en la Universidad de Cambridge; publicó sus obras en idioma inglés,
entre las que se destacan: <i>What Does the
Ruling Class do When it Rules</i>?: <i>State
Apparatuses and State Power under Feudalism, Capitalism and Socialism</i>
(Londres, Verso, 1978); <i>The Ideology of
Power and the Power of Ideology</i> (Londres, Verso, 1980).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
(2) Fue redactado en la primera mitad de los años ‘70 del
siglo pasado (el prefacio está fechado en Gotemburgo en septiembre de 1975) y
publicado por primera vez en inglés en 1976: Science, Class and Society,
Londres, Verso.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9ZXRyWQo3MBRPQDPWpiaee1VZsVCtDPfiE9iCGyB_O2eEEskHFtOeflDZHGC3J4awxmQVzlsVbp2tMtOYQNR5-NAukIRTxT1YN-Qjxvi5dVH8_luihdovL2okX_NNwUCtUbmECz-b4NLT/s1600/Miseria+de+la+Sociolog%25C3%25ADa.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9ZXRyWQo3MBRPQDPWpiaee1VZsVCtDPfiE9iCGyB_O2eEEskHFtOeflDZHGC3J4awxmQVzlsVbp2tMtOYQNR5-NAukIRTxT1YN-Qjxvi5dVH8_luihdovL2okX_NNwUCtUbmECz-b4NLT/s1600/Miseria+de+la+Sociolog%25C3%25ADa.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://miseriadelasociologia.blogspot.com/" style="font-size: medium; text-align: start;"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>http://miseriadelasociologia.blogspot.com/</i></span></a></td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-81628496533563847072017-10-08T11:06:00.000-04:002017-10-13T12:30:36.761-04:00El marxismo de André Gorz<div class="titular titular-single">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQFQt4HNZXu6KkHhmBq63dPggfh8Xi3Ci6wLzh1wtoULkzIuMFSOiQbVBZ2JXpsVGueXaU_-s_qWHreNslV5qMbSXgWHPGRTIy_WKxqp3BuwzFNMmC1ILzFH3tgC-ogT47ALkUwdcYkO_5/s1600/Andr%25C3%25A9+Gorz.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="251" data-original-width="201" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQFQt4HNZXu6KkHhmBq63dPggfh8Xi3Ci6wLzh1wtoULkzIuMFSOiQbVBZ2JXpsVGueXaU_-s_qWHreNslV5qMbSXgWHPGRTIy_WKxqp3BuwzFNMmC1ILzFH3tgC-ogT47ALkUwdcYkO_5/s200/Andr%25C3%25A9+Gorz.jpg" width="160" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;">André Gorz</span></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><b><i>Michael Lowy</i></b></span></div>
<br />
<div class="texte">
Este título parece una provocación: ¿no había
dicho Gorz en 1980 su Adiós al marxismo? Ésta parece ser la opinión de
muchos de sus partidarios o adversarios. En cambio, también está el
punto de vista de un observador inteligente, distante pero no carente de
simpatía, Alain Touraine, en 1993: “<i>André Gorz es el más verdaderamente
marxista de todos los pensadores europeos y también − ¿habría que
decir: pero también?− el más imaginativo y el más activamente
antidoctrinario. Con él, el marxismo tiene la fuerza liberadora que
tenía el propio Marx, cuando criticaba el jacobinismo francés o la
derecha hegeliana</i>”1. El filósofo Arno Münster, eminente gorziano,
constata tanto su distancia como su vinculación persistente con el
marxismo: “a pesar del escepticismo que muestra sobre el concepto
central de la sociología marxista, después de la publicación de Adiós al
proletariado Gorz continúa razonando y pensando en el marco de la mayor
parte de los otros conceptos clave de la teoría marxista, con la
perspectiva de operar una síntesis entre la ecología política y una
crítica de la economía política expurgada de sus dogmas”2.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2EqGjj7UG6HfIdZob_9HM1w-bFYnJR4wv4PRn_R7gtwztSkDbuS1semPOlSRVdsu4BMAfw2t9xw99i9aeiCcYvwTS8f9sE2OYu6ANff7lxE8FP0xK9F59JzXwDJr9-YlQVeVZ8kQ-m3hm/s1600/Fran%25C3%25A7ais.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="35" data-original-width="45" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2EqGjj7UG6HfIdZob_9HM1w-bFYnJR4wv4PRn_R7gtwztSkDbuS1semPOlSRVdsu4BMAfw2t9xw99i9aeiCcYvwTS8f9sE2OYu6ANff7lxE8FP0xK9F59JzXwDJr9-YlQVeVZ8kQ-m3hm/s1600/Fran%25C3%25A7ais.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://blogs.mediapart.fr/michael-lowy/blog/020917/le-marxisme-dandre-gorz" style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Français</span></a></td></tr>
</tbody></table>
En fin,
Françoise Gollain, otra gorziana importante, resume así su trayectoria:
“<i>Contra la tradición marxista dominante y numerosos escritos del propio
Marx, por una parte, y contra una ecología mantenedora del statu quo,
por otra, quiso inspirarse en el Marx humanista, antiproductivista y
libertario, pensador del advenimiento de una sociedad de la asociación</i>”
3. ¿Cuál es la conclusión?<br />
<a name='more'></a><br />
Sin ninguna duda, el Gorz de los años 1960 o 70 se situaba en el
campo del marxismo; un marxismo existencialista, cercano a Sartre, que
había proclamado en Cuestiones de método: “el marxismo es el horizonte
insuperable de nuestro tiempo”. En 1968-1970, Gorz tiende hacia un
izquierdismo tercermundista que, según su biógrafo Willy Gianinazzi, “<i>se
prodría aproximar en Francia a las posiciones neotrotskystas de la
Juventud Comunista Revolucionaria </i>(JCR)” de Daniel Bensaïd 4. Durante los
años 1970, está también cerca de un gran marxista heterodoxo, Herbert
Marcuse, con quien mantendrá un diálogo constante. ¿Pero, con Adiós al
proletariado (1980), no cortó de forma definitiva con todas las ideas
marxistas? El principal interesado puede darnos la respuesta pertinente a
esta pregunta. Esto es lo que dice en una entrevista con Marc Robert,
publicado en Ecorev en 2005: “<i>El Adiós no era en absoluto una crítica
del comunismo, todo lo contrario. Estaba hablando de los maoístas, de su
culto primitivista de un proletariado mítico (…). Es también una
crítica acerba de la social-democratización del capitalismo a la que se
reducía el marxismo vulgar, y de la glorificación del trabajo
asalariado</i>” 5.<br />
<br />
Ciertamente, al rechazar la centralidad de la lucha de clases, y el
papel emancipador del proletariado, Gorz se alejaba de dos tesis
fundamentales del marxismo −y no sólo en su forma maoísta o
social-demócrata-. En el libro de 1980, intentó sustituir a la clase
obrera por la “no-clase de los no-trabajadores”. Era una hipótesis muy
arriesgada, que parece abandonar después, sin por ello volver al
proletariado. Llega a decir incluso, en una entrevista con
interlocutores brasileños en 2005, que “trabajo y capital son en lo
fundamental cómplices por su antagonismo, en la medida en que ‘ganar
dinero’ es su objetivo determinante”. Parece reducir aquí el punto de
vista de los trabajadores al sindicalismo corporativista más limitado6.
Sin embargo, en 1983, en Los Caminos del Paraíso, había desarrollado una
visión mucho más matizada de este antagonismo:<br />
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Por el hecho de reducir
todo a categorías económicas, el capitalismo es un antihumanismo (…)
Las reivindicaciones obreras más fundamentales y más radicales han sido
combates contra la lógica económica, contra la concepción utilitaria,
mercantilista, cuantitativista del trabajo y de la riqueza” 7.
Curiosamente, en el mismo texto de 2005 se encuentra la idea, que me
parece esencial, de la convergencia entre quienes tienen y quienes no
tienen un trabajo: la estrategia de dominación del capital, escribe,
consiste en “impedir que trabajadores y parados se unan para exigir otro
reparto del trabajo y de la riqueza socialmente producida</i>” 8.</blockquote>
En todo caso, resulta evidente que la apropiación que hace Gorz del
marxismo es selectiva. Si se puede hablar de un marxismo de Gorz −o si
se prefiere, de una adhesión al pensamiento de Marx y de algunos
marxistas heterodoxos, de Marcuse y Jean-Marie Vincent a Robert Kurz−,
es sobre todo por dos cuestiones −esenciales, eso sí− que están en el
centro de su compromiso ecológico, o retomando el término utilizado por
Françoise Gollain, ecosocialista: el anticapitalismo, y la alternativa
comunista como civilización del tiempo libre. Intentemos analizar estos
dos momentos, refiriéndonos principalmente al libro Ecologica, que reúne
textos de diferentes períodos y constituye una especie de testamento
político-teórico de André Gorz.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">El anticapitalismo</span></blockquote>
Como observa con toda razón Willy Gianinazzi, la crítica marxiana del
capital “es irremplazable para Gorz: no dejará de apoyarse en ella” 9.
Esta crítica gorziana del modo de producción capitalista, lejos de
suavizarse, parece radicalizarse cada vez más a partir de 1980, sobre
todo en relación con su reflexión sobre la ecología. Por ejemplo, en la
entrevista con Marc Robert antes citada, señala: “Para que la ecología
tenga toda su carga crítica y ética debe comprender que las
devastaciones de la Tierra, la destrucción de las bases naturales de la
vida, son las consecuencias de un modo de producción, y que este modo de
producción exige la maximización de los rendimientos y el recurso a
técnicas que violan los equilibrios biológicos”. Y a la inversa: la
ecología política, con su teoría crítica de las necesidades, “conduce a
su vez a profundizar y a radicalizar aún más la crítica del capitalismo”
10.<br />
En su análisis crítico de los desgastes ecológicos del capitalismo,
se refiere directamente a algunos pasajes del Capital. Por ejemplo, en
la entrevista con los brasileños de Unisinos (2005), afirma:<br />
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Desde el
punto de vista ecológico, la aceleración de la rotación del capital
lleva a excluir todo lo que hace disminuir en lo inmediato la ganancia.
La continua expansión de la producción industrial supone por un tanto un
expolio acelerado de los recursos naturales. La necesidad de expansión
ilimitada del capital le lleva a intentar abolir la naturaleza y los
recursos naturales para sustituirlos por productos fabricados, vendidos
con ganancia (…) Lo que Marx escribía hace ya ciento cuarenta años en el
primer libro del Capital tiene una asombrosa actualidad”. Sigue el
célebre pasaje del Capital donde Marx constata que “cada progreso de la
agricultura capitalista es un progreso no sólo en el arte de explotar al
trabajador, sino también en el arte de expoliar el suelo; cada progreso
en el arte de aumentar su fertilidad por un tiempo es un progreso en la
ruina de sus recursos duraderos de fertilidad</i>” 11.</blockquote>
Curiosamente, se encuentran pocas críticas de Marx a los límites de
la reflexión ecológica de Marx. No hace suyos los ataques de muchos
ecologistas (Alain Lipietz, entre otros) contra el supuesto
“prometeismo” de Marx. El debate, que ha ocupado mucho a los
eco-marxistas americanos, desde los años 1980 hasta hoy, sobre los
avances y las contradicciones de Marx y Engels sobre la cuestión de la
relación con la naturaleza, no parecen interesarle. Aparentemente, no
conoce los trabajos de James O’Connor y de Joel Kovel, redactores de la
revista Capitalism, Nature and Sozialism, o, en los años 2000, de John
Bellamy Foster y Paul Burkett, de la Monthly Review.<br />
<br />
La crítica del capitalismo y la urgencia de salir de este sistema
destructivo cobran una nueva dimensión con el cambio climático. En uno
de sus últimos escritos, destinado también a Ecorev, “La salida del
capitalismo ya ha comenzado” (2007), Gorz insiste:“La cuestión de la
salida del capitalismo nunca ha sido más actual. Se plantea en unos té
rminos y con una urgencia de una nueva radicalidad”.<br />
<br />
Rechazando las ilusiones de la ecología social-liberal en un
capitalismo verde, se alinea con una versión resueltamente
anticapitalista del decrecimiento y plantea la necesidad, a la luz de la
crisis climática, de un cambio civilizatorio radical: “Es imposible
evitar una catástrofe climática sin romper radicalmente con los métodos y
la lógica económica que se vienen llevando desde hace ciento cincuenta
años. (…) El decrecimiento es un imperativo de supervivencia. Pero
supone otra economía, otro estilo de vida, otra civilización, otras
relaciones sociales12.<br />
<br />
Pero hay otro aspecto del análisis gorziano en el que se acerca a
algunos escritos de Marx: el optimismo tecnológico. Por ejemplo, en el
Capital I, Marx afirma: “<i>La socialización del trabajo y la
centralización de sus competencias materiales llegan a un punto donde no
pueden mantenerse ya en su envoltorio capitalista. Este envoltorio
estalla en pedazos. Le ha llegado el momento a la propiedad capitalista
(…) La producción capitalista engendra en sí misma su propia negación,
con la fatalidad que preside las metamorfosis de la naturaleza</i>” 13.
Personalmente, como “eco-marxista”, cuestiono este tipo de razonamiento…
No sólo porque las “fatalidades” no existen en la historia social, sino
también porque el capitalismo no es sólo un “envoltorio”: determina la
naturaleza misma de la producción y de las fuerzas productivas.<br />
<br />
Ahora bien, Gorz retoma el argumento de Marx, bajo una forma
modificada, a la luz de los cambios tecnológicos contemporáneos (la
informática, internet, etc.). Parece convencido de que, gracias al
software libre, “la propiedad privada de los medios de producción y por
tanto el monopolio de la oferta se vuelven progresivamente imposibles.
(…) Se trata de una ruptura que mina al capitalismo por su base”; o
incluso que “el propio capitalismo, sin quererlo, trabaja en su propia
extinción, desarrollando las herramientas de una especie de artesanado
high tech” 14. En resumen, como constata Willy Gianinazzi, el software
libre ha alimentado “las esperanzas más utópicas, incluso infundadas, de
Gorz”15. Françoise Gollain se distancia también de este optimismo
tecnológico, constatando con agudeza su afinidad con algunos análisis de
Marx: “El aserto de que el propio capitalismo, sin quererlo, trabaja en
su propia extinción (…) lleva la marca innegable de la concepción
marxiana del papel revolucionario de la evolución de la estructura de la
producción” 16.<br />
<br />
Por suerte, Gorz escapa a la trampa de este fatalismo optimista, es
decir la creencia en una autodestrucciónn del capitalismo −creencia
compartida, en gran medida, por Robert Kurz y los teóricos de la crítica
del valor− gracias a su humanismo marxista sartriano, alérgico a los
determinismos y sediento de libertad. Por ejemplo, en Metamorfosis del
trabajo (1988) renuncia claramente a todo automatismo de este género:
“No seremos liberados por un determinismo materal y a nuestras espaldas.
El potencial de liberación que un proceso contiene sólo se actualiza si
los hombres se apoderan de él para hacerse libres” 17.<br />
<br />
La otra corrección aportada por Gorz, como observa F.Gollain, es la
toma de conciencia de la ambivalencia estructural de las nuevas
tecnologías, como la microelectrónica, que puede servir tanto para la
hipercentralización como para la autogestión18. Sin sumarse a la
tecnofobia de algunos ecologistas, Gorz piensa que “el socialismo no
vale mucho más que el capitalismo si no cambia de herramientas”. En la
entrevista con Marc Robert retoma esa formulación ya presente en
Ecología y Política (edición de 1978), y la explica así (refiriéndose
una vez más a los Grundrisse): si la clase obrera se apoderase de los
medios de producción del capitalismo sin cambiarlos radicalmente,
“acabaría por reproducir (como se hizo en los países sovietizados) el
mismo sistema de dominación” −y podría añadirse: el mismo sistema de
destrucción del medio ambiente19.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">El comunismo, civilización del tiempo libre</span></blockquote>
Gorz no sólo debe a Marx su crítica del capitalismo, sino también su
concepción de este otro modo de producción, de esta otra civilización
que propugna: el socialismo. Esto es lo que escribe en Adiós al
proletariado, su libro aparentemente más alejado del marxismo: “Sólo el
socialismo −es decir: sólo una manera de producir desligada del
imperativo de la ganancia máxima, gestionada en interés de todos y por
todos los que concurren− sólo el socialismo puede permitirse el lujo de
buscar la mayor satisfacción al menos coste posible. Sólo él puede
romper con la lógica de la máxima ganancia, del máximo derroche, de la
máxima producción y el máximo consumo, y sustituirlos por el buen
sentido económico: el máximo de satisfacción con el mínimo de gasto (…).
La utilización del término socialismo es además impropia. Habría que
hablar mejor de comunismo”. Y continúa algunas líneas más adelante: “La
misma idea (…) de que la búsqueda de ‘más’ y ‘mejor’ pueda ceder ante la
búsqueda de valores extraeconómicos y no mercantiles, esta idea es
extraña a la sociedad capitalista. Es, en cambio, esencial al comunismo”
20.<br />
<br />
Lo que significa, traducido en términos ecológicos: sólo el
socialismo/comunismo puede superar el productivismo y el consumismo que
llevan a la destrucción del medio natural. Bien entendido que el
comunismo del que habla Gorz no es el de los países del pretendido
“socialismo real”, sino una especie de eco-comunismo de un tipo nuevo.<br />
<br />
El significado humano y ecológico del comunismo es una civilización
del tiempo libre. Se refiere aquí a un célebre texto de Marx, en el
volumen III del Capital:<br />
<blockquote class="tr_bq">
“<i>El reino de la libertad comienza allí donde
acaba el trabajo determinado por la necesidad y los fines exteriores:
por la naturaleza misma de las cosas, está fuera de la esfera de la
producción material (…). La libertad en este ámbito sólo puede consistir
en esto: el ser humano socializado (vergesellschafte Mensch), los
productores asociados, regulan racionalmente este metabolismo
(Stoffwechsel) con la naturaleza, sometiéndolo a su control colectivo,
en lugar de ser dominados por él como si fuera un poder ciego; lo hacen
con los esfuerzos más reducidos posibles, en las condiciones más dignas
de su naturaleza humana y las más adecuadas a esta naturaleza. Más allá
de este reino comienza el desarrollo de las potencias del ser humano,
que es en sí mismo su propio fin, que es el verdadero reino de la
libertad, pero que sólo puede prosperar apoyándose en este reino de la
necesidad. La reducción de la jornada de trabajo es la condición
fundamental</i>” 21.</blockquote>
Gorz traduce este enfoque en términos ecológicos, en varios de estos
escritos; por ejemplo, en un artículo de 1992 en la revista Actuel Marx:<br />
<blockquote class="tr_bq">
“<i>El sentido fundamental de una política eco-social (…) es restablecer
políticamente la correlación entre menos trabajo y menos consumo, por
una parte, y más autonomía y más seguridad existenciales, por otra, para
cada cual. Se trata, dicho de otra manera, de garantizar
institucionalmente a los individuos que una reducción general de la
duración de trabajo abrirá a todos (…) una vida más libre, más
tranquila y más rica</i>” 22.</blockquote>
Se suele referir también a un pasaje de los Grundrisse, donde Marx
proclama: “El libre desarrollo de las individualidades y (…) la
reducción a un mínimo del trabajo necesario de la sociedad (se vuelven
el objetivo de la producción), a lo que corresponde entonces el
desarrollo artístico, científico, etc., de los individuos (…). La medida
de la riqueza ya no es entonces la duración del trabajo, sino el tiempo
libre” 23. Comentando este pasaje y otros semejantes de los Grundrisse,
Gorz escribe en un texto de 2001: “Considerar el desarrollo de las
facultades humanas como creación de riqueza supone ya abandonar una
concepción mercantil-utilitaria-economista de la riqueza. Tomar el
desarrollo humano como un fin en sí mismo, que vale por sí,
independientemente de su utilidad económica inmediata” 24.<br />
<br />
Esta ruptura con la concepción capitalista de la riqueza es, para
Gorz, un paso esencial hacia una nueva civilización ecológica, más allá
del productivismo y del consumismo. En un ensayo significativamente
titulado “Construir la civilización del tiempo liberado” (1993) aboga
por “una sociedad donde la riqueza se medirá por el tiempo liberado de
trabajo, por el tiempo disponible para las actividades que llevan su
sentido y su fin en sí mismas y se confunden con la realización de la
vida” 25. Este argumento está inspirado directamente por los escritos de
Marx aunque, también ahí, Gorz le da una dimensión nueva,
socio-ecológica, que no está necesariamente presente en el autor de los
Grundrisse.<br />
<br />
En la antes señalada cita del Capital III, Marx hace referencia a los
“productores asociados, regulan racionalmente este metabolismo con la
naturaleza, sometiéndolo a su control colectivo”, donde se sugiere la
idea de la planificación socialista de la esfera del trabajo necesario.
El concepto de planificación no suele estar presente en los escritos de
Gorz, que parece identificarla con la planificación centralizada
burocrática de la Unión Soviética estaliniana; pero aparece, formulada
en términos explícitamente marxianos, en Adiós al proletariado; es
además un pasaje repetido en Ecologica:<br />
<blockquote class="tr_bq">
“<i>La esfera de la necesidad, y
por tanto del tiempo de trabajo socialmente necesario, sólo puede ser
reducido al mínimo por medio de una coordinación y una regulación tan
eficaces como sean posibles de los flujos y de los stocks: es decir, por
una planificación multiplicada (articolata) (…). La única función de un
Estado comunista es gestionar la esfera de la necesidad (que es también
la de las necesidades socializadas) de tal manera que no deje de
encogerse y de volver disponibles espacios crecientes de autonomía</i>” 26.</blockquote>
Para concluir: ¿era Gorz marxista? Si se considera que existen, según
la hermosa formulación de André Tosel, “mil marxismos”, ¿no se podría
pensar en un “marxismo gorziano”? Yo no lo creo. Para comenzar, el
propio Gorz no se reconocería en tal definición, después de 1980. Me
parece más justo y apropiado hablar de una presencia del marxismo en su
pensamiento. Un pensamiento que se podría caracterizar como un
socialismo ecológico −o, según los gorzianos Amo Münster y G. Gollain,
un ecosocialismo− que se inspira en Marx y en algunos marxistas
heterodoxos en su crítica de la sociedad (capitalista) existente, y en
su formulación de un proyecto de sociedad (socialista) alternativa. Como
lo sugiere el título de este artículo, hay marxismo en Gorz, y su obra,
una de las más importantes en la ecología crítica del siglo 20, no es
comprensible sin esta dimensión.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">Notas</span></blockquote>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqkJe3Pk_pRZRDNXv3SXHIaACWKatk9rUlXumqfBYIj7BIc_eAFytXPziHlHUitStBVhrB0QNYMJdWSvBp-6xFfCdCaFpciSFkHgRbSIrMqRUxz_4C2cqMdE54Pk0JDd010ZiYKCUw8l9U/s1600/Michael+L%25C3%25B6wy.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="300" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqkJe3Pk_pRZRDNXv3SXHIaACWKatk9rUlXumqfBYIj7BIc_eAFytXPziHlHUitStBVhrB0QNYMJdWSvBp-6xFfCdCaFpciSFkHgRbSIrMqRUxz_4C2cqMdE54Pk0JDd010ZiYKCUw8l9U/s200/Michael+L%25C3%25B6wy.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: small;">Michael Löwy</span></td></tr>
</tbody></table>
1. Citado por Willy Gianinazzi, André Gorz, une vie, París, La Decouverte, 2017, p. 250.<br />
2. Arno Münster, André Gorz ou le socialisme difficile, París, Lignes, 2008, pp. 44-45.<br />
3. Françoise Gollain, André Gorz, pour une pensée de
l’écosocialisme, Le passager clandestin, serie "Les précurseurs de la
décroissance", 2014, p. 10.<br />
4. W.Gianinazzi, op.cit. p. 129.<br />
5. André Gorz, Ecologica, Paris, Galilée, 2008, p.18;<br />
6. En Ecologica, p. 133.<br />
7. A.Gorz, Les Chemins du paradis. L’agonie du capital, París, Galilée, 1983, p. 101.<br />
8. En Ecologica, p. 143.<br />
9. W.Gianinazzi, André Gorz, p. 216.<br />
10. Ecologica, p. 15.<br />
11. Ecologica, pp. 137-139. Dicho sea de paso, este texto es
importante como denuncia, por parte de Marx, del progreso capitalista
como "progreso destructivo".<br />
12. Ecologica, p. 29.<br />
13. Marx, Le Capital, trad. Joseph Roy, París, Editions Sociales, 1969, tomo I, pp. 566-567.<br />
14. Ecologica, pp. 39, 116.<br />
15. W.Gianinazzi, André Gorz, p. 319.<br />
16. F.Gollain, André Gorz, pp. 51-52.<br />
17. A.Gorz, Métamorphoses du travail, quête de sens. Critique de la raison économique, París, Galilée, 1988, pp. 225-226.<br />
18. F.Gollain, André Gorz, p. 49.<br />
19. A.Gorz, Ecologica, p. 17. Resulta sorprendente que en esta
entrevista con Marc Robert, que es sin duda uno de los textos más
importantes del último Gorz, la clase obrera reaparece como sujeto de la
transformación social...<br />
20. Ecologica, pp.98-100.<br />
21. Citado de Karl Marx, Morceaux Choisis, trad. Henri Lefebvre y
Norbert Gutermann, París, Gallimard, 1934, pp. 234-235. Traducción
ligeramente corregida por nosotros, ver Marx, Engels, Werke, vol. 25,
Berlín, Dietz Verlag, 1968, p.828.<br />
22. Ecologica, pp. 66-67.<br />
23. Marx, Grundrisse des Kritik der politischen ökonomie, Berlín,
Dietz Verlag, 1953, p.596. Traducción en francés por el propio Gorz, cf.
W.Gianinazzi, André Gorz, pp. 104-105.<br />
24. A.Gorz, "Richesse, travail et revenu garanti", 2001, citado por W.Gianinazzi, Op.cit. p.305;<br />
25. A.Gorz, "Bâtir la civilisation du temps liberé" (1993), citado por W.Gianinazzi, Op.cit. p.299.<br />
26. Ecologica, pp. 104-105.<br />
<br />
<span style="font-family: "verdana" , sans-serif;">Título original: "Le marxisme d'André Gorz"</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><o:p></o:p></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYGW5pmI4V97zXqW-cBW5QNIdMEW5kBQAkN8YAubeSoGb-wOHuEOijS6r-1IhniWS1ZIvjGrVaOM-E90Af0WWxuGMPSjMETan18vosSDnSZMa-rE9HjpDNmpoPWWJO_A8zGSPtw23ndwte/s1600/Mediapart2.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYGW5pmI4V97zXqW-cBW5QNIdMEW5kBQAkN8YAubeSoGb-wOHuEOijS6r-1IhniWS1ZIvjGrVaOM-E90Af0WWxuGMPSjMETan18vosSDnSZMa-rE9HjpDNmpoPWWJO_A8zGSPtw23ndwte/s1600/Mediapart2.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: georgia, "times new roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><a class="spip_url spip_out auto" href="https://blogs.mediapart.fr/michael-lowy/blog/020917/le-marxisme-dandre-gorz" rel="nofollow external">https://blogs.mediapart.fr/</a></i></td></tr>
</tbody></table>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5fzNZQs-Ub9CoxoyiSN9EQ08d-HOHjSII3DUeN_MpLujMlmZcJKmnS4S7yykG9zYHWhXgAywJ2jmpBZlWcVBpb-xbkVTWyRc259w8JdizVPyGexxHm9wFb7AbD7MIOY2EyuOTno9fhDk_/s1600/Viento+Sur.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5fzNZQs-Ub9CoxoyiSN9EQ08d-HOHjSII3DUeN_MpLujMlmZcJKmnS4S7yykG9zYHWhXgAywJ2jmpBZlWcVBpb-xbkVTWyRc259w8JdizVPyGexxHm9wFb7AbD7MIOY2EyuOTno9fhDk_/s1600/Viento+Sur.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: georgia, "times new roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><u>http://www.vientosur.info/</u></i></td></tr>
</tbody></table>
<span style="color: blue; font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"></span><br />
<span style="color: blue; font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"></span><br />
<span style="color: blue; font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"></span><br />
<span style="color: blue; font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-44499085022419352562017-10-06T08:45:00.000-04:002017-10-07T18:00:27.691-04:00Urnas y calles: Lenin electoral — III<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: left;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhti1SXGtiR_8xBl_BG8Pz0EOzINfGrQr3OrXMozvX0EpyQzRGYD07nanrBFqBlpGtPg_EdtjvjYO1vxToqv__AD-C4hCc3M7YMB8MaR_MxeoQHyW9sbWC2T4tOsYa11fMREapDs0299hV5/s1600/lenin3.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="732" data-original-width="1280" height="228" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhti1SXGtiR_8xBl_BG8Pz0EOzINfGrQr3OrXMozvX0EpyQzRGYD07nanrBFqBlpGtPg_EdtjvjYO1vxToqv__AD-C4hCc3M7YMB8MaR_MxeoQHyW9sbWC2T4tOsYa11fMREapDs0299hV5/s400/lenin3.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>“El problema de la ‘forma de la lucha’ se hallaba ligada íntimamente al problema de la ‘organización para la lucha’” </i></span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">—</span><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"> Lenin, 1906</span></div>
</div>
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<br /></div>
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<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><b><i>Nicolás González Varela</i></b></span><br />
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<span style="font-family: inherit;">Para el Lenin de 1906-1907 toda lucha electoral es una forma de lucha subordinada, secundaria en condiciones objetivas revolucionarias. El problema de la “forma de la lucha” se halla ligado por ello íntimamente al de la organización de la lucha. Pero: ¿en qué consiste una condición objetiva revolucionaria? Recordemos qué significa para Lenin una situación revolucionaria, “análisis concreto de la situación concreta” que se deriva del marco general de una categoría crítica decisiva en Marx: la de formación económico-social.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref1"> [1] </a>En Lenin funge el principio marxista de entender la “lógica específica del objeto específico”. El análisis materialista crítico (que Lenin muchas veces llama al mejor estilo de Lakatos “métodos de investigación del Marxismo”) simplemente busca las formas de la “transición” o el “acceso” a la Revolución proletaria, ni más ni menos. Lenin estableció de forma clásica y tardía en varias ocasiones lo que denominó “Ley fundamental de la Revolución”. Es sintomático que Lenin se exija en definir las coordenadas fundamentales de un acontecimiento revolucionario objetivo (base de toda táctica eficaz), que denomina políticamente como “crisis nacional general”, a medida que se sumerge en la compleja arena parlamentaria burguesa. En 1902: “[en un primer momento] reivindicaciones de carácter puramente económico, se transforman con rapidez en un acontecimiento político, a pesar de participar en ella un número insuficiente en extremo de fuerzas revolucionarias organizadas… [sin embargo] la verdadera desorganización del gobierno se consigue sólo cuando las amplias masas, realmente organizadas por la propia lucha, obligan al gobierno a desconcertarse; cuando la legitimidad de las reivindicaciones de los componentes avanzados de la clase obrera es esclarecida ante la multitud en la calle…; cuando a las acciones militares contra decenas de miles de hombres del Pueblo precede la vacilación de las autoridades, que carecen de toda posibilidad real de determinar a dónde conducirán esas acciones militares; cuando la multitud ve y reconoce en los muertos en el campo de la guerra civil a sus camaradas, a sus compañeros, y acumula nuevas reservas de odio y el deseo de una lucha más resuelta contra el enemigo… [entonces] todo el régimen actual el que aparece como enemigo del Pueblo.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref2"> [2] </a></span><br />
<a name='more'></a><br />
<span style="font-family: inherit;">El descalabro de una formación económico-social solo se logra cuando existe una masa crítica organizada (no “mera-formalmente” organizada, Lenin lo especifica: por-y-en-la-propia-lucha) que logra erosionar el bloque histórico a partir de un inicio menor: una lucha económica, pero ésta está sobredeterminada por el nivel institucional de las organizaciones de masas. Todavía no existe una experiencia propia revolucionaria, por lo que Lenin debe recurrir a los últimos sucesos revolucionarios históricos con participación obrera: las revoluciones de 1848-1850 y la <i>Commune </i>de París de 1871. Lenin en 1908, ya teniendo sobre sus espaldas la Revolución rusa de 1905, habla de “momento revolucionario”: “no se puede defender en general y siempre la participación en cualquier institución representativa [Parlamento], sin tener en cuenta las condiciones del momento revolucionario. Es deber de los marxistas… plantear <i>de modo concreto,</i> y no abstracto,… cualquier problema político, teniendo en cuenta<i> toda</i> la situación revolucionaria en su conjunto… Si las masas experimentaran un vivo interés por la Política, ello implicaría la existencia de las condiciones objetivas de una crisis en desarrollo, es decir: significaría estar ya en presencia de determinado ascenso; y si este ascenso adquiriese cierta fuerza, el sentir de las masas se traduciría sin falta en <i>acción de masas</i>.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref3"> [3] </a>El modo concreto de especificar un “momento revolucionario” exige se considere la Totalidad, y un índice subjetivo clave es la existencia de un masivo interés (verificable) de las masas populares por participar en la Política activa (no meramente en los marcos de la Política profesional). Lenin en 1913: “una situación revolucionaria [se genera cuando] se ha agudizado al máximo la opresión de la aplastante mayoría de la población, no sólo del Proletariado […] siendo de notar que la opresión agudizada, el hambre, la miseria, la ausencia de derechos y los ultrajes al Pueblo se hallan en flagrante desacuerdo con el estado de las fuerzas productivas”, y continúa diciendo Lenin que “mas con ello no basta. La sola opresión, por grande que sea, no siempre origina una situación revolucionaria en un país. Para que estalle la Revolución no basta con que <i>los de abajo no quieran</i> seguir viviendo como antes. Hace falta, además, que <i>los de arriba no puedan</i> seguir administrando y gobernando como hasta entonces.”; además debe afectar “precisamente las bases de la estructura estatal, y en modo alguno cualquier parte secundaria de ella, afecta los cimientos del edificio y no tal o cual accesorio, tal o cual piso.”; las condiciones objetivas de una situación revolucionaria deben comprender, de manera dialéctica (pensando la propia Totalidad concreta) el estado subjetivo de las masas y las condiciones internacionales, es decir: un “cuadro social” (sic) que genera “la imposibilidad de resolver las tareas burguesas por este camino y por los medios existentes (en manos del gobierno y de las clases explotadoras)”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref4"> [4] </a>Se han sumado a la configuración concreta del momento revolucionario otros aspectos e índices, ahora se trata de una opresión en grado máximo (no exclusivamente económica: opresión agudizada con ausencia o limitación de derechos adquiridos o fundamentales) a una mayoría casi absoluta de la población, incluso la no-proletaria; las clases dirigentes ya no pueden gobernar con normalidad en el marco de los mecanismos que usaban en el pasado, pero esta condición es insuficiente sin el elemento de clase revolucionario: los de abajo (el Pueblo bajo como lo denomina Lenin) ya no quieren seguir en la “normalidad” de dominio del período anterior: se presenta un escenario de doble poder; un último índice es que la entera estructura estatal, las bases de la forma-estado (por ejemplo: la Constitución o la propia legitimidad del Poder Ejecutivo) se encuentra irremediablemente erosionada, hay una disociación esencial y sin retorno. Lenin en 1915, en una de las formulaciones más conocidas: “A un marxista no le cabe duda de que la Revolución es imposible sin una situación revolucionaria; además, no toda situación revolucionaria desemboca en una Revolución. ¿Cuáles son, en términos generales, los síntomas distintivos de una situación revolucionaria? Seguramente no incurrimos en error si señalamos estos tres síntomas principales: 1) La imposibilidad para las clases dominantes de mantener inmutable su dominación; tal o cual crisis de las ‘alturas’, una crisis en la política de la clase dominante que abre una grieta por la que irrumpen el descontento y la indignación de las clases oprimidas. Para que estalle la revolución no suele bastar con que ‘los de abajo no quieran’, sino que hace falta, además, que ‘los de arriba no puedan’ seguir viviendo como hasta entonces. 2) Una agravación, fuera de lo común, de la miseria y de los sufrimientos de las clases oprimidas. 3) Una intensificación considerable, por estas causas, de la actividad de las masas, que en tiempos de ‘paz’ se dejan expoliar tranquilamente, pero que en épocas turbulentas son empujadas, tanto por toda la situación de crisis, como por los mismos ‘de arriba’, a una acción histórica independiente.”; Lenin aclara más adelante que “son cambios objetivos, no sólo independientes de la voluntad de los distintos grupos y partidos, sino también de la voluntad de las diferentes clases, la Revolución es, por regla general, imposible” y que “no toda situación revolucionaria origina una Revolución, sino tan sólo la situación en que a los cambios objetivos arriba enumerados se agrega un cambio subjetivo, a saber: la capacidad de la clase revolucionaria [no del Pueblo bajo] de llevar a cabo acciones revolucionarias de masas lo suficiente fuertes para romper (o quebrantar) el viejo gobierno, que nunca, ni siquiera en las épocas de crisis, ‘caerá’ si no se le ‘hace caer’”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref5"> [5] </a>Lenin habla de “síntomas” de una situación revolucionaria, y no por casualidad: todos ellos no tienen jerarquía uno sobre el otro, ni siquiera lexicográficamente, sino que requieren que sucedan simultáneamente, son co-originarios y en constante pero relativa interdependencia. Trotsky denomina a esta co-originariedad de los índices de una “situación revolucionaria” como un caso de “Reprocidad condicional”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref6"> [6] </a>Deben “concurrir” al mismo tiempo como sombras inseparables que acompañan al momento revolucionario. Al mismo se introduce en la reflexión leninista la diferencia entre un <i>kairós </i>revolucionario, momento kairológico que abre la posibilidad de una acción subjetiva decisiva, y el de crisis revolucionaria, que es la situación revolucionaria en la que existe plenamente desarrollada la organización revolucionaria: “la situación en que a los cambios objetivos arriba enumerados se agrega un cambio subjetivo, a saber: la capacidad de la clase revolucionaria [no del Pueblo bajo] de llevar a cabo acciones revolucionarias de masas lo suficiente fuertes para romper (o quebrantar) el viejo gobierno”. Trotsky reforzaría este elemento-condición esencial al afirmar que “el Proletariado sólo puede adquirir esa confianza en sus propias fuerzas -indispensable para la revolución- cuando descubre ante él una clara perspectiva, cuando tiene la posibilidad de verificar activamente la relación de fuerzas que cambia a su favor y cuando se siente dirigido por una dirección perspicaz, firme y audaz”. La otra formulación clásica es ya de 1920, en plena confrontación con anarco-comunistas, autonomistas, consejistas, luxemburguistas y neoizquierdistas europeos: “La Ley fundamental de la Revolución, confirmada por todas ellas, y en particular por las tres revoluciones rusas del siglo XX [1905, febrero de 1917 y octubre de 1917], consiste en lo siguiente: para que tenga lugar una Revolución no basta con que las masas explotadas y oprimidas tengan conciencia de la imposibilidad de vivir como antes y reclamen cambios; para la Revolución es necesario que los explotadores no puedan seguir viviendo ni gobernando como antes. Sólo cuando <i>los ‘de abajo’ no quieren</i> vivir como antes y los ‘de arriba’ <i>no pueden continuar como antes</i>, puede triunfar la Revolución. Esta verdad puede expresarse con otras palabras: la Revolución es imposible sin una ‘crisis nacional general’ (que afecte tanto a explotados como a explotadores). Se desprende que, para que tenga lugar una Revolución, es indispensable, primero, que la mayoría de los obreros (o por lo menos la mayoría de los obreros con conciencia de clase, que piensan, políticamente activos) comprenda plenamente que la Revolución es necesaria y que esté dispuesta a morir por ella; segundo: es preciso que las clases dirigentes atraviesen una crisis gubernamental que arrastre a la Política incluso a las masas más atrasadas (es síntoma de toda Revolución verdadera es la decuplicación o centuplicación del número de hombres capaces de librar una lucha política, pertenecientes a la masa trabajadora y oprimida, antes apática), que debilite al gobierno y haga posible su rápido derrumbamiento por los revolucionarios.”, y retornando a la necesidad del método del Materialismo militante Lenin señala que “indagar, investigar, prever, captar lo que es nacionalmente específico, nacionalmente particular en la <i>forma concreta</i> en que cada país debe abordar una tarea internacional <i>única</i>”; el nexo vanguardia-masas en una situación revolucionaria es determinada por Lenin: “En este caso hay que preguntarse no sólo si hemos convencido a la vanguardia de la clase revolucionaria, sino también si están dislocadas las fuerzas históricamente activas de <i>todas </i>las clases de la sociedad dada, obligatoriamente de todas sin excepción, de manera que la batalla decisiva se halle por completo en sazón, de manera que: 1) todas las fuerzas de clase que nos son adversas estén suficientemente sumidas en la confusión, suficientemente enfrentadas entre sí, suficientemente debilitadas por una lucha superior a sus fuerzas; 2) todos los elementos vacilantes, volubles, inconsistentes, intermedios, es decir, la pequeña burguesía, la democracia pequeño-burguesa, que se diferencia de la burguesía, se hayan desenmascarado suficientemente ante el pueblo, se hayan cubierto suficientemente de oprobio por su bancarrota práctica; 3) en las masas proletarias empiece a aparecer y a extenderse con poderoso impulso el afán de apoyar las acciones revolucionarias más resueltas, más valientes y abnegadas contra la burguesía. Entonces es cuando está madura la Revolución”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref7"> [7] </a>Por primera vez aparece netamente definido un elemento subjetivo, “revolucionarismo subjetivo”, que evita caer en el Blanquismo o en formas románticas de aventurerismo sectario. En una comunicación al IIº Congreso de la Internacional Comunista (en julio de 1920) Lenin volverá por última vez a intentar establecer la “Ley fundamental de la Revolución”, el acontecimiento revolucionario: “[se deben producir] natural e inevitablemente dos condiciones, dos situaciones fundamentales. Por una parte, la pobreza, la miseria de las masas debe crecer en forma inaudita… los obreros se encuentran en una situación insoportable… agudización inaudita de todas las contradicciones capitalistas… ese es el origen de esa profundísima efervescencia revolucionaria… pr otra parte, en la ínfima minoría de los todopoderosos… se inició y crece la desintegración… nos encontramos ante la maduración de las dos condiciones de la Revolución.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref8"> [8] </a> </span></div>
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<span style="font-family: inherit;">Contra toda tentación “populista” o recurso fácil al romanticismo folklórico, Lenin advierte que no es la “mente del Pueblo”, ni algún enigmático <i>Volksgeist</i> los que deciden el problema, sino la fuerza de las respectivas clases y elementos de la sociedad. Y este análisis se deriva del análisis materialista de la situación concreta. Las enseñanzas de Marx entre 1847 y 1851,<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref9"> [9] </a>afirma Lenin, obligan a estudiar: 1) qué clases exigen el cambio del status quo y cuales exigen limitaciones en el poder; 2) qué “condiciones materiales” engendran o contribuyen al acontecimiento de una lucha revolucionaria y cuales los esfuerzos por concertar la “coexistencia constitucional” de los (potenciales) derrocadores con los (potenciales) derrocados; 3) aplicar el método y la teoría de Marx al “esclarecimiento del profundo e interesantísimo proceso de formación de los partidos políticos”. El Marx político no aparece en estos y otros textos menores por casualidad: Lenin siempre sostuvo que el Revisionismo se apoya en una deformación “liberal-constitucional” de Marx y la forma de retornarlo a su pureza era aplicar las enseñanzas políticas de 1848-1851. Por ello en el caso de alianzas o mayorías silenciosas, Lenin remarca que la famosa “Aritmética política” en el Parlamentarismo es un proceso un poco más complicado que la simple adición de todos los elementos de la oposición. En un artículo titulado “La Socialdemocracia y los acuerdos electorales” de octubre de 1906, Lenin establece la premisa general para toda lucha electoral, que denomina premisa general: asegura en todo momento una “Política de Clase”, independiente y autónoma en toda la campaña; a su vez toda campaña electoral debe supeditarse a los intereses de la lucha de clases histórica. Nuevamente retorna sobre la re-definición de Parlamento: para Lenin se trata de un “instrumento de hegemonía y de opresión burguesa” con una importancia histórica determinada. Un “verdadero régimen parlamentario” puede ser igualmente la Dictadura del Proletariado como la Dictadura de la Burguesía. El Parlamentarismo es uno de los métodos de la lucha política “por la liberación de la Clase Obrera”, dentro de estos parámetros, toda actividad parlamentaria debe estar subsumida (“en forma absoluta”) a las tareas especiales del Proletariado en una situación concreta. La tarea principal entonces es “romper” el poder que el gobierno burgués de turno tiene frente y sobre el Parlamento, asegurando no solo la igualdad del derecho al voto sino una distribución proporcional de los distritos electorales, períodos legislativos cortos, total libertad de prensa, de reunión y de asociación y en especial progresiva ampliación del derecho a voto en la edad ciudadana. En esta posición el Marxismo debe diferenciarse tanto del Liberalismo (o su reacción: el Conservadurismo) como del Anarquismo. Mientras liberales y radicales burgueses o pequeños-burgueses ven el Parlamentarismo como el método “natural”, en realidad el “único método normal y legítimo para manejar los asuntos del Estado burgués en general”, con esta posición dogmática niegan la existencia de la lucha de clases y el “carácter de clase” del propio Parlamentarismo. Los anarquistas no terminan de valorar “la importancia históricamente determinada del Parlamentarismo”, rechazando <i>in toto</i> este método de lucha específico. Por ello la “participación parlamentaria” de los socialdemócratas revolucionarios es completamente distinta, e incluso a veces opuesta, a la de los demás partidos. En cuanto a los acuerdos electorales, Lenin vuelve a subrayar que la tarea principal, “decisiva”, es “desarrollar la conciencia de clase y la organización independiente, de clase, del Proletariado”, por lo tanto debe asegurarse “una Política de clase”, independiente, en toda la campaña electoral y en toda campaña “parlamentaria”. Por ello se debe “vigilar a <i><u>todo</u></i> aliado procedente de la Democracia burguesa como vigilarían a un enemigo”, ya que nada debe restringir en las elecciones la independencia de clase y menos aún renunciar a esta independencia por ventajas en tal o cual bloque electoral. Los conciertos electorales se conciertan entre partidos políticos, por lo que Lenin exige un tipología y un análisis clasista de los principales partidos. Por ello la actitud por intereses electorales o de <i>agit-prop</i> de disimular o aplanar las diferencias entre los partidos políticos es “absolutamente inadmisible” para la Socialdemocracia revolucionaria. Desde el punto de vista proletario, la claridad materialista acerca del “agrupamiento de clase” de los partidos es de suma importancia, y este análisis debe incluir el del sistema electoral. </span></div>
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<span style="font-family: inherit;">Lo que hay de “permanente y firme en toda elección” es para Lenin el desarrollo de la conciencia de clase (desde el instinto, en tanto “espontaneidad progresiva”) y la cohesión del Proletariado socialista. La famosa “Aritmética electoral” solo puede resolverse de manera adecuada y concreta desde el punto de vista de los principios políticos “de clase”. Deber de todo socialdemócrata revolucionario es contraponer a la “caza de bancadas parlamentarias” la defensa absolutamente tenaz y consecuente de la “posición del Proletariado socialista” y de todo aquello de cuanto interesa al triunfo total de la Revolución. Lenin vuelve a subrayar que “en modo alguno ni bajo ninguna condición” deberán los candidatos y diputados socialdemócratas “ocultar nuestros objetivos ‘socialistas’, nuestra posición estrictamente de clase, en tanto partido <i><u>proletario</u></i>”. La causa de la Democracia tiene demandas que exceden y trascienden la urna electoral. Por supuesto que no se trata de mero márketing electoral, ni de fraseología de coyuntura, ya que no basta con emplear a cada paso la palabra “Clase” para indicar el rol y la centralidad proletaria como vanguardia de la “actual” Revolución, ni exponer la Teoría general de Marx para demostrarlo. El criterio último en Lenin (como en Marx) es la propia praxis: “hay que saber poner de manifiesto <i><u>en la práctica</u></i>, al analizar los problemas candentes de <i><u>esta</u></i> Revolución… no es una tarea fácil y preparase para cumplirla constituye el deber primero y fundamental de todos los socialdemócratas que intervienen en la campaña electoral.” En cuanto a la campaña electoral en sí misma, recordemos que Lenin se refiere a la de la Segunda Duma, se debe determinar a través de ella las diferencias de matices, “distinguir certeramente”, entre los partidos democrático-burgueses de los otros. En cuanto al componente retórico, Lenin recuerda que se debe hablar en forma sencilla y clara, “lenguaje asequible a las masas”, desechando sin reservas “la artillería pesada de los términos eruditos de las palabras extranjeras de las consignas, definiciones y conclusiones aprendidas de memoria, preparadas como recetas, pero que las masas todavía no conocen ni entienden”. Los candidatos electorales deben saber “explicar los problemas del Socialismo y los problemas de la actual Revolución” sin frases rimbombantes, sin retórica profesional o abogadil, sino de manera materialista: “con hechos incontestables y cifras”. La Socialdemocracia, concluye Lenin, debe defender en campaña electoral consecuentemente “el punto de vista del Proletariado”. Pero la campaña electoral tiene además una tarea extra: se trata de enfocar “cuidadosamente el problema de los <i><u>medios</u></i> de lucha”, cuyo objetivo no es otro que “<i><u>subordinar</u></i> íntegramente” toda la actuación de los representantes parlamentarios a los intereses de la lucha <i><u>fuera</u></i> del Parlamento: “debemos aprovechar la campaña electoral para <i><u>organizar</u></i> la Revolución, es decir: para organizar al Proletariado y a los elementos <i><u>realmente</u></i> revolucionarios de la propia Democracia burguesa”. Lenin denomina a esto último como el “contenido positivo” que hay que dar a toda campaña electoral y, en particular, a las alianzas o acuerdos parciales con otros partidos. Todo acuerdo electoral constituye un bloque (<i>do ut des</i>: “doy para que tú me des”). Resumiendo: el punto de arranque de la Táctica general en elecciones más o menos democráticas deber ser, desde el Lenin de 1906, “la total independencia del Partido de Clase del Proletariado revolucionario”. Solamente en casos de extrema necesidad y en condiciones bien delimitadas históricamente, es posible para Lenin (y Marx) apartarse de este “Principio general”. </span></div>
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<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">En un brevísimo informe electoral de Lenin,<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref10"> [10] </a>afirma que hay que basar la campaña electoral en la contraposición entre lucha revolucionaria y la “pacífica”, y demostrar cuán peligrosa es la hegemonía de la pequeña-burguesía urbana en el movimiento de liberación. Hay que explicar siempre porqué vamos al Parlamento y cómo haremos nuestra tarea allí, señalando en todo momento “la impotencia y falta de independencia de esa institución”, el vaciamiento sistémico de la soberanía del Pueblo. La no-soberanía popular, la tendencia del Capital a refugiarse en “instituciones no-mayoritarias”, no-mandatarias, excluidas de todo control político popular, es el fundamento material de la indiferencia de masas hacia la Política <i>in toto</i> y en un segundo momento hacia la Democracia. Lenin redactó varios llamamientos generales a votantes y electores, algunos con extensión de folleto, donde se ruega a los lectores “reflexionen sobre las enseñanzas que la primera Duma nos ha dado”. En él se determina qué tipo de lucha por la Libertad democrática es la proletaria, diferenciada de la de la burguesía revolucionaria o radical, ya que “los obreros necesitan la Libertad a fin de desplegar una amplia lucha para emancipar totalmente al Trabajo del yugo del Capital, para acabar con toda explotación del Hombre por el Hombre, para organizar el sistema social socialista”. Mientras subsista el poder del Capital, dentro del mecanismo de la propia Democracia liberal, no podrá imponerse “ningún género de igualdad”. Lenin realiza un llamamiento a los votantes y ciudadanos de Rusia: “¡Aprovechen las elecciones para fortalecer a los verdaderos defensores de la Libertad y el Socialismo, para explicar los objetivos reales y el verdadero carácter de los diferentes partidos!”. En una segunda interpelación, busca la identidad de clase (“camaradas obreros y cuantos son asalariados del Capital”) para remarcar que no se debe tener fe en ninguna promesa del Poder, y que todo proletariado consciente-combatiente “no busca la salvación de la pobreza y la penuria en la consolidación de la pequeña producción, sino en la lucha unida de todos los trabajadores”. Finalmente Lenin pide el voto socialdemócrata, señalando que “es el partido que lucha por la Libertad completa, por la República,... Lucha contra toda opresión nacional”. </span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">El “desarrollo dialéctico de la lucha parlamentaria” genera que bloques (acuerdos, alianzas, pactos) y partidos, independientemente de que sean o no conscientes, independiente de su voluntad y de sus ideologías, sean obligados y forzados por las condiciones objetivas a tomar decisiones y alineamientos no-intencionales, que pueden terminar en “acuerdo de lucha” informales. Para Lenin el problema central no es si son admisibles o no los “acuerdos restringidos” o los acuerdos amplios, sino “<i><u>sobre qué lineamientos</u></i> debe el Proletariado socialista concertar acuerdos con la burguesía revolucionaria” que a veces son inevitables. No hay que reducir los problemas por medio de la “mezquina y trivial <i>Técnica parlamentaria</i>”, ya que no podemos olvidar que tal técnica tiene un “contenido político” determinado, profundamente ambiguo y de cuño burgués. Lenin ejemplifica esta política de acuerdos: sólo deben admitirse acuerdos con partidos “que luchen por la República”, y no que se presenten como “oposición general” al partido de gobierno. Mientras para Lenin “República”, “Burguesía revolucionaria” o “Insurrección” son categorías políticas claras y definidas, “Oposición” es un término “puramente parlamentario”, vago, impreciso, no-clasista, una mala infinitud que abarca a cualquiera que esté descontento con el gobierno de turno. La cuestión política amrxista en la lucha electoral y parlamentaria es: “¿<i><u>con quién y para qué fines</u></i> es admisible un acuerdo o un bloque?” Por ello, nunca debe encubrirse las diferencias entre partidos políticos que encubren diferentes puntos de vista de clase. En el problema de los “bloques electorales” debe destacarse en primerísimo plano “los principios e ideas de las clases” e incluso de fracciones y sub-fracciones de clase (como la galaxia fragmentada de la pequeña-burguesía). Muchos errores en al lucha electoral derivan de la falsa valoración del rol del Parlamento burgués, ya que la cuestión es si “<i><u>sacrificamos o no la independencia</u></i> de la campaña electoral” en aras de un Parlamento “totalmente liberal”. Por eso para Lenin existe en realidad una “unicidad” de toda Política revolucionaria (sea en la lucha electoral, sea en la lucha dentro del Parlamento, sea en la lucha en las movilizaciones populares): acuerdos con la Burguesía (democrática) y la pequeña-burguesía revolucionaria contra la gran burguesía reaccionaria. Se enuncia aquí una pequeña regla táctica, que Lenin enuncia de esta forma: en la vida política “prescindiendo de nuestra voluntad y a despecho de nuestros deseos” lo que vale es la conducta práctica y no la fraseología de la Técnica parlamentaria. Los conservadores, los liberales y compañeros de ruta van al Parlamento a (meramente) “legislar”, a ejecutar “proyectomanía legislativa” de manera serial, no para hacer ninguna Revolución, dirá Lenin. En cuanto al problema de la lucha ideológica y teórica, Lenin se pregunta cómo puede conjugarse esa tarea con la disciplina de un “partido democrático de clase”(sic) que pretende sostener el punto de vista del Proletariado. Existe en Lenin una cuestión primordial en cuanto a la Lucha electoral, cuestión que surge en la misma práctica, y ella es la relación entre la Lucha ideológica y la disciplina de un partido proletario. Disciplina “partidaria” es para Lenin, en orden lexicográfico y de forma co-originaria: Unidad de Acción-Libertad de Discusión-Libertad de Crítica. “Unidad de Acción” significa que existe una organización viva que ejerce la unidad en la actividad práctica. Obviamente que toda acción política valiosa lo es si contribuyen a “cohesionar ideológicamente al Proletariado, a elevarlo”, lo que implica que una organización no basada en principios carece de sentido, debe ser criticada desde su interior, por ello Lenin no reconoce la “Unidad de Acción” sin los componentes co-originarios de “Libertad de Discusión” y de “Libertad de Crítica”. </span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">En un volante titulado “¿A quién se debe elegir para la Duma del Estado?” de 1906, Lenin expone un fino análisis clasista de los principales partidos políticos que se presentan a las elecciones. Su exposición recuerda a los detallados análisis de Kautsky en sus comentarios sobre el programa de Erfurt del SPD sobre la Clase dominante, el Partido dominante, la jerarquía piramidal, la aristocracia obrera y la élite revolucionaria socialista.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref11"> [11] </a>Lenin discrimina los partidos principales (Centurionegrista, Kadete y Socialdemocracia), identifica los intereses de clase que defienden, cuál es el objetivo de su lucha política, el tipo de Libertad que defienden e incluso su coherencia en la “gran lucha mundial del Trabajo contra el Capital”. Siguiendo a Kautsky, Lenin sostiene que el origen de los partidos políticos de la Democracia burguesa debe buscarse en la situación histórica en la que se trataba de unir a todas las clases sociales contra el régimen de la Aristocracia absolutista, lo que obligaba a “obviar” las diferencias irreconciliables entre las clases revolucionarias. Por ello, el imperativo de la función histórica de la Democracia burguesa es precisamente “encubrir” y reprimir el antagonismo clasista (y el de la Socialdemocracia revolucionaria el descubrirlo, develarlo, llevarlo a la claridad) y hacerlo comprender al Proletariado de la manera más clara y simple. Lenin trata de explicar que el “Pueblo bajo” (pequeños burgueses tradicionales y nuevos, artesanos, cuentapropistas y autónomos, jornaleros y campesinado, pequeños funcionarios, etc.), aunque pueda formar parte de la masa de afiliados socialdemócratas, son también campo de reclutamiento primordial de los partidos burgueses. En su influencia sobre esas clases y fracciones de clase es que se apoyó y se apoya aún hoy el resorte principal del Poder político burgués. </span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Notas</span></blockquote>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">[1] No existen trabajos exhaustivos sobre el tema, salvo los pioneros de Daniel Bensaïd: “Mémoire de maîtrise. La notion de crise révolutionnaire chez Lénine” (1968) y de Massimo L. Salvadori: “¿Qué es una crisis revolucionaria? (Revolución y conservación en la crisis de 1919-1920)”, en: <i>Materiales. Crítica de la Cultura</i>, Nº 6, nov-dic. 1977, pp. 77-100, lamentablemente ambos solo analizan las últimas dos definiciones leninistas, las más conocidas.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn2">[2] </a>Lenin, V. I.: “Nuevos acontecimientos y viejos problemas”, en: <i>Obras Completas</i>, tomo VI, Akal editor, Madrid, 1976, pp. 306-312.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn3">[3] </a>Lenin, V. I.: “A propósito de dos cartas”, en: <i>Obras Completas</i>, tomo XV, Akal editor, Madrid, 1977, pp. 306-307.; itálicas de Lenin,</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn4">[4] </a>Lenin, V. I.: “La celebración del Primero de Mayo por el proletariado revolucionario”, en: <i>Obras Completas</i>, tomo XXIII, Akal editor, Madrid, 1978, pp. 211-212; itálicas de Lenin.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn5">[5] </a>Lenin, V. I.: “La bancarrota de la IIª Internacional”, en: <i>Obras Completas</i>, tomo XXI, Akal editor, Madrid, 1978, pp. 211-212.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn6">[6] </a>“La reciprocidad condicional de esas premisas es evidente: cuanto más resuelta y firmemente actúe el Proletariado y, por tanto, mayores sean sus posibilidades de arrastrar a las capas intermedias, tanto más aislada quedará la clase dominante y más se acentuará su desmoralización. Y, en cambio, la disgregación de los grupos dirigentes lleva agua al molino de la clase revolucionaria.”, en: Trotsky, León: <i>Historia de la Revolución rusa</i>, Tomo II, Ediciones Sarpe, Madrid, 1985, p. 362.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn7">[7] </a>Lenin, V. I.: “El ‘Izquierdismo’: enfermedad infantil del Comunismo”, en: <i>Obras Completas</i>, tomo XXXIII, Akal editor, Madrid, 1978, pp. 190-191; 201-202 y 347-348; itálicas de Lenin.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn8">[8] </a>Lenin, V. I.: “Informe sobre la situación internacional y las tareas fundamentales de la Internacional Comunista”, en: <i>op. cit</i>., pp. 347-348.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn9">[9] </a>Con razón Krupsakia afirmaba en sus memorias que Lenin “siempre consultaba a Marx”; señalamos aquí un coincidencia de Gramsci con Lenin en este “rescate-recuperación” del Marx político, puede verse a lo largo de su <i>Quaderni </i>esta propuesta de lectura, que permite hallar el nexo entre Filosofía y Política (Catarsis) como clave decisiva (Traducibilidad) para comprender el pensamiento “completo” del autor de <i>Das Kapital</i>. Remitimos al lector a nuestro ensayo: “Gramsci y el Marx desconocido”: <a href="http://www.rebelion.org/noticia.php?id=162471"><span style="color: blue;">http://www.rebelion.org/noticia.php?id=162471</span></a></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn10">[10] </a>Titulado: “Informe sobre la campaña electoral para la IIª Duma del Estado”, es de noviembre de 1906.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn11">[11] </a>Karl Kautsky: <i>Das Erfurter Programm in seinem grundsätzlichen Theil erläutert</i>, Sttutgart, Dietz Verlag, 1892, en especial el capítulo V titulado: "La Lucha de Clases"</span><br />
<span lang="ES"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span>
<blockquote class="tr_bq">
<span lang="ES"><span style="font-size: large;"><b>Notas relacionadas</b></span></span> </blockquote>
<a href="https://nangaramarx.blogspot.com/2017/01/urnas-y-calles-lenin-electoral-i.html" style="font-size: x-large;">Urnas
y calles: Lenin electoral — I</a> <br />
<a href="http://nangaramarx.blogspot.com/2017/01/urnas-y-calles-lenin-electoral-ii.html" style="font-size: x-large;">Urnas
y calles: Lenin electoral — II</a><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">
</span><br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhD43Ny5rfEiGHvyjhP8j3r5IWF9USx4DkhfTkng6CzIwSldEkfwkWCvheUyTQpdF9yl3FH2oYjtDBAfapRgi-YsBSD5grZUjYzBGS6bMNOkxJ0IfkTrC_fTpDZKPJYoVw-9j4bXOWzdCqP/s1600/04.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhD43Ny5rfEiGHvyjhP8j3r5IWF9USx4DkhfTkng6CzIwSldEkfwkWCvheUyTQpdF9yl3FH2oYjtDBAfapRgi-YsBSD5grZUjYzBGS6bMNOkxJ0IfkTrC_fTpDZKPJYoVw-9j4bXOWzdCqP/s1600/04.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="font-size: 12.8px; text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><u>http://nangaramarx.blogspot.com/ </u></i></td></tr>
</tbody></table>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-59662806693215852882017-09-26T17:51:00.000-04:002017-09-26T17:54:42.113-04:00La juventud revolucionaria de Karl Marx<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyw3KyttTVnmYFSdmEX_ulwMP1UT96cA8bBpKf9VQ7m5YXwDliQV5HtbiZOGbPT-EsQMSsMuiWI2XCbUD6iL_OM9nAzPNFnofW07Cj8Q_kyWSExNxW5Sw2DCyL4JfziZI2ugJMATXWu9NB/s1600/El+joven+Karl+Marx+%25E2%259C%2586+Raoul+Peck+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1178" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyw3KyttTVnmYFSdmEX_ulwMP1UT96cA8bBpKf9VQ7m5YXwDliQV5HtbiZOGbPT-EsQMSsMuiWI2XCbUD6iL_OM9nAzPNFnofW07Cj8Q_kyWSExNxW5Sw2DCyL4JfziZI2ugJMATXWu9NB/s320/El+joven+Karl+Marx+%25E2%259C%2586+Raoul+Peck+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" width="235" /></a><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><b><i>Massimo Modonesi</i></b></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">En medio del aniversario de los 150 años de la salida del primer tomo de <i>El Capital</i>, la obra maestra del Marx maduro, se estrenó en París una película titulada <i>El joven Karl Marx</i> del director haitiano Raoul Peck*.<u> </u></span><span style="font-family: inherit;">La película abarca el periodo en
el cual Marx, entre los 26 y los 30 años, junto a su esposa Jenny,
anuda su amistad con Engels en París en 1844, de donde será
posteriormente expulsado, instalándose en Bruselas y viajando en
diversas ocasiones a Londres donde participará en la Liga de los Justos
rebautizada, por iniciativa de Marx y Engels, Liga de los Comunistas y
por encargo de la cual redactarán el </span><i style="font-family: inherit;">Manifiesto del Partido Comunista</i><span style="font-family: inherit;">
en el invierno de 1847-1848 en vísperas de un ciclo revolucionario en
el que apareció en la escena política europea la naciente clase obrera.</span><br />
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">La película tiene la virtud
narrativa de humanizar a Marx representándolo -a través de la
interpretación de August Diehl- como un joven apasionado, inquieto,
brillante y con el vicio de la arrogancia, comprometido con el
conocimiento, la libertad y la igualdad, que cruza las fronteras
europeas huyendo de la persecución política y fomentando la organización
internacional de los trabajadores. Un joven enamorado de su esposa
Jenny -cuya estatura y papel resalta en la película- alegre y con
sentido del humor a pesar de la condiciones de pobreza en las que vive
su familia, muy ligado afectiva e intelectualmente a su amigo y camarada
Engels, buen jugador de ajedrez y mal bebedor. </span><br />
<a name='more'></a><span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Al margen del debate
fino sobre rupturas y continuidades entre el Marx joven, maduro e
inclusive el último Marx -el de las reflexiones antideterministas sobre
la discordancia de los tiempos- es en medio de estas vivencias y
experiencias juveniles, a partir de la audacia política e intelectual
del personaje en esta particular etapa de vida, que se gestan las ideas
fundamentales, o por lo menos algunas de ellas, que revelarán muy
rápidamente su carácter y alcance revolucionario: los principios del
materialismo histórico, la clave de lectura de la lucha de clases y el
método de la crítica como praxis transformadora.<u></u><u></u></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Entonces la película, además de la
calidad de su manufactura y del valor del trazado biográfico que
presenta, termina siendo un elogio a la juventud como momento y
oportunidad de elaboración y de práctica revolucionaria, en plena
concordancia con la tesis redactada por Marx en aquellos años sobre la
necesidad de filosofar para transformar el mundo.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><u></u>Una evocación particularmente
pertinente, en la Europa actual, donde la película está circulando en
estos días de crecimiento de la extrema derecha en Alemania y de masivas
movilizaciones en contra de la reforma laboral en Francia, en los
mismos países y ciudades en las cuales vibraban el joven Marx y el
naciente movimiento obrero a mediados del siglo XIX. Una Europa post
Brexit dominada y, al mismo tiempo, puesta en crisis por las finanzas,
securizada y atrincherada en contra de migrantes, atravesada por el
malestar y la precariedad, disputada por fuerzas y proyectos
conservadores y reaccionarios, mientras los reformismos socialdemócratas
y socialcristianos se esfumaron hacia la derecha y los socialismos se
convirtieron en minorías testimoniales. En este escenario, el salto de
la resistencia –palabra coreada por los manifestantes parisinos de este
otoño que se anuncia caliente- a la disputa contrahegemónica y
eventualmente a la construcción de alternativa solo puede ser realizado
si la juventud protagoniza un vuelco masivo en términos de politización y
movilización, ocupando la calle y asediando los palacios y la ciudadela
del poder. Adoptando una perspectiva radicalmente crítica, asumiendo
colectivamente –al estilo del joven Marx- la tarea de pensar y actuar
para transformar el mundo, empezando por el viejo continente. <u></u><u></u></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><u></u>Una rebelión juvenil que también resuena en las palabras cantadas por el rockero francés Damien Saez:<u></u><u></u></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><u></u><i>Porque es solo en el combate que se es libre<u></u><u></u></i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">de tu triste sueño, te ruego libérate <u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">Porque hay que hacer balances y cuentas<u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">están nuestros amores siempre al borde del precipicio<u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">¿escuchas esta noche el canto de los muertos?<u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">¿puedes ver el cielo al alcance de tus dedos?<u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">¡Juventud levántate!<u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">Como un estallido de risa<u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">viene a consolar tristeza<u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">como un soplo de porvenir <u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">viene a revivir las brasas<u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">como un perfume de azufre<u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">que hace nacer la llama<u></u><u></u></span></i></div>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit;">cuando sumergidos en el abismo no sabemos dónde está el alma<u></u><u></u></span></i></div>
<i><span style="font-family: inherit;">¡Juventud levántate!</span></i><br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJJ9VQuspMU3FckcJWhdxiGDMjwDnIJgdHiGMraMzxX44tPwtSuoRd0VH8VNV_LPubRk2Bb5xlq_4rLlOdPLeq-L8Pr0Jv1xjih0VLe7P5sMYlyk35Bneh2v8dejXv6PkcPnMJiWHNbj7R/s1600/Desinform%25C3%25A9monos.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJJ9VQuspMU3FckcJWhdxiGDMjwDnIJgdHiGMraMzxX44tPwtSuoRd0VH8VNV_LPubRk2Bb5xlq_4rLlOdPLeq-L8Pr0Jv1xjih0VLe7P5sMYlyk35Bneh2v8dejXv6PkcPnMJiWHNbj7R/s1600/Desinform%25C3%25A9monos.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="font-size: medium; text-align: start;"><span style="color: blue; font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><u>https://desinformemonos.org/</u></span></i></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div style="text-align: left;">
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-52745031116090162082017-09-22T08:15:00.000-04:002017-10-22T11:16:25.083-04:00Los sentidos del marxismo — A ciento cincuenta años de El Capital<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguLdx4IQaHLeS3MLY0dbvhO3bWFHB4rug9BOGVRQPh2amZWhk-BFaH5ilV7o3fBys16LXsdQlSNsqEZJlg2J2Ft0SwZqcNwL2nwcsGV2ys7gYWS7cd7UrLoLB9Ix3WFJ-mvFWh8zP9jiAC/s1600/4455278366de7c834760d0d225c639e8.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="378" data-original-width="700" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguLdx4IQaHLeS3MLY0dbvhO3bWFHB4rug9BOGVRQPh2amZWhk-BFaH5ilV7o3fBys16LXsdQlSNsqEZJlg2J2Ft0SwZqcNwL2nwcsGV2ys7gYWS7cd7UrLoLB9Ix3WFJ-mvFWh8zP9jiAC/s400/4455278366de7c834760d0d225c639e8.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="pretitulo" style="text-align: left;">
<span style="text-align: justify;"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><b><i>Miguel Mazzeo </i></b></span></span></div>
<div id="TextoNoticia" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div id="TextoNoticia" style="text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">A ciento cincuenta años de la aparición de la primera edición de</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">El Capital </i><span style="font-family: inherit;">de Karl Marx, queremos proponer algunos interrogantes que nos parecen insoslayables: ¿Todavía tiene sentido el marxismo? Y, en caso de tenerlo, ¿dónde se encuentra ese sentido? ¿Cómo descifrarlo? ¿Se han diluido las tensiones históricas que proveyeron de sentido y vitalidad al marxismo o, por el contrario, el capitalismo actual no hace más que reeditar las viejas tensiones bajo nuevos ropajes al tiempo que genera otras nuevas? ¿Los y las marxistas somos Quijotes de un mundo en fuga?</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: inherit;">Nosotros y nosotras creemos que el marxismo sigue siendo imprescindible para cualquier individuo o comunidad que pretenda comprender y transformar el mundo, para quienes aspiran a una humanidad hecha sociedad. Su objeto de estudio y su objetivo estratégico siguen vigentes: el capitalismo y el cambio social. Su lugar en la teoría crítica sigue siendo privilegiado. Su opción por la “crítica despiadada de todo lo existente”; esto es: una crítica dispuesta a asumir las consecuencias sociales y políticas que genera, en particular los conflictos con los poderes instituidos, es estratégica. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"></span><br />
<a name='more'></a><span style="font-family: inherit;">¿Existe una visión que suministre un cuadro más completo y una interpretación más rigurosa del capitalismo como sistema y de nuestras realidades cotidianas? ¿Qué corpus teórico más o menos homogéneo y coherente nos ofrece tantos recursos como el marxismo a la hora de comprender al capital como poder de dominación y opresión al tiempo que nos propone una denuncia desde un sólido emplazamiento ético? ¿Existe una visión que desenmascare con tanto vigor y claridad la esencia lúgubre de las clases dominantes? ¿Existe una visión que nos confirme de manera más certera el carácter incompleto del mundo, su condición de problema radical y la necesidad de reconstruirlo colectivamente? ¿Existe una “brújula” más apta para evitar la confusión entre sujeto y predicado? El marxismo nos coloca cara a cara con la realidad multidimensional que padecemos, cara a cara con la explotación material, la alienación política, la dominación. Entonces, el sentido del marxismo es principalmente político.</span></div>
<br />
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<span style="font-family: inherit;">En tiempos de proliferación de “derivados” y de auge de las formas más fetichistas del capital; en tiempos signados por la informalización de la producción, el trabajo y la vida; en tiempos en que el capital busca consolidar y extender su dominio sobre el trabajo, los recursos naturales y los Estados; en tiempos en que una derecha globalizada gana posiciones en la dirección ideológica de las sociedades, el marxismo se erige en una especie de santuario de saberes teórico-prácticos imprescindibles para la emancipación de las clases subalternas y oprimidas. ¿Cómo no revalorizarlo?</span></div>
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<span style="font-family: inherit;">Prescindir del marxismo, obviarlo, es renunciar lisa y llanamente a una de las más relevantes filosofías inmanentes de los explotados y los oprimidos, a uno de los puntos de partida más prolíficos e insoslayables a la hora de comprender/impugnar/transformar la realidad. Dejar de lado el marxismo es resignarse a una percepción opaca y miserable, es condenarse a vivir en un orden ilusorio donde directamente está vedada la idea de porvenir. Y también es renunciar a la posibilidad de despreciar los principios morales de los opresores.</span></div>
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<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">El marxismo sigue siendo clave para hacer inteligible el mundo como totalidad en el marco de la fragmentación y el aislamiento (de seres, objetos y procesos) que el capitalismo produce y reproduce constantemente. El marxismo permanecerá indispensable mientras exista confiscación y plusvalía, dominación, opresión y explotación; alienación, fetichismo y cosificación; uniformidad, superstición, tristeza y conformismo. Por eso debemos recuperarlo como el “ambiente” de nuestras ideas, como “fuente común” capaz de reintegrar la conciencia fragmentada, como insumo para producir una conciencia política inédita que rompa con la impotencia institucionalizada y haga posible un nuevo ciclo histórico.</span></div>
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<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: inherit;">Ahora bien, este deseo no implica exigirle al marxismo que unifique las diversas orientaciones emancipatorias, que provea por sí mismo una visión política global, o una línea ideológica común o un mecanismo orgánico apto para canalizar las luchas populares; más allá de que, sin dudas, pueda aportar a cada cosa. Sin renunciar a la idea marxista de un proyecto universal y totalizador, creemos que se trata de pensar caminos alternativos para lo universal y contemplar la posibilidad de totalidades no totalitarias. Porque cada vez que se recurrió a la “ideología marxista-leninista” para resolver esas necesidades básicas de un proyecto emancipador, cada vez que esta “ideología” fue invocada como atajo para la coherencia que demandaba una observancia rigurosa, salieron deteriorados tanto el marxismo como el proyecto. De este modo, el marxismo terminó obturando la dialéctica entre ideología y praxis, funcionó como ideología autoreferencial y autosuficiente que se impuso a la cultura (a las culturas). Lo que suele ser un manantial de lo inauténtico y hasta de lo oscuro. La oscuridad en el marxismo no tuvo una fuente privilegiada, y provino de las que pueden ser también sus fuentes de luz: la creencia y la ciencia.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">El marxismo cayó en las formulaciones esquemáticas y en un doctrinarismo apriorístico que se creía con el derecho de prescindir de la verificación en el terreno de la praxis. De este modo, se convirtió en verdad revelada, en corpus doctrinario rígido y excluyente y, en algunos casos, en credo oficial. Proveyó una coherencia superficial y falsa y, sobre todo, incompatible con un horizonte socialista.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Por su parte, el proyecto se desnaturalizó en el “signo de distinción”, en las lógicas de la especialización académica o militante, en el elitismo, el sectarismo o en la razón de Estado y el despotismo.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Va de suyo que consideramos históricamente agotada a la vieja conciencia política que supo producir el marxismo. (Lo mismo cabe decir en relación al horizonte instituido por la Gran Revolución de Octubre). Concretamente: esa vieja conciencia política ha perdido el poder de seducción que otrora ejercía sobre intelectuales y militantes sociales y políticos del mundo entero. Ha perdido su antigua capacidad de crear sujetos políticos. Desde la perspectiva del poder dominante, dicha conciencia política, ha perdido algunas posiciones como expresión de lo diabólico. Aunque la posibilidad de articulación de marxismo y <i>polis </i>sigue intacta. Como sigue íntegra la aptitud para constituirse en paradigma donde confluyen el pensamiento crítico y la política radical. En buena medida depende de la vocación militante por desarrollarle nuevas “encarnaciones” y una nueva conciencia política, de recuperar sus aptitudes de crear sujetos políticos sobre bases nuevas distintas al “progreso” entendido como el desarrollo de las fuerzas productivas. Creemos que esa vieja conciencia política –junto al viejo arsenal simbólico– puede servir para luchar contra la inhumanidad de las clases dominantes, principalmente para resistir (en un sentido acotado que refiere más a la preservación de una posición adquirida que a la “creación”). Pero el punto es que ya no alcanza para inspirar trayectos emancipatorios, desbordes democráticos, vocaciones constituyentes, en fin: sujetos políticos, programas activos de transformación radical de la realidad que remitan a lo que Walter Benjamín llamaba “verdades épicas”. Tal vez las “efemérides marxistas” de 2017, y las de los próximos años, contribuyan a discutir estos tópicos.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">La pregunta por el sentido del marxismo podría formularse apelando a modos más indirectos: ¿es posible una existencia humana digna y una autorrealización plena bajo la ley del capitalismo? ¿Pueden los grupos sociales explotados y oprimidos del planeta satisfacer su interés existencial en los marcos de esa ley? ¿Cómo contribuir a que estos grupos (incluidos todos nosotros y todas nosotras) vivan sus existencias limitadas y hasta miserables y espectrales como contradicción lacerante y no como parte de lo instituido y naturalizado como “lo real”? ¿Cómo contribuir a que los y las de abajo desarrollen un interés antagónico al interés por lo que es y lo que está? ¿Puede haber caminos hacia el futuro en el marco del capitalismo y el mundo burgués?</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">El marxismo sigue siendo uno de los antídotos más intensos y eficaces contra la reificación de las relaciones humanas, contra el proceso de desencantamiento del mundo, contra la universalidad totalitaria y la esclavitud ideológica impuestas por el mercado. También es un antídoto frente a un conjunto de supuestas heterodoxias que impulsan proyectos que no buscan otra cosa que fortalecer las estructuras y los imaginarios capitalistas (capitalismo “regulado”, capitalismo con “rostro humano”, o similares); que promueven políticas tendientes a neutralizar los desequilibrios constitutivos de la dinámica objetiva del capital, en especial la desigualdad. Más allá de la complejidad de los recursos teóricos y retóricos puestos en juego, no hacen más que reeditar viejos reformismos ignorando resignadamente la unidad estructural que, como ya señalamos, caracteriza al sistema capitalista. El propio Marx, demostró la inviabilidad sistémica de estas alternativas. ¿Alguien conoce un antídoto mejor? El marxismo sigue siendo un insumo indispensable para intensificar los flujos de lo que late y vive, para que los seres humanos puedan realizarse plenamente y reapropiarse del mundo escamoteado, para conjurar todo lo que el mundo tiene de atrofiado y para que el mundo no le quede tan grande e inabarcable a la verdad y a la belleza. El marxismo fue, es y será imprescindible en toda experiencia popular contrahegemónica, que anticipe otra sociedad posible y que ponga en marcha un proceso de control del trabajo sobre el capital.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Cabe señalar que el reconocimiento de la unidad estructural del sistema capitalista debería servirnos para valorar las funciones emancipatorias de las formas socialistas prácticas o potenciales, por lo general imperfectas, que pueden desarrollarse en los marcos del capitalismo, sobre todo en sus márgenes, en sus regiones ambiguas. Con una dosis de imaginación estratégica será posible detectar en esas formas las grietas, las fisuras que ponen en cuestión la unidad estructural y que permiten pensar en unidades estructurales alternativas.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Estamos convencidos de que el sentido del marxismo está en la historia y la vida concreta de la-clase-que-vive-su-trabajo, de los y las pobres, de los explotados y las explotadas, de los oprimidos y las oprimidas. Más específicamente, el sentido del marxismo reside en la capacidad de lucha y resistencia contra la explotación y la opresión de los y las de abajo. En sus aptitudes para torcer el destino trágico de la historia. En su rebeldía y en su deseo, que es como decir: en sus sueños, utopías e ímpetus. El marxismo puede contribuir decididamente a que las clases subalternas y oprimidas descubran y desarrollen esas aptitudes, esa rebeldía y ese deseo.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">El marxismo, para tener un sentido a la altura de su promesa emancipatoria, no puede dejar de ser un marxismo militante desbordante de deseo y vida auténtica. Un marxismo que, en términos de René Zavaleta Mercado, podemos ubicar en la encrucijada de la colocación estructural de la clase y el instante de su revelación; o que, siguiendo a Roque Dalton, podemos considerar como culpable de la esperanza y responsable entre los responsables de la felicidad que sigue caminando.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Somos conscientes del exceso de expresiones desiderativas en el que hemos incurrido a lo largo de este trabajo. Es probable que todo este cúmulo de deseos resulte desmesurado. En un mundo tan vacío de sueños, tan sin ansias de paraísos (en la tierra); en un tiempo donde las formas dominantes del poder tienden a imponerse sin resistencias (incluso al interior de los espacios dizque “transformadores”, o “revolucionarios”), no cabe otra actitud que apelar a la desmesura.</span></div>
<span style="font-family: inherit;"></span><br />
<div style="text-align: left;">
</div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El anterior trabajo es un fragmento del libro '<i>Marx Populi', </i>inédito.</span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhI-ptF0ujUx2g-2jC7Bl-xFpFRUaZTT67wi7l8hOHeUlRzzubOZElLkVkgzetiarKguDK_sWMbzNvqXtMHD4hAtOjCFdh93MqZHwr_aA9mxoIh8RSXPxTCJlYp42_azIm2FU07asQE5ADI/s1600/Rebeli%25C3%25B3n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhI-ptF0ujUx2g-2jC7Bl-xFpFRUaZTT67wi7l8hOHeUlRzzubOZElLkVkgzetiarKguDK_sWMbzNvqXtMHD4hAtOjCFdh93MqZHwr_aA9mxoIh8RSXPxTCJlYp42_azIm2FU07asQE5ADI/s1600/Rebeli%25C3%25B3n.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: left;"><u>http://www.rebelion.org/ </u></i></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-73430842448410114722017-09-21T08:40:00.000-04:002017-10-22T11:18:00.061-04:00Notas sobre género en El Capital de Marx<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0OVXZpLn5ITnpm8kHZxLzVIhXaszBJ56peYl60KF_L3nJh27SRoMrsXE-picEeuol1Cp1-MmJE_K7kQUtXzVobMhnao_LbOs-GcP_mRriWIjf_l7Op30JfOnm6Z0x0uZOgApN6YLP_bQ4/s1600/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+Rosa+Ju%25C3%25A1rez+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="444" data-original-width="492" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0OVXZpLn5ITnpm8kHZxLzVIhXaszBJ56peYl60KF_L3nJh27SRoMrsXE-picEeuol1Cp1-MmJE_K7kQUtXzVobMhnao_LbOs-GcP_mRriWIjf_l7Op30JfOnm6Z0x0uZOgApN6YLP_bQ4/s200/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+Rosa+Ju%25C3%25A1rez+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;">Karl Marx ✆ Rosa Juárez
</span></td></tr>
</tbody></table>
<b><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>Silvia Federici</i></span></b><br />
<div class="titular titular-single">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="titular titular-single">
<span style="font-family: inherit;">Al tiempo que se renueva el interés en el marxismo y el feminismo y
la mirada de Marx sobre “género” recibe una nueva atención, emergen
nuevos consensos entre las feministas que también moldean mi abordaje
del tema.</span><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn3" name="_ftnref3" style="font-family: inherit;" title=""><b>1/</b></a><span style="font-family: inherit;">
En primer lugar, mientras que en los trabajos tempranos de Marx pueden
encontrarse denuncias sobre las desigualdades de género y el control
patriarcal en la familia y en la sociedad, es de común acuerdo que “Marx
no tenía mucho para decir sobre el género y la familia” (Brown,
2012:143)</span><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn4" name="_ftnref4" style="font-family: inherit;" title=""><b>2/</b></a><span style="font-family: inherit;"> y que, incluso en </span><i style="font-family: inherit;">El capital</i><span style="font-family: inherit;">,su mirada al respecto debe reconstruirse de observaciones dispersas.</span></div>
<div class="texte">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">No obstante, el trabajo de Marx ha sido de gran contribución para el
desarrollo de la teoría feminista, aunque no se basa en su totalidad en
sus pronunciamientos directos sobre el tema. No solo su método histórico
materialista ha ayudado a demostrar que las jerarquías e identidades
genéricas son constructos (Holmstrom, 2002a), sino que su análisis de la
acumulación capitalista y la creación del valor ha dotado a las
feministas de mi generación con poderosas herramientas para repensar
tanto las formas específicas de explotación a las que las mujeres han
sido sometidas en la sociedad capitalista como la relación entre sexo,
raza y clase (James, 1975). </span><br />
<span style="font-family: inherit;"></span><br />
<a name='more'></a><span style="font-family: inherit;">Sin embargo, el uso que las feministas han
hecho de Marx las ha conducido en el mejor de los casos en una dirección
diferente de la que él trazó. </span><span style="font-family: inherit;">Escribir sobre género en </span><i style="font-family: inherit;">El capital</i><span style="font-family: inherit;"> es reconciliarse con dos
Marx diferentes y, agrego, dos puntos de vista diferentes sobre género y
la lucha de clases. De acuerdo con esto, se observan dos partes a
continuación. En la primera parte, examino la mirada de Marx sobre el
género tal como la articula en el volumen 1 en su análisis sobre el
empleo de mujeres en el trabajo industrial. También comento sus
silencios, especialmente en relación con el trabajo doméstico, ya que
resultan elocuentes respecto de las inquietudes que estructuraban su
pensamiento en el momento en que escribió.</span><br />
<br />
<span style="font-family: inherit;">Aquí, mi idea principal es que Marx no teorizó sobre género porque,
en parte, la “emancipación de las mujeres” tenía una importancia
periférica en su trabajo político; es más, él naturalizaba el trabajo
doméstico y, tal como el movimiento socialista europeo en su conjunto,
idealizaba el trabajo industrial como la forma normativa de producción
social y como potencial nivelador de las desigualdades sociales.
Entonces, consideraba que, eventualmente, las distinciones en torno al
género y a la edad se disiparían. No logró apreciar la importancia
estratégica, tanto para el desarrollo del capitalismo como para la lucha
en su contra, de la esfera de actividades y relaciones por las cuales
se reproducen nuestras vidas y la fuerza de trabajo, comenzando por la
sexualidad, la procreación y, primero y principal, el trabajo doméstico
no remunerado de las mujeres.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Estos “descuidos” sobre la importancia del trabajo reproductivo de
las mujeres implican que Marx, pese a su condena de las relaciones
patriarcales, nos ha dejado un análisis del capital y de clase conducido
desde una perspectiva masculina –la del “hombre que trabaja”, el
asalariado industrial en cuyo nombre se formó la Internacional,
considerado el portador de la aspiración universal a la liberación
humana–.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Asimismo, implican que muchos marxistas se han visto justificados en
tratar el género y la raza como temáticas culturales, disociándolas de
la clase, y que el movimiento feminista ha tenido que comenzar con una
crítica a Marx.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Entonces, mientras este artículo se enfoca en el tratamiento del
género en el gran texto de Marx, en la segunda parte reviso brevemente
la reconstrucción de las categorías de Marx desarrollada por las
feministas en la década de 1970, especialmente en el “Movimiento a favor
del Salario por el Trabajo Doméstico”, del cual fui parte. Sostengo que
estas feministas encontraron en Marx el fundamento para una teoría
feminista centrada en la lucha de las mujeres en contra del trabajo
doméstico no remunerado porque leímos su análisis del capitalismo de
modo político, que provenía de la experiencia personal directa, en busca
respuestas para nuestro rechazo de las relaciones domésticas. En aquel
entonces pudimos llevar la teoría de Marx a lugares donde Marx había
permanecido oculto. A la vez, leer a Marx en clave política reveló las
limitaciones de su marco teórico, lo cual demostró que una perspectiva
feminista anticapitalista no puede ignorar su trabajo, al menos mientras
el capitalismo sea el modo de producción dominante (Gimenez, 2005:
11-12), pero debe ir más allá de él.</span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">1. Marx y el género en el área de producción industrial</span></blockquote>
<span style="font-family: inherit;">Los límites del trabajo de Marx sobresalen de modo claro en el volumen 1 de <i>El capital</i>,
ya que allí examina por primera vez la cuestión de “género” no en
relación con la subordinación de las mujeres dentro de la familia
burguesa, sino respecto de las condiciones del trabajo fabril de la
mujer en la revolución industrial. Esta era la “querella de las mujeres”
de la época,<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><b>3/</b></a>
en ambos lados del canal, en contra de la cual economistas, políticos y
filántropos clamaban por la destrucción de la vida familiar que
producía, la nueva independencia que confería a las mujeres, y su
contribución a la protesta de los trabajadores, expresada en en el
ascenso de sindicatos y el cartismo.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Por lo tanto, para el momento que Marx comenzó a escribir, las
reformas ya estaban en marcha, y contaba con copiosa literatura sobre el
tema, que consistía en informes de los inspectores fabriles que, en la
década de 1840, el gobierno inglés empleaba para que se cumpliera el
límite impuesto a las horas de trabajo de mujeres y niños.<b><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn6" name="_ftnref6" title="">4/</a></b></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">El volumen 1 cita páginas enteras de estos informes, especialmente en
los capítulos sobre “La jornada de trabajo” y “Maquinaria y gran
industria”, que ilustran las tendencias estructurales de la producción
capitalista –las tendencias a extender las horas de trabajo hasta el
límite de la resistencia física de los trabajadores, a devaluar la
fuerza de trabajo, a extraer el máximo de trabajo del número mínimo de
trabajadores– y denuncian los horrores a los que mujeres y niños eran
sometidos en cada etapa del desarrollo industrial.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Ellos nos informan sobre las costureras que morían por exceso de
trabajo y falta de aire y alimento (Marx, 1995: 198), sobre muchachas
que trabajaban sin alimentarse catorce horas por día, o que se
arrastraban semidesnudas en las minas para llevar el carbón a la
superficie, sobre niños a los que a medianoche se los sacaba de su cama
“y se les obliga a trabajar para ganarse un mísero sustento” (ibíd.:
188): “se llevaba a los niños al matadero” ( Ibíd.: 233) [donde/
máquinas vampíricas consumían sus vidas “mientras que quede un músculo,
un tendón, una gota de sangre que chupar” (ibíd.: 241).</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Debe reconocerse que pocos escritores políticos han descripto sin
hacer concesiones, como lo ha hecho Marx, la brutalidad del sistema
capitalista –por fuera de la esclavitud–. Particularmente impresionante
es su denuncia de la barbarie de la explotación del trabajo infantil,
sin par en la literatura marxista. Pero pese a su elocuencia, su
explicación es más descriptiva que analítica y llama la atención la
ausencia de la discusión de las problemáticas de género.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">No se nos informa, por ejemplo, cómo el empleo de mujeres y niños en
las fábricas afectó las luchas de los trabajadores, qué debates motivó
en sus organizaciones, o cómo afectó las relaciones entre mujeres y
hombres. Tenemos, en cambio, varios comentarios moralistas tales como
que el trabajo fabril degradaba el “carácter moral” de las mujeres al
promover conductas “promiscuas” y las hacía descuidar sus deberes
maternales. Casi nunca se retratan mujeres como actores capaces de
pelear por sí mismas.<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><b>5/</b></a>
Generalmente, aparecen como víctimas, aunque sus contemporáneos notaron
su independencia, su conducta estrepitosa y su capacidad de defender
sus intereses en contra de los intentos por parte de los dueños de las
fábricas de reformar sus costumbres.<b><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn8" name="_ftnref8" title="">6/</a></b></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">En la explicación de Marx sobre el género en el área de producción
también falta un análisis de la crisis que la extinción del trabajo
doméstico en las comunidades proletarias provocó a favor de la expansión
de relaciones capitalistas, y el dilema que el capital enfrentó –en
aquel momento como en la actualidad– respecto del lugar óptimo y del uso
del trabajo de las mujeres. Estos silencios son especialmente
significativos ya que los capítulos que mencioné son los únicos en los
que las problemáticas en torno a las relaciones de género tienen
presencia.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Las problemáticas de género tienen un lugar marginal en <i>El capital</i>.
En un texto de tres volúmenes de miles de páginas, solo unas cien
refieren a la familia, la sexualidad, el trabajo de las mujeres, y estas
son observaciones al pasar. Faltan referencias al género incluso donde
más se las espera, como en los capítulos sobre la división social del
trabajo o sobre los salarios.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Solo al final del capítulo “Maquinaria y gran industria” encontramos
algunas pistas sobre políticas de género que sabemos que Marx defendía
en su quehacer político, como secretario de la Primera Internacional, en
calidad de lo cual se opuso a los intentos de excluir a las mujeres del
trabajo fabril.<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><b>7/</b></a>
Esto es coherente con su creencia de toda la vida de que el capitalismo
–pese a toda su violencia y brutalidad– era un mal necesario y una
fuerza progresiva, dado que el verdadero capitalista <i>obliga</i> a […] desarrollar las <i>fuerzas sociales productivas</i> y a crear las <i>condiciones materiales de producción</i> que son la única <i>base real</i>
para una forma superior de sociedad cuyo principio fundamental es el
desarrollo pleno y libre de todos los individuos (Marx, 1995: 499;
cursivas en el original).</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Aplicado al género, esto significaba que, al “liberar” el trabajo de
las limitaciones de la especialización y de la necesidad de la fuerza
física, y al incorporar a mujeres y niños en la producción social, el
desarrollo capitalista y la industrialización en particular allanaban el
camino para relaciones de género más igualitarias. Por un lado,
liberaban a las mujeres y niños de la dependencia personal y explotación
parental de su trabajo –distintivas de la industria nacional–; por
otro, les permitía participar en igualdad de condiciones con los hombres
en la producción social.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Tal como él lo plantea al discutir la introducción de la educación básica para los niños que trabajaban en la fábrica:</span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit;"><i>Y, por muy espantosa y repugnante que nos parezca la disolución de la
antigua familia dentro del sistema capitalista, no es menos cierto que
la gran industria, al asignar a la mujer, al joven y al niño de ambos
sexos un papel en los procesos socialmente organizados de la producción,
arrancándolos con ello [de] la órbita doméstica, crea las nuevas bases
económicas para una forma superior de familia y de relaciones entre
ambos sexos </i>(ibíd.: 410).</span></blockquote>
<span style="font-family: inherit;">Cómo sería esta nueva familia, cómo reconciliaría “producción con
reproducción” no es algo que Marx investigue. Solo agregó con cautela
que:</span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit;"><i>la existencia de un personal obrero combinado, en el que entran
individuos de ambos sexos y de las más diversas edades –aunque hoy, en
su forma primitiva y brutal, en que el obrero existe para el proceso de
producción y no este para el obrero, sea fuente apestosa de corrupción y
esclavitud–, bajo las condiciones que corresponden a este régimen se
trocará necesariamente en fuente de progreso humano</i> (íd.).</span></blockquote>
<span style="font-family: inherit;">Para la suposición de Marx de que el desplazamiento de lo doméstico a
la gran escala industrial produciría una sociedad más humana era clave,
indudablemente, aunque no se articulara de manera explícita, la idea (a
la que él retornaba en varias secciones de <i>El capital</i>) de que el
trabajo industrial es más que un multiplicador del poder de producción y
(supuesto) garante de la abundancia social. Es –potencialmente– el
creador de un tipo diferente de asociación cooperativa y de un tipo
diferente de ser humano, libre de la dependencia personal y no
“determinado” para un tipo particular de habilidades, capaz, por lo
tanto, de involucrarse en un amplio rango de actividades y de asumir el
tipo de conducta requerido por una organización “racional” del proceso
de trabajo.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Concomitante con su concepción de comunismo como el final de la división del trabajo, y con su visión en <i>La ideología alemana</i>
de una sociedad donde uno pescaría y cazaría por la mañana y escribiría
poemas por la tarde (Marx y Engels, 1974: 34), puede resultar seductora
la idea de una sociedad industrial, cooperativa e igualitaria, donde
(parafraseando un pronunciamiento provocativo en el <i>Manifiesto comunista</i>)<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><b>8/</b></a>
las diferencias de género hayan perdido toda “validez social” en la
clase trabajadora. No sorprende que esta idea haya inspirado a
generaciones de activistas sociales, incluidas las feministas.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">No obstante, como descubrieron las feministas en la década de 1970,
esta perspectiva tiene importantes limitaciones. Vale la pena mencionar
cuatro de ellas, todas con implicancias más allá del género,
relacionadas con el concepto de Marx en torno a la industrialización y
al desarrollo capitalista como fuerzas emancipadoras y condiciones para
la liberación humana.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Al celebrar la industria moderna por liberar a las mujeres de las
cadenas tanto del trabajo doméstico como del régimen patriarcal y por
hacer posible su participación en la producción social, Marx supuso que:</span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit;"><i>a)</i> las mujeres nunca antes se habían involucrado en la
producción social, es decir, el trabajo reproductivo no debería
considerarse una labor socialmente necesaria; </span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit;"><i>b)</i> lo que ha limitado en el pasado su participación en el trabajo ha sido la falta de fuerza física; </span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit;"><i>c)</i> el salto tecnológico es esencial para la igualdad de género; </span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit;"><i>d)</i>
lo que es más importante, en anticipación de lo que los marxistas
repetirían por generaciones: el trabajo fabril es la forma paradigmática
de producción social, en consecuencia, la fábrica, no la comunidad, es
el sitio de la lucha anticapitalista.</span></blockquote>
<span style="font-family: inherit;">Deben plantearse preguntas a cada uno de estos puntos.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Podemos deshacernos rápidamente del argumento de la “fuerza física”
como explicación de la discriminación basada en el género. Basta con
decir que la propia descripción de Marx de las condiciones de empleo
fabril de mujeres y niños es un contraargumento, y que los informes
fabriles que él citó dejan en claro que se empleaban mujeres para el
trabajo industrial no porque la automatización disminuía la carga de su
labor (Marx, 1995: 331), sino porque se les pagaría menos, se las
consideraba más dóciles y con mayor tendencia a dejar todas sus energías
en su puesto. También debemos disipar la idea del confinamiento de
mujeres a las tareas del hogar antes del advenimiento de la
industrialización. La industria doméstica de la cual las mujeres se
liberaron empleaba una pequeña parte del proletariado femenino, y era en
sí misma una innovación relativamente reciente que resultó del colapso
de las agrupaciones de artesanos.<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><b>9/</b></a>
En realidad, antes de la revolución industrial, y durante ella, las
mujeres desempeñaron diferentes trabajos, desde agricultura hasta
comercio, servicio y trabajo domésticos. Por lo tanto, como lo
documentaron Bock y Duden, no hay base histórica para la idea –a la que
Marx y otros socialistas han suscripto– de que “el desarrollo del
capitalismo, con su trabajo crecientemente industrial (“productivo”)
para las mujeres, las liberó y las libera de la edad de los reinos
feudales de trabajo doméstico y del tutelaje de los hombres” (1980:
157).</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Marx también minimizó, en su concepción de la industria a gran escala
como un igualador de distinciones biológicas y sociales, el peso de las
jerarquías sexuales heredadas y reconstruidas que aseguraban que las
mujereas experimentarían el trabajo fabril de modos específicos,
distinto de los modos de los hombres. Él notó que los supuestos sobre el
género mantendrían su prominencia en el trabajo industrial –utilizados,
por ejemplo, para justificar el menor salario de las mujeres en
comparación con el de los hombres– y que las condiciones laborales
“promiscuas” podrían significar una vulnerabilidad al abuso sexual, que
con frecuencia resultaba en el embarazo a una temprana edad (Marx, 1995:
591). Pero, como hemos visto antes, él supuso que esos abusos se
superarían cuando los trabajadores tomaran el poder político y
redirigieran los objetivos de la industria hacia su bienestar. Sin
embargo, luego de dos siglos de industrialización, podemos ver que,
mientras no se vislumbra el fin del capitalismo por ningún lado, la
igualdad en el ámbito del trabajo ha sido un producto de las luchas de
las mujeres y no un regalo de las máquinas.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Más crucial resulta que la identificación por parte de Marx de la
labor industrial con la forma normativa de trabajo y el sitio
privilegiado para la producción social no deja ningún espacio para la
consideración de actividades reproductivas domésticas, que, como ha
señalado Fortunati, Marx solo mencionó para notar que el capital las
destruye al apropiarse de todo el tiempo de las mujeres.<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><b>10/</b></a></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Hay un contraste interesante con el trabajo de Alfred Marshall, el
padre de la economía neoclásica, respecto del abordaje de la relación
entre la fábrica y el hogar. La mirada de Marx de la labor industrial
como un tipo de trabajo más racional recuerda la “habilidad general para
trabajar” de Marshall, que describió como una nueva capacidad con la
que [en aquel momento] contaban pocos trabajadores en el mundo: “no
específica de cualquier ocupación, pero deseada por todos, que permite a
los trabajadores sostener por un largo período de tiempo cualquier tipo
de trabajo, tener en cuenta muchas cosas a la vez, acomodarse
rápidamente a los cambios en los detalles del trabajo realizado,
mantenerse estable y ser confiable” (Marshall, 1890: 206- 207).</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Marshall, sin embargo, en línea con los reformistas contemporáneos,
creía que el mayor contribuyente a la producción de esta “habilidad
general” era la vida hogareña y especialmente la influencia de la madre
(ibíd.: 207), por lo que se oponía firmemente al empleo exterior de las
mujeres. Marx, por el contrario, presta poca atención al trabajo
doméstico. No hay una discusión al respecto en su análisis sobre la
división social del trabajo, donde solo afirma que la división del
trabajo en la familia tiene una base fisiológica.<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><b>11/</b></a>
Más llamativo resulta su silencio sobre el trabajo doméstico de las
mujeres en su análisis de la reproducción de la fuerza de trabajo en su
capítulo “Reproducción simple”.<b><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn14" name="_ftnref14" title="">12/</a></b></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Aquí apela a un tema crucial para la comprensión del proceso de la
creación del valor en el capitalismo: la fuerza de trabajo, nuestra
capacidad de trabajar, no nos es dada. Consumida a diario en el proceso
de trabajo, debe (re)producirse constantemente, y esta (re)producción es
tan esencial a la valorización del capital como lo es “la limpieza de
las máquinas” (Marx, 1995: 481), dado que “es producción y reproducción
del medio de producción indispensable para el capitalista, del propio
obrero” (Íd).</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">En otras palabras, como también sugirió en las notas luego publicadas bajo el título de <i>Teorías acerca de la plusvalía</i><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><b>13/</b></a> y en <i>El capital</i>,
Marx indica que la reproducción del trabajador es parte esencial y
condición de la acumulación de capital. No obstante, solo la concibe
bajo el aspecto de “consumo” y coloca su realización solamente dentro
del circuito de producción de mercancías. Los trabajadores –según Marx–
usan su salario para comprar las necesidades de la vida y, al
consumirlas, se reproducen a sí mismos. Es literalmente la producción de
asalariados por medio de las mercancías producidas por los asalariados.<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><b>14/</b></a> Por lo tanto, “<i>el valor de la fuerza de trabajo</i> es el <i>valor</i> de los <i>medios de vida necesarios</i>
para asegurar la subsistencia de su poseedor” (ibíd.: 124; cursivas en
el original), y se determina por el tiempo de trabajo necesario para la
producción de mercancías que los trabajadores consumen.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">En ninguna parte de <i>El capital</i> Marx reconoce que la
reproducción de fuerza de trabajo supone el trabajo no remunerado de las
mujeres –preparar comida, lavar la ropa, criar a los niños, hacer el
amor–. Por el contrario, insiste en retratar al asalariado como
reproductor de sí. Incluso al considerar las necesidades que el
trabajador debe satisfacer, lo retrata como un comprador de mercancías
autosuficiente; enumera entre otras necesidades para la vida la comida,
vivienda, vestimenta, pero omite extrañamente el sexo, ya sea obtenido
dentro de la configuración familiar o comprado, lo cual sugiere que la
vida del trabajador es inmaculada mientras que la mujer solo es
moralmente mancillada por la labor industrial (íd.). A la prostituta se
la niega como trabajadora, y se la relega a un ejemplo de la degradación
de la mujer; solo se las representa como pertenecientes a “los últimos
despojos de la superpoblación” (ibíd.: 545), ese “lumpenproletariado”
(íd.) que en <i>El Dieciocho Brumario de Louis Bonaparte</i> él había descripto como “escoria de todas las clases” (1972: 80).</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Son los pocos pasajes en los que Marx se aproxima a romper su
silencio y admitir implícitamente que lo que se presenta como “consumo”
al asalariado puede ser trabajo reproductivo desde el punto de vista de
su contraparte femenino. En una nota al pie a la discusión sobre la
determinación del valor de la fuerza de trabajo, en “Maquinaria y gran
industria”, escribe: “basta con lo dicho para observar cómo el capital
usurpa en su propio provecho hasta el trabajo familiar indispensable
para el consumo” (Marx, 1995: 324). Y agrega:</span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit;"><i>Como en la familia hay ciertas funciones, por ejemplo la de atender y
amamantar los niños, que no pueden suprimirse radicalmente, las madres
confiscadas por el capital se ven en mayor o en menor medida a alquilar
obreras que las sustituyan. Los trabajos impuestos por el consumo
familiar, tales como coser, remendar, etc. se suplen comprando
mercancías confeccionadas. Al disminuir la inversión de trabajo
doméstico, aumenta, como es lógico, la inversión de dinero. Por tanto,
los gastos de producción de la familia obrera crecen y contrapesan los
ingresos obtenidos del trabajo. A esto se añade el hecho de que a la
familia obrera le es imposible atenerse a normas de economía y
convivencia en el consumo y preparación de sus víveres </i>(íd.).</span></blockquote>
<span style="font-family: inherit;">No obstante, no se dice nada más de este trabajo doméstico “que no
pued[e] suprimirse” y que debe reemplazarse por bienes adquiridos. Y
además nos resta preguntarnos si el costo de la producción solo aumenta
para el trabajador o también para el capitalista, supuestamente a través
de las luchas que los trabajadores emprenderían para obtener salarios
más altos.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Incluso cuando se refiere a la reproducción generacional de la fuerza
de trabajo, Marx no menciona la contribución de las mujeres, y descarta
la posibilidad de tomas de decisiones autónomas por su parte en lo que
respecta a la procreación, a la que se refiere como “el crecimiento
natural de la población” (ibíd.: 537). Comenta que “el capitalista puede
dejar tranquilamente el cumplimiento de esta condición al instinto de
propia conservación y al instinto de perpetuación de los obreros”
(ibíd.: 481-482) –una contradicción con el comentario anteriormente
citado sobre el descuido de los deberes maternales por parte de las
mujeres trabajadoras fabriles, que equivale prácticamente al
infanticidio–. También sugirió que el capitalismo no depende de la
capacidad reproductiva de las mujeres para su propia expansión, dada la
creación constante de población excedente a partir de las revoluciones
tecnológicas.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">En el intento de dar cuenta de la ceguera de Marx sobre la ubicuidad
del trabajo reproductivo, que debió haberse desplegado a diario bajo sus
ojos en su propia casa, he enfatizado en ensayos anteriores su ausencia
en los hogares proletarios en la época en la que escribe, dado que la
fábrica empleaba a la familia entera de sol a sol (Federici, 2012: 94).
El mismo Marx sugiere esta conclusión cuando, al citar a un médico
enviado por el gobierno inglés para evaluar el estado de salud de los
distritos industriales, notó que la clausura de los molinos de algodón
causada por la Guerra de Secesión estadounidense había tenido al menos
un beneficio. Las mujeres</span><br />
<br />
<span style="font-family: inherit;">Disponen ahora del tiempo necesario para dar el pecho a sus niños, en
vez de envenenarlos con Godfrey’s Cordial (una especie de narcótico).
Disponen de tiempo para aprender a cocinar. Desgraciadamente, el tiempo
para dedicarse a las faenas de la cocina coincidía con unos momentos en
que no tenían que comer […] La crisis a la que nos referimos se
aprovechó también para enseñar a las hijas de los obreros a coser en las
escuelas. ¡Fue necesario que estallase en Norteamérica una revolución y
se desencadenase una crisis mundial para que aprendiesen a coser unas
muchachas obreras, cuyo oficio consistía en hilar para el mundo entero!
(1995: 324)</span><br />
<br />
<span style="font-family: inherit;">Pero la reducción abismal del tiempo y recursos necesarios para la
reproducción de los trabajadores que Marx documentó no era una condición
universal. Los empleados fabriles eran solo el 20% -30% de la población
de mujeres trabajadoras. Incluso entre ellas, muchas mujeres
abandonaban el trabajo fabril una vez que tenían hijos. Además, como
hemos visto, el conflicto entre el trabajo fabril y los “deberes
reproductivos” de las mujeres era un problema clave en la época de Marx,
como demuestran los informes fabriles que citó y las reformas que
produjeron.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">¿Por qué, entonces, esta exclusión sistemática? ¿Y por qué Marx no
podría darse cuenta de que la tendencia parlamentaria de reducir el
trabajo fabril en mujeres y niños pergeñaba una nueva estrategia de
clase que cambiaría el rumbo de la lucha de clases?</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Sin dudas, parte de la respuesta es que, como los economistas
políticos clásicos, Marx no consideraba las tareas del hogar como un
tipo de trabajo históricamente determinado con una historia social
específica, sino como una fuerza natural y una vocación femenina, uno de
esos productos de esa gran alacena que la tierra, arguyó, es para
nosotras. Cuando, por ejemplo, comentó que el trabajo en exceso y la
fatiga producían un “aborrecimiento” (ibíd.: 327) entre las mujeres
trabajadoras fabriles y sus hijos, apeló a una imagen de maternidad que
condecía con una concepción naturalizada de los roles de género.
Posiblemente contribuyó a ello que en la primera fase del desarrollo
capitalista el trabajo reproductivo de la mujer estaba, según su
terminología, “formalmente subsumido” en la producción capitalista,<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><b>15/</b></a>
es decir, no se había moldeado para adecuarse a las necesidades
específicas del mercado de trabajo. Sí, un teórico tan poderoso y
orientado a la historia como Marx debería haberse dado cuenta de que el
trabajo doméstico, aunque <i>aparecía</i> como una actividad de antaño,
que satisfacía puramente “necesidades naturales”, su forma era en
realidad una forma de trabajo históricamente específica, producto de la
separación entre producción y reproducción, trabajo remunerado y no
remunerado, que nunca había existido en sociedades precapitalistas o
sociedades no reguladas por la ley de valor de cambio. Luego de habernos
advertido en contra de la mistificación producida por la relación
salarial, debería haber visto que, desde su origen, el capitalismo ha
subordinado las actividades reproductivas –en la forma de trabajo de
mujeres no remunerado– a la producción de fuerza de trabajo y, en
consecuencia, el trabajo no remunerado que los capitalistas extraen de
los trabajadores es mucho más conspicuo que el extraído durante la
jornada de trabajo remunerado, dado que incluye los quehaceres
domésticos no remunerados de mujeres, incluso reducidos a un mínimo.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">¿El silencio de Marx sobre el trabajo doméstico era a causa de que,
como ya se ha sugerido, “no consideraba que las fuerzas sociales eran
capaces de conducir el trabajo doméstico en una dirección
revolucionaria”? Esta es una pregunta legítima si “leemos a Marx de modo
político”<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><b>16/</b></a> y consideramos que sus teorizaciones siempre se ocupaban de sus implicancias organizacionales y su potencial.<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn19" name="_ftnref19" title=""><b>17/</b></a>
Se abre la posibilidad de que mantuvo reserva en torno a la cuestión de
los quehaceres domésticos porque temía que la atención a su trabajo le
hiciera el juego a las organizaciones de trabajadores y a los
reformistas burgueses que glorificaban el trabajo doméstico para excluir
a las mujeres del trabajo fabril. Pero para las décadas de 1850 y 1860
los quehaceres domésticos y la familia habían estado por años en el
centro de una acalorada discusión entre socialistas, anarquistas y un
emergente movimiento feminista, y se experimentaban reformas en el hogar
y los quehaceres domésticos.<b><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn20" name="_ftnref20" title="">18/</a></b></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Debemos concluir que su desinterés en el trabajo doméstico tiene
raíces más profundas, que nacen tanto de su naturalización como de su
devaluación, que la hicieron en apariencia –en comparación con el
trabajo fabril– una forma arcaica que pronto sería superada por el
progreso de la civilización. Sea como fuere, la consecuencia de la falta
de teorización de Marx del trabajo doméstico es que <i>su explicación
de la explotación capitalista y su concepción de comunismo ignoran la
actividad más extendida del planeta y una causa mayor de las divisiones
dentro de la clase trabajadora</i>.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Hay un paralelo aquí con el lugar de la “raza” en la obra de Marx.
Aunque reconocía que “el trabajo de los blancos no puede emanciparse
allí donde está esclavizado el trabajo de los negros” (ibíd.: 239), no
dedicó demasiado análisis al trabajo esclavo y al uso del racismo para
ejecutar y naturalizar una forma de explotación más intensa. Su trabajo,
por lo tanto, no pudo desafiar la ilusión –dominante en el movimiento
socialista– de que el hombre blanco asalariado representaba los
intereses de la totalidad de la clase obrera –una mistificación que en
el siglo XX condujo a luchadores anticoloniales a concluir que el
marxismo era irrelevante en su lucha–.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Más cerca de casa, Marx no anticipó que las formas brutales de
explotación que con tanta fuerza describió serían en breve parte del
pasado, al menos en gran parte de Europa. Amenazada por un conflicto
armado entre clases y la posible extinción de la fuerza de trabajo, la
clase capitalista, en complot con algunas organizaciones de
trabajadores, se embarcaría en un nuevo rumbo estratégico, incrementando
la inversión en la reproducción de la fuerza de trabajo y el salario de
los asalariados hombres, enviando a las mujeres de regreso al hogar
para hacer tareas domésticas y, en este proceso, cambiando el curso de
la lucha de clases.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Aunque Marx era consciente del gran desperdicio de vida que el
sistema capitalista producía y estaba convencido de que el movimiento de
reforma fabril no procedía de inclinaciones humanitarias, no se percató
de que lo que estaba en juego en la “legislación protectora” era más
que una reforma del trabajo fabril. Reducir las horas de trabajo de
mujeres era el camino para una nueva estrategia de clase que reasignaba a
las mujeres proletarias al hogar para producir no mercancías físicas
sino trabajadores.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Mediante esta estrategia, el capital logró disipar la amenaza de la
insurgencia de la clase trabajadora y crear un nuevo tipo de trabajador:
más fuerte, más disciplinado, más resiliente, más apto para hacer suyos
los objetivos del sistema; el tipo de trabajador, de hecho, que
considera los requisitos de la producción capitalista como “las más
lógicas leyes naturales” (ibíd.: 627). Este era el tipo de trabajador
que permitió que el capitalismo británico y norteamericano de fin de
siglo pasara de la industria liviana a la pesada, de la industria textil
a la siderúrgica, de la explotación basada en extensión de la jornada
laboral a una basada en la intensificación de la explotación. Esto
implica que la creación de la familia trabajadora y el ama de casa
proletaria de tiempo completo fueron una parte esencial y una condición
de la transición desde un excedente absoluto a uno relativo. En este
proceso, los quehaceres domésticos atravesaron un proceso de “subsunción
real”, convirtiéndose por primera vez en objeto de una iniciativa
estatal específica que los ligó más fuerte a la necesidad del mercado de
trabajo y la disciplina de trabajo capitalista.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">En consonancia con el apogeo de la expansión imperial británica (que
trajo numerosas riquezas al país, aumentando el sueldo de los
trabajadores), a esta innovación no puede atribuírsele solo la
pacificación de la fuerza de trabajo. Pero fue un acontecimiento de
época, que inauguró la estrategia que más tarde culminó con el fordismo y
el <i>New Deal</i>, por los que la clase capitalista invertiría en la
reproducción de trabajadores para adquirir una fuerza de trabajo más
disciplinada y productiva. Este fue el <i>deal</i> que se extendió hasta
la década de 1970 cuando el surgimiento internacional de la lucha de
mujeres y el movimiento feminista le dieron un punto final.</span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">2. Feminismo, Marxismo y la cuestión de la “reproducción”</span></blockquote>
<span style="font-family: inherit;">Mientras Marx, como propulsor de “la emancipación de la mujer”
mediante su participación en la producción social entendida como trabajo
industrial, inspiró a generaciones de socialistas, las feministas
descubrieron en la década de 1970 un nuevo Marx: en contra de los
quehaceres domésticos, la domesticidad, la dependencia económica de los
hombres, apelaron a su trabajo en busca de una teoría capaz de explicar
las raíces de la opresión de la mujer desde una perspectiva de clase. El
resultado fue una revolución teórica que cambió tanto al marxismo como
al feminismo.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">El análisis de Mariarosa Dalla Costa sobre el trabajo doméstico como un elemento clave en la producción de la fuerza de trabajo,<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn21" name="_ftnref21" title=""><b>19/</b></a> la localización por parte de Selma James de la ama de casa en un <i>continuum</i> con los no asalariados del mundo<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn22" name="_ftnref22" title=""><b>20/</b></a>
–quienes, aun así, han sido centrales en el proceso de acumulación de
capital–, la redefinición a cargo de otros activistas del movimiento de
la relación salarial como un instrumento de naturalización de áreas
enteras de explotación, y la creación de nuevas jerarquías dentro del
proletariado: todos estos desarrollos teóricos y las discusiones que
generaron se han descripto en ocasiones como el “debate sobre el hogar”,
supuestamente centrados en la pregunta sobre si los quehaceres
domésticos son productivos o no. Pero esta es una gran distorsión. Lo
que se redefinió al percibirse la centralidad del trabajo no remunerado
de la mujer en el hogar en lo que respecta a la producción de la fuerza
de trabajo no fue solo el trabajo doméstico, sino la naturaleza del
capitalismo y la lucha en su contra.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">No sorprende que la discusión de Marx sobre la “reproducción simple”
fue una iluminación teórica en este proceso, tal como la confirmación de
nuestra sospecha de que la clase capitalista nunca hubiese permitido
que tanto trabajo doméstico sobreviva si no hubiese visto la posibilidad
de explotarlo. Leer que las actividades que reproducen la fuerza de
trabajo son esenciales para la acumulación capitalista sacó a la luz la
dimensión de clase de nuestro rechazo. Mostró que este trabajo tan
despreciado, siempre naturalizado, siempre desdeñado por parte de los
socialistas por retrógrado, ha sido en realidad el pilar de la
organización capitalista del trabajo. Esto resolvió la polémica cuestión
de la relación entre género y clase, y nos dio herramientas para
conceptualizar no solo la función de la familia, sino la profundidad del
antagonismo de clase en las raíces del capitalismo. Desde un punto de
vista práctico, confirmó que, como mujeres, no teníamos que unirnos a
los hombres en la fábrica para ser parte de la clase trabajadora y
librar una lucha anticapitalista. Podíamos luchar de manera autónoma,
comenzando por nuestro propio trabajo en el hogar, como el “centro
nervioso” de la producción de la fuerza de trabajo.<a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn23" name="_ftnref23" title=""><b>21/</b></a>
Y nuestra lucha tenía que librarse primero en contra de los hombres de
nuestras familias, dado que por medio del salario de los hombres, el
matrimonio y la ideología del amor, el capitalismo ha permitido que los
hombres dirigieran nuestro trabajo no remunerado y disciplinaran nuestro
tiempo y espacio.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Irónicamente, entonces, nuestro encuentro con Marx y nuestra
apropiación de su teoría sobre la reproducción de la fuerza de trabajo,
de algún modo consagrando la importancia de Marx para el feminismo,
también nos ofreció la evidencia concluyente de que debíamos poner a
Marx patas para arriba y comenzar nuestro análisis y nuestra lucha
precisamente a partir de la parte de la “fábrica social” que él había
excluido de su trabajo.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Descubrir la centralidad del trabajo reproductivo para la acumulación
de capital también condujo a la pregunta de cómo sería la historia del
desarrollo del capitalismo si no se viera desde el punto de vista de la
formación del hombre proletario asalariado, sino desde el punto de vista
de las cocinas y los dormitorios donde la fuerza de trabajo se produce a
diario, generación tras generación.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">La necesidad de una perspectiva de género para la historia del
capitalismo –más allá de la “historia de mujeres” o la historia del
trabajo asalariado- es lo que me condujo, entre otras cosas, a repensar
la explicación de Marx sobre la acumulación originaria y descubrir la
caza de brujas en los siglos XVI y XVII como momento fundacional en la
devaluación del trabajo de la mujer y el surgimiento de una división del
trabajo sexual específicamente capitalista.<b><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn24" name="_ftnref24" title="">22/</a></b></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">La percepción, en simultáneo, de que, al contrario de la anticipación
de Marx, la acumulación originaria se ha tornado un proceso permanente
también pone en tela de juicio su concepción sobre la relación necesaria
entre el capitalismo y el comunismo. Invalidó la mirada de Marx sobre
la historia en términos de estadios, en la que el capitalismo se retrata
como el purgatorio que necesitamos habitar de cara al mundo de la
libertad y el rol liberador de la industrialización.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">El surgimiento del ecofeminismo, que conectó la devaluación por parte
de Marx de las mujeres y la reproducción con su mirada de que la misión
histórica de la humanidad es la dominación de la naturaleza, fortaleció
nuestra posición. Especialmente importantes han sido los trabajos de
Maria Mies y Ariel Salleh, que han demostrado que el acto por parte de
Marx de borrar las actividades reproductivas no es accidental,
contingente a las tareas que él asignó a <i>El capital</i>, sino
sistemática. Como lo señala Salleh, todo en Marx establece que lo que es
creado por el hombre y la tecnología tiene un mayor valor: la historia
comienza con el primer acto de producción, los seres humanos se realizan
a sí mismos a través de su trabajo. Una medida de la realización de sí
es su capacidad de dominar la naturaleza y adaptarla a las necesidades
humanas. Y todas las actividades transformativas positivas se conciben
en masculino: el trabajo se describe como el padre, la naturaleza como
la madre, la tierra también se concibe como femenina (Salleh, 1997:
72-76). <i>Madame la Terre</i>, la llama Marx, en oposición al <i>Monsieur le Capital.</i></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><i><br /></i></span>
<span style="font-family: inherit;">Las ecofeministas han demostrado que existe una profunda conexión
entre el desdén de los quehaceres domésticos, la devaluación de la
naturaleza y la idealización de lo que la industria humana y la
tecnología producen.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Este no es el espacio para reflexionar sobre las raíces de la mirada
antropocéntrica. Basta con decir que el gran error de cálculo que Marx y
las generaciones de marxistas socialistas han cometido en relación con
los efectos liberadores de la industrialización hoy son muy obvios. En
la actualidad nadie se animaría a soñar, como hizo August Bebel en <i>Woman Under Socialism</i>,
en el día en que la comida sería producida químicamente y en el que
“todos llevarían una pequeña caja de químicos en su bolsillo con la que
satisfacer su necesidad de nutrientes provenientes de la clara, la grasa
y los hidratos de carbono, sin importar la época del año ni la estación
de lluvia, sequía, escarcha, granizo e insectos destructivos” (1910:
391).</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Mientras la industrialización avanza sobre la tierra y los
científicos al servicio del desarrollo del capitalismo están jugando con
la producción de vida por fuera de los cuerpos de las mujeres, la idea
de extender la industrialización a todas nuestras actividades
reproductivas es una pesadilla peor de la que estamos experimentando con
la industrialización de la agricultura.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">No es sorprendente que en círculos radicales hemos sido testigos de
un “cambio de paradigma”, mientras que la esperanza puesta en la máquina
como una fuerza para el “progreso histórico” se reemplaza por una
refocalización del trabajo político en problemáticas, valores y
relaciones vinculados con la reproducción de nuestras vidas y la vida de
los ecosistemas en los que vivimos.</span><br />
<span style="font-family: inherit;">Nos han dicho que Marx en los últimos años de su vida reconsideró su
perspectiva histórica y, al leer sobre las comunidades igualitarias y
matrilineales del noreste de América, comenzó a reconsiderar su
idealización del desarrollo industrial y capitalista y a valorar la
fuerza de la mujer.<b><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftn25" name="_ftnref25" title="">23/</a></b></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">No obstante, la mirada prometeica sobre el desarrollo tecnológico
promovido por Marx y toda una tradición marxista, lejos de perder su
atractivo, está de regreso. En él, la tecnología digital juega para
algunos el mismo rol emancipador que Marx le asignó a la automatización,
por lo que el mundo de la reproducción y trabajos de cuidado, que las
feministas han valorizado como un terreno de transformación y lucha, se
encuentra nuevamente en riesgo de que se le reste importancia.</span><br />
<span style="font-family: inherit;">Esta es la razón por la que, aunque Marx dedicó poco espacio a las
teorías de género en su trabajo, y supuestamente cambió parte de su
mirada en sus últimos años, es todavía importante discutirlas y
enfatizar, como he intentado hacerlo en este trabajo, que sus silencios
al respecto no son descuidos, sino el signo del límite que su trabajo
teórico y político no pudo superar, pero que nosotros debemos hacerlo.</span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Bibliografía</span></blockquote>
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<span style="font-family: inherit;">Holmstrom, Nancy (ed.), <i>The Socialist Feminist Project. A Contemporary reader in Theory and Politics. </i>Nueva York: Monthly Review, 2002 [2002b].</span><br />
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<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Notas</span></blockquote>
<div id="ftn3">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><b>1/</b></a> Las publicaciones recientes de Heather A. Brown, <i>Marx on Gender and the Family</i> (2012), y de Shahrzad Mojabed, <i>Marxism and Feminism</i>
(2015) –publicado junto con la conferencia sobre el tema organizado por
la fundación Rosa Luxemburgo el mismo año–, son signos de este nuevo
interés en la teoría de género de Marx.</span><br />
<div id="ftn4">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><b>2/</b></a> Estas y todas las traducciones de la bibliografía en inglés pertenecen a la traductora.</span><br />
<div id="ftn5">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><b>3/</b></a>
Sobre el debate en torno a las consecuencias del trabajo industrial de
mujeres tales como “la querellas de las mujeres” en la Inglaterra del
siglo XIX, ver Judy Lown, <i>Women and Industrialization: Gender at Work in Nineteenth-Century England</i> (1990). Sobre los mismos debates en Francia, ver, especialmente el capítulo 7 en<i> Gender and the Politics of History</i>, de Joan Wallach Scott (1988).</span><br />
<div id="ftn6">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><b>4/</b></a> Para la reforma sobre el trabajo de mujeres e infantile en Inglaterra, además del volumen 1 de <i>El capital</i>, ver Judy Lown (1990) y Laura Levin Frader (1987).</span><br />
<br />
<div id="ftn7">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><b>5/</b></a>
La única referencia a la lucha de mujeres fabriles menciona que las
tejedoras del telar mecánico realizaron una huelga por el problema en
torno al control de horas trabajadas (Marx, 1995: 352).</span><br />
<div id="ftn8">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><b>6/</b></a>
Ver Lown, que habla de la oposición de las mujeres asalariadas a las
leyes fabriles de 1830 (1990: 214) y de lucha de las trabajadoras de la
seda “por mantener control sobre aquellos aspectos de la vida que
siempre habían sido centrales para la experiencia de las mujeres
trabajadoras: cuidado de los niños, higiene personal y vestimenta”
(ibíd.: 162). Sobre las muchachas fabriles “que representan una
independencia recientemente descubierta y la libertad para las mujeres”,
ver Lown (Iníd.: 43 y ss.) y Seccombe (1986: 121).</span><br />
<div id="ftn9">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><b>7/</b></a> Ver Brown (2012: 115).</span><br />
<div id="ftn10">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><b>8/</b></a>
Marx agrega que, en consecuencia, “[l]os intereses, las condiciones de
vida del proletariado se nivelan cada vez más a medida que la maquinaria
va borrando las diferencias entre los trabajos” (2008: 36).</span><br />
<div id="ftn11">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><b>9/</b></a> Sobre este tema, ver Bock y Duden (1980) y Henninger (2014: 296- 297).</span><br />
<div id="ftn12">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><b>10/</b></a>
Fortunati agrega que Marx concebía el trabajo reproductivo de las
mujeres “a partir de la lectura de los informes del gobierno, que había
percibido mucho antes el problema planteado por la usurpación que el
trabajo fabril hacía sobre los quehaceres domésticos” (1997: 169).</span><br />
<div id="ftn13">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><b>11/</b></a>
“Dentro de la familia, y más tarde, al desarrollarse esta, dentro de la
tribu, surge una división natural del trabajo, basada en las
diferencias de edades y de sexo, es decir, en causas puramente <i>fisiológicas</i>” (Marx, 1995: 285-286).</span><br />
<div id="ftn14">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><b>12/</b></a> Ver el capítulo 23 de la parte 7, del volume 1 de<i> El capital</i> (Marx, 1995).</span><br />
<div id="ftn15">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><b>13/</b></a> En la primera parte de <i>Teorías acerca de la plusvalía</i>,
Marx afirma: “El trabajo productivo sería aquel que produce mercancías o
directamente produce, forma, desarrolla la fuerza de trabajo en sí
misma” (1969: 172). Como veremos luego, las feministas tomaron esto para
indicar que el trabajo doméstico es “trabajo productivo” en el sentido
marxiano.</span><br />
<div id="ftn16">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><b>14/</b></a> La referencia aquí es a Piero Sraffa y su <i>Production of Commodities by Means of Commodities </i>(1960).</span><br />
<div id="ftn17">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><b>15/</b></a>
Marx emplea el concepto de subsunción formal versus subsunción real
para describir el proceso por el cual en la primera fase de acumulación
capitalista el capital se apropia del trabajo “tal como lo encuentra”,
“sin ninguna modificación de la naturaleza real del proceso de trabajo”
(1021). Por el contrario, existe subsunción real cuando el capital
moldea el trabajo/producción para sus propios fines.</span><br />
<div id="ftn18">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><b>16/</b></a> Aquí me refiero al trabajo de Harry Cleaver, <i>Reading </i>Capital<i> Politically </i>(2000).</span><br />
<div id="ftn19">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref19" name="_ftn19" title=""><b>17/</b></a> Sobre esto insiste Negri en <i>Marx Beyond Marx </i>(1991).</span><br />
<div id="ftn20">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref20" name="_ftn20" title=""><b>18/</b></a> Al respecto, ver el trabajo de Dolores Hayden, <i>The Grand Domestic Revolution</i> (1985).</span><br />
<div id="ftn21">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref21" name="_ftn21" title=""><b>19/</b></a> Ver “Women and the Subversion of the Community” en <i>The Power of Women and the Subversion of the Community </i>(1975).</span><br />
<div id="ftn22">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref22" name="_ftn22" title=""><b>20/</b></a> Ver <i>Sex, Race, and Class</i> (James, 1975).</span><br />
<div id="ftn23">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref23" name="_ftn23" title=""><b>21/</b></a> Ver Fortunati (1997).</span><br />
<div id="ftn24">
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref24" name="_ftn24" title=""><b>22/</b></a> Ver <i>Caliban and the Witch. Women, the Body and Primitive Accumulation </i>(2004).</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="file:///D:/backup%20raul%20parea%2015-7-15/Negro/Documentos/Herramienta/HPapel%2060/Federici_Herramiente%20%2060.doc#_ftnref25" name="_ftn25" title="">[23]</a> Ver la discusión de Heather Brown sobre <i>The Ethnological Notebooks of Karl Marx</i> (Krader, 1974) en sus capítulos 6 y 7 (2012).</span><br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAJiBuR3I0fbkWi-WR5CQeaxIjvWBclf7JtZpLR8IJZMt7Ju0mlhkcsRqoVHn8HBrhg2Yx-7BYcg0jewhG5N868Yk6hPszMot9H98Eq5yc5_bGP0qJu8v4y9bnr_TG5arDxomN1Q2SmJm8/s1600/Viento+Sur.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAJiBuR3I0fbkWi-WR5CQeaxIjvWBclf7JtZpLR8IJZMt7Ju0mlhkcsRqoVHn8HBrhg2Yx-7BYcg0jewhG5N868Yk6hPszMot9H98Eq5yc5_bGP0qJu8v4y9bnr_TG5arDxomN1Q2SmJm8/s1600/Viento+Sur.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><u>http://vientosur.info/</u></i></td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
</div>
</div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-89482132083447878462017-09-20T16:08:00.000-04:002017-10-11T13:58:26.867-04:00La indispensable reconstrucción de la internacional de los trabajadores y de los pueblos — A 150 años de la publicación del Primer Tomo de El Capital de Carlos Marx<div class="noticia" id="CuerpoNoticia" style="padding-left: 10px; padding-right: 10px; text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUibb1Wko2_b-TnzB6jPzBFHYSDPFnESH2WuyViLWxAl0S8N4MVMefIK-_TyspB96gmKT9FVoCw1co1pOaZ9QAbeFQiaPYtrUy5fj0_XEIiXDFv7JgTT0kKn9tAdXffCBa9Gzbt-6znCWN/s1600/362.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="600" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUibb1Wko2_b-TnzB6jPzBFHYSDPFnESH2WuyViLWxAl0S8N4MVMefIK-_TyspB96gmKT9FVoCw1co1pOaZ9QAbeFQiaPYtrUy5fj0_XEIiXDFv7JgTT0kKn9tAdXffCBa9Gzbt-6znCWN/s320/362.jpg" width="320" /></a></div>
<div id="TextoNoticia">
<b><i><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Samir Amin</span></i></b></div>
<div id="TextoNoticia" style="font-family: Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px;">
<br /></div>
<div id="TextoNoticia">
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>1.- </b>El sistema instaurado desde hace una treintena de años se caracteriza por la extrema centralización del poder en todas sus dimensiones, locales e internacionales, económicas, políticas y militares, sociales y culturales. </span><span style="font-family: inherit;">Unas cuantas miles de empresas gigantescas y algunos centenares de entidades financieras, asociados en alianzas cartelizadas, han reducido los sistemas productivos nacionales y globalizados a la condición de subcontratados. </span><span style="font-family: inherit;">De esta manera, las oligarquías financieras acaparan una parte creciente del producto del trabajo y de la empresa, convertido en renta para su exclusivo beneficio.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Una vez domesticados los principales partidos políticos tradicionales de “derecha” y de “izquierda”, los sindicatos y las organizaciones de la llamada sociedad civil, estas oligarquías ejercen ahora un poder político absoluto y el clero mediático a su servicio fabrica la desinformación necesaria para despolitizar las opiniones públicas. </span><span style="font-family: inherit;">Las oligarquías han suprimido el alcance antiguo del pluripartidismo y lo han sustituido prácticamente por un régimen de partido único del capital monopolista. Privada de sentido, la democracia representativa pierde su legitimidad.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Este sistema del capitalismo tardío contemporáneo, perfectamente cerrado, cumple los criterios del “totalitarismo” que, sin embargo, bien se cuidan muchos de aplicárselo. </span><span style="font-family: inherit;">Un totalitarismo que de momento todavía es “blando”, pero que siempre está dispuesto a recurrir a la violencia extrema cuando las víctimas – la mayoría de trabajadores y pueblos –, con su posible revuelta, llegan a cuestionarlo.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Las transformaciones múltiples asociadas a este llamado proceso de “modernización” deben valorarse a la luz de la evolución principal caracterizada en las líneas precedentes.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Así sucede con los grandes desafíos ecológicos (en particular la cuestión del cambio climático), a los que el capitalismo no es capaz de responder (y el acuerdo de París en torno a este problema no es más que arena lanzada a los ojos de las opiniones ingenuas), del mismo modo que los avances científicos y las innovaciones tecnológicas (la informática, entre otras) están estrictamente sometidos a las exigencias de rentabilidad financiera que deben reportar a los monopolios.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">El elogio de la competitividad y de la libertad de los mercados, que los medios de comunicación sumisos califican de garantes de la expansión de las libertades y de la eficacia de las intervenciones de la sociedad civil, constituye un discurso que se halla en las antípodas de la realidad, animada por los conflictos violentos entre fracciones de las oligarquías dominantes y reducida a los efectos destructivos de su gobernanza.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>2.-</b> En su dimensión planetaria, el capitalismo contemporáneo sigue actuando con la misma lógica imperialista que ha caracterizado todas las etapas de su despliegue globalizado (la colonización del siglo XIX constituyó una forma evidente de globalización).</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">La “globalización” contemporánea no es ninguna excepción a esta regla: se trata de una forma nueva de globalización imperialista y no de otra cosa. Este término comodín, sin calificativo, oculta la gran realidad: el despliegue de estrategias sistemáticas desarrolladas por las potencias imperialistas históricas (Estados Unidos, países de Europa occidental y central, Japón), encaminadas al objetivo de saquear los recursos naturales del Gran Sur y explotar sus fuerzas de trabajo de acuerdo con las exigencias de la deslocalización y la subcontratación. Dichas potencias pretenden conservar su “privilegio histórico” e impedir que todas las demás naciones abandonen su condición de periferias dominadas.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">La historia del siglo pasado fue precisamente la de la revuelta de los pueblos de las periferias del sistema mundial, comprometidos con la desconexión socialista o con las formas atenuadas de la liberación nacional, que actualmente se hallan en compás de espera.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">De ahí que la recolonización en curso, privada de legitimidad, no deje de ser frágil. Por esta razón, las potencias imperialistas históricas de la tríada han instaurado un sistema de control militar colectivo del planeta, dirigido por Estados Unidos. La pertenencia a la OTAN, indisociable de la construcción europea, al igual que la militarización de Japón, traducen esta exigencia del nuevo imperialismo colectivo que ha tomado el relevo de los imperialismos nacionales (de Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Alemania, Francia y algunos más), antaño enfrentados en conflicto permanente y violento.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<b><span style="font-family: inherit;"><br /></span></b></div>
<div style="text-align: left;">
<b><span style="font-family: inherit;">En estas condiciones, la construcción de un frente internacionalista de los trabajadores y de los pueblos de todo el planeta debería constituir el eje principal del combate frente al desafío que representa el despliegue capitalista imperialista contemporáneo.</span></b></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>3.-</b> Frente al desafío definido en los apartados precedentes, la magnitud de las insuficiencias de las luchas protagonizadas por las víctimas del sistema es apabullante.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Los puntos débiles de estas respuestas populares son de naturaleza diversa y las clasificaré bajo las rúbricas siguientes:</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>a. </b>La extrema dispersión de las luchas, del plano local al mundial, siempre específicas, circunscritas a lugares y ámbitos particulares (ecología, derechos de las mujeres, servicios sociales, reivindicaciones comunitarias, etc.). Las escasas campañas de alcance nacional o siquiera mundial apenas han obtenido éxitos significativos que hayan comportado un cambio de las políticas aplicadas por los poderes; y muchas de estas luchas han sido absorbidas por el sistema y alimentan la ilusión de la posibilidad de reformarlo.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">El periodo, sin embargo, se caracteriza por una fuerte aceleración de procesos de proletarización generalizados: casi la totalidad de las poblaciones de los centros están sujetas ya a la condición de trabajadores asalariados vendedores de su fuerza de trabajo, la industrialización de regiones del Sur ha dado pie a la constitución de proletariados obreros y de clases medias asalariadas, al tiempo que los campesinados están plenamente integrados en el sistema mercantil.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">No obstante, las estrategias políticas aplicadas por los poderes han logrado dispersar a este gigantesco proletariado en fracciones diferenciadas, a menudo enfrentadas entre sí. Es preciso superar esta contradicción.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>b.</b> Los pueblos de la tríada han renunciado a la solidaridad internacionalista antiimperialista, sustituida en el mejor de los casos por campañas “humanitarias” y programas de “ayuda” controlados por el capital monopolista.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Las fuerzas políticas europeas herederas de las tradiciones de izquierda se adhieren de este modo, en gran medida, a la visión imperialista de la globalización.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>c.</b> Una nueva ideología de derechas ha obtenido la adhesión de los pueblos.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">En el Norte se ha abandonado el tema central de la lucha de clases anticapitalista – que ha quedado reducido a su expresión más parcelaria – en beneficio de una pretendida redefinición de la “cultura social de izquierda”, comunitarista, que separa la defensa de derechos particulares del combate general contra el capitalismo.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">En algunos países del Sur, la tradición de las luchas que asociaban el combate antiimperialista con el progreso social ha cedido el puesto a ilusiones retrógradas y reaccionarias de expresión pararreligiosa o pseudoétnica.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">En otros países del Sur, los logros de la aceleración del crecimiento económico en el transcurso de los últimos decenios alimentan la ilusión de que es posible construir un capitalismo nacional “desarrollado”, capaz de imponer su participación activa en la configuración de la globalización.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>4.</b> El poder de las oligarquías del imperialismo contemporáneo parece indestructible, en los países de la tríada e incluso a escala mundial (el “fin de la historia”). La opinión pública acepta su disfraz de “democracia de mercado” y lo prefiere a su adversario del pasado – el socialismo –, denigrado con los calificativos más odiosos (autocracias criminales, nacionalistas, totalitarias, etc.). Sin embargo, este sistema no es viable por muchas razones:</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>a.</b> El sistema capitalista contemporáneo se muestra “abierto” a la crítica y la reforma, inventivo y flexible. Empiezan a manifestarse voces que pretenden poner fin a los abusos de sus finanzas incontroladas y a las concomitantes políticas de austeridad permanente, para de este modo “salvar el capitalismo”.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Claro que estos llamamientos no tendrán respuesta: las prácticas actuales están al servicio de los intereses de las oligarquías de la tríada – los únicos que cuentan –, a las que garantizan el crecimiento continuo de su riqueza a pesar del estancamiento económico en que se halla la tríada.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>b. </b>El subsistema europeo es parte integrante de la globalización imperialista. Fue concebido dentro de un espíritu reaccionario, antisocialista, proimperialista, sometido a la dirección militar de Estados Unidos. Alemania ejerce en él la hegemonía, en particular en el marco de la zona del euro y en la Europa oriental anexionada como lo está América Latina por Estados Unidos. La “Europa alemana” sirve a los intereses nacionalistas de la oligarquía germana, expresados con arrogancia, como se ha visto en la crisis griega.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Esta Europa no es viable y su implosión ya ha comenzado.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>c.</b> La paralización del crecimiento en los países de la tríada contrasta con su aceleración en las regiones del Sur que han sabido sacar provecho de la globalización. Se ha concluido con excesiva precipitación que el capitalismo está vivo, pero que su centro de gravedad se desplaza de los viejos países del Occidente atlántico hacia el Gran Sur, especialmente el asiático.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">En realidad, los obstáculos a la continuación de este proceso correctivo de la historia están llamados a adquirir cada vez más amplitud en la violencia de su movilización, por medio, entre otras cosas, de agresiones militares. Las potencias imperialistas no están dispuestas a permitir que un país cualquiera de la periferia – grande o pequeño – se libere de su dominación.</span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>d.</b> Las devastaciones ecológicas, necesariamente asociadas a la expansión capitalista, vienen a reforzar los motivos por lo que este sistema no es viable.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">El momento actual es el del “otoño del capitalismo”, sin que este se vea intensificado por el advenimiento de la “primavera de los pueblos” y de la perspectiva socialista. La posibilidad de amplias reformas progresistas del capitalismo en su estadio actual no es más que una ilusión. No hay otra alternativa que la que haría posible un repunte de la izquierda radical internacionalista, capaz de implementar, y no solo de imaginar, avances socialistas.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Hay que salir del capitalismo en crisis sistémica y no intentar la imposible salida de esta crisis del capitalismo.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">En una primera hipótesis, no parece que nada decisivo vaya a afectar a la adhesión de los pueblos de la tríada a su opción imperialista, particularmente en Europa.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Las víctimas del sistema seguirán siendo incapaces de concebir al abandono de los caminos trillados del “proyecto europeo”, la desconstrucción necesaria de este proyecto, indispensable paso previo a su reconstrucción posterior con una visión distinta.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Las experiencias de Syriza, de Podemos, de Francia Insumisa, las vacilaciones de Die Linke y otras formaciones son una muestra de la amplitud y la complejidad del desafío.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">La acusación fácil de “nacionalismo” lanzada contra los críticos de Europa no se sostiene. El proyecto europeo se reduce cada vez más visiblemente al del nacionalismo burgués de Alemania.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">No hay alternativa, en Europa ni en todas partes, a la implementación paso a paso de proyectos nacionales populares y democráticos (no burgueses, sino antiburgueses) que procedan a la desconexión de la globalización imperialista. Es preciso deconstruir la centralización a ultranza de la riqueza y del poder asociado al sistema imperante.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">En esta hipótesis, lo más probable será un remake del siglo XX: avances emprendidos exclusivamente en algunas periferias del sistema.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Claro que entonces hay que ser conscientes de que estos avances serán frágiles, como lo han sido los del pasado, y por esa misma razón – a saber, la guerra permanente que los centros imperialistas han lidiado contra ellos – se caracterizarán por sus limitaciones y derivas. *En cambio, la hipótesis de una progresión de la perspectiva del internacionalismo de los trabajadores y de los pueblos abriría la vía a otras evoluciones, necesarias y posibles.*</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">La primera de estas vías es la de la “decadencia de la civilización”. Esta implica que nadie controla el devenir de los acontecimientos, que se abren camino por la mera “fuerza de las cosas”. En nuestra época, teniendo en cuenta el potencial destructivo de que disponen los poderes (destrucciones ecológicas y militares), el riesgo – denunciado por Marx en su momento – de que los combates destruyan a todos los bandos enfrentados es real.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">La segunda vía, en cambio, exige la intervención lúcida y organizada del frente internacionalista de los trabajadores y los pueblos.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>5.</b> La puesta en marcha de la construcción de una nueva Internacional de los trabajadores y los pueblos debería constituir el objetivo principal de la labor de los mejores militantes convencidos del carácter odioso y abocado al fracaso del sistema capitalista imperialista mundial.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">La responsabilidad es enorme y la tarea exigirá años de esfuerzo antes de dar resultados tangibles. </span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Por mi parte planteo las siguientes propuestas:</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>a.</b> El objetivo es crear una Organización (la nueva Internacional) y no simplemente un “movimiento”. Esto implica que debemos ir más allá de la concepción de un foro de debates. Implica asimismo que se calibren debidamente las insuficiencias asociadas a la idea, todavía dominante, de “movimientos” pretendidamente horizontales, hostiles a las llamadas organizaciones verticales, so pretexto de que estas últimas son por su propia naturaleza antidemocráticas. La organización nace de la acción que segrega por sí misma los círculos “dirigentes”. Estos últimos pueden aspirar a dominar e incluso manipular a los movimientos, pero también cabe protegerse frente a este peligro mediante unos estatutos apropiados. Un tema a debatir.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>b.</b> Hay que estudiar en serio la experiencia de la historia de las Internacionales obreras, por mucho que se piense que forman parte del pasado. No para “escoger” un modelo entre ellas, sino para inventar la forma más apropiada en las condiciones actuales.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>c.</b> La invitación debe dirigirse a un buen número de partidos y organizaciones en lucha. Conviene crear lo antes posible un comité encargado de la puesta en marcha del proyecto.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>d.</b> No he querido sobrecargar este texto, pero me remito a textos complementarios (en francés e inglés):</span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><b>i) </b>un texto fundamental sobre la unidad y la diversidad en la historia moderna de los movimientos socialistas;</span><span style="font-family: inherit;"><b>ii)</b> un texto relativo a la implosión del proyecto europeo;</span><span style="font-family: inherit;"><b>iii)</b> varios textos relativos a la audacia requerida en la perspectiva del relanzamiento de las izquierdas radicales, a la lectura de Marx, a la nueva cuestión agraria, a las lecciones de Octubre de 1917 y la del maoísmo, así como al necesario relanzamiento de proyectos nacionales populares.</span></blockquote>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Artículo publicado en el boletín Nº 11 del Grupo de Trabajo de CLACSO “Crisis y Economía Mundial”.</span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-gJe3nIp7H_bynQoQRsiAHJ4-_Sh7VWQmoh7rRRYt9AuAnk7-uyufCsX1KybZmKQXH4Wgj4rhLWnxMapcRxlyWs3hqh9Q0DF8KDtiRmO5gQXnYU64k2WrudBPmDf2Bt5fGdN6HM3q18dJ/s1600/Alainet.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-gJe3nIp7H_bynQoQRsiAHJ4-_Sh7VWQmoh7rRRYt9AuAnk7-uyufCsX1KybZmKQXH4Wgj4rhLWnxMapcRxlyWs3hqh9Q0DF8KDtiRmO5gQXnYU64k2WrudBPmDf2Bt5fGdN6HM3q18dJ/s1600/Alainet.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.alainet.org/fr/node/188147" style="font-size: medium; text-align: left;"><span style="color: blue; font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>https://www.alainet.org/</i></span></a></td></tr>
</tbody></table>
</div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-87359700277345198652017-09-20T08:41:00.000-04:002017-10-11T13:59:32.711-04:00Marx en torno al nacionalismo, la etnicidad y las sociedades no occidentales<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjl3AM120vAnN5IkQaIHh03_BDjlfjIiP0IxwodwwRttGr3qyD_JVj1fb7474gXnf_byONfTKg1MYSy4TCT9RoRvbq9fN6tbM6HcjmvXA06OlKzqfhXOeWf_T0cLBRPsKox6Iq9cGmFW96j/s1600/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+Carlos+Munita%257E.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="300" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjl3AM120vAnN5IkQaIHh03_BDjlfjIiP0IxwodwwRttGr3qyD_JVj1fb7474gXnf_byONfTKg1MYSy4TCT9RoRvbq9fN6tbM6HcjmvXA06OlKzqfhXOeWf_T0cLBRPsKox6Iq9cGmFW96j/s200/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+Carlos+Munita%257E.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;">Karl Marx ✆ Carlos Munita</span></td></tr>
</tbody></table>
<b><i><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Kevin B. Anderson</span></i></b><br />
<br />
<div>
Este viaje por los escritos de Marx
a propósito del nacionalismo, de las razas, de la etnicidad y de las
sociedades no occidentales creo que ha demostrado el carácter
multidimensional del conjunto de su proyecto intelectual. Creo que ha
quedado probado que para Marx la crítica del Capital va más allá de lo
que generalmente se supone. Es cierto que se centró en las relaciones
Capital-Trabajo en Europa y en América del Norte pero, al mismo tiempo,
consagró un tiempo considerable, y dedicó una energía enorme, al
análisis de las sociedades no occidentales y a las cuestiones referidas
a las razas, la etnicidad y el nacionalismo. Aunque algunos de sus
escritos testimonian una perspectiva unilineal discutible y, en
ocasiones, comportan elementos de etnocentrismo, la trayectoria del
conjunto de los escritos de Marx sobre estas cuestiones, vistas en su
evolución, va por otros caminos. Este libro muestra que Marx creó una
teoría plurilineal y no reduccionista de la historia, que analizó la
complejidad y las diferencias de las sociedades no occidentales y que
rechazó caer presa de un modelo único de desarrollo o de la revolución.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEyE3L_z3YNi8tu2OGcK2nf-H533nGWyPYJxyDBC7Q0R-Tx6Qfy7qJN40ZIfwl7id7DpNBxjgYT3Wroz0f4JQSkrcsVIFy1HOJp6734Yq-1IznxFsfyjAg6Yn_p9T47Hq7lgRV1jQvFfi9/s1600/Fran%25C3%25A7ais.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="35" data-original-width="45" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEyE3L_z3YNi8tu2OGcK2nf-H533nGWyPYJxyDBC7Q0R-Tx6Qfy7qJN40ZIfwl7id7DpNBxjgYT3Wroz0f4JQSkrcsVIFy1HOJp6734Yq-1IznxFsfyjAg6Yn_p9T47Hq7lgRV1jQvFfi9/s1600/Fran%25C3%25A7ais.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://alencontre.org/societe/marx-plus-que-dans-les-marges.html" style="font-size: medium; text-align: start;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Français</span></a></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
En
1848 Marx y Engels expusieron un modelo teórico de la sociedad
capitalista y de sus contradicciones fundamentales tan previsor, que
incluso hoy el poder descriptivo del <cite>Manifiesto Comunista</cite>
no tiene nada que se le parezca. Pero en el Manifiesto muestran también,
de manera implícita y equívoca, una concepción unilineal de la
evolución social. Según ellos, las sociedades pre capitalistas (en
particular, China) que, de forma etnocentrista, caracterizaron como
parte de las naciones «más bárbaras», estaban destinadas a ser invadidas
y modernizada a la fuerza por el nuevo y dinámico sistema social que
era el capitalismo. </div>
<a name='more'></a><br />
En los artículos escritos para la <cite>New York Tribune</cite>
en 1853, Marx extendió esa perspectiva a la India. Cantó las loas de lo
que veía como una expresión del carácter progresista del colonialismo
británico frente a la India de las castas y a su orden social
tradicional «inamovible». Afirmó que si se excluían las conquistas
extranjeras (desde los árabes a los británicos), la India era una
sociedad sin historia. Sostenía, además, que la sociedad hindú fracasó
a la hora de resistir a esas invasiones debido tanto a su división en
castas como a la pasividad general de la sociedad. Las relaciones
sociales comunitarias y la propiedad comunal en el campo aportaban una
base sólida al «despotismo oriental». Todo esto hacía de la India un
país permeable al colonialismo británico que, de todos modos, llevó
consigo el progreso. Los pensadores postcoloniales y posmodernos, de los
cuales el más conocido es Edward Said, criticaron el <cite>Manifiesto Comunista</cite>
y los escrito de 1853 sobre la India como una expresión del
conocimiento oriental que surgía del fondo de una mentalidad
colonialista.<br />
<br />
La mayoría de esas críticas no entendieron que
a partir de 1853 la posición de Marx sobre Asia viene a ser más sutil
y dialéctica, que comienza a variar en relación a la posición defendida
en el <cite>Manifiesto</cite>. En los artículos para la <cite>New York Tribune</cite>
también escribió que una India modernizada encontraría su camino al
margen del colonialismo, al que describía como una forma de «barbarie».
Afirmó que, mas pronto o más tarde, el colonialismo en la India llegaría
a su fin a través de la ayuda aportada por la clase obrera británica
o por la formación de un movimiento independentista en la India. Como
han señalado algunos intelectuales hindúes, como Irfan Habib (uno de los
historiadores marxistas más reputados que contribuyó junto a otros en
diversos volúmenes de la <cite>People’s History of India</cite>), este
aspecto de los escritos de Marx en relación a la India constituye el
primer ejemplo de una toma de posición a favor de la independencia de la
India por parte de un pensador de relieve europeo.<br />
El aspecto anticolonialista del pensamiento de Marx se acentúa a partir de 1856–1857 cuando, también en la <cite>NY Tribune</cite>,
apoya la resistencia china contra los británicos durante la segunda
guerra del opio y se muestra favorable a la insurrección de los Cipayos
en la India. A lo largo de ese periodo, comienza a integrar una parte de
su nueva comprensión de la India en uno de sus más importantes trabajos
teóricos, los <cite>Gründisse</cite> (1857−589). En la elaboración de
ese tratado de la critica de la economía política esboza una verdadera
teoría plurilineal de la historia, según la cual las sociedades
asiáticas no evolucionaban de la misma forma que los sucesivos modos de
producción en Europa occidental: antigüedad greco-romana (esclavismo),
feudalismo y capitalismo. Además, comparó y contrastó las relaciones de
la propiedad «común» y la gran producción social comunitaria de la
antigua sociedad romana con las de la India contemporánea. Mientras en
1853 concebía las formas sociales comunales del campo como la base del
despotismo, en adelante insiste sobre el hecho de que estas formas
podrían ser tanto despóticas como democráticas.<br />
<br />
En el curso de los
años 1860, Marx se concentró en Europa y América del Norte, escribiendo
poco sobre Asia. Es en este época cuando concluye la primera versión
del primer volumen del <cite>Capital</cite> así como la mayor parte de
los borradores de los que han llegado a ser el volumen II y III de esta
obra. Sin embargo, sería erróneo considerar que a lo largo de ese
período Marx se ocupó exclusivamente de las relaciones ente el capital
y la lucha de clases dejando de lado el nacionalismo, las cuestiones de
raza y la etnicidad. Mientras concluía <cite>El Capital</cite>, a lo largo de los años de la Guerra Civil americana (1861−1865), Marx se ocupó de la relación dialéctica entre raza y clase.<br />
<br />
Incluso
tomó posición contra el esclavismo apoyando de forma crítica al
gobierno de Lincoln contra la Confederación (sudista). En sus escritos
relativos a la Guerra Civil en Estados Unidos, vincula de muchas formas
raza y clase. Y, por encima de todo, sostiene que el racismo blanco
reprimió a los trabajadores negros en su conjunto. A continuación
escribió que la «subjetividad» de la clase obrera negra sometida al
esclavismo constituía una fuerza decisiva a un desenlace favorable de la
guerra para el Norte. Por otra parte, remarcó (como ejemplo del más
bello internacionalismo) el apoyo sin reservas de los trabajadores
ingleses a la causa nordista, a pesar del gran sufrimiento económico que
representaba para las ciudades textiles como Manchester el bloqueo
nordista a la exportación del algodón sudista. Tenemos, también, la
premonitoria advertencia contenida en una de las cartas que escribió
a la Primera Internacional, según la cual el fracaso de los EE UU
a conceder plenos derechos políticos y sociales a los esclavos
emancipados conduciría de nuevo a conflictos sangrientos.<br />
También
apoyó el levantamiento polaco de 1863 a favor de la independencia
nacional de este país sometido de hacia mucho tiempo al yugo ruso. Ya en
el <cite>Manifiesto</cite>, Marx y Engels habían planteado el apoyo
a la independencia polaca como uno de los principios rectores del
movimiento obrero y socialista. Los escritos de Marx en relación a Rusia
y Polonia están íntimamente vinculados. Como el resto de su generación,
Marx percibía Rusia como una potencia maligna, reaccionaria y la
amenaza más importante para los movimientos socialistas y democráticos
de Europa. Para él la autocracia rusa, a la que consideraba una forma de
«despotismo oriental» heredada de la conquista mongola, hundía sus
raíces en el carácter agrario del país, en particular en las formas
comunales y las relaciones de propiedad comunal que predominaban en el
campo ruso.<br />
<br />
A partir de 1858, al igual que en relación a China
e india, Marx comienza a modificar su percepción de Rusia. Como hemos
comprobado en numerosos artículos escritos para la <cite>NY Tribune</cite>
tomó en consideración la inminente emancipación de los siervos y la
posibilidad de una revolución agraria. El hecho de que la Polonia
ocupada por Rusia estuviera situada entre Rusia y Europa occidental tuvo
como consecuencia que el movimiento revolucionario polaco representara
una profunda contradicción en el Imperio ruso. Esta situación le
permitió oponerse a la voluntad de intervención de Rusia contra las
revoluciones europeas de 1830 y, en cierta medida, la de 1848. Marx
criticó en numerosas ocasiones a los demócratas franceses y de otros
países por no haber apoyado resueltamente a sus aliados polacos. Esta
traición a Polonia, además, debilitó a los movimientos democráticos
y socialistas del Oeste, abriendo el camino a la intervención rusa que,
finalmente, se dio a gran escala en 1849, y a su propia derrota. Al
final de su vida, Marx comenzó a poner de relieve los elementos
anticapitalistas presentes en el seno del movimiento revolucionario
polaco.<br />
<br />
Como resultado del apoyo de la clase obrera a la causa
nordista durante la guerra civil americana y al levantamiento polaco de
1863 se puso en pie una red internacional de militantes del movimiento
obrero. Esta red, compuesta principalmente de franceses, alemanes
y británicos, se reunió en 1864 con motivo de la constitución de la
Asociación Internacional de Trabajadores (la I Internacional). Marx fue
uno de los principales teóricos y organizadores de la misma. De ello se
deduce que su fuerte compromiso con la causa de la emancipación de los
trabajadores (que lo fue durante toda su vida) se dio en el contexto de
las luchas contra el esclavismo, el racismo y la opresión nacional. Poco
tiempo después de la formación de la Internacional, también se sintió
atraído por el movimiento independentista irlandés. La implicación de la
Internacional con la causa nacional irlandesa comenzó en 1867, año en
el que se publicó la primera edición alemana de <cite>El Capital</cite>.
Los dirigentes sindicalistas británicos de la Internacional, para su
gran honra y no sin la participación teórica y política de Marx en las
discusiones, inicialmente adoptaron una posición firme contra la
dominación británica en Irlanda. Cuando en el curso de los años
1867–1870, el conflicto irlandés alcanzó su punto álgido, las
exposiciones de Marx sobre la relación entre la emancipación nacional
y la lucha de clases no se limitaban a la teoría; fueron elaboradas en
el seno de la más amplia organización de los trabajadores de este época
a la que ofreció los argumentos.<br />
<br />
Con el paso del tiempo, Marx
desarrolló una posición nueva en relación a Gran Bretaña e Irlanda que
tuvo implicaciones más allá del momento en que lo hizo. En esa época, su
teoría sobre Irlanda marca el apogeo de sus escritos sobre la
etnicidad, la raza y el nacionalismo. Anteriormente, y en un estilo
«modernista», pensaba que, en un primer momento, la clase obrera
británica emanada de la sociedad capitalista más avanzada de la época,
alcanzaría el poder y esto permitiría a Irlanda obtener su
independencia, ofreciendo igualmente un apoyo político y material al
nuevo país independiente.<br />
A partir de 1869–1970, Marx escribió que
había cambiado de posición y a partir de ahí defendió que era la
independencia irlandesa la que debería darse en primer lugar. Planteaba
que los trabajadores británicos estaban talmente penetrados del orgullo
nacionalista y de la arrogancia de gran potencia a propósito de Irlanda,
que habían desarrollado una «falsa conciencia» que les vinculaba a la
clase dominante de Gran Bretaña, atenuando así los conflictos de clase
en el seno de la sociedad británica. Este impasse no podía ser
sobrepasado mas que mediante el apoyo directo del movimiento obrero
británico a la independencia nacional irlandesa. Ello permitiría también
unir a los trabajadores en Gran Bretaña, donde los trabajadores
irlandeses formaban un sub-proletariado. A menudo los trabajadores
ingleses consideraban que los desesperados pobres irlandeses eran
responsables de la competencia que conducía a una reducción de sus
salarios. Al mismo tiempo, los trabajadores irlandeses desconfiaban del
movimiento obrero inglés considerándolo una expresión más de la sociedad
británica dominante en Irlanda e Inglaterra. Marx relacionó en varias
ocasiones su concepción de la relación entre clase, etnia y nacionalismo
entre ingleses e irlandeses a las relaciones de raza en los Estados
Unidos. Comparó la situación de los irlandeses en Inglaterra a la de los
afro-americanos. Valoró también los comportamientos de los trabajadores
ingleses a los de los blancos del Sur de los Estados Unidos que, muy
a menudo, se asociaban a los plantadores blancos contra sus hermanos
trabajadores negros. En ese sentido, Marx elaboró una amplia concepción
dialéctica de las relaciones entre raza, etnicidad y clase. Y al mismo
tiempo, criticó, las visiones estrechas del nacionalismo, en particular
sus versiones irlandesa, que derivaban en una identidad religiosa o se
marginaban del pueblo inglés sin tomar en consideración el trabajo de la
internacional.<br />
<br />
La mayoría de todas estas consideraciones están
recogidas, aunque como temas secundarios, en el más importante trabajo
teórico de Marx, <cite>El Capital</cite>. De todos modos, en la edición
francesa de 1872–1875, la última que preparó él antes de ser publicada,
Marx no sólo corrigió la traducción de Joseph Roy sino que revisó
enteramente el libro. Muchas de estas revisiones tenían que ver con la
cuestión de una visión del desarrollo (histórico) plurilineal. Algunos
de los pasajes que Marx modificó para la edición francesa tienen que ver
con la dialéctica del desarrollo capitalista fuera del feudalismo
occidental, recogidos en la octava parte del libro, La acumulación
primitiva del capital. En ella afirma, de forma clara y directa, que el
tipo de transición que expuso en la primera parte consagrada a la
acumulación primitiva no se refiere más que a Europa occidental. En este
sentido, el devenir de las sociedades no occidentales quedaba abierto,
no estaba predeterminado por el modelo de Europa occidental.<br />
<br />
India ocupa un lugar importante en numerosas partes de <cite>El Capital</cite>.
Utiliza la aldea de la India como ejemplo de las relaciones sociales
precapitalistas y señala el declive brutal de las manufacturas
tradicionales y la hambruna a la que llevó a los artesanos como
ilustración de los efectos terriblemente destructores de la
globalización capitalistas para los seres humanos. Marx consagró,
además, una importante sección del primer volumen de <cite>El Capital</cite>
a los procedimientos por los cuales la penetración capitalista
británica concluyó con la destrucción de las tierras y del pueblo
irlandés. Como conclusión señalaba que la emigración forzada de millones
de irlandeses hacia América era una especie de «revancha de la
historia», ya que los trabajadores irlandeses ayudaban a poner las bases
de una nueva potencia capitalista, que muy pronto desafiaría la
dominación mundial británica. Por último, abordó en <cite>El Capital</cite>
la cuestión del racismo y del esclavismo, mostrando en qué medida la
exterminación de los pueblos indígenas de América y la esclavitud de los
africanos constituyeron un factor importante en los albores del
desarrollo capitalista. Igualmente, señaló los efectos nocivos del
esclavismo y del racismo en el naciente movimiento obrero
estadounidense: «Los trabajadores blancos no pueden emanciparse allí donde los trabajadores negros estén estigmatizados y oprimidos» (<cite>El Capital</cite>,
capítulo X, séptima parte). Concluyó afirmando que el fin del
esclavismo ofrecía nuevas e importantes oportunidades a los trabajadores
americanos.<br />
<br />
Marx volvió a interesarse por Asia a partir de los
años 1870, en los que profundizó sus estudios sobre Rusia. A medida que
se interesaba por la política exterior rusa, comenzó a aprender ruso
para poder estudiar las relaciones económicas y sociales de esta
formación social. El interés de Marx por Rusia se acrecentó tras la
publicación en ruso de <cite>El Capital</cite> en 1872, tras comprobar que la obra provocó más polémica en Rusia que en Alemania.<br />
<br />
Entre
1879 y 1882 Marx se lanzó a la redacción de una serie de cuadernos de
notas y de extractos de obras eruditas de esa época sobre un conjunto de
sociedades no occidentales ni europeas, entre las cuales se encontraban
la India contemporánea, Indonesia, Rusia, Argelia y América latina.
Igualmente tomó notas sobre estudios referidos a los «pueblos indígenas»
tales como los amerindios y los aborígenes australianos. Uno de los
temas centrales en estos cuadernos de notas se refiere a las relaciones
sociales comunitarias y a las formas comunales de propiedad encontradas
en muchas de estas sociedades. A pesar de que estas notas de estudio
sobre otros autores no contienen sino formulaciones discontinuas
o indirectas de sus propias opiniones, de ellas se pueden discernir
algunos temas generales.<br />
<br />
Por ejemplo, de sus estudios sobre la
India, emergen dos cuestiones. La primera, una nueva apreciación del
desarrollo histórico de la India, opuesto a sus opiniones iniciales
según las cuales se trataba de un país con una sociedad sin historia.
A pesar de que aún consideraba que las formas comunales de la aldea
hindú se habían mantenido estables a lo largo de los siglos, toma nota
de una serie de cambios importantes en el seno de estas formas comunales
que evolucionaron de una comuna basada en clanes a una comuna basada en
el territorio. La segunda, que su interés ya no se centraba, como en
1853, en la «pasividad del pueblo hindú» sino en los enfrentamientos
y las resistencias frente a las invasiones extranjeras (fueran
musulmanas a lo largo de la Edad Media o contra los colonizadores
británicos en su época). Señala, además, que algunas de estas
resistencias se apoyaban en los clanes y en las estructuras
comunitarias.<br />
<br />
En sus estudios sobre la India, Argelia y América
Latina Marx percibió la preservación de formas comunitarias frente a las
tentativas coloniales occidentales por destruirlas y reemplazarlas por
formas de propiedad privada. En determinadas situaciones, como en
Argelia, estas formas comunitarias estaban directamente vinculadas a la
resistencia anticolonial. A partir de ese momento, las ideas iniciales
de Marx a propósito del carácter «progresista» del colonialismo también
perdieron peso y fueron reemplazadas por una condena dura y absoluta
del mismo.<br />
<br />
La cuestión del «genero» en los pueblos indígenas, como
los iroqueses o la sociedad de la antigua Roma, ocupa un lugar
importante en las notas de 1879–1882, al igual del que había ocupado en
los primeros escritos de Marx, en particular en los años 1840. En este
tema podemos comparar directamente a Marx y Engels. En efecto, las notas
de Marx sobre la obra del antropólogo Lewis Henry <cite>Morgan Ancient Society</cite>
fueron reescritas en 1880 o 1881. Engels las descubrió justo tras la
muerte de Marx y las utilizó como material para su propio estudio que
tituló <cite>El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado</cite>
(1884). Aunque la obra de Engels contenga muchos errores, sigue siendo
globalmente positiva en razón de su rotunda defensa de la igualdad de
las mujeres. Se trata, de hecho, de la única obra consagrada enteramente
a este tema por un teórico importante del naciente movimiento
socialista. De todos modos, a diferencia de Engels, Marx tiende a evitar
toda idealización de las relaciones de género existentes en las
sociedades «sin escritura», tales como el pueblo iroqués. Siempre
dialéctico, Marx sigue a Hegel discerniendo las oposiciones y las
contradicciones en el seno de cada esfera social; también en las
sociedades igualitarias y comunitarias. Tampoco parece que compartiera
la visión simplista de Engels según la cual, en Europa y en el Oriente
Medio se hubiera producido «una derrota histórica de las mujeres»
durante la transición de las sociedad de clanes «sin escritura» hacia
las sociedades de clases. Es probable que Marx, a diferencia de Engels,
viera las diferencias de las relaciones de género con las de su época no
solo como una relato sobre los orígenes de las sociedades de clases
sino como una fuerza potencial de resistencia al capital.<br />
<br />
Si las
teorías de Marx sobre el nacionalismo, la etnicidad y las clases
tuvieron su punto álgido en sus escritos de 1869–1870 sobre Irlanda, las
referidas a las sociedades no occidentales lo tuvieron en las
reflexiones sobre Rusia en 1877–1882. Tanto en una serie de cartas, y en
sus borradores preparatorios, como en el prefacio a la edición rusa del
<cite>Manifiesto del Partido Comunista</cite> de 1882 que redactó junto
a Engels, Marx comenzó a esbozar una teoría plurilineal del desarrollo
y de la evolución. Estos escritos se basaban en los temas plurilineales
incorporados en la edición francesa de <cite>El Capital</cite>. En los escritos sobre Rusia, Marx refuta de forma clara y reiterada, que el contenido de <cite>El Capital</cite>
pudiera conducir a una predicción definida del provenir de Rusia
e indica que las estructuras sociales de la aldea rusa difieren de
manera clara de las aldeas precapitalistas del feudalismo occidental.
Estas diferencias entre las estructuras sociales precapitalistas
occidentales y rusas permitían vislumbrar la posibilidad de formas
alternativas de desarrollo social y de modernización de Rusia, si ésta
lograba evitar ser absorbida por el capitalismo. En la medida en que las
comunas rurales rusas eran contemporáneas del capitalismo industrial
occidental, una revolución social en Rusia, basada en las estructuras
colectivas de las aldeas, permitiría aprovechar los recursos de la
modernidad occidental evitando el sufrimiento del desarrollo
capitalista. Sin embargo, al vislumbrar esta posibilidad, Marx no
proponía en absoluto una autarquía o el socialismo en un solo país para
Rusia. Eso significaría un socialismo basado en un desarrollo económico
y cultural débil, idea que había criticado en 1844, como expresión de un
«comunismo vulgar».<br />
<br />
Por el contrario, en el prefacio de 1882 al <cite>Manifiesto Comunista</cite>,
Marx y Engels afirmaron que una transformación radical sobre la base de
la comunas rurales de Rusia no sería posible mas que si iba acompañada
de transformaciones revolucionarias análogas por parte del movimiento
obrero en Europa occidental. Y afirmaron que la revolución rusa podía
tener una base comunista. Unos años antes Marx había definido a los
movimientos anticoloniales en China y en India, como aliados del
movimiento obrero occidental. Criterio que también aplicó a los
movimientos nacionales de Irlanda y Polonia. En algunos de sus últimos
escritos sobre Rusia incluso fue más allá, afirmando que en una Rusia no
capitalista era posible el desarrollo comunista si la revolución rusa
fuera de la mano de una revolución en Occidente basada en el movimiento
obrero.<br />
<br />
En este libro he querido mostrar que Marx desarrolló una
teoría dialéctica del cambio social que no era ni unilineal ni
exclusivamente basada en las clases sociales; que su teoría del
desarrollo social se hace más plurilineal y, a medida que pasa el
tiempo, su teoría de la revolución se concentra cada vez más en la
articulación de las contradicciones de clase con la etnicidad, la raza
y el nacionalismo. Es cierto que Marx no era un filósofo de la
diferencia en un sentido postmoderno (su crítica de una entidad central,
el capital, constituía la clave de bóveda de todo su trabajo
intelectual), pero centralidad no significa univocidad o exclusividad.
La teoría social del Marx maduro giró en torno a una idea de la
totalidad que no sólo ofrecía un lugar considerable a la particularidad
y a la diferencia, sino que, en ocasiones, hacia de estas particularidad
(la raza, la etnicidad o la nacionalidad), elementos determinantes de
la totalidad. Es lo que hizo cuando sostuvo que una revolución nacional
irlandesa podría ser la «palanca» para ayudar a derrocar el capitalismo
en Gran Bretaña o cuando escribió que una revolución basada en las
comunas rurales rusas podía servir de punto de partida para un
desarrollo comunista a nivel europeo.<br />
<br />
Marx analizó cómo el poder
del capital dominaba el mundo, cómo este poder se extendía y creaba, por
la primera vez en la historia, un sistema industrial y comercial
a escala mundial, al tiempo que formaba una nueva clase de oprimidos, la
clase obrera industrial. Desarrollando esta teoría universal de la
historia y de la sociedad, Marx, se esforzaba -como hemos insistido a lo
largo de todo el libro- de evitar generalizaciones abstractas
y formales. Trató de entender, una y otra vez, las formas concretas como
se inscribía la universalización del capital y la clase obrera en
sociedades y grupos determinados. Bien en sociedades como la rusa o la
hindú en las que el capital no había penetrado totalmente, o bien en las
que se entablaba una interacción entre la conciencia de la clase
obrera, la etnicidad, la raza y el nacionalismo en los países
industriales más desarrollados.<br />
<br />
Esto nos lleva a otra cuestión.
¿Qué nos enseña la dialéctica social plurilineal y transcultural de Marx
sobre la actual globalización capitalista? ¿Son pertinentes en la
actualidad sus perspectivas plurilineales sobre el desarrollo social en
Rusia y otros países no capitalistas de su época?<br />
Creo que sí,
aunque deforma limitada. Es cierto que aún existen algunas zonas del
mundo (como Chiapas en México o las regiones montañosas de Bolivia
o Guatemala, así como otras comunidades parecidas en America Latina,
África, Asia y Oriente Medio) donde sobreviven formas comunitarias
indígenas. No obstante, ninguna de ellas tiene una dimensión similar
a las de la India o Rusia en la época de Marx. No obstante, vestigios de
estas formas comunales acompañan a los campesinos en sus migraciones
hacia las ciudades y, sea como fuera, recientemente se han desarrollado
importantes movimientos anticapitalistas en determinados zonas de México
y Bolivia basados en formas comunitarias indígenas.<br />
<br />
Sin embargo,
en conjunto, estas regiones han sido penetradas por el capital en un
grado mucho más importante de lo que fueron las aldeas rusas o hindúes
en los años 1880. Aún así, el punto de vista plurilineal de Marx
respecto a Rusia, India y otros países no capitalistas continúa siendo
pertinente a nivel teórico y metodológico. Constituye un ejemplo
importante de su teoría dialéctica de la sociedad. Trabajó sobre la base
de un principio general según el cual el conjunto del planeta
sucumbiría a la dominación del capital y de sus formas de valor y, al
mismo tiempo, analizó muy en concreto y de forma histórica importantes
y diferentes sociedades del planeta que aún no estaban totalmente
subyugadas por el capital.<br />
<br />
Muchas conclusiones teóricas de Marx
que afectan a la articulación de la clase con la cuestión racial, la
etnicidad y el nacionalismo, tienen una pertinencia total para nosotros
en la actualidad.<br />
<br />
En los principales países industriales, las
divisiones étnicas (a menudo derivadas de la inmigración) han
transformado a la clase obrera. A este respecto, los principios que se
deducen de los escritos que Marx consagró a las relaciones entre clase
y raza en el curso de la guerra civil americana, entre la lucha por la
independencia de Polonia y la revolución europea de conjunto así como
entre el movimiento independentista irlandés y los trabajadores
ingleses, tienen una pertinencia actual más que manifiesta. Los escritos
de Marx sobre estas cuestiones nos ayudan a criticar la mezcla de
racismo y represión (de los afro-americanos) en los Estado Unidos,
a analizar las revueltas de 1992 en Los Ángeles o, también, a comprender
la rebelión de la juventud en los suburbios parisinos en 2005. Pero,
una vez más, la fuerza de la perspectiva teórica de Marx se base en su
rechazo a separar estas cuestiones de la crítica del capital, lo que
ofrece a las mismas un contexto más amplio, sin que por ello la
etnicidad, la raza o la nacionalidad se vean diluidas en la clase.<br />
<br />
Estoy
convencido que los escritos de Marx en los que he concentrado mi
estudio servirán para comprender mejor tanto una dialéctica plurilineal
del desarrollo social como los movimientos indígenas que hacen frente
a la globalización capitalista y una teoría de las relaciones entre
clase, raza, etnicidad y nacionalismo.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">Nota editorial</span></blockquote>
<div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El texto anterior es la
conclusión de un libro importante editado en 2010 por la University of
Chicago Press (336 pp.): <cite>Marx at the Margins: On Nationalism, Ethnicity, and Non- Western Societies</cite>.
El autor, Kevin B. Anderson, es profesor de sociología y ciencias
políticas en la universidad de California, Santa Bárbara. La obra está
consagrada a los escritos de Marx sobre el nacionalismo, la etnicidad
y las sociedades no occidentales. En cierta medida esta obra es la
continuación temática de la apasionante introducción que Robin Blackburn
consagró a una parte de los escritos de Marx sobre la Guerra Civil
americana: <cite>Karl Marx/Abraham Lincoln. Una revolución inacabada. Secesión, guerra civil, esclavismo y emancipación en los Estados Unidos</cite>
(Editions Syllepse 2012 para la traducción francesa). En ella, el
autor, que participa en la nueva publicación de las obras completas de
Marx y Engels (la MEGA II) desmonta la afirmació</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">n de quienes hacen de
Marx una especie de apologista del desarrollo capitalista como estadio
previo a una sociedad socialista. También desautoriza la idea, bastante
extendida en determinadas corrientes marxistas-leninistas, según la cual
su preocupación exclusiva se limitaba a las clases sociales y a las
relaciones capital-trabajo. Kevin B. Anderson muestra la evolución del
pensamiento de Marx que, por retomar sus palabras, no ha dejado de
ampliarse y profundizar en una teoría dialéctica plurilineal del devenir
social. Kevin nos invita así a (re)leer Marx para pensar nuestro propio
tiempo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Título original: “Marx plus que dans les
marges”<br />
Traducción de Viento Sur</span></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixUNhk3OrsX9WKgZIJHhrekv7qOaEbqdK2YF_waLYstvURaHvlN4OCzOQufY2EHZzRPVO2WONux_f7EZHQlFBcQTV2kECt_UEqP6Ihyphenhyphenk8dmzbsR9jx8qZK6A1-AsTb9kk_9uzSlivIwfUw/s1600/A+l%2527encontre+1.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixUNhk3OrsX9WKgZIJHhrekv7qOaEbqdK2YF_waLYstvURaHvlN4OCzOQufY2EHZzRPVO2WONux_f7EZHQlFBcQTV2kECt_UEqP6Ihyphenhyphenk8dmzbsR9jx8qZK6A1-AsTb9kk_9uzSlivIwfUw/s1600/A+l%2527encontre+1.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://alencontre.org/societe/marx-plus-que-dans-les-marges.html" style="font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;">http://alencontre.org/</a></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><br /></span></span></div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-7548520756927383072017-09-14T19:04:00.000-04:002017-09-20T10:34:43.907-04:00‘El Capital’ habla del capitalismo de hoy<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBLZ3YPUWDilze6v0PngpAP5nkaWGFsb8kzDlRdGODtWFTSXVn5aF-2ywCjMaBjIf6N78PmJgju5ECAdso2ZL8fZouE-udRzecUPfAZSm0ftgHptHtA5ZtLNHV4DWuiLs-TY1CE6xC5FFW/s1600/Copia+corregida+de+propia+mano+por+Marx+de+la+1%25C2%25BA+edici%25C3%25B3n+de+%25F0%259D%2591%25AB%25F0%259D%2592%2582%25F0%259D%2592%2594+%25F0%259D%2591%25B2%25F0%259D%2592%2582%25F0%259D%2592%2591%25F0%259D%2592%258A%25F0%259D%2592%2595%25F0%259D%2592%2582%25F0%259D%2592%258D+para+la+futura+edici%25C3%25B3n+francesa.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="360" data-original-width="460" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBLZ3YPUWDilze6v0PngpAP5nkaWGFsb8kzDlRdGODtWFTSXVn5aF-2ywCjMaBjIf6N78PmJgju5ECAdso2ZL8fZouE-udRzecUPfAZSm0ftgHptHtA5ZtLNHV4DWuiLs-TY1CE6xC5FFW/s320/Copia+corregida+de+propia+mano+por+Marx+de+la+1%25C2%25BA+edici%25C3%25B3n+de+%25F0%259D%2591%25AB%25F0%259D%2592%2582%25F0%259D%2592%2594+%25F0%259D%2591%25B2%25F0%259D%2592%2582%25F0%259D%2592%2591%25F0%259D%2592%258A%25F0%259D%2592%2595%25F0%259D%2592%2582%25F0%259D%2592%258D+para+la+futura+edici%25C3%25B3n+francesa.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;">Copia corregida de propia mano por Karl Marx de la <br />primera edición, para la futura edición francesa
</span></td></tr>
</tbody></table>
<b><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>Alberto Garzón</i></span></b><br />
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">En los primeros días de septiembre de 1867, hace ahora 150 años, se publicó el primer volumen de <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital</em>, la que es para muchos la obra cumbre de Karl Marx (1818-1883). Fue en una modesta tirada de mil ejemplares, pero a pesar de ello contribuyó decisivamente a transformar la forma en la que personas de todo el mundo veían nuestras sociedades. </span><span style="font-family: inherit;">La idea original de Marx consistía en escribir un conjunto de seis libros, dedicados cada uno de ellos a los siguientes temas: el capital, la propiedad de la tierra, el trabajo asalariado, el Estado, el comercio exterior y el mercado mundial. Sin embargo, la pobreza y las enfermedades (su vida estuvo marcada por los exilios políticos y las carencias materiales y de salud) le retrasaron de tal modo que acabó optando por un proyecto editorial de tres volúmenes. Aun así, sólo publicó en vida el primero. Los volúmenes segundo y tercero, ambos inacabados, fueron editados y publicados por su amigo y camarada Friedrich Engels (1820-1895) a partir de los manuscritos que Marx había estado escribiendo durante los años previos a su muerte.</span><br />
<em style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;"><br /></em>
<em style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital </em><span style="font-family: inherit;">es una obra densa y difícil. Leerla y entenderla requiere la dedicación de una ingente cantidad de horas de estudio. Y aunque corre el rumor de que todo comunista dice haberla leído y entendido, es improbable que sea cierto. A su naturaleza de material incompleto hemos de añadir el estilo del autor, que en algunos pasajes es ciertamente oscuro. De hecho, es habitual que los lectores inadvertidos se encuentren decepcionados tras consultar las primeras páginas. En ellas encontramos un alto nivel de abstracción teórica que dificulta mucho la lectura. Por decirlo de una forma breve, </span><em style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital </em><span style="font-family: inherit;">no es el típico libro que se puede leer mientras se va en el autobús. No es el </span><em style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">Manifiesto Comunista</em><span style="font-family: inherit;">. </span><br />
<a name='more'></a></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">En efecto, el </span><em style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">Manifiesto</em><span style="font-family: inherit;">, escrito con Engels en 1848, había sido un material propagandístico elaborado para animar a los trabajadores en el contexto de las revoluciones europeas que estaban teniendo lugar entonces. Por el contrario, </span><em style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital </em><span style="font-family: inherit;">obedece a objetivos mucho más complejos y ambiciosos. Se aspira, nada más y nada menos, que a la comprensión exacta del funcionamiento del sistema económico capitalista. Y ello, a juicio de Marx, requería una exposición mucho más justificada y rigurosa. Una exposición que se parecía mucho más a los trabajos de los primeros economistas clásicos, como Adam Smith y David Ricardo, que a los textos publicados hasta entonces por los representantes del socialismo utópico, como Robert Owen o Saint-Simon. Para Marx, </span><em style="border: 0px; box-sizing: inherit; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital</em><span style="font-family: inherit;"> era un misil contra la burguesía precisamente por su capacidad para desvelar y desnudar las formas por las que una parte de la población explotaba a la otra parte.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">Se observará entonces que existía, y aún existe, una aparente contradicción. <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital</em>, como arma, parece de difícil acceso para los trabajadores, quienes por lo general, y por diversas razones, están menos preparados para abordar un libro de esta naturaleza. Precisamente por eso, han sido muchos los autores que han intentado resumir <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital</em> e incluso codificar esta obra en forma de catecismos. Así lo hizo Karl Kautsky, el primero en sintetizar en un buen libro las ideas principales de <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital</em>. O, por ser más precisos, lo que él consideraba que eran las principales ideas del libro de Marx.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">La interpretación kautskiana se convirtió en hegemónica durante el período de vigencia de la II Internacional (1889-1914), considerándose desde entonces, no en vano, como la visión ortodoxa del marxismo. Pero el trabajo de Kautsky no consistió sólo en resumir <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital </em>sino que trató de sintetizar toda la obra marxista disponible hasta entonces, convertida así en doctrina. De este modo, el producto vivo e inspirador del largo trabajo de Marx fue enclaustrado bajo la fórmula cerrada de una doctrina al servicio de los principales partidos socialdemócratas de la época –como después ocurriría lo mismo con la III Internacional (1919-1943) y la Unión Soviética-. Esta interpretación ortodoxa, si bien se inspiraba en algunas de las lecturas de Marx, convirtió en mera caricatura la riqueza del trabajo original marxista. De hecho, Marx nunca habló de <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">materialismo histórico </em>y tampoco de <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">materialismo dialéctico</em>, sino que éstas fueron construcciones posteriores, hechas por Engels y otros autores, que trataron de ofrecer a la clase trabajadora un producto más compacto y accesible del trabajo de Marx.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">Sin embargo, reducir la obra de Marx, entre ellas <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital</em>, a un producto cerrado implica ahogar gran parte de su capacidad para la investigación. La obra de Marx, como la de cualquier otro autor, está llena de elementos no del todo coherentes entre sí y que dependen, en gran medida, del contexto histórico en el que se escriben. En un ámbito bien distinto, como es el de la física, estas cuestiones también pasan. Aunque se califican de otra forma. El propio Einstein presentó su teoría de la relatividad especial en 1905, mientras que su teoría de la relatividad general tuvo que esperar a 1915, exactamente diez años después. En el período que media entre la primera y la segunda, Einstein publicó diferentes textos que pretendían resolver los problemas que enfrentaban sus planteamientos, aunque sin éxito. Nadie pretendería hoy, por ejemplo, recuperar y reivindicar aquellos intentos fallidos de Einstein. Eso es así porque en la física, a diferencia de lo que ocurre en las ciencias sociales, es posible llegar a consensos amplios sobre los resultados de una investigación. En el caso de las ciencias sociales eso es imposible; ello no quiere decir que toda opinión valga lo mismo, sino que los criterios de rigor para consignar que una explicación es cierta son distintos, más cuestionables, más abiertos. En realidad, toda la obra de Marx es un proyecto en construcción para dotar de una explicación a fenómenos sociales, cuya naturaleza es por defecto incierta, impredecible y en muchos casos incuantificable. Y el hecho de que sea un proceso en construcción, junto con la naturaleza específica de la ciencia social, hace fallido cualquier intento de crear una doctrina y, mucho menos, de elevarla al rango de ciencia.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">Es verdad, por ejemplo, que en algún momento Marx sí creyó haber descubierto las leyes de la historia. En el <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">Discurso ante la tumba de Marx</em>, el propio Engels explicó que «de la misma forma que Darwin ha descubierto las leyes del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx ha descubierto las leyes del desarrollo de la historia humana»<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftn1" name="_ftnref1" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[1]</a>. Y en una carta a Ferdinand Lasalle (1825-1864), el propio Marx le explicó que «la obra de Darwin es de una gran importancia y sirve a mi propósito en cuanto que proporciona una base para la lucha histórica de clases en las ciencias naturales»<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftn2" name="_ftnref2" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[2]</a>. La influencia de los descubrimientos de Darwin, unida a la teoría de la historia heredada de Hegel, proporcionaron a Marx un esquema histórico sobre el que, en teoría, toda sociedad debería desplegarse en el tiempo. En breve, al feudalismo le seguiría el capitalismo, y a éste el socialismo. Sin embargo, el último Marx, el de la década de 1870, se había estado reuniendo con amigos y revolucionarios rusos que contribuyeron a modificar su visión sobre la situación de Rusia, en particular, y la de los países atrasados, en general. Hasta el punto de que en una carta de 1877 escribió que «sucesos notablemente análogos pero que tienen lugar en medios históricos diferentes conducen a resultados totalmente distintos. Estudiando por separado cada una de estas formas de evolución y comparándolas luego, se puede encontrar fácilmente la clave de este fenómeno, pero nunca se llegará a ello mediante el pasaporte universal de una teoría histórico-filosófica general cuya suprema virtud consiste en ser suprahistórica»<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftn3" name="_ftnref3" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[3]</a>. Como se puede comprobar, casi una enmienda a la totalidad a su antigua concepción de la historia o, cuando menos, a la versión vulgar que Engels había sistematizado como <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">materialismo histórico</em>.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">De ahí que, cuando la revolución rusa de 1917 tuvo lugar en un país severamente atrasado y prácticamente feudal, Antonio Gramsci (1891-1937) dijera que se trataba de una «revolución contra El Capital» y que «El Capital de Marx era, en Rusia, el libro de los burgueses más que el de los proletarios»<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftn4" name="_ftnref4" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[4]</a>porque instaba a crear una burguesía e iniciar una era capitalista y no a que el proletariado tomara el poder en esas condiciones. Gramsci afirmó en aquel artículo que con la revolución «los bolcheviques reniegan de Carlos Marx al afirmar, con el testimonio de la acción desarrollada, de las conquistas obtenidas, que los cánones del materialismo histórico no son tan férreos como se pudiera pensar y se ha pensado»<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftn5" name="_ftnref5" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[5]</a>. En realidad, lo que se ponía de manifiesto es que la interpretación ortodoxa del marxismo, y mucho más la interpretación del mismo que lo consideraba como ciencia pura, fallaba al enfrentarse con las cambiantes e impredecibles formas de la realidad. De ahí que no podamos considerar al marxismo más que como una, la más fértil, tradición política y de investigación.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">Otro elemento ciertamente crítico, y que conforma una laguna en la obra de <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital</em>, es el de la clase social. Como he tratado de demostrar en un libro de próxima publicación, <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">Por qué soy comunista (Península, 2017)</em>, la lectura que hacemos sobre la clase social y el Estado condiciona absolutamente la práctica política de los partidos socialistas. Sin embargo, Marx no llegó a escribir nada compacto sobre ninguno de esos conceptos. Y, en el caso de clase, esta es una ausencia crucial porque conforma la espina dorsal de su pensamiento político. Es más, a cualquier seguidor de la obra de Marx le sorprenderá que su táctica política fuera tan diversa en el tiempo. Por qué, por ejemplo, él y Engels consideraban necesario mantener la autonomía de los partidos socialdemócratas frente a los partidos liberales en Europa y, en cambio, ambos sugerían a esos mismos partidos socialdemócratas en Inglaterra o Estados Unidos que se incorporaran en el seno de los partidos liberales. Algo similar a la polémica de Lenin en 1905, cuando se opuso a la decisión del partido socialdemócrata ruso de no incorporarse al Soviet de San Petersburgo por ser considerado un espacio espontáneo y desideologizado. Tanto Marx y Engels, primero, como Lenin, después, no eran unos fetichistas de las organizaciones políticas sino que su práctica política dependía de cómo entendían la construcción y evolución de las clases sociales en contextos históricos. Por eso se ha dicho que lo importante es la clase social y no el partido. Y aun así, Marx nunca elaboró una explicación detallada del concepto de clase.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">En el análisis del capitalismo que hace Marx en <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital </em>o en el <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">Manifiesto Comunista</em>, él detecta la existencia de dos clases fundamentales que le permiten explicar el desarrollo de la propia historia: los capitalistas y los trabajadores. Desde este punto de vista, el capitalismo genera una estructura de <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">huecos</em> en las relaciones de clase que luego son ocupados por personas reales. Es como si primero existiera la estructura, creada por el sistema económico, y luego las personas reales que «hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado»<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftn6" name="_ftnref6" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[6]</a>. Estamos ante un esquema de clases típicamente polarizado donde sólo parecen existir capitalistas y trabajadores. Así, en este enfoque la clase es una realidad objetiva que varía según el desarrollo de las fuerzas productivas.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">Sin embargo, en otros escritos Marx analiza la realidad social de una manera mucho más compleja, atendiendo a las particularidades de cada contexto. En este caso los escritos son de carácter más político y coyuntural, y en ellos Marx ya no trata con sólo dos clases sino que llega a diagnosticar clases, fracciones, facciones y una red mucho más compleja de grupos sociales. Un ejemplo paradigmático es el <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">18 Brumario</em>, en el que Marx analiza el golpe de Estado dado por Luis Bonaparte (1808-1873) en 1851. Esta segunda opción está conectada con la visión de Lenin y, especialmente, de Edward Thompson, según la cual las clases sociales son también construcciones sociales que dependen de las prácticas políticas y no sólo huecos en las relaciones de producción.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">Sea como sea, estas dos diferentes formas de analizar la clase social carecen de algún tipo de vínculo en la teoría de Marx. Es más, hay abundante material para creer que Marx «pensaba que la tendencia histórica del capitalismo apuntaba hacia una creciente polarización en lo concreto»<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftn7" name="_ftnref7" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[7]</a>, es decir, que la dinámica capitalista apuntaría a la destrucción de todas las clases sociales que no fueran la de los capitalistas y los trabajadores. En su visión, la complejidad de la vida real se estaba simplificando por el propio desarrollo del capitalismo puesto que éste creaba cada vez más proletarios y al mismo tiempo reducía el número de capitalistas –aunque los restantes vieran su poder incrementado. Esta idea, recogida después por Kautsky, se tuvo que enfrentar a las transformaciones del capitalismo a finales del siglo XIX y a la aparición de las llamadas <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">clases medias</em>. Este debate, como hemos insistido en otros lugares, es crucial para entender los fenómenos sociales y el desarrollo de la política hoy en día.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">Por otra parte, Marx no supo o no pudo, también por diversas razones, incorporar cuestiones ecologistas y feministas en sus escritos. Marx fue un hombre de su época, y aunque hay autores como Elmar Altvater o Bellamy Foster que reivindican su temprana inclinación ecologista, no podemos dejar de advertir que tanto Marx como Engels asumieron no sólo las tesis más productivistas de la Economía Política y sus categorías sino también los prejuicios –en este caso bastante más Marx que Engels- propios de vivir en un sistema patriarcal. Para la actualización de los parámetros ecologistas y feministas desde una perspectiva marxista es necesario dejarse acompañar por autores más modernos que, aun inspirándose en Marx, despliegan su trabajo de un modo diferente.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">En suma, leer a Marx es una fuente de inspiración que nos brinda la oportunidad de dar con las preguntas y respuestas adecuadas. Y 150 años después de la publicación de <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital</em>, a mi juicio conviene leer y estudiar con mucha atención la obra marxista. Así, además, corregiremos una deriva que ha afectado mucho a la calidad, y también utilidad, de los análisis marxistas. Me refiero, especialmente, a la tendencia a ignorar las cuestiones materiales y económicas en los análisis políticos.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">Para entender esto debemos recordar que los fundadores del llamado socialismo científico y los llamados clásicos, entre los que se encuentran Marx, Engels, Lenin, Luxemburg, Kautsky, etc. pusieron su atención fundamental en cuestiones de Economía Política y de lo que se llamaría base económica. Pero a partir de los años veinte el marxismo occidental adquiere otro tono y asume otras preocupaciones. Como dice el historiador Perry Anderson (1938-), «el marxismo occidental en su conjunto, cuando fue más allá de cuestiones de método para considerar problemas de sustancia, se concentró casi totalmente en el estudio de las superestructuras»<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftn8" name="_ftnref8" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[8]</a>, especialmente las cuestiones culturales. Dicho de otra forma, el análisis cultural suplantó a la <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">Economía Política</em>. Pero, además, el tono fue cambiando desde un optimismo antropológico, basado en gran medida en la asunción de que la concepción de la historia era correcta, hasta convertirse en un pesimismo antropológico más que notable. Esto fue coincidente, además, con tres hechos adicionales. Por un lado, el desplazamiento del estudio y análisis marxista desde el continente europeo hacia el mundo anglosajón. Por otro lado, con el cambio de perfil de los intelectuales marxistas, que hasta los años veinte habían sido tanto dirigentes políticos como estudiosos del marxismo y a partir de entonces se produciría una profunda desconexión entre el movimiento obrero organizado y los intelectuales. Y, finalmente, el desarrollo de un Estado del Bienestar que, a partir de un compromiso entre capital y trabajo, parecía cuestionar la necesidad del socialismo para gran parte de la clase trabajadora<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftn9" name="_ftnref9" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[9]</a>.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">Esto condujo a una paradoja. El geógrafo marxista David Harvey cuenta, por ejemplo, que durante los años de posguerra y especialmente tras la caída del muro de Berlín, pocos querían estudiar un libro como <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital</em>. La razón estaba en que «el hecho real era que <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital</em> no tenía demasiada aplicación directa a la vida diaria» porque «describía el capitalismo en su versión cruda, inalterada y bárbara típica del siglo XIX»<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftn10" name="_ftnref10" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[10]</a>. Esta situación, sin embargo, ha cambiado en la actualidad. El marxismo ha vuelto a estar de moda. Pero aún más, la razón es que hoy <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital </em>parece hablarnos no del capitalismo del siglo XIX sino del actual. Las reestructuraciones empresariales, que implican despidos de miles de trabajadores, la crisis económica y sus efectos macroeconómicos, los comportamientos del capital financiero y de los diferentes tipos de capital… es como si estuviéramos volviendo poco a poco al siglo XIX. O puede ser, más probablemente, que <em style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El Capital </em>tenga la capacidad de explicar el funcionamiento de un sistema que ha cambiado poco y cuyos principales fundamentos se mantienen invariables, con lo que su lectura y estudio, como todo el marxismo que de ahí se deriva, pueden sernos de extraordinaria utilidad para comprender el mundo que vivimos. Y para transformarlo.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit;">El marxismo no es, por lo tanto, la llave que abre todas las puertas. El marxismo es, más bien, una herramienta para el análisis social y también para la práctica política. Y al mismo tiempo también es una concepción del mundo, inspirada por esa tradición política y de investigación, que nos anima a mirar determinadas trazas de la totalidad social. Como dice Manuel Sacristán (1925-1985), la concepción marxista de mundo «supone la concepción de lo filosófico no como un sistema superior a la ciencia, sino como un nivel del pensamiento científico: el de la inspiración del propio investigar y de la reflexión sobre su marcha y resultados»<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftn11" name="_ftnref11" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[11]</a>. En efecto, lo que hace que un investigador de orientación marxista se centre en cuestiones como las clases y la desigualdad y no en otros campos posibles, es la creencia de que haciéndolo así se encontrarán más y mejores respuestas. En consecuencia, el marxismo tiene que ir cambiando en la medida que vamos incrementando nuestro conocimiento sobre el mundo que nos rodea y en la medida que va cambiando la sociedad a la que pertenecemos.</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Notas</span></div>
<div style="background-color: white; border: 0px; box-sizing: inherit; margin-bottom: 1.25em; padding: 0px;">
<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftnref1" name="_ftn1" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[1]</a><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;"> Engels, F. (1883): “Discurso ante la tumba de Marx”, disponible en </span><a class="vglnk" href="https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/83-tumba.htm" rel="nofollow" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;"><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">https</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">://</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">www</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">marxists</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">org</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">espanol</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">m</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">-</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">e</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">1880s</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">83</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">-</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">tumba</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">htm</span></a><br />
<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftnref2" name="_ftn2" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[2]</a><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;"> Citado en Arnal, S. (2009): “Darwin, Marx y las dedicatorias de El Capital”, disponible en </span><a class="vglnk" href="http://www.rebelion.org/noticia.php?id=95700" rel="nofollow" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;"><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">http</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">://</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">www</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">rebelion</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">org</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">noticia</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">php</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">?</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">id</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">=</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">95700</span></a><br />
<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftnref3" name="_ftn3" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[3]</a><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;"> Marx, K. (1877): “Carta al director de Otieschéstvennie Zapiski”, disponible en </span><a class="vglnk" href="https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m1877.htm" rel="nofollow" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;"><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">https</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">://</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">www</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">marxists</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">org</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">espanol</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">m</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">-</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">e</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">cartas</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">m1877</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">htm</span></a><br />
<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftnref4" name="_ftn4" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[4]</a><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;"> Gramsci, A. (1917): “La Revolución contra El Capital”, disponible en </span><a class="vglnk" href="https://www.marxists.org/espanol/gramsci/nov1917.htm" rel="nofollow" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;"><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">https</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">://</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">www</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">marxists</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">org</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">espanol</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">gramsci</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">nov1917</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">htm</span></a><br />
<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftnref5" name="_ftn5" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[5]</a><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;"> Gramsci, A. (1917): “La Revolución contra El Capital”, disponible en </span><a class="vglnk" href="https://www.marxists.org/espanol/gramsci/nov1917.htm" rel="nofollow" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;"><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">https</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">://</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">www</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">marxists</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">org</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">espanol</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">gramsci</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">nov1917</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">htm</span></a><br />
<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftnref6" name="_ftn6" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[6]</a><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;"> Marx, K. (1851): </span><em style="border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">El 18 Brumario de Luis Bonaparte</em><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;">, disponible en </span><a class="vglnk" href="https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm" rel="nofollow" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;"><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">https</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">://</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">www</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">marxists</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">org</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">espanol</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">m</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">-</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">e</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">1850s</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">brumaire</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">/</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">brum1</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">.</span><span style="border: 0px; box-sizing: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">htm</span></a><br />
<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftnref7" name="_ftn7" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[7]</a><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;"> Olin Wright, E. (2015): </span><em style="border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">Clases</em><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;">. Siglo XXI, Madrid</span><br />
<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftnref8" name="_ftn8" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[8]</a><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;"> Anderson, P. (2012): </span><em style="border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">Consideraciones sobre el marxismo occidental</em><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;">. Siglo XXI, Madrid.</span><br />
<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftnref9" name="_ftn9" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[9]</a><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;"> Anderson, P. (2012): </span><em style="border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">Consideraciones sobre el marxismo occidental</em><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;">. Siglo XXI, Madrid.</span><br />
<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftnref10" name="_ftn10" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[10]</a><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;"> Harvey, D. (2015): </span><em style="border: 0px; box-sizing: inherit; color: #1a1a1a; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px;">Espacios de esperanza</em><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;">. Akal, Madrid.</span><br />
<a href="http://blogs.publico.es/economia-para-pobres/2017/09/14/el-capital-habla-del-capitalismo-de-hoy/#_ftnref11" name="_ftn11" style="background-color: transparent; border: 0px; box-sizing: inherit; color: #ca1335; font-family: inherit; margin: 0px; padding: 0px; text-decoration-line: none; transition: all 0.6s;">[11]</a><span style="color: #1a1a1a; font-family: inherit;"> Sacristán, M. (1964): “Sobre el anti-dürhing”</span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrgGA2OGMyTR0QLHSs_SxzibLxmdVdswJB0yK7RV3Ewci280p0rP-23I0NFbR0yZlP_zjpz0P0UerF-32hlwOA89Rg8Y8s7Zn1w646pDPN6W9rDDyrgOYd7tW1jyC9N0NhvdbpkUbxdZoI/s1600/P%25C3%25BAblico.es.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrgGA2OGMyTR0QLHSs_SxzibLxmdVdswJB0yK7RV3Ewci280p0rP-23I0NFbR0yZlP_zjpz0P0UerF-32hlwOA89Rg8Y8s7Zn1w646pDPN6W9rDDyrgOYd7tW1jyC9N0NhvdbpkUbxdZoI/s1600/P%25C3%25BAblico.es.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><u><span style="color: blue;">http://blogs.publico.es/</span></u></i></td></tr>
</tbody></table>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-75250691286671159202017-09-11T06:46:00.000-04:002017-09-11T06:46:25.649-04:00Como nació El Capital de Marx<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqRHp4ikTFuirO5yeydsKjAZ9YX8VTXL0KdOX9s968IiL_bluUHhO-AydoxNWkkFMzxShnS32GVLK0I0Qpfu4dghw9A4KK0tKPyUeHT8dfCHe4kPYJiH27FhYmgJuE-YlNoLFMflf4OJI9/s1600/El+Capital+%25E2%259C%2586+Karl+Marx+%25C2%25A9+MultiSignos.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="949" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqRHp4ikTFuirO5yeydsKjAZ9YX8VTXL0KdOX9s968IiL_bluUHhO-AydoxNWkkFMzxShnS32GVLK0I0Qpfu4dghw9A4KK0tKPyUeHT8dfCHe4kPYJiH27FhYmgJuE-YlNoLFMflf4OJI9/s320/El+Capital+%25E2%259C%2586+Karl+Marx+%25C2%25A9+MultiSignos.jpg" width="189" /></a></div>
<b><i><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Marcello Musto</span></i></b><br />
<br />
La obra que, quizás más que ninguna otra, ha contribuido a cambiar el
mundo en los últimos ciento cincuenta años, tuvo una gestación larga y
muy difícil. Marx comenzó a escribir El Capital sólo muchos años después
de comenzar sus estudios de economía política. Si ya desde 1844 había
criticado la propiedad privada y el trabajo alienado de la sociedad
capitalista, fue sólo después del pánico financiero de 1857 -que comenzó
en Estados Unidos y luego se extendió a Europa-, cuando se sintió
obligado a dejar a un lado su incesante investigación y comenzar a
redactar lo que llamaba su "Economía".<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">La crisis, los Grundrisse y la pobreza</span></blockquote>
Con
el inicio de la crisis, Marx anticipó el nacimiento de una nueva fase
de convulsiones sociales y consideró que lo más urgente era proporcionar
al proletariado la crítica del modo de producción capitalista, un
requisito previo para superarlo. Así nacieron los Grundrisse, ocho
gruesos cuadernos en los que, entre otras cosas, examinó las formaciones
económicas precapitalistas y describió algunas características de la
sociedad comunista, subrayando la importancia de la libertad y el
desarrollo de los individuos. El movimiento revolucionario que creía que
surgiría a causa de la crisis se quedó en una ilusión, y Marx no
publicó sus manuscritos, consciente de hasta qué punto estaba todavía
lejos del dominio total de los temas a los que se enfrentaba. La única
parte publicada, después de una profunda reelaboración del "Capítulo
sobre el dinero", fue la <a href="https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/1859contri.htm"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><i>Contribución a la crítica de la economía política</i></span></a>, un texto distribuido en 1859 y que fue revisado por una sola persona: Engels.<br /><a name='more'></a><br />
El
proyecto de Marx era dividir su obra en seis libros. Deberían haberse
dedicado a: el capital, la propiedad de la tierra, el trabajo
asalariado, el estado, el comercio exterior y el mercado mundial. Sin
embargo, cuando en 1862, como resultado de la guerra de secesión
estadounidense, el <i>New York Tribune</i> despidió a sus colaboradores
europeos, Marx -que había trabajado para el periódico estadounidense
durante más de una década- y su familia volvieron a vivir en condiciones
de terrible pobreza, las mismas que habían padecido durante los
primeros años de su exilio en Londres. Sólo tenía la ayuda de Engels, a
quien escribía: "<i>Todos los días mi esposa me dice que preferiría yacer
en la tumba con las chicas y, en verdad, no puedo culparla dadas las
humillaciones y sufrimientos que estamos padeciendo, realmente
indescriptibles</i>". Su condición era tan desesperada que, en las semanas
más negras, faltaba comida para las hijas y papel para escribir. También
buscó empleo en una oficina de los ferrocarriles inglesa. El puesto,
sin embargo, le fue negado debido a su mala letra. Por lo tanto, para
hacer frente a la indigencia, la obra de Marx estuvo sujeta a grandes
retrasos.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGnYS13YgyX1kEQk8ZBEJC4j1NafXr5YXMAHyckGUI0FBhIj-0ISI9sBMONVV4wq9rmJ1ROSSevs_F_wiyRyKBa9a-1dYTXoahMDvqZBTKpj6s2XKIuIZOFezmZ9NBhTGP-1n5zHNr8yc2/s1600/C2.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><br /></a></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">La explicación de la plusvalía y el carbunco</span></blockquote>
Sin
embargo, en este periodo, en un largo manuscrito titulado Teorías sobre
la plusvalía, llevó a cabo una profunda crítica de la manera en que
todos los grandes economistas habían tratado erróneamente la plusvalía
como ganancia o renta. Para Marx, sin embargo, era la forma específica
por la cual se manifiesta la explotación en el capitalismo. Los
trabajadores pasan parte de su jornada trabajando para el capitalista de
forma gratuita. Este último busca de todas las formas posibles generar
plusvalía por medio del trabajo excedente: "No basta que el trabajador
produzca en general, debe producir plusvalía", es decir, servir a la
autovaloración del capital. El robo de incluso unos pocos minutos de la
comida o del descanso de cada trabajador significa transferir una enorme
cantidad de riqueza a los bolsillos de los patrones. El desarrollo
intelectual, el cumplimiento de las funciones sociales, y los días
festivos son para el capital "puras y simples fruslerías". "<i>Après moi le
déluge!</i>" era también para Marx -aunque al tratar la cuestión ecológica
(que abordó como pocos autores de su época)- el lema de los
capitalistas, aunque pudieran, hipócritamente, oponerse a la legislación
sobre las fábricas en nombre de la “libertad plena del trabajo”. La
reducción de la jornada de trabajo, junto con el aumento del valor de la
fuerza de trabajo, fue, por tanto, el primer terreno en el que tenía
lugar la lucha de clases.<br /><br />En 1862, Marx eligió el título de su
libro: "<i><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El Capital</span></i>". Creía que podía comenzar inmediatamente a
redactarlo de una forma definitiva, pero a las ya graves vicisitudes
financieras se sumaron muy graves problemas de salud. De hecho, lo que
su esposa Jenny describió como "la terrible enfermedad”, contra la cual
Marx tendría que luchar muchos años de su vida. Sufría de carbunco, una
horrible infección que se manifiesta al inicio en varias partes del
cuerpo con una serie de abscesos cutáneos y una extensa y debilitante
forunculosis. Debido a una pápula profunda, seguida por la aparición de
una red de vesículas ulcerantes, Marx fue operado y “su vida permaneció
durante mucho tiempo en peligro". Su familia estaba más que nunca al
borde del abismo.<br /><br />El Moro (éste era su apodo), sin embargo, se
recuperó y, hasta diciembre de 1865, se dedicó a escribir lo que se
convertiría en su auténtica obra magna. Además, desde el otoño de 1864,
asistió asiduamente a las reuniones de la Asociación Internacional de
Trabajadores, para la que había escrito durante ocho años los
principales documentos políticos. Estudiar durante el día en la
biblioteca, para ponerse al corriente de los nuevos descubrimientos, y
seguir trabajando en su manuscrito de la noche a la mañana: esta fue la
agotadora rutina a la que se sometió Marx hasta el agotamiento de todas
sus energía y el agotamiento de su cuerpo.<br /><blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">Un todo artístico</span></blockquote>
Aunque
había reducido su proyecto inicial de seis libros a tres volúmenes
sobre <span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><i>El Capital</i></span>, Marx no quiso abandonar su propósito de publicarlos
todos juntos. De hecho, le escribió a Engels: "No puedo decidir de que
prescindir antes de que todo esté frente a mí, sean cuales sean los
defectos que puedan tener, este es el valor de mis libros: todos forman
un todo artístico, alcanzable sólo gracias a mi sistema de no entregarlo
al impresor antes de tenerlo toda delante de mí”. El dilema de Marx -
"corregir una parte del manuscrito y entregarlo al editor o terminar de
escribir todo primero" - fue resuelto por los acontecimientos. Marx
sufrió otro ataque bestial de carbunclo, el más virulento de todos, y su
vida estuvo en peligro. A Engels le contó que había “perdido la piel";
los médicos le dijeron que las causas de su recaída eran el exceso de
trabajo y las continuas vigilias nocturnas: "la enfermedad viene de la
cabeza". Como resultado de estos acontecimientos, Marx decidió
concentrarse únicamente en el único Libro Uno, el relacionado con el
"Proceso de Producción del Capital”.<br /><br />Sin embargo, los forúnculos
siguieron atormentándolo, y durante semanas. Marx ni siquiera podía
sentarse. Incluso intentó operarse solo. Se procuró una navaja muy
afilada y le dijo a Engels que había intentado extirparse aquella
maldita cosa. Esta vez, la culminación de su obra no se vio postergada
debido a la "teoría" sino por "razones físicas y burguesas".<br /><br />Cuando,
en abril de 1867, el manuscrito fue finalmente terminado, Marx le pidió
a su amigo de Manchester, que le había estado ayudando durante veinte
años, que le enviara dinero para poder recuperar "la ropa y el reloj que
se encuentran en la casa de empeño”. Marx había sobrevivido con el
mínimo indispensable y sin esos objetos no podía viajar a Alemania,
donde le esperaban para entregar el manuscrito a la imprenta.<br /><br />La
corrección del borrador duró todo el verano y Engels le señaló que la
exposición de la forma del valor era demasiado abstracta y “se resentía
de la persecución de los forúnculos", Marx respondió, "espero que la
burguesía se acuerde de mis forúnculos hasta el día de su muerte”.<br /><br />El
Capital fue puesto a la venta el 11 de septiembre de 1867. Un siglo y
medio después de su publicación, figura entre los libros más traducidos,
vendidos y discutidos en la historia de la humanidad. Para aquellos que
quieren entender lo que realmente es el capitalismo, y porque los
trabajadores deben luchar por una "forma superior de sociedad cuyo
principio fundamental sea el desarrollo pleno y libre de cada
individuo", El Capital es hoy más que nunca una lectura simplemente
imprescindible.<br />
<span class="field-label"> </span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="field-fuente inline">
<i><span style="color: blue; font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><u>http://www.marxcollegium.org/</u></span></i></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRM-BqiQyajKXDSz618NitTL4Gm3xiOcJJRdQzYroLkaBhBgdzdCQu-_CE5nq00veehpUcDW0yOCQcvUldf6I_WSj15Ydi0xZQLZEWZ1RM_EQ1XEGj98GQnBZyPv8_ECXOC-P785cPr1KL/s1600/Sin+Permiso.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRM-BqiQyajKXDSz618NitTL4Gm3xiOcJJRdQzYroLkaBhBgdzdCQu-_CE5nq00veehpUcDW0yOCQcvUldf6I_WSj15Ydi0xZQLZEWZ1RM_EQ1XEGj98GQnBZyPv8_ECXOC-P785cPr1KL/s1600/Sin+Permiso.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="font-size: medium; text-align: start;"><span style="color: blue; font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><u>http://www.sinpermiso.info/</u></span></i></td></tr>
</tbody></table>
<div class="field-fuente inline">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-22594698977964600762017-09-08T10:30:00.001-04:002017-10-11T14:02:03.214-04:00Sobre o conceito marxista de crise política<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8lzailPeYTUfc2Si-FaAYcRLLTCr6WUzzSioVnsyNhXWoA00Dhji32YOv0UT6KOpeP9TD1-Nm-XeNvjhp1RnPNTf08p0s0moP3ENonKTECW4AmZ_x2lBSZf8Zua8W7zdB3bw8ZWtykIEX/s1600/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+John+Stiller+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="300" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8lzailPeYTUfc2Si-FaAYcRLLTCr6WUzzSioVnsyNhXWoA00Dhji32YOv0UT6KOpeP9TD1-Nm-XeNvjhp1RnPNTf08p0s0moP3ENonKTECW4AmZ_x2lBSZf8Zua8W7zdB3bw8ZWtykIEX/s200/Karl+Marx+%25E2%259C%2586+John+Stiller+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpeg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;">Karl Marx ✆ John Stiller
</span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<b><i><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Danilo Enrico Martuscelli</span></i></b></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
O debate acerca do tema das crises tem assumido centralidade
no momento. Diante da variedade de sentidos que se podem atribuir ao termo
crise e das diversas formas de manifestação desse fenômeno, sejam elas a
econômica, política, ideológica, optamos aqui por empreender um trabalho de
síntese que permita entrever a especificidade do conceito marxista de crise
política. Para tanto, procuraremos inicialmente observar como dois exemplos de
análise não marxista trataram dessa questão. Referimo-nos à análise
desenvolvida por Michel Dobry (1992) – que tem sua importância pelo fato de se
constituir numa das raras tentativas, senão a única, de sistematizar uma
sociologia (ou teoria) das crises políticas – e às interpretações pautadas na
ideia de governabilidade – as quais, embora enfatizem a ideia de estabilidade
política, oferecem um conjunto de noções práticas que se inscrevem na discussão
sobre a crise de governabilidade. Julgamos pertinente tomar essas duas
interpretações não marxistas como exemplos ilustrativos que permitem ao leitor
observar, ainda que sumariamente, o contraste teórico com a problemática
marxista. Salientamos, assim, que não é nosso objetivo fundamental empreender
uma crítica sistemática ao estado da arte das análises não marxistas do
conceito de crise política. Isso demandaria a elaboração de um outro artigo.<br />
<a name='more'></a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Nas seções seguintes, pretendemos observar o acúmulo de
discussões teóricas existentes sobre as crises políticas no âmbito da tradição
marxista. A passagem de um momento para outro nos permitirá pôr em evidência o
contraste existente entre a definição marxista e a não marxista de crise
política. Já a análise mais detalhada do conceito marxista de crise política
nos levará à discussão sobre os desafios e dificuldades enfrentados por essa
tradição teórica para empreender a construção de uma definição de crise
política que seja simultaneamente rigorosa e flexível para o exame das
diferentes conjunturas e formações sociais.</div>
<o:p></o:p><br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuvGNCCqrqJ9NbkkLoePw-69kkUzDb4QkF7GEFilVOQOK7pjtDC7_-Q9F1f2iSBb6hr6-zgdc7Ddkc3-LvsMj9H9fWEBMBBxs-JyTnBF_PHzf12TTBDmkPCEcdxs6JX-64GLOtcO25cBxC/s1600/D2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="100" data-original-width="100" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuvGNCCqrqJ9NbkkLoePw-69kkUzDb4QkF7GEFilVOQOK7pjtDC7_-Q9F1f2iSBb6hr6-zgdc7Ddkc3-LvsMj9H9fWEBMBBxs-JyTnBF_PHzf12TTBDmkPCEcdxs6JX-64GLOtcO25cBxC/s1600/D2.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.ifch.unicamp.br/criticamarxista/arquivos_biblioteca/artigo2017_06_03_06_32_57.pdf" style="text-align: start;"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif; font-size: large;"><i>Leer o descargar PDF</i></span></a></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<o:p> </o:p><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; text-align: justify;">El presente
trabajo es una versión reformada de la ponencia presentada en el Encuentro
Anual de la Anpocs, realizado en el año 2012. Parte de estas reflexiones ya
habían sido expuestas en el libro “Crises políticas e capitalismo neoliberal no
Brasil. Curitiba: CRV, 2013”, sin embargo, algunas de las exposiciones fueron
profundizadas, ampliadas y rectificadas en el presente texto.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Danilo Enrico
Martuscelli es </span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> </span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">profesor de Ciencia
Política de la Universidad Federal de la Frontera Sur (UFFS). </span><br />
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"></span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Correo E: </span><a href="mailto:daniloenrico@gmail.com" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">daniloenrico@gmail.com</a></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBZkXkvH9FVuWxeoB-rrBIyoZ_bOAkcjyvDixcsdWmLty8xig5oDv-WG6Ag5Y5RHogcZAOjuhmQPwAmDsSii4rpIej2Xrzq2jjOJZUBNwpyCvzVe6LQBnEzw234rOdNrqYJdzi9JWfyB3e/s1600/Cr%25C3%25ADtica+Marxista.br.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBZkXkvH9FVuWxeoB-rrBIyoZ_bOAkcjyvDixcsdWmLty8xig5oDv-WG6Ag5Y5RHogcZAOjuhmQPwAmDsSii4rpIej2Xrzq2jjOJZUBNwpyCvzVe6LQBnEzw234rOdNrqYJdzi9JWfyB3e/s1600/Cr%25C3%25ADtica+Marxista.br.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.ifch.unicamp.br/" style="font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;">https://www.ifch.unicamp.br/</a></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-76393034444475487022017-09-06T10:53:00.000-04:002017-10-20T06:56:01.584-04:00El joven Lenin, una protohistoria — I, II & III<div id="TextoNoticia">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVS-tTWNvnIXNQ5cLHImcNfvbpl_xvzPbNhToVpgoqCl5Qve6sy6zIJ-8xz5M1DBW7n9mn56zdvo8uWvxubEiWx4P3iw0tv-uCfBcf7hpDTxGZ_OTuiP1bWOfLIBpFMedvmFSAS_P1NlM1/s1600/Vladimir+Lenin+%25E2%259C%2586+Mario+Tosto+%25C2%25A9+Gramsciman%25C3%25ADa.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="395" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVS-tTWNvnIXNQ5cLHImcNfvbpl_xvzPbNhToVpgoqCl5Qve6sy6zIJ-8xz5M1DBW7n9mn56zdvo8uWvxubEiWx4P3iw0tv-uCfBcf7hpDTxGZ_OTuiP1bWOfLIBpFMedvmFSAS_P1NlM1/s320/Vladimir+Lenin+%25E2%259C%2586+Mario+Tosto+%25C2%25A9+Gramsciman%25C3%25ADa.jpg" width="242" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;">Vladimir Lenin ✆ Mario Tosto
</span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">“El materialista pone al desnudo las contradicciones de clase”</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> </span></i><span style="font-family: "tahoma" , sans-serif; font-size: 11pt;">— </span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Lenin, 1895</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<b><i><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Nicolás González Varela</span></i></b></div>
<br />
<span style="font-family: inherit;">Todo
inicio es una definición encubierta. Y algo se puede llegar a conocer
si sabemos cómo ha llegado a ser lo que es. ¿El comienzo no dice acaso
la verdad del ser? O si lo quisiéramos decir con las palabras de
indudable <i>pathos</i> hegeliano de un socialista agrario ruso que tuvo
mucha influencia en Lenin, “por su forma, la etapa superior de
cualquier desarrollo es similar al inicio del que se ha partido”.
¿Podemos comprender mejor, aprehenderlo en su contexto y necesidad, la
práctica y la idea de Lenin si entendemos su origen, si logramos
descifrar sus raíces, si exponemos cómo llegó a ser lo que fue? Lenin
continúa siendo un enigma incluso cuando eliminamos los escombros del
culto a la personalidad. ¿Cuál es la peculiaridad del marxismo de Lenin?
Krupskaia definía a Lenin como “un erudito marxista surgido del Volga”.
¿Podemos explicar de manera materialista-crítica este surgimiento
concreto desde el Volga? La tarea ya había sido planteada por el
malogrado Dutschke: intentar una “reconstrucción crítico-materialista”
de la comprensión de la revolución en Lenin, que conlleva reconsiderar
el fundamento asiático de la Rusia zarista.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref1"> [1] </a> O en palabras del viejo Negri: intentar una lectura marxista del marxismo de Lenin.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref2"> [2] </a>
Una proto-historia de la teoría revolucionaria de Lenin solo puede
evocar lo que se nos ha perdido. Evoquemos el bulto de este vacío. En el
mito se debe introducir la natural discontinuidad dialéctica de todo
pensamiento, incluso el de Lenin. Calibremos la “otredad” del marxismo
de Lenin. O sea: se trata de explicar a Lenin no desde la perfecta
geometría del éxito de Octubre de 1917 sino desde el caos original de su
constitución como práctico socialista y teórico marxista. Y como
veremos la primera juventud tiene su meta en sí misma, no es un
“escalón”. Si el discurso de Lenin “traduce” en términos organizativos
una composición de clases real, que se entiende como algo
específicamente determinado, solo podemos demostrarlo explicando su
formación, el inicio. “Repetir” al Lenin de 1917 es un falso paso,
remachar un fantasma, una nueva “beatificación”, una parodia que se
practica sobre un mito, una voluta de humo académica. </span><br />
<a name='more'></a><br />
<span style="font-family: inherit;">La visión no-geométrica de Lenin, el reverso materialista que nos conduce hacia el enigmático </span><i style="font-family: inherit;">praktiki</i><span style="font-family: inherit;"> Vladimir “Volodia” Illich Ulianov de los años 1890, se puede reconstruir no sin cierta dificultad,</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref3" style="font-family: inherit;"> [3] </a><span style="font-family: inherit;"> en parte debido al propio culto a la ersonalidad en la URSS que comenzó ya en 1918,</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref4" style="font-family: inherit;"> [4] </a><span style="font-family: inherit;">
en parte a las propias condiciones de trabajo conspirativo que imponía
el zarismo y en parte a la propia personalidad y estilo de Lenin, muy
reservado en cuanto a sus recuerdos biográficos o en practicar
autointerpretaciones de su </span><i style="font-family: inherit;">Bildung</i><span style="font-family: inherit;"> política.</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref5" style="font-family: inherit;"> [5] </a><span style="font-family: inherit;">
Lenin era un enigma incluso en vida. Durante su vida fue muy poco
pródigo en recuerdos personales y, como señala Wolfe “al contrario de
Stalin y Trotsky, no se preocupó en absoluto de la publicación de su
futura nota necrológica”.</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref6" style="font-family: inherit;"> [6] </a><span style="font-family: inherit;"> En 1922, el jefe de la sección rusa de la revista </span><i style="font-family: inherit;">Photo Cinema</i><span style="font-family: inherit;">,
Piotr Voievodin, bolchevique desde 1903, redacta el largo guión de una
gran película abortada sobre la vida de Ulianov y a este fin, intenta
compilar “lo humano de Lenin”; sólo logra establecer de manera
fehaciente que “1) Le gustan los niños; 2) y los gatos; 3) ríe a menudo;
4) tiene un plan y un modo de vida modestos; 5) juega bien al ajedrez;
6) le gusta montar en bicicleta’', y poco más. Zinoviev, muy cercano a
Lenin, se dedicó desde 1932 a lograr un retrato concreto y exhaustivo;
cuando en agosto de 1936 Stalin lo ejecutó no había podido anotar más
que algunas ideas y preguntas: como Lenin preparaba sus informes,
redactaba una resolución, presidía reuniones, escuchaba a un visitante,
reaccionaba ante las derrotas, las victorias y rupturas.</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref7" style="font-family: inherit;"> [7] </a><span style="font-family: inherit;">
No pudo ir mucho mas lejos. Detrás de la espesa niebla ideológica del
“Santo-Apóstol-Profeta-Mártir”, se esconde un Lenin concreto, el Volodia</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref8" style="font-family: inherit;"> [8] </a><span style="font-family: inherit;"> de “carne-y-hueso” que intentamos reconstruir. Lenin </span><i style="font-family: inherit;">qua </i><span style="font-family: inherit;">marxista
revolucionario es inteligible sin este fundamento digamos
concreto-nacional, sin esa discontinuidad real. Intentar rastrear el
origen, las raíces, los preciosos momentos de formación del marxismo de
Lenin es una tarea difícil, pendiente y necesaria. El culto a Lenin, ya
latente a pesar de su propia opinión contraria en vida, paso a ser
después de su muerte en 1924 descomunal, una producción monstruosa digna
de Gargantúa. La </span><i style="font-family: inherit;">Leniniana</i><span style="font-family: inherit;"> alcanzó proporciones bíblicas, desde
crónicas diarias de su carrera política en todos los formatos
imaginables, además que sus artículos y notas fundamentaban cada paso en
la línea política oficial del Estado, cada cambio en la dirección debía
ser necesariamente contrastado y ligado a una palabra maestra de Lenin.
Como señala Bensaïd, el leninismo “estalinizado” no es otra cosa que
una mera ortodoxia estatal. Pero incluso las fracciones y líneas de
opinión internas (Trotsky, Kollontai, Kamenev, Zinoviev, Stalin,
Bujarin, Miasnikov </span><i style="font-family: inherit;">et altri</i><span style="font-family: inherit;">) se legitimaban ante las bases a
través de citas y contra-citas bizantinas de sus libros y discursos.
Incluso Gorbachov en 1985 tuvo que justificar su </span><i style="font-family: inherit;">Glasnot </i><span style="font-family: inherit;">y </span><i style="font-family: inherit;">Perestroika</i><span style="font-family: inherit;"> remitiéndolas al </span><i style="font-family: inherit;">corpus</i><span style="font-family: inherit;">
de ideas inmortales de Lenin. La acumulación documental leniniana,
alguna de la cual aportaba información interesante sobre la recepción
histórica de Marx y la distintiva formación “oriental” del marxismo en
Rusia, fue abruptamente interrumpida en 1938 por un </span><i style="font-family: inherit;">ukase </i><span style="font-family: inherit;">de Stalin.</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref9" style="font-family: inherit;"> [9] </a><span style="font-family: inherit;">
Toda investigación seria y materialista sobre Lenin quedó interrumpida
hasta 1956, y aquellos que se habían aventurado en rastrear las raíces
“rusas” del marxismo corrían peligro, yacían en un gulag o habían sido
ejecutados.</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref10" style="font-family: inherit;"> [10] </a><span style="font-family: inherit;"> Para el </span><i style="font-family: inherit;">Dia-Mat</i><span style="font-family: inherit;"> y para Stalin, Lenin fue un </span><i style="font-family: inherit;">ur</i><span style="font-family: inherit;">-marxista
ortodoxo desde su adolescencia y punto. Lenin, en cuanto a Marx, era
una suerte de Minerva, que nació con casco, pica, égida y escudo. Con
razón Negri afirma que el leninismo en cuanto tal no existe.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"> En Occidente la <i>Leninografía</i>
sufrió la falta de fuentes de primera mano además de la
sobredeterminación ideológica de la Guerra Fría, pero las incongruencias
y heterodoxia de Lenin intentaron ser explicadas de diversas maneras.
Básicamente en la mayoría de los casos juegan en diferentes jerarquías
tres paradigmas sobre Lenin <i>praktiki</i> marxista. Unos sostuvieron
la versión de un Lenin marxista-primitivo, anclado en el Marx juvenil de
barricada, el “blanquista” de 1847-1850, que todavía no había madurado
hacia el cientificismo de <i>Das Kapital</i>. Otros veían a Lenin como
un caso para ser analizado desde el punto de vista histórico-psicológico
(al estilo del Wilson de Freud), respuesta de su <i>psyché </i>al
conflicto con la figura zarista y noble de su padre y para resolver en
lo real la ejecución vergonzosa de su hermano; finalmente la más
extendida presentaba al marxismo heterodoxo y pragmático de Lenin como
el último y más ilustre representante de la larga tradición rusa
jacobina (terrorista y violenta que se remonta a Pestel), de la cual se
habría apropiado en cuanto a ideas y estilos organizativos, agregándole <i>a posteriori</i>
el stock teórico de Marx y Engels. Lenin en este caso nunca puede ser
considerado un “socialdemócrata ortodoxo” (o lo fue durante un corto
tiempo), y al <i>corpus</i> ideológico jacobino ruso simplemente le sumó
una fina pátina de ideas marxistas. Intentaremos aquí salir de este
atolladero, esquivar los dos polos opuestas de la mala interpretación de
Lenin, tanto el del mito beatificador stalinista como el del
neo-jacobino, intentando saber cómo Lenin llegó a ser lo que fue en la
práctica como en la teoría. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"> El viaje es de adelante hacia
atrás, desde la consolidación ya sin retorno del Estado de partido único
en 1922, hacia el pasado conspirativo, hacia el sofocante mundo
paranoico de los círculos populistas y marxistas durante el zarismo,
pero también hacia la creatividad de un marxismo abierto, alejado del
naciente <i>Dia-Mat</i>. El año 1922 es el principio del fin para Lenin,
pero en marzo de ese año logra escribir un ensayo revelador:
“Significación del materialismo militante”, titulo-homenaje a su maestro
marxista Plekhanov,<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref11"> [11] </a> para la revista teórica mensual: <i>Bajo la bandera del marxismo</i>.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref12"> [12] </a>
En él afirma que “afortunadamente las tendencias principales del
pensamiento social avanzado de Rusia tienen una sólida tradición
materialista. Sin mencionar a Plekhanov, bastará nombrar a
Chernishevsky”. Más adelante Lenin afirmaba que “sin un sólido
fundamento filosófico… ningún materialismo puede soportar la lucha
contra la ofensiva de las ideas burguesas, contra la restauración de la
concepción burguesa del Mundo”, por lo que propone al comité editorial
de la revista, “organizar el estudio sistemático de la dialéctica de
Hegel desde el punto de vista materialista, o sea: de la dialéctica que
Marx aplicó prácticamente en <i>El Capital</i> y en sus trabajos
históricos y políticos.” Lenin concluye diciendo que “basándose en el
modo como Marx aplicaba la dialéctica de Hegel, concebida de manera
materialista, podemos y debemos desarrollar esta dialéctica en todos sus
aspectos, publicar en la revista fragmentos de las principales obras de
Hegel, interpretarlas de un ‘modo materialista’, comentándolas con
ejemplos de la aplicación de la dialéctica por Marx.” Y como colofón
final sugiere al grupo de redactores y colaboradores que la revista se
constituya en una suerte de “Sociedad de amigos materialistas de la
dialéctica hegeliana”. Lenin consideraba que “sin plantearse semejante
tarea y sin cumplirla sistemáticamente, el Materialismo no puede ser
materialismo combativo”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref13"> [13] </a> Todos los
conceptos materialistas para Lenin, como decía Marcuse, contienen una
acusación y un imperativo. El artículo es sintomático, advierte de la
posibilidad de una “restauración burguesa” en la teoría: la exhortación
de Lenin es contemporánea a su reflexión práctica sobre la exigencia de
normas más severas para el ingreso al partido, además de señalar el
deficiente nivel de los militantes, previa al XIº Congreso de marzo, así
como su preocupación por la composición de clase del Comité Central. La
praxis se desmorona, pierde su eficacia y se hace “administrativa de
las cosas” sin una teoría revolucionaria, sin el método materialista…
¿El núcleo esencial de toda filosofía es en última instancia la
política? </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"> Pero además aparece la herencia revolucionaria
autóctona a la que no solo no hay que renunciar sino incluso volver a
reactivar. Lenin recuerda a las nuevas generaciones la sólida tradición
materialista rusa (ilustrada, no-jacobina e independiente de la
“Narodnaya Volya”) con la cual se formó, que se inicia, de manera
sorprendente, no con Herzen, no con Plekhanov sino con un economista
“socialista agrario” llamado Nikolái Gavrílovich Chernishevsky.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref14"> [14] </a> Personaje destacado en su tiempo, que llamó la atención del Marx tardío, que lo calificaba de “gran sabio y crítico”. El <i>Dia-Mat</i>,
en el obligado Diccionario Soviético de Filosofía (edición de 1959) lo
define malamente como “gran demócrata revolucionario ruso, filósofo
materialista, crítico literario y socialista utópico.”¿Utópico? Sabemos
que el régimen stalinista nunca rindió homenaje a Chernishevsky, o a su
discípulo Dubroliúbov, raro porque siendo predecesores reconocidos del
leninismo son predecesores <i>ab initio</i>, por lo tanto, de la misma
URSS. El problema era que el espejo antidespótico de Chernishevsky, su
lucha contra la forma autoritaria-despótica asiática de Estado y
Sociedad, lo que denominaba <i>Aziatstvo</i>,<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref15"> [15] </a>
además de su antinacionalismo eslavo, lo hacía muy incómodo al régimen
de Stalin. Obviamente, se sabe que la famosa obra de Lenin sobre la
organización de 1903, <i>¿Qué hacer?</i>,<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref16"> [16] </a>
al parecer se inspiraba en su título en la novela homónima de
Chernishevsky, cosa dudosa para algunos escolares, pero poco más. En sus
memorias la Krupskaia reconocía que “en sus artículos y en sus libros
[Lenin] no habla nunca de un modo directo, pero cada vez que se refería a
Chernichevski su verbo tomaba un acento apasionado. Si dais una ojeada a
las obras de Lenin veréis que los pasajes en que habla de Chernichevski
están escritos de un modo particularmente caluroso.” Se puede
reconstruir, a través de varias fuentes y testimonios, así como de las
escasa palabras autobiográficas de Lenin, el papel teórico-práctico de
Chernishevsky. Lenin comentaba que “lo había leído con un lápiz en la
mano”, que había sido “una influencia esencial” o en otro testimonio
oral reconoce que “Chernishevsky ha arado sobre mí una y otra vez”. Si
no bastara las reminiscencias de Lenin además tenemos lo indeleble, como
decía Krupskaia, la propia palabra escrita. Retrocedamos en la
historia. </span><br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Notas</span></blockquote>
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn1"> [1] </a> Rudi Dutschke: <i> Versuch, Lenin auf die Füsse zu stellen : über den halbasiatischen und den westeuropäischen Weg zum Sozialismus </i> , Wagenbach, Berlin, 1974; en español: <i>Lenin. Tentativas de poner a Lenin sobre los pies</i>, Icaria, Madrid, 1976. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn2"> [2] </a> Antonio Negri: “Lenin y nuestra generación” (1972), ahora en: <i>La fábrica de la estrategia: 33 lecciones sobre Lenin</i>, Akal Editor, Madrid, p. 15 y ss. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn3"> [3] </a> Un intento en este sentido es el trabajo de Tamás Krausz: <i>Reconstructing Lenin. An Intellectual Biography</i>, Monthly Review Press, New York, 2015; que a pesar de sus méritos tiene graves insuficiencias y lagunas. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn4"> [4] </a>
La primera biografía de tono hagiográfico se publicó ya en septiembre
de 1918, luego del intento de atentado contra su vida por parte de Fanny
Kaplan, producto de la pluma de Zinoviev: <i>Vladimir Il'ich Ul'yanov: ocherki zhizni i deyatel'nosti</i>,
Petrograd, 1918; es decir: “Vladimir Ilich Ulianov, ensayos sobre su
vida y su obra”; Zinoviev afirmaba que: “Lenin es un elegido entre
millones. Lenin es Líder (Vozhd’) por la gracia de Dios. Lenin es la
auténtica figura de un Líder (Vozhd’) como no ha existido en los últimos
quinientos años de existencia de la Humanidad” (<i>ibidem</i>, p. 34), Zinoviev llega a afirmar que Lenin desciende de ¡siervos campesinos!, cuando su padre era un auténtico y noble <i>chinovnik</i>
zarista; el término “Vozhd’” será de uso corriente para nombrar a
Stalin después de 1929; ya en 1919 había comenzado el trabajo editorial
de sus obras llamadas “completas”, la <i>Sobranie sochinenii</i>, que
contemplaba tan solo veintiséis volúmenes (tan solo 1500 escritos de
Lenin) y terminó en 1926. Lenin sin duda fue el escritor marxista más
prolífico, al que pueden adjudicarse más 35.000 documentos de su pluma y
letra. Sobre la historia de omisiones y censuras en las Obras Completas
de Lenin, incluso después de 1956, véase: R. C. Elwood: “How Complete
is Lenin's <i>Polnoe Sobranie Sochinenii</i>?”, en: <i>Slavic Review</i>, Vol. 38, No. 1 (Mar., 1979), pp. 97-105; en lo posible hemos utilizado la edición española: <i>Obras Completas</i>,
Akal Editor, Madrid, 1976, 45 volúmenes más índices complementarios,
versión de la 4ª edición (1941-1957) con los agregados de la 5ª, se la
conoce como la “Edición Stalin” por su censura y omisiones; en caso de
duda o falta del texto nos hemos remitido a la edición en alemán (más
completa y exhaustiva que la rusa): <i>Werke</i> (40 Bände, 2
Ergänzungsbände, Register, Vergleichendes Inhaltsverzeichnis).
Dietz-Verlag, Berlin (DDR), 1956–1972; y su correspondencia: <i>Briefe</i>
(10 Bände), Dietz-Verlag, Berlin (DDR),1967–1976. Para una guía de las
obras completas de Lenin, véase: Harding, Neil: “Appendix 2. Guide to
Lenin’s ‘Collected Works’”, en: <i>Leninism</i>, Duke University Press,
Durham, pp. 300-316.; la crónica (con errores) de la vida de Lenin en
español: Weber, Gerda/ Weber, Hermann: <i>Crónica de Lenin. Datos sobre su vida y obra</i>; Anagrama, Barcelona, 1975; la crónica de la vida de Lenin más exhaustiva sigue siendo: AA. VV.: <i>Vladimir Il'ich Lenin. Biograficheskaya khronika</i>, ed. G. N. Golikov et altri, 12 volúmenes, Moscow, 1970-1982. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn5"> [5] </a>
Por ejemplo: sobre la ejecución de su hermano Aleksandre, hecho
conmocionante y decisivo en su vida política, Lenin apenas hace dos
menciones marginales en toda su enorme obra escrita. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn6"> [6] </a> Bertram D. Wolfe: <i>Tres hombres que hicieron una revolución</i>, Janés, Barcelona, 1956, p. 89. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn7"> [7] </a> La anécdota en: Jean-Jacques Marie: <i>Lenin (1870-1924)</i>, POSI, Madrid, 2008, p. 14. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn8"> [8] </a>
“Volodia” es la habitual forma afectiva en ruso que adopta el nombre
Vladimir; la traducción literal de “Vladimir” (Влади ́ мир ) significa
“el que posee un gran poder”. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn9"> [9] </a> Se trató
de un decreto digamos en forma literaria: la publicación de la versión
oficial del Bolchevismo y de la actividad de Lenin como político, se
trata del libro de Stalin: <i>Istoriya Vsesoyuznoi Kommunisticheskoi Partii bol'shevikov: Kratkii kurs</i>, Moscú, 1938, en español: <i>Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS</i>,
Ediciones de Lenguas Extranjeras, Moscú, 1939; acompañando esta novedad
historiográfica, en agosto de 1938 el presidium de la URSS aprobó una
resolución que advertía que se castigaría con severidad la aplicación de
“métodos pseudocientíficos de investigación al árbol genealógico de
Lenin”. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn10"> [10] </a> Antes de 1929, se debatió
con amplitud en la URSS la cuestión de las raíces rusas y los
componentes nacionales del leninismo, discutiendo la tesis menchevique
que Lenin en realidad había retornado a la tradición premarxista; a
partir de 1923 se debatió si Lenin era (o no) la “síntesis marxista” de
toda la herencia revolucionaria de Rusia, estimando que existe una
filiación legítima entre jacobinismo y leninismo, estableciéndose cierta
continuidad ideológica, partiendo de “La joven Rusia”, Tchakev,
Nechaev, la “Naródnaya Volia”, genealogía a la que ciertos historiadores
agregan tímidamente los nombres de Chernishevsky (V. Kirpotin), Bakunin
(B. Gorev) y Lavrov (N. Sergievsky); la mayoría de los historiadores
participantes en la investigación y debate sobre el origen “ruso” del
leninismo en los 1920’s serían ejecutados en el Gran Terror o morirían
en un gulag. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn11"> [11] </a> Véase el aporte al debate contra Bogdanov y el Empirio-monismo: Plechanov, Georgij Valentinovič: '”<i>Materialismus militans</i>. Otvet g. Bogdanovu. Pis'mo pervoe”, [Respuesta al sr. Bogdanov. Primera carta], en: <i>Golos social-demokrata</i>, 6-7, pp. 3-14, 1908; “<i>Materialismus militans</i>. Otvet g. Bogdanovu. Pis'mo vtoroe” [Respuesta al sr. Bogdanov. Segunda carta], <i>Golos social-demokrata</i>, 8-9, pp. 3-26, 1908; y: “<i>Materialismus militans</i>. Otvet g. Bogdanovu. Pis'mo tret'e” [Respuesta al sr. Bogdanov. Tercera carta], en: <i>Ot oborony k napadeniju</i>, M., B. Cicerin, 1910, pp.70-111; en español: Plekhanov, Jorge: <i>Materialismo militante</i>,
Grijalbo, México, 1967; como vemos Plekhanov era un gran admirador de
Chernishevsky: “mi desarrollo intelectual se efectuó a partir de la
masiva influencia de Chernishevsky”, independientemente de la influencia
paralela en el mismo Lenin, subrayando que lo había conducido al
materialismo vía Feuerbach. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn12"> [12] </a> <i>Pod Znamenem Marksizma</i>, que apareció desde 1925 en alemán como <i>Unter Banner des Marxismus</i>;
el texto de Lenin apareció en el Nº 2, de marzo de 1922; el objetivo de
la publicación era la crítica general desde el punto de vista
materialista (“Órgano del materialismo militante”) así como artículos
sobre Marx y el marxismo; en ese número se podía encontrar letras
inéditas de Engels y Marx a Lassalle, un artículo de David Riazanov
(editor de las <i>MEGA</i>1) sobre la vida cotidiana de Marx, ensayos
sobre lógica formal y lógica dialéctica, o la relación entre anarquismo y
marxismo, además de recensiones bibliográficas. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn13"> [13] </a> Lenin: <i>Obras Completas</i>, tomo XXXVI, Akal editor, Madrid, 1978, pp. 198-199. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn14"> [14] </a>
Nacido en 1828 y muerto en 1889, fue un escritor, revolucionario ruso,
filósofo materialista, crítico literario y socialista, considerado el
fundador del Movimiento<i> narodnik</i>, aunque luego renegó de su
Ideología, muy influenciado por Hegel, la izquierda hegeliana (Bauer),
Feuerbach y los materialistas de fines del siglo XIX
(Büchner-Moleschott); editor jefe de la influyente revista <i>Sovremennik</i>
(“El contemporáneo”), fue encarcelado con pruebas falsas en 1862, tuvo
una “ejecución civil” seguida de una reclusión penal en Siberia en 1872,
donde falleció; véase: Venturi, Franco: “Nikolai Gavrilovich
Chernyshevski”, en: <i>El populismo ruso</i>, Revista de Occidente, Madrid, 1975; pp. 275-352. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn15"> [15] </a>
Definido por Chernishevsky en el ensayo de 1859: “La superstición y las
reglas de la lógica” de esta manera: “Llamo ‘Aziatstvo’ al orden de
cosas en el cual la inviolabilidad de los derechos no existe, en el cual
ni la persona, ni el trabajo, ni la propiedad se encuentran protegidos
de la arbitrariedad. En los estados asiáticos la Ley es completamente
impotente. Quién intenta apoyarse en ella se condena. Reina en ellos
exclusivamente la violencia.”, en: Chernishevsky, N. G.; <i>Polnoe sobranie socinenij</i>, Moscú, 1949, tomo V, p. 700; para Chernishevsky la categoría de <i>Aziatstvo</i> era la clave para comprender de manera hegeliana-materialista al Estado ruso y zarista. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn16"> [16] </a> Véase la introducción de Vittorio Strada a la edición italiana de <i>¿Qué hacer?</i>; en español: “Introducción”, en: Lenin, I., Vladimir: <i>¿Qué hacer?</i>;
ERA ediciones, México, 1977, p. 11-80. Recientemente Lih a revalorizado
el Lenin de esta época y situado histórica y políticamente la obra:
Lih, T. Lars: <i>Lenin rediscovered. ‘What is to be done?’ in context</i>,
Brill, Leiden, 2005; Lih desconfía que el titulo se remita a la novela
de Chernishevsky o bien a un homenaje implícito, como reza la
persistente leyenda.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit; font-size: x-large;"><b>II</b></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="text-align: justify;">La familia noble de Ulianov llevaba una vida prosaica en un barrio pudiente segregado en Simbirsk, es el inicio del año 1887. Como señala Deutscher (contra toda la Leninografía) las cuestiones sociales contemporáneas “le eran tan lejanas como a cualquier joven apolítico”. Tiene razón Trotsky (contra toda la Leninografía) al señalar que el nombre de Marx no decía absolutamente nada al adolescente “que dedicaba casi exclusivamente su interés a las bellas letras”. Por diversos testimonios sabemos que Volodia tuvo una adolescencia acomodada y confortable, nunca se entendió con su hermano terrorista Aleksandre, el futuro ejecutado, sus lecturas se encontraban guiadas en especial por la literatura de Turguénev, su autor familiar favorito.</span><a href="https://www.blogger.com/null" style="text-align: justify;"> [1] </a><span style="text-align: justify;">La Literatura bajo el Zarismo se convirtió en un sórdido campo de batalla y de lucha de significaciones en que se debatía, entrelíneas y bajo cuerda, todos los asuntos sociales y políticos decisivos. Recordemos que Turguénev fue el que acuñó por primera vez la palabra “nihilista” (“Nihilista es la persona que no se inclina ante ninguna autoridad, que no acepta ningún principio como artículo de fe”).</span><a href="https://www.blogger.com/null" style="text-align: justify;"> [2] </a><span style="text-align: justify;">Por lo que, además de Chernishevsky, la forma en que Turguénev configuró (o no) la orientación revolucionaria de Lenin es una cuestión de considerable importancia. Todas las menciones de Lenin a Turguénev se producen en un contexto político, sus escritos se convirtieron cada vez más en un poderoso estímulo intelectual y de la posibilidad de una lectura entre líneas, “esópica”, de la situación político-social-psicológica de Rusia. Lenin en su exilio forzoso en la aldea de Shushenskoie en 1898, le solicitaba en una carta a su madre y hermanas, le enviaran las obras completas de Turguénev.</span><a href="https://www.blogger.com/null" style="text-align: justify;"> [3] </a><span style="text-align: justify;">Ante el temor que los escritos de Turguénev en la edición rusa estuvieran “editados” por la autocensura y la censura estatal, Lenin buscó la edición completa en alemán.</span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Los personajes de Turguénev, aunque poseían un <i>pathos</i> vagamente liberal, discutían abiertamente sobre cómo mejorar a Rusia, eran, en general, exponentes del Racionalismo occidental (consideraba a Feuerbach, y su Materialismo, tal como hará Chernishevsky, el mejor pensador de Occidente), críticos de la feudal servidumbre zarista, opuestos al Nacional-eslavismo (conservador, radical o terrorista, crítico acérrimo de Herzen), escépticos en torno al futuro socialista de la <i>Obshchina </i>, la mítica comuna campesina. Lenin, después de pasar por el fulcro ideológico-literario de Turguénev, ya no podría permanecer encerrado en pantano <i>narodnik</i>, ni en alguna variante de izquierda eslavófila (Turguénev decía que la doctrina Nacional-eslavófila no solo era falsa sino fútil). En este caso, es evidente que el “liberal” Turguénev es un primer influjo importante para que Lenin comprendiera que las condiciones rusas carecían de “excepcionalidad”, eran ya relaciones de producción burguesas y que, por ende, era en ella plenamente aplicable las enseñanzas revolucionarias que se difundían en Occidente. Una singular interpretación y prognosis de Rusia que en ese entonces ningún marxista teórico de la época, mucho menos los terroristas populistas, aceptaba. Lenin ingresa a la Política revolucionaria de mano de uno de los llamados “hombres de la década del cuarenta” (Bakunin-Herzen-Ogarev-Turguénev-Belinsky),<a href="https://www.blogger.com/null"> [4] </a>como se los conocía en Rusia, la última generación de románticos, que políticamente se educaron dentro del Liberalismo constitucional de Occidente, y, lo que es más decisivo para nosotros, filosóficamente en el Idealismo subjetivo y objetivo alemán: Kant, Fichte, Schelling, Hegel y en algunos casos incluso en el post-Hegelianismo (Bauer, Feuerbach).<a href="https://www.blogger.com/null"> [5] </a>Como alumno en Berlín, Turguénev frecuentó el ambiente joven-hegeliano, incluso escuchó los sermones izquierdo-hegelianos del joven Bakunin, todavía pre-anarquista. Llegó a conquistar a su hermana a la que luego abandonó.<a href="https://www.blogger.com/null"> [6] </a>De aquí seguramente surgió el personaje “materialista-nihilista” Bazarov, que en un momento de la novela reemplaza bruscamente un libro de Pushkin por <i>Kraft und Stoff</i> del médico-filósofo Ludwig Büchner,<a href="https://www.blogger.com/null"> [7] </a>¡última exposición de la época sobre el Materialismo en Occidente!. Recordemos que Büchner formaba parte del movimiento materialista evolucionista (inspirado en Darwin) de fines del siglo XIX, muy criticado por Engels y Marx (su polémica con Vogt). Para Büchner decía que la Materia no podía concebirse sin la Fuerza, la Realidad es uníca, el Conocimiento científico carece de límites, su Materialismo es un nuevo Realismo en el que el Saber verdadero mantiene una relación de adecuación con las cosas que describe y explica. Como “materialista evolucionista” Búchner era un poco atípico, ya que reivindicaba el Comunismo, decía que “es falso que los ensayos comunistas hayan sido desafortunados, ; que allí donde fracasaron, su falta de éxito fuera ocasionada por dificultades externas más que por interiores… Desde el punto de vista económico y social las ventajas de la Comunidad de Bienes prometen ser completamente extraordinarias, y que es muy posible imaginar un Estado social en el que, sin peligro para el fin propio de toda Sociedad o para la individualidad de cada uno, el Trabajo, libre de toda obligación y puramente voluntario, tendría únicamente como fin el Bien de la Comunidad”.<a href="https://www.blogger.com/null"> [8] </a>Pese a que Büchner no reconoce las clases sociales (critica incluso a Lassalle) se mantuvo en contacto directo con Engels y muy cercano a los representantes alemanes de la Iª Internacional. A su vez el reaccionario Dostoievski satirizará a los nuevos materialistas-militantes estilo Bazarov en su contra-novela <i>Demonios</i>: “en su habitación tenía colocadas, en sendos soportes, en forma de atriles, las obras de Vogt, Moleschott y Büchner, y ante cada uno de los tres atriles ardía un cirio de los de las iglesias”.<a href="https://www.blogger.com/null"> [9]</a></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Por supuesto, quedaba claro que los “nihilistas” afirmaban que el Arte, la Religión, la Propiedad e incluso la propia familia eran instrumentos que servían a estructuras sociales y políticas explotadoras. Sólo la Ciencia, el Realismo en el arte y el Materialismo en la Filosofía podrían desenmascarar la podredumbre de los viejos valores que apoyaban el dominio de clase y la explotación servil. El Arte se convirtió en un lujo a menos que sirviera objetivos progresistas y materiales identificados por las ciencias naturales y sociales, tal el mensaje subliminal de Bazarov. Bazarov, una “persona superflua” para la Rusia zarista, pero es el héroe de la nueva literatura de protesta, miembro de la reducida minoría de hombres formados y con sensibilidad moral que, incapaz de encontrar un lugar en su propia patria, suele escaparse a fantasías e ilusiones, derrumbarse en el cinismo y la desesperanza, o lo que es pero: en la autodestrucción o la rendición total. Bazarov es el “Nuevo Hombre”, el representante de la novísima <i>raznochinaia intelligentsia</i>, cuyos talentos y poderes son desaprovechados. En primer lugar es un positivista, un racionalista egoísta, un cientificista que cree en el rol emancipador de la Ciencia: “un buen químico es veinte veces más útil que un poeta” declama; en segundo lugar, es un “occidentalista”, un modernista revolucionario; en tercer lugar, es un utilitarista en Ética. Muchos estudiosos (como Berlín o Lunacharsky) observaron que Bazarov puede ser considerado no solo el primer héroe “positivo” en la Literatura moderna rusa sino ¡el primer bolchevique!, tanto por su férrea voluntad en luchar por la igualdad y la justicia social como por su escala heroica imperturbable. Bazarov tiene otra virtud: se encuentra en estado de rebelión perpetua, no está atado a ninguna teoría formal o dogma, esa es su fuerza oculta, además no cree en principios sino en hechos. Su centro de gravedad es la "concretidad". Es un moralista racionalista con mirada dialéctica. No es casualidad que precisamente Chernishevsky se inspirara en el personaje de Bazarov para crear a Rakhmetov en su novela <i>¿Qué Hacer?</i>, aunque su <i>dramatis personae</i> era una versión perfeccionada y en cierto sentido antinómica, con lo que el rizo ideológico se cerraba. Otro personaje de Turguénev como Rudín,<a href="https://www.blogger.com/null"> [10] </a>inspirado en la jerga filosófica de Bakunin y en su propia persona, retrata a un hombre de altos y nobles ideales, excelente retórica (lemas, diatribas), pero carente de carácter y sin proyecto político ni respaldo organizativo, que muere inútilmente luchando en las barricadas de París durante la revolución de 1848. En una novela tardía, <i>Tierras vírgenes</i>,<a href="https://www.blogger.com/null"> [11] </a>el personaje Nezhdanov, “nihilista de acción” (adorado por Ana, la hermana de Lenin), revolucionario fracasado, demasiado civilizado, demasiado sensible, demasiado complejo, termina por suicidarse porque sus orígenes sociales y su carácter individualista le incapacitan para adaptarse a la dura disciplina de una organización revolucionaria eficaz, termina confesando “no puedo simplificarme a mí mismo”. Allí están los dos grandes ejes: odio sin concesiones a la opresión zarista, a la clase terrateniente (irrecuperable para cualquier tipo de emancipación social) y odio a la pasión política romántica pasiva. Lo que resultaba claro para el joven Lenin era que los liberales en general (Turguénev era paradigmático)<a href="https://www.blogger.com/null"> [12] </a>concebían las actitudes políticas como funciones de carácter de los seres humanos, pero nunca como funciones coercitivas de leyes sociales objetivas que se imponían con coerción, naturalidad y fatalismo.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: inherit;">Hasta qué punto Lenin apreciaba a Turguénev es que utilizaría frecuentemente citas en sus ensayos y artículos polémicos (pero colocándolo más atrás en su conciencia revolucionaria que Chernishevsky o su discípulo Dubroliúbov). Por ejemplo, en el artículo de 1912: “En memoria de Herzen”,<a href="https://www.blogger.com/null"> [13] </a>Lenin expone esta diferenciación ideológica, desde el punto de vista de su composición de clase, señalando que “Chernishevsky, Dubroliúbov, Serno-Soloviévich, quienes representaban la nueva generación de revolucionarios no procedentes de la Nobleza, tenían mil veces razón cuando reprochaban a Herzen [y a la generación de los 1840’s] las desviaciones de la Democracia hacia el Liberalismo”, por lo que puede verse “con claridad tres generaciones, tres clases que actuaron hasta ahora en la Revolución rusa. Al principio, los nobles y terratenientes, los ‘Decembristas’ y Herzen. Estos revolucionarios constituían un pequeño grupo. Estaban muy lejos del Pueblo. Pero su esfuerzo no fue estéril… [En segundo lugar] Los revolucionarios no precedentes de la Nobleza, desde Chernishevsky hasta los héroes de ‘Narodnaia Volia’, recogieron esta tarea, la ampliaron, la intensificaron y consolidaron. El círculo de los luchadores se hizo más amplio, más estrechos sus vínculos con el Pueblo… pero todavía no eran la verdadera tempestad. [En tercer lugar] La tempestad es el movimiento de las masas mismas. El Proletariado, la única clase revolucionaria hasta el fin, se levantó al frente de ellas… El primer embate de la tempestad fue en 1905”. Lenin no se equivocaba: el mismo Turguénev reconocía que era un “gradualista”, un “anticuado liberal en el sentido dinástico (constitucional) inglés, un hombre que espera reformas <i>sólo desde arriba</i>”. Veremos que Chernishevsky no estaba en desacuerdo con Turguénev, solo en los medios para llevarlo a cabo los mismos fines. Como buen joven-hegeliano, Turguénev creía que ninguna cuestión estaba cerrada para siempre, ninguna situación podía ser cancelada y clausurada en la Historia, que toda Tesis debe sopesarse contra su Antítesis, que todo Absoluto es una forma sofisticada de Idolatría. En cuanto al hombre revolucionario, el tiempo histórico exige no más Hamlets ni Quijotes. Está claro porqué las precauciones de la policía zarista en el funeral de Turguénev no fueron exageradas, y porqué jóvenes anarco-terroristas como el hermano de Volodia, Aleksandre, intentaron transformarlo en un gran acto político radical. En un artículo de enero de 1914, Lenin atacó una declaración del diario liberal <i>Dien</i>, que exigía un Lenguaje estatal centralizado y obligatorio para que la supuesta “riqueza” de la Cultura rusa se derramara entre los pueblos minoritarios dominados por Rusia: “El idioma ruso es un idioma grande y poderoso, nos dicen los liberales… Todo esto es cierto, caballeros liberales, respondemos nosotros. Sabemos mejor que ustedes que el lenguaje de Turguénev, Tolstoi, Dubroliúbov y Chernishevsky es grande y poderoso… Lo que no queremos es el elemento de <i>coerción</i>. No queremos que la gente sea llevada al Paraíso a golpes de garrote”.<a href="https://www.blogger.com/null"> [14] </a>El Lenin triunfal y tardío seguirá recordando a Turguénev, como por ejemplo en abril de 1918, criticando a los Mencheviques compartir sesenta años después las fantasías constitucionales de Turguénev: “Los ‘socialdemócratas’ modernos del tipo de Scheidemann o, lo que es casi igual, de Mártov, sienten repugnancia por los soviets y atracción por el respetable Parlamento burgués o la Asamblea Constituyente, del mismo modo que Turguénev, sesenta años atrás, sentía atracción por la moderada Constitución monárquica y aristocrática, y repugnancia por la Democracia ‘mujik’ de Dubroliúbov y Chernishevsky”.<a href="https://www.blogger.com/null"> [15]</a>Lenin se encuentra en su <i>Stimmung</i> revolucionario temperamentalmente mas próximo a Chernishevsky y Dubroliúbov (de quién Marx había dicho que era una suerte de Lessing ruso, un Diderot eslavo) que de Turguénev, pero jamás olvida su efecto catalizador con respecto al Populismo eslavo<a href="https://www.blogger.com/null"> [16] </a>de Herzen. Y finalmente en el IX Congreso de RKP (b), marzo de 1922, Lenin criticaba la nueva jerga burocrática de la <i>Nomenklatura </i>del mismo CC: “No sabemos dirigir la Economía. Este año lo hemos demostrado. Desearía mucho tomar como ejemplo varios ‘Est-Trust’<a href="https://www.blogger.com/null"> [17] </a>(si puedo expresarme en ese hermoso idioma ruso, tan alabado por Turguénev) y mostrar de qué manera dirigimos la Economía”.<a href="https://www.blogger.com/null">[18]</a></span><br />
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit; text-align: justify;"> </span><span style="font-family: inherit; font-size: large; text-align: justify;">Notas</span></div>
<span style="font-family: inherit;"></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" style="font-family: inherit;">[1] </a><span style="font-family: inherit;">Entre otros: N. Valentinov,</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">Encounters with Lenin</i><span style="font-family: inherit;">, Oxford University Press, New York, 1968; y</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">The Early Years of Lenin</i><span style="font-family: inherit;">, The University of Michigan Press, Ann Arbor, 1969; además véase:</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">Maloznakomyi Lenin</i><span style="font-family: inherit;">, Librairie des Cinq Continents, Paris, 1972; y en la inconclusa biografía que planeaba Isaac Deutscher, interrumpida por su muerte:</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">Lenin's Childhood</i><span style="font-family: inherit;">, London, 1970, en español:</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">Lenin. Los años de formación</i><span style="font-family: inherit;">; Ediciones ERA, México, 1975; Deutscher cuenta que en 1883 su hermano Aleksandre incluso intento transformar el sepelio de Turguénev el 9 de octubre de 1883 en un acto político, p. 64 y ss.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" style="font-family: inherit;">[2] </a><span style="font-family: inherit;">De su novela:</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">Padres e Hijos</i><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">de 1862, cuyo arquetipo será el materialista Bazarov.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[3] </a>Además tratando de saber si la edición que solicitaba en doce volúmenes era decorosa, esto es: “sin tergiversaciones, mutilaciones, ni errores muy burdos”; véase: carta Nº 42 del 24 de febrero de 1898, en: Lenin, I. V.: <i>Obras Completas</i>. Tomo XLI, Akal editor, Madrid-México, 1987.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" style="font-family: inherit;">[4] </a><span style="font-family: inherit;">Véase el bello libro de Carr sobre los exiliados rusos románticos: </span><i style="font-family: inherit;">Los exiliados románticos</i><span style="font-family: inherit;">. </span><i style="font-family: inherit;">(Bakunin-Herzen-Ogarev)</i><span style="font-family: inherit;">, Anagrama, Barcelona, 2010.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[5] </a>Véase el prólogo de E. H. Carr a la edición en inglés de la novela <i>¿Qué hacer?</i> de Chernyshevski: <i>What Is To Be Done?,</i> Vintage Books, New York, 1964;; en español: “¿Qué hacer?”, <i>1917. Antes y después (la Revolución rusa)</i>, Anagrama, Barcelona, 1970, pp. 61-70.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[6] </a>La importancia político-filosófica del viaje a Berlín (y a Occidente en general) en la biografía de Leonard Shapiro: <i>Turgenev, His Life and Times, </i>Harvard University Press, 1978<i>, </i>p. 20 y ss.; sobre el poco conocido Bakunin joven-hegeliano véase la edición en francés de sus artículos de 1840’s: Bakunin, M.: <i>Bakounine jeune hégélien: La philosophie et son dehors</i>, ENS Éditions, Lyon, 2007, incluye sus artículos entre 1842 y 1843 en la revista de Ruge y Marx, <i>Deutsche Jahrbücher fûr Wissenschaft und Kunst </i>y en el diario suizo <i>Schweizerischer Republikaner</i>.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[7] </a>Büchner, Ludwig Friedrich: <i>Kraft und Stoff. Empirisch-naturphilosophische Studien. In allgemein-verständlicher Darstellung</i>. Meidinger, Frankfurt am Main, 1855; en español: <i>Fuerza y Materia. estudios populares de historia y filosofía naturales</i>, Librería de Fernando Fé, Madrid, 1878; durante un tiempo la “Biblia del Materialismo” de la época, se editaba clandestinamente en Rusia y nunca se tradujo al ruso hasta después de 1917.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[8] </a>Büchner, Ludwig Friedrich: <i>Die Stellung des Menschen in der Natur in Vergangenheit, Gegenwart und Zukunft oder: Woher kommen wir? Wer sind wir? Wohin gehen wir? Allgemein</i> <i>verständlicher Text mit zahlreichen wissenschaftlichen Erläuterungen und Anmerkungen</i>, Thomas, Leipzig, 1869, p. 224.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[9] </a>Fiodor M. Dostoievski: <i>Demonios</i>, en: <i>Obras completas. Tomo V</i>, Aguilar, Madrid, 1953, p. 245.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[10] </a>De la novela homónima de 1857.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[11] </a>Turguénev pretendía que fuera la continuación de <i>Padres e hijos</i>, la novela se publicó en 1876.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[12] </a>Véase: Isaiah Berlin: “’Padres e hijos’. Turgueniev y la situación liberal”, en: <i>Pensadores rusos</i>, México, FCE, 1980, p. 480 y ss.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[13] </a>Lenin, V. I.: <i>Obras Completas. Tomo XVIII</i>, Akal editor, Madrid, 1977, pp. 69-76.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[14] </a>Lenin, V. I.: “¿Es necesario un idioma oficial obligatorio?”, en: <i>Obras Completas. Tomo XX</i>, Akal editor, Madrid, 1977, p. 416.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[15] </a>Lenin, I. V.: “Las tareas inmediatas del Poder soviético”; en: <i>Obras Completas. Tomo XXVIII</i>, Akal editor, Madrid, 1976, p. 482.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[16] </a>Entendemos aquí por “Populismo” (<i>Narodnichestvo</i>) al movimiento de ideas radical en Rusia surgido a mediados del siglo XIX, cuyas principales metas eran la Justicia y la Igualdad social, creían que la esencia de una sociedad igualitaria ya existía en la comuna campesina moscovita (la <i>Obschina</i>), organizada en forma de una unidad colectiva-cooperativa (<i>Mir</i>), esta comunidad era la piedra angular de una futura federación de unidades socializadas, autogobernadas al estilo de Proudhon; el sujeto principal de la emancipación era el campesino, y no el proletariado industrial; creían en el carácter excepcional de Rusia, lo que haría que evitaran el paso obligado por las etapas del Capitalismo occidental; la expresión más genuina políticamente fue la famosa <i>Naródnaya Volia, </i>fundada en 1879. Richard Pipes: “Narodnichestvo: A Semantic Inquiry”, en: <i>Slavic Review</i>, Vol. 23, No. 3 (Sep., 1964), pp. 441-458; sigue siendo insuperable sobre el Populismo ruso la obra de Franco Venturi: <i>El Populismo ruso</i>, Revista de Occidente, Madrid, 1975; es muy útil para nuestro tema la obra de Andrzej Walicki: <i>Populismo y Marxismo en Rusia</i>, Editorial Estela, Barcelona, 1971; sobre el Populismo entre 1870-1880, el trabajo de Valentina Tvardovskaia: <i>El Populismo ruso</i>, Siglo XXI, México, 1978; una visión desde el <i>Dia-Mat</i>: Pantin, I. <i>El Pensamiento socialista en Rusia: paso de Utopía a Ciencia</i>, Editorial Progreso, Moscú, 1979;</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null">[17] </a>En 1922 era sintomático que la burocracia soviética había desarrolla su propia Neolengua, una jerga administrativa y clasista no apta para neófitos y difícil de decodificar para un ciudadano común</span><br />
<div style="text-align: left;">
<a href="https://www.blogger.com/null" style="font-family: inherit;">[18] </a><span style="font-family: inherit;">Lenin, V. I.: </span><i style="font-family: inherit;">Obras Completas. Tomo XXXVI</i><span style="font-family: inherit;">, Akal editor, Madrid, 1978, p. 242.</span></div>
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<span style="font-family: inherit; font-size: x-large;"><b>III</b></span></div>
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<span style="font-family: inherit;"><span style="text-align: justify;">Estamos en el otoño de 1887, año decisivo en la biografía política y existencial de Lenin. En mayo Aleksandre, “Sasha”, su hermano mayor, es ejecutado en San Petersburgo por intentar hacer volar al zar Alejandro.</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref1" style="text-align: justify;"> [1] </a><span style="text-align: justify;">Nadie en su familia conocía su militancia ni sospechaba su pertenencia a la renacida organización terrorista “Voluntad del Pueblo”. La conmoción es total. En el último año Sasha, que podemos definir como un “terrorista darwiniano”, había llevado por primera vez textos marxistas a su casa, los había discutido con su hermana Anna, uno era el conocido trabajo de Plekhanov </span><i style="text-align: justify;">El Socialismo y la lucha política</i><span style="text-align: justify;">; el segundo libro que estudiaría ese verano de 1886 sería la inhallable traducción rusa del tomo I de </span><i style="text-align: justify;">Das Kapital</i><span style="text-align: justify;"> de Marx. El impacto de las ideas de Marx en él fue negativo, aunque comprendió que el Socialismo basado en la </span><i style="text-align: justify;">Obschina</i><span style="text-align: justify;">, en la comuna campesina rusa carecía de realismo; Sasha, como un perfecto </span><i style="text-align: justify;">narodnik</i><span style="text-align: justify;">, era incapaz de aplicar la “traducibilidad” (en el sentido de Gramsci) de la Teoría de Marx en su aplicación en la acción inmediata. Lenin tenía la razón al considerar al “Populismo” como una completa “Visión del Mundo”, una </span><i style="text-align: justify;">Weltanschauung</i><span style="text-align: justify;">, que comenzaba con Herzen y acababa en Danielson. Aleksandre llegó hasta el Materialismo dialéctico (también fue un lector atento de Chernishevsky) pero no alcanzó al histórico: en Rusia en los 1880’s uno podía admirar-estudiar la obra de Marx y al mismo tiempo ser terrorista y un comprometido </span><i style="text-align: justify;">narodovolets</i><span style="text-align: justify;">. La centralidad de la clase obrera industrial, la idea de la hegemonía naciendo en la fábrica, era un panorama extraño e inimaginable en las condiciones rusas. A lo sumo, Aleksandre intentó amalgamar y conciliar las ideas </span><i style="text-align: justify;">narodnik</i><span style="text-align: justify;"> con algunas básicas tesis marxistas (como puede comprobarse en su propia declaración en el juicio marcial que le condenó a morir en la horca).</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref2" style="text-align: justify;"> [2] </a><span style="text-align: justify;">En su alocución frente al tribunal, Sasha presentó la paradoja de todo revolucionario materialista: el Socialismo presumiblemente se realizará si o sí espontáneamente a través de leyes socioeconómicas “naturales” que dictaban las fases del desarrollo histórico progresivo. ¿Por qué, entonces, los revolucionarios tenían que dedicar sus vidas a la anticipación y realización de esas leyes? Sasha responde enunciado el corolario populista del credo </span><i style="text-align: justify;">narodnik</i><span style="text-align: justify;">: porque “para un miembro de la intelectualidad el Derecho a pensar libremente y a compartir sus ideas con los menos desarrollados que él, no es sólo un Derecho inalienable sino también una necesidad y un deber”, y afirmará que “los individuos separados no pueden, incluso por la fuerza, producir cambios en la estructura social y política de un Estado, e incluso los derechos naturales, como el Derecho a la libertad de expresión y al pensamiento, sólo pueden adquirirse mediante la acción de un grupo bien definido que incorpore y conduzca la lucha”. Haciendo eco de sus lecturas marxistas mencionó su formación ideológica: “sólo el estudio de las cuestiones sociales y económicas me llevó a la profunda convicción de que el estado de cosas de Rusia no era normal; y a continuación los vagos sueños de Libertad, Igualdad y Fraternidad cobraron formas estrictamente científicas es decir: socialistas”. Antes que el juez interrumpa su discurso de tribuno dirá que “en Rusia siempre habrá pequeños grupos de personas, tan dedicados a sus ideas y sintiendo tan apasionadamente la miseria de su Patria, que no piensan que es un sacrificio morir por su causa. Es imposible asustar a esas personas”.</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref3" style="text-align: justify;"> [3] </a><span style="text-align: justify;">No pedirá clemencia a los jueces, cumpliendo el código </span><i style="text-align: justify;">narodnik </i><span style="text-align: justify;">escrito por Lavrov.</span><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref4" style="text-align: justify;"> [4] </a><span style="text-align: justify;">Todos los biógrafos y personas cercanas a la familia coinciden unánimemente en una cosa: Sasha jamás intentó influenciar a Volodia. Solo podemos conjeturar que desde el interior de un hecho brutal se inicia en el joven Lenin su interés por la Política revolucionaria. </span></span></div>
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<span style="font-family: inherit;">Entonces: ¿Chernishevsky es indispensable en la elaboración del Marxismo de Lenin?<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref5"> [5] </a>Lenin descubrirá al “genial” Chernishevsky (y parte de la literatura radical de los 1860’s y 1870’s) en una biblioteca familiar de Kokushino, cerca de Kazán, tierra irredenta tártara, el lugar habitual de vacaciones de la familia. La finca (400 hectáreas, un pequeño latifundio) es propiedad de la familia de su madre, los Blank, de comprobable ascendencia judía (dato oculto por Stalin).<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref6"> [6]</a>La rica biblioteca en casa del abuelo (aunque al parecer herencia de un tío ilustrado) contiene mucho material político y filosófico, casi un muestrario de la literatura rusa crítico-revolucionaria de los últimos decenios.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref7"> [7] </a>Trotsky va un poco más allá, señala que “por fortuna, en una ala del edificio, se encontraba un estante lleno de libros de un difunto tío que, en su época, había tenido reputación de erudito… Vladimir se arrojó sobre el estante del tío… Al comenzar a leer las revistas progresistas de antaño, por primera vez se dio cuenta del sentido de la lucha que oponía las diversas tendencias sobre el destino económico de Rusia. El conocimiento de las publicaciones de los años 1860’s y 1870’s, que siguió completando constantemente, más tarde habría de serle de gran utilidad en sus debates con los populistas y en sus primeros trabajos literarios.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref8"> [8] </a>El aporte bibliográfico además se complementaba con libros y materiales de la biblioteca pública de Kazán e incluso de un Casino de comerciantes. El período de Kokushino-Kazán-Kokushino, como recuerda su hermana Anna, fue decisivo en su <i>Bildung</i>, en la formación política y filosófica: en agosto Lenin se inscribe en la carrera de Derecho en la Universidad de Kazán, y como confiesa a sus personas más cercanas (recuerdos de sus hermanas, de Bonch-Bruevich, Essen, Krupskaia, Lepenski, Lunacharsky, Riazanov, Valentinov <i>et altri</i>),<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref9"> [9] </a>se siente cada vez más cercano a Chernishevsky, ha ejercido sobre él una “influencia esencial”. Si es así, lo sorprendente es que Lenin es un discípulo peculiar y bastante tardío. El testimonio más concreto y sorprendente es el de Nikolai Valentinov, <i>aka </i>“Volski”, que se encuentra con Lenin en París en 1904. Valentinov era un socialdemócrata bolchevique con pasado <i>narodnik</i>,<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref10"> [10] </a>durante una discusión sobre la importancia de Chernishevsky y su novela <i>¿Qué Hacer?</i> de 1863,<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref11"> [11] </a>se sorprende de la defensa a ultranza que realiza Lenin a los que cuestionaban la calidad literaria y política de la novela. Lenin le afirma a Valentinov que “es inadmisible que encuentren <i>¿Qué Hacer?</i> como primitiva y pobre.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref12"> [12] </a>Este libro ha despertado cientos de vocaciones revolucionarias. ¿Podría ser eso posible si fuera una obra primitiva y pobre? Entusiasmó a mi hermano [Aleksandre], me entusiasmó a mí. Me ha arado de arriba abajo. ¿A qué edad has leído <i>¿Qué </i><i>Hacer</i><i>? </i>? Es inútil leerlo cuando uno todavía está en la cuna. La novela de Chernishevsky es demasiado complicada, demasiado repleta de ideas, como para que una persona joven pueda entenderla y apreciarla. Intenté leerla creo que a los catorce años. Fue una lectura inútil y superficial. Pero, después de la ejecución de mi hermano, sabiendo que el libro de Chernishevsky era uno de sus libros de cabecera, empecé a leerla en profundidad, y la estuve leyendo no unos días, sino semanas enteras. Solo entonces pude comprenderla en profundidad. Es una obra que te marca para toda la vida. Las obras primitivas y pobres no hacen eso.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref13"> [13] </a>Valentinov confiesa quedar en shock: no era normal en la época relacionar a Chernishevsky con Marx.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref14"> [14] </a>Valentinov lo olvidaba pero ya Herzen reconocía que todos los jóvenes revolucionarios rusos después del año 1862 eran una mezcla del Rahmetov de Chernishesky con el Bazarov de Turguénev;<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref15">[15] </a>Berdiaev en su <i>Los orígenes del Comunismo ruso</i>, llamaba a la novela <i>¿Qué hacer?</i> el catecismo del Nihilismo ruso y el manual escolar de la “Intelligentsia” revolucionaria rusa.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref16"> [16] </a>En la misma obra Valentinov transcribe una nota personal de Lenin enviada a Vatslav Vatslavovich Vorovsky,<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref17"> [17] </a>bolchevique y futuro embajador en Italia, en la cual se le interrogaba, para notas eruditas que se incluirían en la futuras <i>Obras Completas</i>, en particular sobre sus inicios en el Marxismo. A partir de 1919, Vorovsky fue fundador y director de la casa editorial oficial de la URSS (la Gosizdat) y como tal preparaba la primera edición de la <i>Polnoe Sobranie Sochinenii</i> formalmente a cargo de Kamenev. Lenin <i>dixit</i>: “Creo que nunca en mi vida, incluso ni siquiera en la cárcel de Petersburgo y en el exilio en Siberia, he leído tanto como lo hice al año siguiente a mi expulsión de Kazán [1887], cuando me enviaron al destierro forzoso al campo [Kokushino, diciembre de 1887-diciembre de 1888]. Me intoxicaba leyendo hasta altas horas de la noche. Estudiaba clases de la Universidad, pensando que pronto me dejarían volver a ella. Leía literatura, Nekrasov me entusiasmaba. Mi hermana [Anna] y yo rivalizábamos a ver quién memorizaba más cantidad de sus versos. Pero leía especialmente los viejos artículos de la revista <i>Sovremennik, </i>de <i>Otiéchestvennye Zapiski</i> y también de <i>Vestnik Evropy</i>. Me parecía que esas publicaciones contenían los mejores y más interesantes contenidos sobre los problemas sociales y políticos de las últimas décadas. Mi autor preferido era Chernishevsky. Leí hasta la última línea de todos los artículos que <i>Sovremennik</i> había publicado de él. Fue gracias a Chernishevsky que pude conocer el Materialismo filosófico. Él fue el primero en mostrarme el rol de Hegel en la evolución del pensamiento filosófico y así fue que pude comprender el Método dialéctico de Marx. Leí de inicio a fin destacados ensayos de Chernishevsky sobre Estética, el Arte y la Literatura. Pude comprender la figura revolucionaria de Bielinsky. Estudié todos los artículos de Chernishevsky sobre la cuestión campesina, sus notas sobre la traducción del libro de Economía Política de Stuart Mill.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref18"> [18] </a>Y como Chernishevsky fustiga a la Ciencia Económica burguesa,<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref19"> [19] </a>fue una buena preparación para pasar más tarde a Marx. Leí con gran interés y gran beneficio los estudios, notablemente profundos, de Chernishevsky, con un pequeño lápiz en la mano, anotando pasajes enteros y haciendo resúmenes. Incluso durante un largo tiempo guardé los cuadernos que había dedicado a esta tarea.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref20"> [20] </a>No deja de sorprendernos la confesión sincera de Lenin: fue gracias a Chernishevsky que pudo conocer no solo el Materialismo filosófico (Feuerbach especialmente),<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref21"> [21] </a>no solo la crítica socialista la Economía Política, sino que le introdujo, nada más ni nada menos, que en el conocimiento del Método dialéctico de Hegel y Marx. La comunicación de Lenin a Vorovsky no concluye aquí: “La extensión enciclopédica del conocimiento de Chernishevsky, la claridad de sus puntos de vista revolucionarios, su despiadado talento polémico, todas estas cosas me conquistaron. Habiendo podido conocer su domicilio [en el destierro forzoso], fui tan lejos como para escribirle, y estaba muy decepcionado de no recibir una respuesta. La noticia de su muerte, un año después [1889], me hizo sentir muy triste. Chernishevsky, amordazado por la censura, no podía escribir libremente. Tenía que adivinar la mayoría de sus opiniones. Pero al sumergirme, como he hecho, en sus artículos, se encuentra infaliblemente la clave que permite descifrar sus opiniones políticas, aun cuando están expresadas en palabras encubiertas.” Lenin reconoce que no es una lectura fácil ni ingenua “entender” a Chernishevsky, que hay que poseer una clave hermeneútica, la exacta combinación de su lenguaje “esópico”, una herramienta retórica de propaganda antidespótica fundamental que Lenin (y el Bolchevismo en general) transformará en un arte de la agitación y la resistencia. ¿Cómo es que Lenin posee esta cifra, este <i>quid </i>para entender a Chernishevsky? Que se necesitaría una clave para comprender en profundidad a Chernishevsky lo confirma el testimonio de la legendaria Vera Zasúlich, veterana terrorista <i>narodnik</i> y luego marxista,<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref22"> [22] </a>quién replica a Valentinov en 1904: “–‘Conoce a Chernishevsky?’ Me preguntó; –Claro, le respondí, lo he leído, pero sin encontrar lo que Usted, o Lenin, hallaron en él; –‘Entonces Usted no le conoce, no le conoce en absoluto!’ me respondió con fuerza. ‘Será una tarea muy difícil. Chernishevsky debía recurrir a jeroglíficos para poder escapar a la censura. Nuestra generación puede y sabe descifrarlo, pero Ustedes, las jóvenes generaciones de los años 1890’s, ignoran este arte. Tome cualquier pasaje de sus obras y le parecerá vacío, sin embargo contiene una gran pensamiento revolucionario. Chernishevsky siempre le dio la clave de sus jeroglíficos a sus amigos y colaboradores de la revista <i>Sovremennik</i>; llegaba finalmente a los círculos revolucionarios o se transmitía de boca en boca. Sus obras poseen así una especie de ‘código cifrado’, que permanecía durante un tiempo en vigor, más allá de que Chernishevsky hubiera sido exiliado en Siberia y ya no podía dar a nadie la clave de sus artículos. Si no se conoce éste código, Usted no puede comprender a Chernishevsky”.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref23"> [23] </a>Cerrando el rizo ideológico, Zasúlich en sus memorias relata que en los círculos populistas-terroristas ella recomendaba siempre para la formación de militantes revolucionarios… ¡leer el prólogo y las notas de Chernishevsky a la edición en ruso de <i>Principles of Political Economy</i> de Mill!<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref24"> [24] </a>Chernishevsky como <i>retor </i>revolucionario fue un auténtico maestro en el trabajo de publicación de ideas “ilegales”, sus técnicas basadas en el lenguaje “esópico” o “de esclavos” fueron una enseñanza decisiva para Lenin y para el Bolchevismo <i>in toto</i>. Hacía un uso sofisticado de metonimias, algunas claves fueron develadas por la misma Zasúlich: por ejemplo, cuando escribía “construcciones antiguas”, significaba “falansterios comunistas” al estilo Fourier; cuando aparecía “asunto o causa común” equivalía a Revolución, “ideas sanas sobre la Organización de la manera de vivir” significaba Socialismo; “Luis XIV” era el filósofo Feuerbach, así sucesivamente.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref25"> [25] </a>Por ejemplo: muchos críticos encontraron absurdo o ridículo que Rahmetov durmiera sobre clavos, pero el mensaje de Chernishevsky era que todo revolucionario debía prepararse psicológica y físicamente para neutralizar los maltratos y torturas de las cárceles zaristas.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref26"> [26] </a>Otra característica curiosa de Rahmetov es que lee a… Isaac Newton.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref27"> [27] </a>Rahmetov finalmente es un desclasado (ha renegado de su origen noble), un “excéntrico”, efectivamente puede parecer ridículo a la masa vulgar, pero no un demente, tal como se presentaba a santos y mártires en la tradición revolucionaria rusa. En cuanto a la configuración del modelo de militante radical, el lector no podía deducir linealmente “todo” del personaje de Rahmetov (la censura lo impediría) sino que en un inteligente juego de interior y exterior de la novela, en la cual el autor interrumpe el hilo argumental de manera arbitraria, se debería contrastar mucho de los rasgos y opiniones del personaje con la propia Teoría materialista que profesaba Chernishevsky.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref28"> [28] </a>Esencialmente Chernishevsky era un tribuno-publicista, todas las diversas formas literarias eran vehículos para su propaganda social y política. Lukács lo compara con Diderot y Lessing.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref29"> [29] </a>“Me parece que pertenezco al partido radical, a los <i>ultras</i>’” decía de sí mismo. Contra todo fetichismo de la Política, señalaba que “el verdadero problema radica en las relaciones sociales, [que deben ser organizadas] para que una clase no pueda chupar la sangre de otra”. Creía que detrás de todo proceso histórico latía el factor económico en cuanto “circunstancias”, que determinaba en última instancia a las propias ideologías.<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref30"> [30] </a>Obviamente nunca pudo expresarse plena y definitivamente. Se vio obligado a elaborar un lenguaje especial propio que, aun engañando al censor, todavía podía ser descifrado por lectores comprensivos. Sus artículos están llenos de sutiles indicaciones, alusiones irónicas, marcas filosóficas y ambigüedades intencionales. Para obtener su verdadero significado a menudo es necesario leer entre líneas. Pero en muchos ensayos no-literarios su <i>pathos</i> radical es evidente, por ejemplo en los dos artículos que forman su obra “El Principio antropológico en la Filosofía” (1860).<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref31"> [31] </a>Se trata de una crítica a los fundamentos filosóficos del Populismo y de la ideología <i>Narodnichestvo</i><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref32"> [32] </a>sostenida por P. Lavrov, basándose en Stuart Mill y Proudhon. En su exposición crítica, Chernishevsky se acerca de manera increíble a la orilla de Marx, por ejemplo en su visión sobre la relación entre Filosofía y Política: “Las teorías políticas y las doctrinas filosóficas en general siempre se han elaborado bajo la poderosa influencia de las situaciones sociales a las que se refieren, y cada filósofo ha sido el representante del partido político… la que pertenecían. No hablaremos de los pensadores que se ocupan especialmente los aspectos políticos de la vida [menciona a Hobbes, Locke, Milton, Montesquieu, Rousseau, Bentham]. . . Kant pertenecía al partido que deseaba introducir la libertad en Alemania por medios revolucionarios, pero retrocedió ante los métodos terroristas; Fichte dio un paso más, tampoco se aparta de los medios terroríficos. Hegel era un liberal moderado; inusualmente conservador en sus conclusiones, afirmó principios revolucionarios en la lucha contra la reacción extrema, con la esperanza de que no lograría dejar que el espíritu revolucionario, que utilizó en su teoría para derrocar al pasado demasiado podrido, se desarrollara… sus sistemas filosóficos estaban, de principio a fin, impregnados por el espíritu de los partidos políticos a los que pertenecían los autores de dichos sistemas.”<a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftnref33"> [33] </a>Chernishevsky había hecho suya aquella fórmula de Feuerbach: “Quien persigue un Fin que es en sí verdadero y esencial, tiene ya en ello Religión”.</span></div>
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<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">Notas</span></blockquote>
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<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn1">[1] </a>Véase: Pomper, Philip: <i>Lenin’s brother. </i><i>The Origins of the October Revolution </i>, Norton, New York-London, 2010; el juicio fue de tal repercusión que aparecieron su pormenores en los principales diarios del Mundo, como <i>The New York Times</i>, <i>The Washington Post</i> o <i>Daily News</i>.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn2">[2] </a>Testimonio personal de las lecturas de Marx por Aleksandre: O. M. Govorukhin, “Vospominaniia o terroristicheskoi gruppe, A. I. Ul'ianova”, en: <i>Oktiabr</i>, Nº 3, p. 135.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn3">[3] </a>El discurso de Aleksandre en la compilación de importantes documentos publicados por su hermana: Ul’ianova-Elizarova, Anna (ed.): <i>Aleksandr Il’ich Ul’ianov i delo 1 Marta 1887 g.</i>, Leningrad-Moscow, Gos. Idz-vo, 1927, pp. 290-292.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn4">[4] </a>Sobre la influencia de Lavrov y el Darwinismo social en Aleksandre, véase: Philip Pomper: “Aleksandr Ul'ianov: darwinian terrorist”, en: <i>Russian History</i>, 35, Nº 1-2, 2008, pp. 139-156.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn5">[5] </a>Existe una recopilación exhaustiva de los escritos filosóficos de Chernishevsky: N. G. Tschernyschewski, <i>Ausgewählte philosophische Schriften</i>, Verlag für fremdsprachige Literatur, Moskau, 1953; sobre la profundidad de la influencia de Chernishevsky en Lenin, véase: Ingerflom, Claude Sergio: <i>Le citoyen impossible. Sur les racines russes du Léninisme</i>; Payot, Paris, 1988; una introducción de Georg Lukács desde el Marxismo en la edición alemana de la novela <i>¿Qué Hacer?</i>: véase: “Einleitung”, en: Nikolai G. Tschernyschewski, <i>Was tun</i>?, Aufbau-Verlag GmbH, Berlin 1951, pp. 5-42.</span></div>
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<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn6">[6] </a>El abuelo materno de Lenin, el doctor Aleksandre Dimitrievich Blank, vivía en Kokushino, era un <i>pomeshchik</i>, un pequeño terrateniente con sus propios siervos, eventualmente atendía pacientes en sus ratos libres, había sido médico de la policía zarista. El conflicto entre Anna, la hermana de Lenin, y Stalin, por cuestiones biográficas, comienzan ya en 1921 con la controversia en torno a las memorias de la Krupskaia; en 1929 se agudizan las diferencias, en especial sobre la cuestión de la descendencia judía de la familia, que Anna cree que debe ser publicitada para evitar el tradicional Antisemitismo ruso en el Partido (que llegó a sufrir Trotsky entre otros) y en el Estado, pidiendo permiso a Stalin para publicar la información, a lo que aquel se niega, reconociendo que se ha aplicado a las <i>Obras Completas</i> de Lenin una política editorial de censura para remover las “frases peligrosas”(sic) e insistiendo que esa información familiar debería permanecer para siempre en secreto por razones de Estado; véase: Katy Turton; <i>Forgotten Lives. </i><i>The Role of Lenin’s Sisters in the Russian Revolution, 1864–1937 </i>, Palgrave-Macmillan, New York, 2007, cap. “New Order”, p. 131 y ss.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn7">[7] </a>La más importante de la biblioteca era la revista mensual <i>Sovremennik</i> (‘El Contemporáneo’), fundada por Pushkin en 1836 y dirigida por N. A. Nekrásov desde 1847 hasta su supresión en 1866; en ella colaboraron el poeta N. Gógol y el satírico M. Saltykov-Shchedrin (elogiado por Marx y muy apreciado por Lenin), V. G. Belinski a partir de 1839, N. G. Chernishevski desde 1854 a 1862 y N. A. Dobroliúbov de 1856 a 1860; otra era <i>Otiéchestvennye Zapiski</i> (‘Anales Patrios’), que en su segunda época (1839-1884) publicó artículos de Belinski, Herzen, Ogarev, Lermontov, Saltykov-Shchedrin, Turguénev y Dostoievski: el periódico liberal <i>Vestnik Evropy</i> (‘El Mensajero de Europa’), creado en 1866; la revista mensual populista <i>Russkoie Bogatstvo</i> (‘La Riqueza Rusa’), fundada en 1876; y el diario liberal <i>Russkie Viedemosti</i> (‘Noticiario Ruso’), que empezó a publicarse en 1863. Por ejemplo, el biógrafo Pierre Chasles afirma que “en un viejo armario encontró gran cantidad de viejos libros e interesantes revistas, herencia de su tío materno, pero pronto terminó su lectura”, en: <i>Vida de Lenin</i>, Editora Latino-Americana. Buenos Aires, 1945, p. 17; Wolfe señala que “Vladimir encontró allí una extensa biblioteca que había sido reunida por un tío suyo, muerto hacía ya bastante tiempo, una de aquellas bibliotecas dispares que los nobles provincianos ilustrados de la generación procedente solían tener. Los libros excitaron más que apaciguaron su apetito”, en: <i>op. cit</i>., p. 97.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn8">[8] </a>León Trotsky: <i>El joven Lenin</i>, FCE, México, 1972, pp. 186-187; por otro lado, es raro que Trotsky ignore o subestime el ascendiente de Chernishevsky, que no aparece en su biografía como una influencia esencial.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn9">[9] </a>Véase la obra colectiva con recuerdos y testimonios: <i>Vospominanija o V. I. Lenine</i>, cinco tomos (I-V), Moscow, 1968-1969.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn10">[10] </a>Nikolai Valentinov (1879–1964): economista con formación filosófica, seguidor de la corriente del Empirio-criticismo de Avenarius y Mach, criticado por Lenin en su obra <i>Materialismo y Empiriocriticismo</i> de 1908, luego se pasó a la fracción menchevique internacionalista (que apoyó al Revolución de Octubre), abandonó el Menchevismo y devino un especialista “no-partidario” durante la NEP, muy cercano a Bukharin y su círculo; con la caída en desgracia de los defensores de la NEP, abandonó la URSS en 1928, radicándose en París hasta su muerte; allí publicó varias obras sobre la vida de Lenin y la URSS: <i>Mes rencontres avec Lénine</i>, Plon, Paris, 1964; parcialmente en inglés: “Encounters with Lenin”, en: <i>The Russian Review</i>, Vol. 13, No. 3 (Jul., 1954), pp. 176-185; además: <i>The Early Years of Lenin</i>, University of Michigan Press, Michigan, 1969; <i>The NEP and the Party Crisis</i>, Hoover Institution Stanford University, Stanford, 1971; muy interesante su artículo: “Non-Party Specialists and the Coming of the NEP”, en: <i>Russian Review</i>, Vol. 30, No. 2 (April, 1971), pp. 154–163; en ruso son muy importantes: “Lenin v Kokuskino”, en: <i>Novyj zurnal</i>, Nº 36, 1954; “Lenin v Simbirske”, en: <i>Novyj zurnal</i>, Nº 37, 1954; “Vydumki o rannej revoljucionnosti Lenina”, en: <i>Novyj zurnal</i>, Nº 39, 1954; “Ob Aleksandre Ul’janove”, en: <i>Novyj zurnal</i>, Nº 40, 1955; “Prevarascenie Vladimira Ul’janova v Lenina”, en: <i>Novyj zurnal</i>, Nº 41, 1955; “Vstreca Lenina s marksizmom”, en: <i>Novyj zurnal</i>, Nº 53, 1958; “O predkah Lenina i ego biografijah”, en: <i>Novyj zurnal</i>, Nº 61, 1960; “Lenin v Kazani i Samare”, en: <i>Novyj zurnal</i>, Nº 80, 1965; y: “Dva marksizma”, en: Socialisticeskij vestnik, N8 7, 8 y 9, 1955.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn11">[11] </a>A su vez una contra-novela tanto contra el Bezarov de Turgénev como contra la obra del reaccionario Dostoievski: <i>El sueño del tío</i> de 1859.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn12">[12] </a>Lenin parece parafrasear el juicio negativo de Plekhanov sobre la novela, opinión “sagrada” para los primeros socialdemócratas rusos; véase: G. Plekhanov: “La ideología del pequeño-burgués”, en: Plekhanov. G., <i>Obras Escogidas</i>, Quetzal, Buenos Aires, pp. 266-267.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn13">[13] </a>Valentinov, N.: <i>Mes rencontres avec Lénine</i>, Plon, Paris, 1964, Chapitre Quatrième: “Lénine et Tchernychevski”, pp. 110-115.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn14">[14] </a>En la URSS alrededor del año 1928, hubo una polémica entre especialistas sobre la relación entre Marx y Chernishevsky, a partir de los trabajos pioneros de Plekhanov: <i>Nuestras diferencias </i>de 1885 (que incluye todo un capítulo dedicado a Chernishevsky, calificando sus ensayos como “la más brillante forma de aplicación en la Literatura rusa de la Dialéctica a los fenómenos sociales”); <i>N.G. Tschernischewsky. Eine literar-historische Studie</i>, Sttutgart, Dietz Verlag, 1894; artículos nuevamente re-leídos por Lenin en sus <i>Notebooks</i> de 1908-1911, momento de lucha filosófico-política, en pleno combate contra el Empirio-criticismo de Bogdanov; véase: Lenin, V. I.: “J. V. Plekhanov sobre Chernishevski”, en: <i>Cuadernos filosóficos</i>, Ediciones Estudio, Buenos Aires, 1974, pp. 470-522. Los trabajos más importantes de la corta primavera de debate intelectual fueron: Lepenski: “Lenin o Cernysevskom”, en: <i>Staryj bol’sevik</i>, Nº 8, 1933, y Nº 11, 1934; Rjazanov, D.: “Marks y Cernysevskij”, en: <i>Letopisi marksizma</i>, Nº VII-VII, 1928; y se re-editó la obra clásica de Julius Steklov: <i>N. G. Cernysevskij. Ego ziizn i dejatel’nost, 1828-1889, </i>2 tomos, Moscow, 1928, edición original de 1909, libro elogiado y estudiado por Lenin; Steklov además se discutió si Chernishevsky podía ser calificado de socialista utópico o no, y no dudó en calificarlo como “materialista” (diferenciándose de Plekhanov): “Was N.G. Chernyshevsky an utopian?”, en: <i>Unter der Banner des Marxismus</i>, Nº 1 (1928), pp. 72-93 y Nº 2 (1928), pp. 39-56; además: “N.G. Chernyshevsky. Literary legacy”, en: <i>Unter der Banner des Marxismus</i>, Nº 2, pp. 184-188; „Chernyshevsky's ethical system”, en: <i>Unter der Banner des Marxismus</i>, Nº 3 (1928), pp. 5-29; además un número especial dedicado a Chernishevsky, con los siguientes artículos: V. Kirpotin: “Chernyshevsky and dialectics”; A. Nifontov: “On the question of N.G. Chernyshevsky's historic views”; V. Golosov: “Was Chernyshevsky a socialist-utopian?”; A. Michaklov: “On the question of the aesthetic theory of Chernyshevsky”; L. Zivelcinskaja: Aesthetic outlook of Chernyshevsky”, y Ja. Rozanov: “The philosophic-sociological world-outlook of N.G. Chernyshevsky (Bibliography)”; en: <i>Unter der Banner des Marxismus</i>, Nº 11 (1928), sucesivamente pp. 5-122; agónicamente ya en 1929 apareció un ensayo conmemorativo sobre su relación con Lenin: A. Nifontov: “Lenin and Chernyshevsky' 'On Chernyshevsky's jubilee'”, en: <i>Unter der Banner des Marxismus</i>, Nº 12 (1929), pp. 184-187; la mayoría de los especialistas coincidía en destacar que tanto su crítica a la Economía Política como su aplicación del Método dialéctico hegeliano habían facilitado a muchos socialistas rusos, entre ellos Lenin, acceder de manera amable a la obra de Marx.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn15">[15] </a>Herzen, A.: <i>Polnoe sobranie sochinenii i pisem'</i>, ed. M- K- Lemke, vol. XXI, Gos. izd-vo, St. Peterbursg, 1919, p. 226.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn16">[16] </a>Véase: Nicholas, Berdiaev, <i>The Origin of Russian Communism</i>, Scribner, London, 1937, p. 51.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn17">[17] </a>Vatslav Vatslavovich Vorovsky, (1871-1923): crítico literario y socialista desde 1895, además de editor del diario <i>Vperiod!</i> (Adelante!) de la fracción bolchevique, fue fundador y director de la editorial oficial del Estado soviético, la <i>Goszdat</i>, y además diplomático en Suecia e Italia; fue asesinado en Lausana, Suiza, cuando representaba a la URSS en la Conferencia de Génova.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn18">[18] </a>Chernishevsky había sido el traductor y editor en ruso de de la obra de J. Stuart Mill: <i>Principles of Political Economy</i> en 1860 (la edición inglesa es de 1848); en su estudio preliminar y notas eruditas, Chernishevsky aportaba críticas desde el punto de vista materialista y socialista; recordemos que el libro de Mill tenía un capítulo dedicado a la Propiedad, “Of Property”, donde se discutía el Socialismo y el Comunismo; sobre Chernishevsky y Stuart Mill, véase: S. P. Turin: “Nicholas Chernyshevsky and John Stuart Mill”, en: <i>The Slavonic and East European Review</i>, Vol. 9, No. 25 (Jun., 1930), pp. 29-33.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn19">[19] </a>Comentario de Chernishevsky a Mill en nota erudita, capítulo sobre los salarios: “¿Por qué los salarios son bajos? Porque las ganancias, cuando son disociadas de los salarios, tienden a bajarlos, y viceversa, cualquier aumento en los salarios reales disminuye los beneficios, el bienestar de los trabajadores y los salarios altos no son ninguna ventaja para los empleadores. Y la gran contradicción del sistema se encuentra aquí, porque sabemos que el aumento de la productividad da como resultado un mayor bienestar de las clases trabajadoras y por ende un mayor nivel de vida”; además Chernishevsky había criticado a Malthus y el Malthusianismo.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn20">[20] </a>La nota remitida a Vorovsky en: <i>Vospominanija o V. I. Lenine</i>, Tomo I, Moscow, 1956, pp. 267-268.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn21">[21] </a>Las obras de Feuerbach estaban prohibidas en la Rusia zarista, solo pudieron ser traducidas y editadas a partir de 1917.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn22">[22] </a>Vera Ivanovna Zasúlich ( 1849-1919), anarquista bakuninista y luego populista, intentó a asesinar al gobernador de San Petersburgo, luego en convertida al Marxismo, fundadora del Grupo de Emancipación del Trabajo junto con Plekhanov y Axelrod; en el exilio en Suiza, el grupo le encomienda la traducción de todos los escritos de Marx al ruso, teniendo una correspondencia personal con Engels y Marx, terminará sus días en el Menchevismo; véase: Jay Bergman. <i>Vera Zasulich: A Biography</i>, Stanford University Press, Stanford, 1983; véase un fragmento de sus memorias en: Engel, B. A./ Clifford, N. R. (editoras): <i>Cinco mujeres contra el Zar</i>, Ediciones ERA, México, 1980, capítulo “Vera Zasúlich”, pp. 86-116; sobre la relación Marx-Zasúlich, véase: Marx, K. / Engels, F.: <i>Escritos sobre Rusia. II. El porvenir de la Comuna rural rusa</i>; Cuadernos de Pasado y Presente, Nº 90, México, 1980, que reúne además trabajos de Boris Nikolaievski y David Riazanov.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn23">[23] </a>Valentinov, N.: <i>Mes rencontres avec Lénine</i>, Plon, Paris, 1964, Chapitre Quatrième: “Lénine et Tchernychevski”, pp. 117-118.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn24">[24] </a>Fragmento de sus memorias en: Engel, B. A./ Clifford, N. R. (editoras), <i>ibidem</i>, p. 99.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn25">[25] </a>Véase el trabajo de Robert C. Williams: “The Word: Lenin, Bonch-Bruevich and the Art of secret writing”, en: <i>The other Bosheviks. Lenin and his critics, 1904-1914</i>; Indiana University press, Bloomington, 1986, pp. 5-28; un especialista en Literatura rusa llega a la misma conclusión que Zásulich y Lenin; véase: Michael M. Karpovich: “N. G. Chernyshevski between Socialism and Liberalism”, en: <i>Cahiers du Monde russe et soviétique</i>, Vol. 1, No. 4 (Jul.-Dec.), 1960, pp. 569-583, en p. 572.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn26">[26] </a>Véase: Andrew Michael Drozd: <i>Chernyshevskii's What is to be Done?: A Reevaluation</i>, Northwestern University Press, Evanston, 2001, p. 118 y ss.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn27">[27] </a>Rahmetov lee una obra póstuma de Newton sobre las profecías del Antiguo Testamento: <i>Observations on the Prophecies of Daniel and the Apocalypse of St. John</i>, Darby & Browne, London, 1733; Newton allí explica que las imágenes alegóricas (divinas) utilizan reglas fijas, de modo que cualquier interpretación correcta de las mismas debe provenir de un conjunto constante de preceptos, de un código o cifra: ¡las palabras esconden verdades ocultas! Dicho de otra manera: Rahmetov muestra que las revelaciones de la novela solo pueden ser entendidas al descubrir las reglas que rigen las imágenes alegóricas constantes.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn28">[28] </a>Andrew Michael Drozd:<i> op. cit.</i>, pp. 123-125.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn29">[29] </a>Lukács, Georg: “Einleitung”, en: Nikolai G. Tschernyschewski, <i>Was tun</i>?, Aufbau-Verlag GmbH, Berlin 1951, p. 7.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn30">[30] </a>N. G. Chernys hevski: <i>Literaturnoe naslodie</i>, 3 vols., Moscow-Leningrad, 1928-1930, Vol. I, pp. 270-271.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn31">[31] </a><i>Das anthropologische Prinzip in der Philosophie (Skizzen zu Fragen der praktischen Philosophie. P. L. Lawrow, 1, Die Persönlichkeit, St. Petersburg 1860) </i>, aparecido en su revista mensual <i>Sovremennik</i> (‘El Contemporáneo’), 1860, 80, Nr. 4 y 81, Nr. 5; ahora en: N. G. Tschernyschewski, <i>Ausgewählte philosophische Schriften</i>, Verlag für fremdsprachige Literatur, Moskau, 1953, pp. 1-58.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn32">[32] </a>Véase la investigación semántica del término en: Richard Pipes: “Narodnichestvo: A Semantic Inquiry”, en: <i>Slavic Review</i>, Vol. 23, No. 3 (Sep., 1964), pp. 441-458.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><a href="https://www.blogger.com/null" name="_ftn33">[33] </a>N. G. Tschernyschewski, <i>op. cit</i>., p. 2.</span></div>
</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<b><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><i>[Continuará....!]</i></span></b><br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhD43Ny5rfEiGHvyjhP8j3r5IWF9USx4DkhfTkng6CzIwSldEkfwkWCvheUyTQpdF9yl3FH2oYjtDBAfapRgi-YsBSD5grZUjYzBGS6bMNOkxJ0IfkTrC_fTpDZKPJYoVw-9j4bXOWzdCqP/s1600/04.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhD43Ny5rfEiGHvyjhP8j3r5IWF9USx4DkhfTkng6CzIwSldEkfwkWCvheUyTQpdF9yl3FH2oYjtDBAfapRgi-YsBSD5grZUjYzBGS6bMNOkxJ0IfkTrC_fTpDZKPJYoVw-9j4bXOWzdCqP/s1600/04.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><u>http://nangaramarx.blogspot.com/ </u></i></td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-65531674883535212882017-09-05T08:29:00.000-04:002017-09-14T09:41:17.167-04:00¿A qué “género literario” pertenece El Capital de Marx?<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJL3w1clD3kbdca0zqMurfi2qUog-0GivZpRnN3Wnsu9shpD1z81ZniQkLYiQ01oHPoWVTLMynbCPEzLB-yvCxqOa1s84TK0EtTlGPISaWALKJj-pGGfIaktnVdrAy-PAL_PYXFtM72h7u/s1600/El+Capital+%25E2%259C%2586+Natalia+Rizzo+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="1000" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJL3w1clD3kbdca0zqMurfi2qUog-0GivZpRnN3Wnsu9shpD1z81ZniQkLYiQ01oHPoWVTLMynbCPEzLB-yvCxqOa1s84TK0EtTlGPISaWALKJj-pGGfIaktnVdrAy-PAL_PYXFtM72h7u/s400/El+Capital+%25E2%259C%2586+Natalia+Rizzo+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx+2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;">El Capital ✆ Natalia Rizzo
</span></td></tr>
</tbody></table>
<b><i><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Manuel Sacristán</span></i></b><br />
<blockquote dir="ltr" style="margin-right: 0px; text-align: justify;">
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Si atendemos a la historia de la literatura podemos afirmar que el proletariado no tiene quien le escriba. Pero si cuestionamos el concepto estrecho, reducido e interesado de qué sea la literatura y admitimos que literatura es la narración que una comunidad hace de sí misma a través de todos los medios de expresión a su alcance, inesperadamente cabe comprender que El Capital es la gran narración de la Nación Obrera. Porque lo que Marx escribe es el relato donde el trabajo, en su lucha contra el capital, es el protagonista de la historia restituyéndole ese papel que la burguesía ha venido negándole. Desde este ángulo, que salta por encima de las consideraciones estéticas con las que la burguesía ha establecido las fronteras de lo literario, la narración que Marx lleva a cabo es la historia de esa nación, la Nación Obrera, que algún día, con el empuje de los comunistas y las comunistas será la nación universal." </span></i><i style="font-family: Georgia, "Times New Roman", serif;">— </i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; text-align: justify;">Constantino Bértolo (2017)</span><span style="font-family: Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 13px; text-align: justify;"> </span></div>
</blockquote>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><i>Presentación y notas de <b>José Sarrión Andaluz & Salvador López Arnal</b></i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">En su addenda a la bibliografía de Sacristán publicada en el número 63 de <i>mientras tanto </i>[1], Juan-Ramón Capella escribía sobre el escrito que presentamos: “Folios ciclostilados que circularon entre alumnos de MSL de la Facultad de Ciencias Económicas de la UB hasta 1977”. Él mismo lo editó poco después, en el número 66 de la revista (1996; pp. 33-37), con la siguiente nota: “El presente texto, cuya única copia conocida ha sido conservada por Jacobo Muñoz, lleva el antetítulo “Cien años después” y entre paréntesis, de la mano del autor, “Propuesta de investigación” Al margen se lee (pero la autoría es incierta) lo siguiente: ‘Para una revista de estudiantes de Económicas, 11-II-1968”. Tal vez esta fuera, proseguía el autor de la biografía política de Manuel Sacristán [2], la fecha de redacción. No es imposible que, como ha señalado por su parte Albert Domingo Curto, el texto fuera publicado en alguna revista clandestina editada por algún grupo de estudiantes universitarios. No hemos podido comprobarlo.</span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">El traductor de los libros I y II de <i>El Capital</i> (y de parte del libro III), expulsado en aquellos años, hasta 1976, de la Universidad de Barcelona por su militancia antifascista y comunista democrática en el PSUC-PCE, atendería probablemente una petición de inquietos estudiantes vinculados a su propia organización o al SDEUB, el Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona. El entonces miembro del comité ejecutivo del PSUC intenta en esta nota señalar la singularidad temática, el “género literario” (en la línea señalada por Constantino Bértolo) de una de las obras centrales, acaso la central, de la tradición marxista, que no es, propiamente, ni una obra de filosofía, ni una obra de economía, ni una obra de historia, ni una obra de sociología, aunque muchos de sus apartados y desarrollos (con restos y reflexiones que no encajan del todo) puedan ubicarse en esas casillas académicas tradicionales. Ya en la advertencia que escribiera para presentar su <i>Antología</i> de Antonio Gramsci [3] señalaba Sacristán: </span></div>
<blockquote dir="ltr" style="margin-right: 0px; text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><i>Del mismo modo que Marx no ha sido economista, ni historiador, ni filósofo, ni organizador, aunque aspectos de su “obra” se puedan catalogar académicamente como economía, historia, filosofía, organización político-social, así tampoco es Gramsci un crítico literario, un crítico de la cultura, un filósofo o un teórico político. Y del mismo modo que para la obra de Marx es posible indicar un principio unitario -aquella “unión del movimiento obrero con la ciencia”- que reduce las divisiones especiales a la función de meras perspectivas de análisis provisional, así también ofrece explícitamente la obra de Gramsci el criterio con el cual acercarse a la “obra” íntegra para entenderla: es la noción de práctica, integradora de todos los planos del pensamiento y de todos los planos de la conducta. </i></span></div>
</blockquote>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Cambiamos de coordenadas. Como ha habido alguna confusión respecto a la fecha de publicación de la primera edición de <i>El Capital</i>, recordamos que Marx fechó su prólogo a esta edición -que finalizaba con el “Segui il tuo corso, e lascia dir le genti!” [4]- en “Londres, 25 de julio de 1867” pero que el libro, el primer libro de <i>El Capital</i> (dos volúmenes, el 40 y 41, en la edición de OME, las Obras de Marx y Engels [5]), se publicó el 14 de septiembre de ese mismo año. El siguiente comentario de David Arrabalí (¡gracias compañero!), nos ha sido de mucha ayuda: </span></div>
<blockquote dir="ltr" style="margin-right: 0px; text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><i>He estado comprobando la fecha en diversas fuentes y he visto que la fecha exacta de la edición del primer volumen es del 14 de septiembre de 1867 en Hamburg. Sólo existe un ejemplar que se conserva con la firma de puño y letra del propio Marx que os he enviado, esa firma es de cuatro días después de que saliera, el 18 de septiembre, dicho ejemplar se lo regaló Marx a su amigo Johann Eccarius, y se vendió en una subasta en Londres a un coleccionista por 218.500 libras. Conclusión: la fecha exacta de la primera de edición del Tomo I de El capital es el 14 de septiembre de 1867 en Hamburg (1000 ejemplares)</i>” </span></div>
</blockquote>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">La siguiente imagen está también en el haber y hacer de nuestro amigo. Gracias de nuevo. </span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuwmGADTxjbQ_uC82dyAvqJUkHg0eXByJzOGTNo1sEb5S0qQSJn0Ldq0tOJZauTkXHx8PjU8mIe6pU1ITMX5pBAepCXM3IXpJv_uxwgMxjeTzhNJ0sSj2P4w0FfpOuWG-yreLnDX3N1Y-J/s1600/Marx+01.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="419" data-original-width="628" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuwmGADTxjbQ_uC82dyAvqJUkHg0eXByJzOGTNo1sEb5S0qQSJn0Ldq0tOJZauTkXHx8PjU8mIe6pU1ITMX5pBAepCXM3IXpJv_uxwgMxjeTzhNJ0sSj2P4w0FfpOuWG-yreLnDX3N1Y-J/s1600/Marx+01.png" /></a></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">En este 14 de septiembre de 2017, en el 150 aniversario de la publicación de un libro que ha ayudado lo suyo -“ha sido esencial” no es expresión exagerada- a transformar o intentar transformar el mundo desde una perspectiva socialista -sin olvidar la reflexión gramsciana de “revolución contra <i>El Capital” </i>para lectores sesgados- y a resistir los numerosos envites de los agentes y representantes la civilización-barbarie del capital, conviene recuperar, leer y estudiar (¡también disfrutar y sorprenderse!) este escrito de Manuel Sacristán, uno de los marxistas, políticamente siempre comprometido, más interesantes del panorama español, latinoamericano y europeo de todos los tiempos [6]. Desde nuestro punto de vista, hay en él interesantes categorías que apenas han sido desarrolladas hasta el momento. Sería un error pasar por encima de ellas o permitir que, por omisión y desinterés, en ellas habitara nuestro olvido.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">***</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">“Leer <i>El Capital</i>”, el título que Louis Althusser escogió hace unos tres años para presentar una colección de estudios [7], era una frase pensada provocativamente: como protesta contra la moda del “joven Marx”, contra la creciente tendencia a leer a Marx como puro filósofo. Pero “leer <i>El Capital</i>” es también problema desde otro punto de vista, fuera de apasionamientos por o contra una moda. Para evitar esos apasionamientos, y también por brevedad, el problema de la lectura de Marx se va a plantear aquí de forma no polémica.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Una de las características más peculiares de la literatura acerca del <i>Capital </i>es la extremosidad de los juicios que suscita su lectura. Esto es muy sabido y no vale la pena insistir aquí sobre ello. Recordarlo era, empero, oportuno, porque ese clima característico de la lectura de Marx sugiere ya algo acerca de la naturaleza de la obra de éste.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Más interesante es, probablemente, considerar un momento el tipo de estimación del <i>Capital</i> -mucho más deseoso de decencia objetiva académica- característico de los grandes autores que no pueden permitirse, por su personalidad científica, una apología directa del capitalismo a través de una refutación grosera del libro de Marx, ni, por otra parte, pueden prescindir tampoco, dada su posición de clase, de una apología indirecta de ese orden por medio de una sesuda justificación de la tesis de la caducidad del <i>Capital</i>. Schumpeter [8] es, probablemente, la más alta autoridad de esta distinguida categoría. Pero no es bueno invadir el campo de otros especialistas, y, por otra parte, la mencionada y distinguida categoría de autores comprende también a prestigiosos filósofos con los cuales el firmante de esta nota puede entendérselas sin tanto riesgo de mala comprensión por insuficiencia técnica. El filósofo Benedetto Croce [9], contemporáneo de Schumpeter y titular, por algún tiempo, del alto trono ideológico luego detentado en Europa por autores como Bergson y Heidegger [10], ofrece un buen punto de partida. Su comunidad histórico-cultural con Schumpeter es, por otra parte, considerable: también Croce ha pasado por la experiencia de una dilatada lectura de Marx, también él decide pasar cuentas con Marx, también explica -a veces- el marxismo sobre la base de una (para él errada) sobreestimación de Ricardo, etc. Pero, sobre todo, Croce ha expresado de una manera típica el problema tomado en esta nota. Lo expresa, por supuesto, como antimarxista. En varios de sus libros, y principalmente en la <i>Historia de la historiografía italiana del siglo XIX</i>, Croce, en el marco de una crítica general del marxismo, señala como principal objeción a los escritos económicos de Marx, especialmente <i>El Capital</i>, el hecho de que esos textos no componen un tratado homogéneo de teoría económica -o de “economía política”, como tradicionalmente se decía- sino un conjunto de “cánones” o métodos para la interpretación del pasado, más unos cuantos análisis y proposiciones de forma propiamente teórica, más un impulso “profético” o “elíptico” hacia otro tipo de sociedad, al que lleva la acción política.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Este tipo de crítica no puede reducirse directamente a la corriente propaganda según la cual <i>El</i> <i>Capital</i> ha caducado hace mucho tiempo como análisis de la realidad capitalista [11]. Indirectamente sí que se mueve en el mismo sentido, pues esa crítica viene a decir: la ciencia económica ha conseguido ya formas de teoría pura -como la física o la biología- neutrales respecto de toda empresa o todo programa político-social; la obra de Marx, como la de Ricardo, es anterior a ese nivel teórico; luego es una obra caducada.</span></div>
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<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Algo hay que aprender de esa liquidación sutil del <i>Capital</i> y, en general, de los escritos de la madurez de Marx. Hay que aprender algo de ella porque recoge un hecho, aunque sea sólo para convertirlo en eje de una apología indirecta del capitalismo. El hecho en cuestión está al alcance de cualquier lector sin prejuicios demasiado inconscientes: parece claro que la lectura de la mayoría de las páginas del Marx más maduro -incluidas muchas del <i>Capital</i>- da inmediatamente la impresión de que uno está leyendo <i>otro tipo de literatura </i>[12]<i> </i>que el que tiene delante cuando lee un tratado de teoría económica o una monografía sobre algún problema económico. Y la diferencia no se puede explicar sólo por factores ideológicos, esto es, por el hecho de que la mayoría de textos económicos, didácticos o de investigación, que uno lee aquí y ahora arraigan inequívocamente en la base y en la cultura burguesas. Esa explicación no basta, porque también se aprecia una gran diferencia de <i>género</i> de lectura entre gran parte del <i>Capital</i> y las exposiciones de Lange, Strumilin o Dobb, por ejemplo, acerca del funcionamiento de economías socialistas. (Por eso también resulta tan incorrecto y confusionario el uso por Althusser de la palabra “teoría” para referirse a todos los escritos de la madurez de Marx [13]).</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Las palabras no son tan inocentes como pueden parecerlo. Las palabras, por lo pronto, no van nunca -o no cuentan nunca- solas, sueltas: cuentan sólo en unas estructuras, los lenguajes (cotidianos o técnicos), que se presentan y funcionan como reproducción elemental e implícita de la realidad, porque son ellos mismos la articulación de conceptos más generales con que los hombres perciben y piensan la realidad. Una de esas estructuras -la que aquí interesa- es la formada con los términos técnicos que son nombres de las actividades intelectuales, los nombres de las ciencias, las teorías parciales, las técnicas, las artes, etc. Su conjunto estructurado puede llamarse -usando una palabra clásica en metodología- <i>sistemática del trabajo intelectual</i>. La sistemática del trabajo intelectual responde, en última instancia, a la división de ese trabajo, y en este sentido tiene una racionalidad: esa racionalidad justifica, por ejemplo, la creciente formación de neologismos para nuevas especialidades, etc. Pero como toda racionalidad lo es respecto de un sistema (o, a lo sumo, respecto de un conjunto o una sucesión de sistemas), no puede sorprender el que esa racionalidad básica sirva ideológicamente como instrumento para cerrar la sensibilidad de los hombres que viven dentro de un sistema social respecto de producciones intelectuales que rompan de algún modo la sistemática del orden dado. Es frecuente entonces oír o leer críticas a esas producciones por confusas, a-científicas, no-artísticas, etc. Un ejemplo típico en otro terreno es la vieja negación del carácter artístico-teatral de la obra de Bertolt Brecht [14], o de una parte de ella (las piezas didácticas).</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Se sugiere aquí que ése es también el caso de la crítica que podría llamarse “formal” o “metodológica” de los escritos de la madurez de Marx: efectivamente no entran en la sistemática intelectual de la cultura académica contemporánea, y efectivamente se equivoca Althusser al llamarlos simplemente “teoría”. El “género literario” del Marx maduro no es la teoría en el sentido fuerte o formal que hoy tiene esa palabra. Pero tampoco es -como querría Croce- el género literario de Ricardo. Y ello porque Ricardo no se ha propuesto lo que esencialmente se propone Marx: <i>fundamentar y formular racionalmente un proyecto de transformación de la sociedad</i>. Esta especial ocupación -que acaso pudiera llamarse “praxeología revolucionaria” [15], de fundamentación científica de una práctica revolucionaria- es el “género literario” bajo el cual caen todas las obras de madurez de Marx, y hasta una gran parte de su epistolario. Por eso es inútil leer las obras de Marx como teoría pura en el sentido formal de la sistemática universitaria, y es inútil leerlas como si fueran puros programas de acción política. Ni tampoco son las dos cosas “a la vez”, sumadas, por así decirlo: sino que son un discurso continuo, no cortado, que va constantemente del programa a la fundamentación científica, y viceversa.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Es obvio -y desconocerlo sería confundir la “praxeología revolucionaria” marxiana con un pragmatismo [16]- que esa ocupación intelectual obliga a Marx a dominar y esclarecer científicamente la mayor cantidad de material posible y, por lo tanto, que siempre será una operación admisible y con sentido la crítica meramente científica de los elementos meramente teóricos de la obra de Marx. Como también lo es la operación que consiste en continuar, completar y desarrollar los aspectos puramente teóricos de esa obra (como hizo Hilferding), o el conjunto de su praxeología revolucionaria (como hizo Lenin [17]). Lo único realmente estéril es hacer de la obra de Marx algo que tenga por fuerza que encasillarse en la sistemática intelectual académica: forzar su discurso en el de la pura teoría, como hizo la interpretación socialdemócrata y hacen hoy los althusserianos, o forzarlo en la pura filosofía, en la mera postulación de ideales, como hacen hoy numerosos intelectuales y católicos tan bien intencionados como unilaterales en su lectura de Marx.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Sugerida esa lectura de la obra madura de Marx, hay que añadir una advertencia para impedir, en la medida de lo posible, que la concisión, siempre involuntariamente tajante y categórica, sugiera también un desprecio de la teoría pura, formal: la actitud de Marx, la actitud que aquí se propone llamar “praxeología revolucionaria”, ante la teoría pura no es ni puede ser de desprecio o ignorancia. La relación entre el “género literario” praxeológico revolucionario y el de la teoría pura (en sentido fuerte o formal) no es de antagonismo, sino de supraordinación: para la clarificación y la fundamentación de una práctica revolucionaria racional [18] la teoría es el instrumento más valioso, aparte de su valor no instrumental, de conocimiento. Marx lo ha sabido muy bien -todavía hoy admira su erudición- y eso hace de él, precisamente, una figura única en la galería de los grandes revolucionarios de la historia.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Muy probablemente el planteamiento más académico de esta cuestión consistiría en tomarse en serio el subtítulo del <i>Capital</i>: “<i>Crítica de la Economía Política</i>” [19]. Una interesante tesis doctoral en Economía (en Historia de las doctrinas económicas) podría proponerse tomar en serio esa “interpretación auténtica”, como dicen los filólogos y los juristas, o sea, esa autointerpretación de Marx; podría estudiar en qué medida parafrasea la <i>Crítica de la Razón Pura</i> de Kant -y se podría apostar, como hipótesis inicial, a que la parafrasea intencionadamente, aunque a través del “hegelianismo de izquierda”-; podría luego estudiar en qué medida eso supone que Marx no piensa estar haciendo Economía Política, sino otra cosa (su crítica), al modo como Kant [20] no estaba haciendo “razón pura” tradicional (metafísica), sino otra cosa, sin abandonar por ello la temática cuya concepción tradicional crítica, etc.-</span></div>
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<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Quede esta sugestión para algún estudioso de economía aficionado a la historia ideológica de su disciplina. <b> </b><b> </b></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><strong></strong></span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Notas</span></blockquote>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">1) Él mismo había publicado en el número especial que <i>mientras tanto </i>dedicó a la obra de Sacristán la bibliografía esencial del homenajeado: Juan-Ramón Capella, “Aproximación a la bibliografía de Manuel Sacristán”, <i>mientras tanto</i>, 30-31, mayo de 1987, pp. 193-223, un trabajo que ha sido esencial para muchos estudiosos de la obra del traductor de Engels. Para nosotros por ejemplo.. Para una aproximación (parcialmente) actualizada que toma pie de manera permanente en el trabajo citado: S. López Arnal, “Nueva aproximación a la bibliografía de y sobre Manuel Sacristán”, en Jacobo Muñoz y Francisco José Martín (eds), <i>Manuel Sacristán. Razón y emancipación</i>, Madrid, Biblioteca Nueva, 2017, pp. 217-253.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">2) Véase Juan-Ramón Capella, <i>La práctica de Manuel Sacristán. Una biografía política</i>, Madrid, Editorial Trotta, Madrid, 2005.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">3) Editada por siglo XXI en México en 1970 ha sido reeditada recientemente por la editorial Akal (sin incorporaciones).</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">4) Sacristán escribió en nota a pie de página: “Sigue tu camino y que las gentes digan”. Cita modificada del verso 13 de Canto V del Purgatorio de Dante, <i>Divina Comedia</i>. El verso dice en realidad. “Ven detrás mío y que la gente diga” (<i>Vien dietro a me e lascia dir le genti</i>)”.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">5) Ambiciosa edición dirigida también por el traductor del banquete platónico. Se publicaron, salvo error por nuestra parte, unos 11 volúmenes. El “mercado” no daba para más. Marx empezaba a ser un “perro muerto” en aquellos años de transición.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">6) Un muy recomendable texto que recorre senderos muy afines: Constantino Bértolo, “<i> El Capital, </i>la narración de la Nación Obrera", <i>Mundo Obrero</i>, de abril de 2017. <a href="http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=6985" style="color: #0099cc; text-decoration-line: none;">http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=6985</a></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">7) A diferencia del <i>Pour Marx</i>, no fue éste un libro muy apreciado ni por Sacristán ni tampoco por muchos de sus discípulos. Francisco Fernández Buey entre ellos.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">8) De Joseph Schumpeter tradujo Sacristán <i>Historia del análisis económico</i>, Barcelona, Ariel, 1971. Casi 1.400 páginas, 1.377 exactamente. Hay una interesante polémica sobre la traducción de algunos términos, con interesantes derivadas político-editoriales, de la que aquí no podemos dar cuenta.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">9) En la nota a pie de página n.º 79 de su <i>Antología</i> de Gramsci, escribía Sacristán sobre Benedetto Croce:</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Filósofo, publicista senador, figura intelectual que domina la cultura italiana durante varios decenios de un modo excepcionalmente amplio, desde el pensamiento filosófico e historiográfico hasta la política, la estética, la crítica y el gusto literarios. Su filosofía es un idealismo de origen hegeliano que, tras un paso por la lectura de Marx, sin duda más breve y frívolo que lo que pudo parecerle a Gramsci, tendió a desembocar en una filosofía de la cultura, coincidiendo con tendencias muy generales del idealismo de la época (Rickert, Dilthey, etc.) pese a conservar Croce casi íntegro el vocabulario hegeliano del “Espíritu”...</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Croce ha influido en la formación de Gramsci principalmente en su condición de renovador de la cultura italiana, a la que arrancó de su enclaustramiento provinciano determinado por la hegemonía de la Iglesia y abrió el pensamiento europeo (de modo parecido a como Ortega lo hizo con la cultura castellana). Pero también influyó en Gramsci por su fase equívocamente marxista y por el moralismo humanista irreligioso de sus primeros escritos.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Políticamente Croce inspira el liberalismo conservador italiano. Tras ciertas vacilaciones en el momento de la gran crisis social italiana de principios de los años 20, con evidentes simpatías por el fascismo mientras la clase obrera no quedó aplastada, luego Croce se retiró de la vida política y asumió una actitud de oposición individual al fascismo.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">El filósofo vivía aún viejo, cuando se publicaron los primeros textos de la cárcel de Antonio Gramsci. Acogió las <i>Cartas </i>con emoción, las calificó de pieza clásica de la literatura italiana y contribuyó sin duda con ese juicio a la gran fortuna de esas páginas gramscianas. Al aparecer los <i>Cuadernos</i>, tan abundantes en críticas de su obra, Croce reaccionó, en cambio, negativamente.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">10) Recuérdese su tesis doctoral sobre el que fuera rector de Friburgo en tiempos más que turbulentos:</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">Las ideas gnoseológicas de Heidegger,</i><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">su tesis doctoral. Reeditada por Francisco Fernández Buey en Crítica en 1995. Su prólogo está entre sus grandes trabajos.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">11) Lo mismo que ocurre, salvando todas las distancias, con el primer capítulo de <i>Manifiesto Comunista</i>. Parece imposible que el texto fuera escrito hace 170 años. Escribe acertadamente nuestra propia realidad, como si estuviera escrito el jueves pasado por la tarde.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">12) Muy en la línea, insistimos, de lo apuntado por Constantino Bértolo en el artículo indicado. También en su presentación -”El misterio Marx”- de Karl Marx,<i> Llamando a las puertas de la revolución. Antología</i>, Madrid, Penguin Clásicos, 2017, pp. 17-120.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">13) En su conferencia de 1978, “El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia” (Sobre Marx y marxismo, Icaria, Barcelona, 1983, pp. 317-367) señalaba Sacristán:</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Las interpretaciones que hacían de Marx Althusser y Colletti coincidían en basarse en la idea de un corte completo entre el Marx maduro y su formación filosófica anterior, que fue principalmente hegeliana (...). Ellos dan involuntariamente un ejemplo mucho más interesante de los escollos que amenazan a la navegación marxista. Ambos son autores que no sólo cumplen los habituales requisitos de calidad académica, sino que los rebasan ampliamente, hasta dar más la imagen del maestro que la del profesor... Sus anteriores interpretaciones confundían de hecho lo que es historia de las ideas, estudio filológico (por decirlo subrayadamente) con lo que es cultivar libremente la tradición de un clásico. Una cosa es estudiar y explicar el pensamiento de Marx; otra hacer marxismo hoy. Muchas cosas que enseñaban Althusser y Colletti hace cinco años (tal vez todas) se estudian más provechosamente como pensamiento (de tradición) marxista de uno y otro de esos autores que como pensamiento de Marx. Por lo demás, esta confusión entre el tratamiento filológico de un clásico y la continuación productiva de su legado es frecuente en las tradiciones en cabeza de las cuales hay un clásico que lo es no sólo en el sentido de paradigma de pensamiento teórico -en particular, científico- sino también en el de inspirador moral, práctico o poético.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">14) Sacristán tradujo varios de sus poemas. Especialmente “A los por nacer”. Fue Brecht uno de sus poetas preferidos. Pensó en escribir un ensayo sobre su obra, en la línea de sus estudios de la obra de Heine o Goethe..</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">15) Fueron muy pocas las ocasiones en las que Sacristán usó este concepto de praxeología revolucionaria.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">16) Dos aproximaciones al concepto. La primera es de 1956:</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">El pragmatismo es la doctrina que define la aceptabilidad de un conocimiento o contenido mental por el éxito que acompaña su aplicación, eludiendo toda declaración sobre si ese éxito revela o no la naturaleza de la realidad... El éxito se transforma así en la “medida” de la realidad -en vez de ser la realidad la “medida” del éxito. De aquí que el pragmatismo pueda ser considerado como un relativismo en el sentido de Protágoras, cosa expresamente afirmada por algunos pragmatistas del s. XIX, como el inglés F. C. S. Schiller.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">La segunda, de 1968.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Esta filosofía -<i>pragmaticismo</i> era la expresión preferida por C. S. Peirce (1839-1914)- no puede considerarse como una escuela hoy mínimamente orgánica. Pero uno de sus principios esenciales -que el criterio de verdad es de naturaleza pragmática- se encuentra incorporado de un modo u otro a la teoría de la ciencia, señaladamente en el operativismo u operacionalismo de P. W. Bridgman, para el cual sólo tienen sentido científico los conceptos que pueden interpretarse por medio de alguna operación científica, como la medición, ejemplo destacado. Pero cualquier especialista en teoría de la ciencia y no sólo los operacionalistas, ha de tener de algún modo en cuenta esta motivación.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Ya en algunos de los primeros pragmatistas, como el americano Peirce y el italiano Vailati (1863-1909), se había dado la tendencia a interpretar la práctica en el sentido de la práctica científica.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Es de registrar también -aunque aún no haya tenido una influencia en la cultura contemporánea- el parentesco entre el principio pragmatista-operativista y el principio marxista de la práctica (social en general) como criterio del sentido histórico, y la fecundidad cognoscitiva de las formaciones culturales.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">17) De Lenin sigue siendo absolutamente recomendable, en nuestra opinión: “El filosofar de Lenin”.</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">Sobre Marx y marxismo,</i><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">edi cit, pp. 133-175.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">18) Innecesario es decirlo: “práctica revolucionaria racional” remite, por supuesto, a práctica política transformadora, en sentido amplio, de orientación socialista-comunista e internacionalista, basada, en la medida de lo posible, en conocimientos positivos científicos y en otro tipo de saberes arraigados en la cultura popular.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">19) Sobre el subtítulo de El Capital, puede verse lo señalado en “Coloquio de la conferencia “El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia””. <i>Sobre dialéctica</i>, Barcelona, El Viejo Topo, 2017, pp. 147-163.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">20) Varias aproximaciones a la obra Kant pueden verse en M. Sacristán, <i>Lecturas de filosofía moderna y contemporánea</i>, Madrid, Trotta, 2007, edición, presentación y notas de Albert Domingo Curto.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">En su voz “Kant” para Argos, una enciclopedia coordinada y dirigida por Esteban Pinillas de las Heras, un proyecto de los años cincuenta que no llegó finalmente a buen puerto, trazaba Sacristán la siguiente biografía del autor crítico por excelencia:</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;">Kant nació el 12.IV.1724 en Königsberg (Kaliningrado desde la victoria de los aliados en la II guerra mundial); era el cuarto hijo del artesano Johann Georg Kant. El filósofo procede, pues, de una familia modesta y trabajadora, cosa poco frecuente en las grandes figuras de la filosofía europea, y que tal vez explique algo la asombrosa tenacidad con que el maestro prusiano trabajó y sistematizó sus ideas en condiciones materiales a menudo próximas a la penuria. Durante los años de su docencia particular (1746-1754), comprar libros fue para Kant un sacrificio que como tal queda a veces reseñado por el propio filósofo -tal su adquisición de las obras de Svedenborg. Ya en su época de estudiante universitario (1740-1746), Kant había dado lecciones particulares para ayudarse económicamente. Doctor en 1755, fue admitido como docente privado (profesor ayudante) en el mismo curso. Quince años después obtenía en propiedad la cátedra de Lógica y Metafísica de Königsberg (1770). En sus quince años de Privatdozent, se vio obligado Kant a seguir con sus clases particulares; llegó a dar más de dieciséis horas semanales de clases y tuvo que vender en épocas difíciles parte de su biblioteca. En el decenio siguiente mejoró su situación material: compró en 1783 una casa, y desde entonces observó el metódico horario que ha pasado a todos los anecdotarios por el hecho de haber sido inobservado, según se dice, una sola vez -para salir al encuentro del correo que traía las noticias de la revolución francesa. En 1786 murió Federico el Grande, el gran rey prusiano cuyo ministro Von Zedlitz había sido admirador, lector y protector de Kant, el cual le había dedicado la <i>Crítica de la razón pura</i>. El sucesor del gran rey, Federico Guillermo II, muy limitado de inteligencia y extraordinariamente conservador, con su teocrático ministro Wöllner, encontró la ocasión del ataque a Kant al publicarse en 1794 <i>La religión dentro de los límites de la Razón Pura</i>, obra que había sido prohibida por la censura. Otro escrito del filósofo -<i>Sobre el fin de todas las cosas</i>- en el que protestaba contra la inquisitorial política impuesta por Wöllner, es también anterior a la conminación que le exigió el gobierno para que cambiara en adelante el contenido de su enseñanza religiosa (octubre de 1794). Kant, bajo una aparente sumisión completa, ofreció una solución transacional: no hablar en absoluto de religión. Kant interpretó además relativamente su compromiso, de modo que, a la muerte del rey se consideró (...), escribiendo entonces <i>La lucha de las Facultades</i>, ensayo de polémica pedagógica y político-religiosa dirigido contra el inquisitorialismo de Wöllner. “La lucha (o pleito) de las Facultades” apareció en 1798. Kant murió el domingo 12.II.1804. La grandiosidad de los funerales que se le tributaron contrasta con la modestia de toda su vida. Más de acuerdo está con el destino polémico de su obra la noticia difundida por Europa según la cual la tumba del filósofo habría sido violada por los ejércitos aliados al final de la Segunda Guerra Mundial. </span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Texto de Manuel Sacristán fechado en torno a 1968, publicado en el nº 66 de la revista </span><em style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mientras Tanto </em><em style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">en 1996, e i</em><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">ncluido en el libro </span><em style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><a href="http://tienda.elviejotopo.com/capitalismo/1098-escritos-sobre-el-capital-y-textos-afines-9788495776839.html" rel="noopener noreferrer" target="_blank">Escritos sobre El Capital (y textos afines)</a></em></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsmiO6lc_AUJWf4QE1fE-0hHPlFdIJRzS4D1am1xP8zVuEym3BXsYx64KqK7FYke6cfkF91eN4R0GVi4XoYZ2khhvOxfYb9nQkRYdh62tbTmzR6UEGUZ7uaibUj-PeCbEqaR1juRPUvfsv/s1600/El+Viejo+Topo.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsmiO6lc_AUJWf4QE1fE-0hHPlFdIJRzS4D1am1xP8zVuEym3BXsYx64KqK7FYke6cfkF91eN4R0GVi4XoYZ2khhvOxfYb9nQkRYdh62tbTmzR6UEGUZ7uaibUj-PeCbEqaR1juRPUvfsv/s1600/El+Viejo+Topo.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><u>http://www.elviejotopo.com/ </u></i></td></tr>
</tbody></table>
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-86957104662681753762017-09-04T15:13:00.000-04:002017-09-04T15:13:43.284-04:00Engels sobre la política de la clase obrera<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPNTaymBRuoNGeDX2fo5LafyUOEGW2EtEFDDvXsG8nGM4SXXhr7qlCX0HoCdbCZZBJhyphenhyphenZWrA2QtbaQogTWfLbEJuWu3jLyuBn90ZjzMrs4_D02ZuEYNhea288AcLSaJAZi_O1hIj1hj-PA/s1600/Friedrich+Engels+%25E2%259C%2586+Leonardo+Cazes+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="458" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPNTaymBRuoNGeDX2fo5LafyUOEGW2EtEFDDvXsG8nGM4SXXhr7qlCX0HoCdbCZZBJhyphenhyphenZWrA2QtbaQogTWfLbEJuWu3jLyuBn90ZjzMrs4_D02ZuEYNhea288AcLSaJAZi_O1hIj1hj-PA/s320/Friedrich+Engels+%25E2%259C%2586+Leonardo+Cazes+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx.jpg" width="209" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: small;">Friedrich Engels ✆ Leonardo Cazes </span>
</span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<b><i><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Ariel Mayo</span></i></b></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La compilación <i>Acerca
del anarquismo y el anarcosindicalismo</i>, publicada en 1976 (Moscú: Editorial
Progreso), incluye escritos de Marx, Engels y Lenin. Se trata, por lo menos en
lo que hace a los trabajos de Marx y Engels, de una obra sesgada, que pone el
acento en los ataques al anarquismo y deja de lado obras fundamentales, como La
guerra civil en Francia. Más allá del sesgo, contiene una serie de valiosas
indicaciones sobre la concepción marxiana de la política y del partido. Continúo
aquí la publicación de notas de lectura sobre la obra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En carta a Cafiero (1), fechada el 1-3 de marzo de 1871,
Friedrich Engels (1820-1895) formula una fuerte crítica a la política seguida
por los <i>bakuninistas</i> en la Asociación
Internacional de Trabajadores (AIT a partir de aquí). Prefiero dejar de lado
esta cuestión, cuyo tratamiento requiere un profundo conocimiento de la
historia de la Internacional, del que carezco. Prefiero concentrarme en la
definición del tipo de organización y de la política propuesta para la AIT,
pues ambos temas son de utilidad para la teoría del partido revolucionario.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Engels desarrolla su punto de vista en estos pasajes: <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<i>“<u>...nuestra
Asociación es un centro de convergencia y de correspondencia entre las
sociedades obreras de los distintos países que aspiran a un mismo fin, a saber:
la protección, el progreso y la completa emancipación de la clase obrera </u>(art.
1 de los Estatutos de la Asociación). Si las teorías especiales de Bakunin y
sus amigos se limitaran a estos objetivos, no habría objeciones para aceptarlos
como miembros y permitirles hacer cuanto pudieran para propagar sus ideas por
todos los medios adecuados. En nuestra Asociación tenemos hombres de todo
género: comunistas, proudhonistas, unionistas, tradeunionistas, cooperadores,
bakuninistas, etc., e incluso en nuestro Consejo General hay hombres de opiniones
bastante diferentes.</i></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<i>En el momento en que
la Asociación se convirtiera en una secta, estaría perdida. Nuestra fuerza
reside en la amplitud con que interpretamos el art. 1 de los Estatutos, a
saber: que son admitidos todos los hombres que aspiran a la emancipación
completa de la clase obrera. Por desgracia, los bakuninistas, con la estrechez
de espíritu común a todos los sectarios, no se han considerado satisfechos con
eso. El CG, según ellos, estaba compuesto de reaccionarios y el programa de la
Asociación era demasiado inconcreto.”</i> (p. 28; el subrayado es mío - AM-).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
</div>
<a name='more'></a>Esta larga cita merece varios comentarios. <o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En primer lugar, la AIT no era un partido de la clase
obrera, es decir, una organización cuyo objetivo principal es la toma del poder.
Se trataba de algo más amplio, propio de una etapa diferente en el desarrollo
de la conciencia de clase de los trabajadores. De ahí el énfasis por agrupar a
todas las tendencias del movimiento obrero y socialista de la época, siempre y
cuando tuvieran por objetivo la emancipación de la clase trabajadora (quedaban
fuera, por supuesto, el socialismo burgués, el socialismo conservador, etc.).
El marxismo era una tendencia más y, por cierto, minoritaria en la AIT. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Dado el nivel de desarrollo de la conciencia política del
proletariado europeo de la época, los objetivos primordiales eran, según
Engels, la organización económica de los trabajadores (sindicatos) y la
discusión y educación políticas (tendiente a la conformación de movimientos y
partidos de la clase). En un contexto signado por la subordinación a los
partidos de la burguesía (por ejemplo, el caso de las <i>trade-unions</i> en Gran Bretaña) y/o la incomprensión de los
mecanismos de dominación de los capitalistas, el eje de la acción política
tenía que pasar por la organización y la separación respecto a la ideología
burguesa. Que una de las tendencias de la AIT se arrogase la superioridad sobre
las demás implicaría desbaratar los gérmenes de organización y de evolución
independiente, porque alejaría del núcleo de “elegidos” a la masa de los
trabajadores.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En las condiciones de las décadas de 1860 y 1870, un
programa “perfectamente revolucionario” (el <i>bakuninismo</i>
tenía esa pretensión) obraría como un agente disgregador en el movimiento
obrero. En términos gramscianos, Marx y Engels estaban desarrollando una política
de <b>hegemonía</b>, para la cual eran
necesarias paciencia, debate y educación por la práctica. Se intentaba acercar
a las masas trabajadoras a la organización, para que dejaran de ser átomos
sometidos al Capital, y luego desarrollar en paralelo, en el seno de dicha
organización, una continua discusión-educación tendiente a potencia, a elevar,
la conciencia de clase. Se trataba de dar el paso de una visión particular
(sindical) a una visión general (política) de la sociedad. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En segundo lugar, a partir de lo anterior se comprende el
significado del término <b>secta</b>,
aplicado por Engels al bakuninismo. En el terreno político, una secta se
caracteriza por la incapacidad para trascender los límites corporativos y
elaborar una política (una estrategia de largo plazo) para el conjunto de la
clase obrera y los demás sectores populares. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En tercer lugar, la “pureza revolucionaria” del <b>programa</b> no garantiza nada. La
fraseología de ningún modo puede reemplazar a la acción (a la praxis)
revolucionaria. Punto delicado, pues se corre el riesgo de caer en el
oportunismo (el seguidismo de la coyuntura). El programa tiene que subordinarse
(debe ser una herramienta) a la construcción de la hegemonía de la clase
trabajadora.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<i>“... el resultado
principal de la acción de los bakuninistas ha consistido en crear la división
en nuestras filas. Nadie ha puesto obstáculos a sus dogmas especiales, pero no
se han dado por satisfechos con eso y han querido mandar e imponer sus
doctrinas a todos nuestros miembros. Hemos resistido, como era nuestro deber;
sin embargo, si aceptan existir tranquilamente al lado de nuestros otros
miembros, no tenemos el derecho ni el deseo de excluirlos.”</i> (p. 30).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En julio de 1871 (2) la actitud de los marxistas hacia los
bakuninistas eran mucho más conciliatoria que en el período posterior (cuando
los bakuninistas desataron una ofensiva por el control de la AIT). </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Aquí pueden
destacarse una serie de cuestiones: <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
1) en la AIT participaban tendencias diferentes del
movimiento obrero, varias de ellas claramente antagónicas;<br /> 2) como ya indicamos, la AIT no era un partido político,
sino que constituía una organización mucho más flexible, que le permitía
contener en su seno a corrientes tan diversas;<br /> 3) la AIT, objetivamente, cumplió la función de dinamizador
del movimiento obrero europeo (y de iniciador en el ámbito extraeuropeo),
permitiéndole levantar cabeza después de las derrotas de 1848/1849;<br /> 4) en ese contexto de derrota, pero también de fuerte
desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales
capitalistas, era necesario, según Marx y Engels, agrupar a los distintos
sectores del movimiento en torno a la lucha por la emancipación del
proletariado;<br /> 5) en el seno de la AIT debía darse una lucha ideológica,
política y organizativa para construir la organización autónoma de la clase
obrera. Cualquier tendencia que procurase imponerse dictatorialmente a las
demás, debilitaba a los elementos conscientes del proletariado y alejaba a la
masa de los trabajadores. </blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Ahora bien, aceptado lo anterior, pasada la etapa de
aglutinamiento de los trabajadores en torno a la AIT (algo que no se logró ni
siquiera en Gran Bretaña), la coexistencia de tendencias se volvía más
compleja. Desde la perspectiva de Marx y Engels, la dificultad principal consistía
en cómo conciliar desarrollo teórico con mantenimiento de la unidad. Al hablar
de desarrollo teórico nos referimos a discusión y organización. Una
organización tan laxa, tan flexible, como la AIT, no podía sobrevivir a la
consolidación teórica (entendida aquí como predominio del marxismo). El
problema era, y es, como aunar desarrollo teórico con el crecimiento de la
fuerza de masas de la organización. En este sentido, resulta especialmente útil
revisar la experiencia de la AIT.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">Notas</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
(1) Transcribo los datos biográficos proporcionados por la
editorial Progreso en la edición que estamos comentando: CAFIERO, Carlos.
(1846-1892). Participante del movimiento obrero italiano y miembro de la AIT. En
1871 aplicó en Italia la política del Consejo General. Desde 1872 fue uno de
los dirigentes de las organizaciones anarquistas italianas, pero a fines de los
años ‘70 se apartó del anarquismo. En 1879 editó una adaptación del Libro
Primero de El Capital, de Marx.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
(2) A fines de mayo había sido aplastada la Comuna de París,
primer gobierno de la clase trabajadora. El Estado francés, seguido
posteriormente por los demás Estados europeos, responsabilizó a la AIT por la
insurrección. A partir de allí se inició una persecución sistemática sobre la
Asociación.<o:p></o:p></div>
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsSdgnYX5ddJ6ilpFhog9RcamtWRhDJtKb2fqqFpVVXK6cRzq25fe5T_ttXZJKkxyMV6uoyXRSSs2jp_jJstKPmPQg23dIowYyN-ZS8TxTkbNHmXWWshBArSO16U_AKa7UH1x8cttIMh_Y/s1600/Miseria+de+la+Sociolog%25C3%25ADa.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsSdgnYX5ddJ6ilpFhog9RcamtWRhDJtKb2fqqFpVVXK6cRzq25fe5T_ttXZJKkxyMV6uoyXRSSs2jp_jJstKPmPQg23dIowYyN-ZS8TxTkbNHmXWWshBArSO16U_AKa7UH1x8cttIMh_Y/s1600/Miseria+de+la+Sociolog%25C3%25ADa.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://miseriadelasociologia.blogspot.com/" style="font-size: medium; text-align: start;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><i>http://miseriadelasociologia.blogspot.com/</i></span></a></td></tr>
</tbody></table>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-14768730917042857612017-09-03T12:17:00.000-04:002017-09-03T12:17:35.534-04:00Una defensa marxista de la interseccionalidad<div class="soustitre">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><b><i>Sharon Smith</i></b></span></div>
<div class="soustitre">
<br /></div>
<div class="soustitre">
Muchos militantes que han seguido el debate en la
izquierda acerca del término "interseccionalidad" ven difícil
defirnirlo, por una razón muy comprensible: diferentes personas lo
explican de manera distinta con propósitos distintos. Por esta razón -junto con el hecho de que es una palabra de siete
sílabas- interseccionalidad puede aparecer como una abstracción con solo
una vaga relación con la realidad material. Sería un error, sin
embargo, descartar totalmente el concepto. </div>
<div class="soustitre">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiB-QGV3xcFZmhAk8URBR2f_JrFMpHT1FUkrPhnCQYV3thtkoKinxh43IR3owQhRmkl9A6cjXO-X02Hq-G7BgF7P3XKh1Hb-1CecjP_zLfySOxXGq68HxZMPPj-R4k-NnEDSXOXDGJn2Vxi/s1600/Intersectorialidad.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="304" data-original-width="425" height="285" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiB-QGV3xcFZmhAk8URBR2f_JrFMpHT1FUkrPhnCQYV3thtkoKinxh43IR3owQhRmkl9A6cjXO-X02Hq-G7BgF7P3XKh1Hb-1CecjP_zLfySOxXGq68HxZMPPj-R4k-NnEDSXOXDGJn2Vxi/s400/Intersectorialidad.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="soustitre">
Hay dos interpretaciones muy distintas de la interseccionalidad: una
desarrollada por las feministas negras y la otra por el ala
postestructuralista de la posmodernidad. Quiero tratar de dejar claras
las diferencias en este artículo y explicar por qué la tradición
feminista negra plantea el proyecto de construcción de un movimiento
unido para luchar contra todas las formas de opresión que es central en
el proyecto socialista, mientras que el postestructuralismo no lo hace.</div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">Un concepto, no una teoría</span></blockquote>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGfZs7oIuEb-kFI5vWK3zY2wyy2D_uFrmDprgLaWEmCkM-lPi7YbGpVKr3CJKxxma83f6TN-EKA0DDwDsLQiiIz7sUhIf9uaftQht5C7vXVhMCUikj_2q6Jgs7BwAJ1RxsmVRnqGGlvYxn/s1600/English.png" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="35" data-original-width="46" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGfZs7oIuEb-kFI5vWK3zY2wyy2D_uFrmDprgLaWEmCkM-lPi7YbGpVKr3CJKxxma83f6TN-EKA0DDwDsLQiiIz7sUhIf9uaftQht5C7vXVhMCUikj_2q6Jgs7BwAJ1RxsmVRnqGGlvYxn/s1600/English.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://socialistworker.org/2017/08/01/a-marxist-case-for-intersectionality" style="font-size: medium; text-align: start;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">English</span></a></td></tr>
</tbody></table>
Quiero empezar dejando claras algunas cosas. <span style="text-align: justify;">Primero, la interseccionalidad es un concepto, no una teoría. Es una
descripción de cómo diferentes formas de opresión -racismo, sexismo,
opresión a LGTBI y todas las otras formas- interactúan entre sí y se
fusionan en una sola experiencia. De modo que las mujeres negras, por ejemplo, no están "oprimidas
doblemente" -esto es, oprimidas por experiencias separadas de racismo,
que también afecta a hombres negros, y además de sexismo, que afecta
también a las mujeres blancas- sino que el racismo afecta al modo en que
las mujeres negras son oprimidas como mujeres y también como gente
negra. </span>La interseccionalidad es otra forma de describir la "simultaneidad de
la opresión", el "solapamiento de opresiones", el "entrelazamiento de
opresiones" o cualquier otro término que las feministas negras hayan
usado para describir la intersección de raza, clase y género.<br />
<a name='more'></a><br />
<div class="texte">
Como planteó la académica y feminista negra Barbara Smith en 1983 en
Home Girls: A Black Feminist Anthology: "el concepto de simultaneidad de
la opresión está en el centro de una comprensión feminista negra de la
realidad política y es, creo, una de las contribuciones ideológicas más
significativas del pensamiento feminista negro".<br />
<br />
Puesto que la interseccionalidad es un concepto (una descripción de
la experiencia de múltiples opresiones, que no explica sus causas) más
que una teoría (que sí intenta explicar las causas de fondo de las
opresiones), puede ser aplicada por varias teorías de la opresión
diferentes, teorías de matriz marxista o posmoderna, pero también
separatismo, etc.<br />
<br />
Puesto que el marxismo y el posmodernismo son habitualmente
antitéticos, el uso específico que hacen del concepto de
interseccionalidad puede ser muy diferente en muchos sentidos distintos y
contrarios.<br />
<br />
El marxismo explica que todas las formas de opresión tienen sus
raíces en la sociedad de clases, mientras que las teorías que salen del
posmodernismo rechazan esa idea como "esencialista" y "reduccionista".
Esta es la razón por la que un buen número de marxistas han desdeñado o
han sido hostiles al concepto de "interseccionalidad", sin distinguir
entre sus fundamentos teóricos rivales: el feminismo negro o el
posmodernismo/postestructuralismo.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">
La tradición feminista negra</span></blockquote>
Es importante entender que el concepto de interseccionalidad fue
desarrollada por primera vez por las feministas negras, no por los
posmodernos.<br />
<br />
El feminismo negro tiene una larga y compleja historia basada en el
reconocimiento de que el sistema de esclavitud tradicional y, desde
entonces, del racismo y la segregación racial modernas ha causado que
las mujeres negras sufran de formas que no han sido experimentadas por
las mujeres blancas.<br />
<br />
En 1851, Sojourner Truth pronunció su famoso discurso ¿No soy yo una
mujer?, en la Convención de Mujeres en Akron, Ohio. Ese discurso estaba
dirigido a enfatizar a las sufragistas blancas de clase media que la
opresión de Truth como antigua esclava negra no tenía nada en común con
la experiencia de las mujeres blancas de clase media.<br />
<br />
Truth contraponía su propia opresión como mujer negra, sufriendo
brutalidad, degradación física, horas interminables de trabajo forzado y
no pagado, y dando a luz a hijos e hijas solo para verlos forzados a la
esclavitud.<br />
<br />
Un siglo antes de que la jurista y feminista negra Kimberlé Williams
Crenshaw acuñara el término "interseccionalidad" en 1989, ese mismo
concepto era usado normalmente para describir un "entrelazamiento de
opresiones", "opresiones simultáneas" y otros términos similares.<br />
<br />
El feminismo negro ponían también mucho énfasis en las diferencias de
clase entre mujeres, porque la gran mayoría de población negra de los
EEUU había sido siempre parte de la clase obrera y había vivido
desproporcionadamente en la pobreza, debido a las consecuencias
económicas del racismo.<br />
<br />
El ensayo de Crenshaw de 1989, Demarginalizing the Intersection of
Race and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine,
Feminist Theory and Antiracist Politics, que introdujo el término
interseccionalidad, rinde tributo al discurso de Sojourner Truth.<br />
<br />
Crenshaw escribe: "Cuando Sojourner Truth se alzó para hablar, muchas
mujeres blancas querían callarla, temiendo que desviara la atención del
sufragio femenino [hacia la abolición de la esclavitud]". Crenshaw se
pregunta en el contexto moderno: "Cuando la teoría y la política
feminista que reclama reflejar las experiencias y las aspiraciones de
las mujeres no incluye ni habla de las mujeres negras, éstas deben
preguntar, ’¿no somos nosotras mujeres?’"<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">Feminismo negro de izquierda</span></blockquote>
Es importante también reconocer que el feminismo negro siempre
contenía un análisis de izquierda, incluyendo un solapamiento entre
algunas feministas negras y el partido comunista a mediados y finales
del siglo XX. Las líderes del partido comunista Claudia Jones y Angela
Davis, por ejemplo, desarrollaron el concepto de opresión femenina negra
como la experiencia de entrelazamiento de raza, género y clase.<br />
<br />
En 1949, Claudia Jones escribió un artículo pionero titulado An End
to the Neglect of the Problems of the Negro Woman! en el que afirmaba:
"las mujeres negras -como trabajadoras, como negras y como mujeres- son
la capa más oprimida de toda la población".<br />
<br />
En ese ensayo, Jones enfatizaba los ataques sexuales como una cuestión racial para las mujeres negras:<br />
<blockquote class="tr_bq">
<i>"Nada dramatiza más el carácter oprimido de las mujeres negras que el
caso de Rosa Lee Ingram, una madre viuda de 14 hijos -dos de ellos
muertos- que afronta la cadena perpetua en una cárcel de Georgia por el
“crimen” de defenderse del acoso de un “supremacista blanco”. […] Saca a
la luz la hipócrita coartada de los que linchaban a los negros, que
históricamente se escondían tras las faldas de las mujeres blancas
cuando trataban de encubrir sus funestos crímines con la
“caballerosidad” o “proteger a las mujeres blancas”"</i></blockquote>
Este tema -que el ataque sexual no es sólo una cuestión de las
mujeres sino también una cuestión racial en la sociedad estadounidense-,
fue seguido y desarrollado posteriormente por Angela Davis, cuyo
inveterado compromiso en la lucha contra toda forma de explotación y
opresión, incluyendo el injusto sistema racista es bien conocido.<br />
<br />
En 1981, Davis escribió en Women, Race and Class que la violación
"tiene un tóxico componente racial en los Estados Unidos desde el día en
que la esclavitud fue un arma clave en el mantenimiento del sistema de
supremacía blanca". Describe la violación como "un arma de dominación,
un arma de represión, cuyo objetivo encubierto era acabar con la
voluntad de resistencia de las mujeres negras y, en ese proceso,
desmoralizar a sus hombres".<br />
<br />
La violación institucionalizada de las mujeres negras sobrevivió la
abolición de la esclavitud y tomó su forma moderna, según Davis: "Las
violaciones colectivas, perpetradas por el Ku Klux Klan y otras
organizaciones terroristas en el periodo posterior a la Guerra Civil, se
convirtieron en un arma política indisimulada para aplastar el
movimiento de igualdad negro".<br />
<br />
La caricatura del deseo de los depredadores sexuales masculinos de
violar a las virtuosas bellezas sureñas tiene una "inseparable pareja",
escribe Davis: "la imagen de la mujer negra como promiscua crónica. […]
Vistas como “mujeres fáciles” y putas, los quejas de las mujeres negras
por las violaciones carecerían necesariamente de legitimidad".<br />
<br />
Pero en los años 70, mucha feministas blancas, quizá la más famosa,
Susan Brownmiller, en su libro Against our Will: Men, Women and Rape,
describía la violación exclusivamente como una lucha entre mujeres y
hombres.<br />
<br />
Este marco político llevó a Brownmiller a conclusiones abiertamente
racistas en su apreciación del linchamiento en 1955 de Emmett Till, el
chico de 14 años que visitaba a su familia en Jim Crow, Mississippi que
fue secuestrado, torturado y asesinado de un disparo por el supuesto
“crimen” de silbar a una mujer casada.<br />
<br />
A pesar del linchamiento de Till, Brownmiller dice que él y su
asesino compartían el poder sobre una "mujer blanca", haciendo uso de
estereotipos que Davis calificó como "la resurrección del viejo mito
racista del violador negro".<br />
<br />
Hay muchas otras formas en las que la experiencia de las mujeres negras difiere entre las mujeres de diferentes clases y razas.<br />
<br />
La corriente principal del feminismo de los años 60 y 70 exigía poder
abortar en base al derecho de la mujer a poner fin a un embarazo no
deseado. Esto es, por supuesto, un derecho fundamental de todas las
mujeres, sin el cual las mujeres no pueden ser iguales a los hombres.<br />
<br />
A la vez, sin embargo, la corriente principal del movimiento se
centra casi exclusivamente en el aborto, cuando la historia de los
derechos reproductivos complicaba mucho más la cuestión para las mujeres
negras y para otras mujeres de color, que habían sido los objetivos
históricos de la esterilización forzosa racista.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">El colectivo del Río Combahee</span></blockquote>
La lección central de estos ejemplos es que no puede haber algo tan
simple como "la cuestión de las mujeres" en un sistema capitalista
fundado sobre la esclavización de africanos, en el que el racismo está
incrustado en todos sus fundamentos e instituciones. Casi todas cuestión
"de las mujeres" tiene un componente racial.<br />
<br />
A lo largo de los 60 y los 70, hubo un potente movimiento en el
feminismo negro de izquierda. Un representante destacado del mismo fue
el Colectivo del Río Combahee, un grupo de lesbianas feministas negras
de Boston. Se identificaban como "marxistas" y afirmaban en su
declaración de 1977:<br />
<blockquote class="tr_bq">
<i>"Somos socialistas porque creemos que el trabajo debe ser organizado
para el beneficio colectivo de aquellos y que trabajan y crean los
productos y no para el beneficio de los jefes. Los recursos materiales
deben ser distribuidos igualitariamente entre aquellos que crean estos
recursos.</i><i>"No estamos convencidas, sin embargo, de que una revolución
socialista que no sea a la vez feminista y antiracista puede garantizar
nuestra liberación. […] Aunque estamos esencialmente de acuerdo con la
teoría de Marx aplicada a las específicas relaciones económicas que
analiza, sabemos que este análisis debe ser extendido más allá para que
comprendamos nuestra situación económica específica como mujeres
negras".</i></blockquote>
Es un punto de vista bastante razonable que parece de sentido común
para la mayoría de la gente de izquierda hoy. El Colectivo del Río
Combahee no apoyaba el separatismo, como algunos marxistas han
interpretado erróneamente.<br />
<br />
Barbara Smith, una de las fundadores del Colectivo del Río Combahee,
reclamaba en una entrevista en el libro de 1984 This Bridge Called My
Back una estrategia de "construcción de coalición" en vez del
"separatismo racial". Decía que "cualquier tipo de separatismo es un
callejón sin salida […]. Ningún grupo oprimido puede derribar el sistema
por sí mismo. Es muy importante formar coaliciones de principios en
torno a cuestiones específicas".<br />
<br />
Es importante discutir la idea que han sostenido muchos críticos
-entre ellos algunos marxistas- de que el concepto de interseccionalidad
del feminismo negro trata simplemente de la experiencia de racismo,
sexismo y otras formas de opresión a nivel individual.<br />
<br />
La tradición feminista negra siempre ha estado vinculada a la lucha
colectiva contra la opresión, contra la esclavitud, segregación,
racismo, brutalidad policial, pobreza, esterilización forzosa, violación
sistemática de mujeres negras y en linchamiento sistemático de hombres
negros.<br />
<br />
Quizá la lección más importante que podemos sacar del Colectivo del
Río Combahee es que cuando construyamos el próximo movimiento de masas
de liberación de las mujeres -ojalá sea pronto- debe estar basado no en
las necesidades de las menos oprimidas sino de las que están más
oprimidas, puesto que eso ese es el verdadero núcleo de la solidaridad.<br />
<br />
Pero la interseccionalidad es un concepto que sirve para entender la
opresión, no la explotación. Muchas feministas negras reconocen las
raíces sistémicas del racismo y el sexismo, pero dan mucho menos énfasis
que los marxistas a la conexión entre los sistemas de explotación y
opresión.<br />
El marxismo es necesario porque proporciona un marco para entender la
relación entre explotación y opresión y porque también identifica la
agencia para crear las condiciones materiales y sociales que harán
posible acabar con la explotación y la opresión: la clase obrera.<br />
<br />
Los trabajadores no solo tienen el poder para parar el sistema, sino
para reemplazarlo por una sociedad socialista basada en la propiedad
colectiva de los medios de producción. Aunque otros grupos de la
sociedad sufran opresión, solo la clase obrera tiene este poder
colectivo.<br />
De modo que el concepto de interseccionalidad necesita la teoría
marxista para reconocer el tipo de movimiento conjunto que es capaz de
poner fin a todas las formas de opresión. Al mismo tiempo, el marxismo
solo puede beneficiarse de integrar el feminismo negro de izquierda a su
propia política y práctica.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">El rechazo posmoderno de la "totalidad"</span></blockquote>
Hasta ahora, he tratado de mostrar que el concepto de
interseccionalidad, de entrelazamiento de opresiones, estuvo basado en
la tradición feminista negra durante un largo periodo de tiempo y que
este concepto ha sido compatible con el marxismo.<br />
<br />
Quiero ahora centrar en la posmodernidad y contraponer la
interpretación posmoderna de interseccionalidad con el concepto,
anterior, de la tradición feminista negra.<br />
<br />
Para ser claros: no cabe duda de que el posmodernismo ha hecho
avanzar la lucha contra todas las formas de opresión, incluyendo la
opresión experimentada por el colectivo transexual, con diversidad
funcional o aquellos discriminados por razones de edad y muchas otras
formas de opresión, que fueron eclipsadas antes de que las teorías
postmodernas florecieran en los 80 y 90.<br />
<br />
El crítico literario Terry Eagleton identificó "el logro más
duradero" del postmodernismo en el "el hecho de que ha ayudado a
plantear preguntas de sexualidad, género y etnia tan firmemente en la
agenda política que es imposible imaginar eliminarlas sin una poderosa
lucha".<br />
<br />
Al mismo tiempo, sin embargo, el posmodernismo hizo surgir un rechazo
de plano de la generalización política y de las categorías de las
estructuras sociales y realidades materiales, a las que se referían como
"verdades", "totalidades" y "universalizaciones", en nombre de un
"anti-esencialismo". (Ciertamente, tal rechazo de la generalización
política es en sí misma una generalización política, una contradicción
inherente al pensamiento posmoderno).<br />
<br />
Los posmodernos sitúan un énfasis clave en el carácter limitado,
parcial, subjetivo, de las experiencias individuales de la gente,
rechazando la estrategia de lucha colectiva contra las instituciones de
opresión y explotación para centrarse en las relaciones individuales y
culturales como centros de lucha.<br />
<br />
No es un coincidencia que el posmodernismo floreciera en el mundo
académico tras el declive de la lucha de clases y los movimientos
sociales de los 60 y 70, y con el ascenso de la clase dominante
neoliberal.<br />
<br />
Algunos académicos vinculados con el ascenso del posmodernismo eran
veteranos radicales de los 60 que habían perdido la fe en la posibilidad
de la revolución. Se les unió una generación de radicales demasiado
jóvenes para haber experimentado el tumulto de los 60, pero que estaban
influenciados por el pesimismo del periodo. En este contexto, el
marxismo fue calificado generalmente de "reduccionista" y "esencialista"
por académicos que se autodenominaban posmodernos, postestructuralistas
y postmarxistas.<br />
<br />
Dentro de la categoría teórica más amplia de postmodernidad, el
postmarxismo proporcionó un nuevo marco teórico a comienzos de los 80.
Dos teóricos postmarxistas, Ernesto Laclau y Chantal Mouffe publicaron
Hegemonía y Estrategia Socialista: Hacia una Política Democrática
Radical en 1985.<br />
Laclau y Mouffe planteaban su teoría como negación de la "totalidad"
socialista: "vínculos necesarios entre antisexismo y anticapitalismo, y
la unidad entre ambos sólo puede ser el resultado de una articulación
hegemónica. Por consiguiente, sólo es posible construir esta
articulación a partir de luchas separadas [...]. Esto requiere la
autonomización de las esferas de lucha".<br />
<br />
Esto es un argumento en favor de la separación de las luchas. Tales
luchas "flotantes" deberían entonces ser conducidas totalmente dentro de
lo que los marxistas llaman superestructura de la sociedad, sin
relación con su base económica.<br />
<br />
Además, el concepto de Laclau y Mouffe de "autonomización de las
esferas de lucha" no es solo que cada lucha esté limitada a combatir una
sola forma particular de subordinación dentro de un dominio social
particular, sino que no necesita siquiera implicar a ninguna otra
persona más que a uno mismo. Esto se dice explícitamente: "muchas de
estas resistencias no se manifiestan bajo la forma de luchas colectivas
sino a través de un individualismo crecientemente afirmado".<br />
<br />
Estos pasos muestran claramente cómo el énfasis se alejó de la
solidaridad entre movimientos y también de la lucha colectiva a la
individual, a la lucha interpersonal. Así, las relaciones
interpersonales se convirtieron en el lugar central de lucha, basada en
las percepciones subjetivas de qué individuo está en posición de
"dominio" y cuál en posición de "subordinación" en cualquier situación
particular.<br />
<br />
En 1985 el teórico queer Jeffrey Escoffier resumía: "La política de
la identidad debe ser también una política de la diferencia […]. La
política de la diferencia afirma una existencia limitada, parcial".<br />
Los postestructuralistas se apropiaron de términos como "política de
la identidad" y "diferencia" que tenían su origen en el feminismo negro
de finales de los 70.<br />
<br />
Cuando el Colectivo del Río Combahee se refería a la necesidad de
una política de la identidad, por ejemplo, estaban describiendo la
identidad colectiva de las mujeres negras; cuando enfatizaba la
importancia de reconocer las "diferencias" entre mujeres, se referían a
la invisibilidad del colectivo de mujeres negras en el feminismo
predominantemente blanco de clase media del momento.<br />
<br />
Pero hay un mundo de diferencia entre la identidad social
-identificación como parte de un grupo social- y la identidad
individual. La concepción postestructuralista de la "identidad" está
basada en los individuos, mientras que la "diferencia" puede referirse
igualmente a cualquier característica que sitúe a un individuo al margen
de otros, ya sea por una relación de opresión o que sea simplemente no
normativo.<br />
<br />
Vale la pena señalar que la feminista negra Kimberlé Williams
Crenshaw, escribiendo en los 90, discrepaba con la "versión del
antiesencialismo que encarnaba lo que puede llamarse la tesis
vulgarizada de la construcción social, [que] consiste en que, puesto que
las categorías son construidas socialmente, no existen los “negros” o
las “mujeres”, y no tiene sentido por tanto continuar reproduciendo esas
categorías y organizándose en torno a ellas".<br />
<br />
Frente a ello, afirmaba que "una primera respuesta a estas preguntas
requiere que reconozcamos en primer lugar que los grupos de identidad
organizados en los que nos encontramos son de hecho coaliciones, o al
menos, coaliciones potenciales esperando a ser formadas".<br />
Concluía diciendo que "en este momento de la historia, puede
argumentarse firmemente que la estrategia de resistencia más seria para
los grupos desempoderados es ocupar y defender una política de
localización social en vez de vaciarla y destruirla".<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: large;">
Identidad "individual" o "social"</span></blockquote>
Es así como el concepto de interseccionalidad que se desarrolló por
primera vez en el marco de la tradición feminista negra, emergió mucho
más recientemente en el contexto de la posmodernidad.<br />
<br />
Aunque el feminismo negro y algunas corrientes de la teoría
posmoderna comparten asunciones y lenguaje comunes, estos quedan
ensombrecidos por las diferencias clave que hacen de ellos enfoques
distintos para combatir la opresión. Por tanto, el concepto de
interseccionalidad tiene dos fundamentos políticos distintos: uno con el
trasfondo del feminismo negro y otro del posmodernismo.<br />
<br />
La reciente evolución del enfoque postestructuralista de la política
de la identidad y de la interseccionalidad, que ha tenido una fuerte
influencia en la generación actual de militantes, da un gran énfasis al
cambio de comportamiento individual como la forma más eficaz para
combatir la opresión.<br />
<br />
Esto ha dado pie a la idea de que los individuos "señalen" los actos
interpersonales de opresión percibida como un acto político crucial. Ha
dado pie, más en general, a la interseccionalidad en términos
posmodernos, incluso entre los que no tienen idea de qué es la
posmodernidad.<br />
<br />
Como ha afirmado recientemente un investigador marxista:<br />
<blockquote class="tr_bq">
<i>"A finales del siglo XX, un discurso teórico de la interseccionalidad
se hizo casi hegemónico en muchos sectores de la vida intelectual
radical. En este discurso, centrado en cuestiones sociales y movimientos
en torno a la raza, género, clase, sexualidad y otras formas de
opresión era habitual decir que deberíamos rechazar cualquier tipo de
reduccionismo o esencialismo de clase en el que el género y la raza
queden subsumidas bajo la categoría de clase. Como mucho, se decía, los
movimientos en torno a la raza, género, sexualidad o clase puede
entrecruzarse entre sí, pero no pueden coaligarse fácilmente en un
movimiento contra la estructura de poder y el sistema capitalista que,
según con los marxistas, está tras él. Así, la interseccionalidad actual
de estos movimiento sociales -frente a su separación- era vista
habitualmente como limitada, como realidad y como una posibilidad. Decir
otra cosa era correr el riesgo de caer en el abismo del reduccionismo o
el esencialismo".</i></blockquote>
Coincido con Anderson en este punto, pero también creo que es claro
que está criticando la versión posmoderna de la interseccionalidad, no
la del feminismo negro.<br />
<br />
Creo que un error por parte de los marxistas no apreciar el valor de
la tradición feminista negra, incluyendo el concepto de
interseccionalidad, tanto su contribución a combatir la opresión de las
mujeres de color, las mujeres de clase obrera y las formas en que puede
ayudar a avanzar la teoría y práctica marxistas.<br />
<br />
Los marxistas aprecian las contribuciones de los nacionalistas negros
de izquierda, incluyendo a Malcolm X y Franz Fanon, así como el
socialismo del Black Panther Party y han intentado incorporar aspectos
de sus contribuciones a nuestra propia tradición política. Los ejemplos
anteriores proporcionan pruebas sólidas de que deberíamos incorporar del
mismo modo lo que las feministas negras tienen que ofrecer al marxismo.<br />
<br />
El papel de la segregación racial en EEUU ha impedido eficazmente el
desarrollo de un movimiento de mujeres unido que reconozca las muchas
implicaciones de la histórica división racial. Ningún movimiento puede
aspirar a hablar por todas las mujeres a menos que hable por las mujeres
que también afrontan las consecuencias del racismo, que sitúa
mayoritariamente a las mujeres de color en las filas de la clase obrera y
la pobreza.<br />
<br />
La raza y la clase deben ser centrales al proyecto de la liberación
de las mujeres -no sólo en la teoría sino en la práctica- si pretender
ser significativo para aquellas mujeres que son las más oprimidas por el
sistema.<br />
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Título original: "A Marxist case for intersectionality"</span></span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirdF5mdYhPlZ1EHn7-6OgJRCO4FrM9yriKd18AAxrlTALqpOyj3d7B8E87ECFkh6IPSU5rKQ-IsNhfM_SvI76GEW2bzV3erUkeVrnF05QBo9Gl_RcKcmVT_fWAiMOALgw90_luztuKk1II/s1600/Socialist+Worker.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirdF5mdYhPlZ1EHn7-6OgJRCO4FrM9yriKd18AAxrlTALqpOyj3d7B8E87ECFkh6IPSU5rKQ-IsNhfM_SvI76GEW2bzV3erUkeVrnF05QBo9Gl_RcKcmVT_fWAiMOALgw90_luztuKk1II/s1600/Socialist+Worker.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://socialistworker.org/" style="font-size: medium; text-align: start;"><span style="color: #38761d; font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">https://socialistworker.org/</span></a></td></tr>
</tbody></table>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjU2N1u16lKZP5PbzdLid3PtTw0zg4lA1DVj_13S_ZUzYnvFbEIMz7mceWJwz3bSQp2oS_os3WPx-T8j5hYf8qIeOOYCn5pZrhgu0wAKbAc0PDutaSiNZJqua4BMObAcNE71nbaxIJwWJn/s1600/Viento+Sur.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjU2N1u16lKZP5PbzdLid3PtTw0zg4lA1DVj_13S_ZUzYnvFbEIMz7mceWJwz3bSQp2oS_os3WPx-T8j5hYf8qIeOOYCn5pZrhgu0wAKbAc0PDutaSiNZJqua4BMObAcNE71nbaxIJwWJn/s1600/Viento+Sur.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://vientosur.info/" style="font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><span style="color: #38761d;">http://vientosur.info</span>/</a></td></tr>
</tbody></table>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-32749125258761343202017-08-23T14:05:00.000-04:002017-08-23T14:05:13.477-04:00'Das Kapital' errante (Breves y modestos apuntes)<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBEY0ZaC5cw8UIhlFDm8eUc9yh6AEB32CHDsyNY2ni2K1iFEDQfi3S29LcSGNPX0jlNVK223PAjdy7U_XcMGb8J48MZYYnRdFVnqwKKIIKjyuGyU7GSOu55ci6MbWwtSdTabmvfXTzI1o2/s1600/El+Capital+%25E2%259C%2586+Natalia+Rizzo+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx+1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="550" data-original-width="1000" height="220" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBEY0ZaC5cw8UIhlFDm8eUc9yh6AEB32CHDsyNY2ni2K1iFEDQfi3S29LcSGNPX0jlNVK223PAjdy7U_XcMGb8J48MZYYnRdFVnqwKKIIKjyuGyU7GSOu55ci6MbWwtSdTabmvfXTzI1o2/s400/El+Capital+%25E2%259C%2586+Natalia+Rizzo+%25C2%25A9+%25C3%2591%25C3%25A1ngara+Marx+1.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: small;">El Capital ✆ Natalia Rizzo
</span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<b><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><i>Edgardo Logiudice</i></span></b></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<b><span style="font-family: inherit;"><br /></span></b></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<b><span style="font-family: inherit;">I. </span></b><i style="font-family: inherit;">Das Kapital. </i><span style="font-family: inherit;">A ciento cincuenta años de su primera edición, sigue vagando; y su objeto, transformado, dominando. </span><span style="font-family: inherit;">Pero escribo errante, que viene de errar: de errar el rumbo. </span><span style="font-family: inherit;">¿Ha sido el autor, o fueron sus seguidores los que erraron el norte? Colijo que ambos. </span><span style="font-family: inherit;">Entre los últimos, quienes no lo leyeron y se dijeron marxistas. Y entre quienes sí lo hicieron, los que lo leyeron tal como Marx lo escribió, que no fue como lo pensara antes de escribirlo para la publicación. Marx escribió buscando la forma de que lo entendieran: los obreros de la gran industria, aunque no eran muchos cuando ésta recién nacía.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Meditó mucho sobre cómo hacerlo. Constan sus dudas, que han sido estudiadas. Y mucho se escribió sobre cómo hay que leerlo. Es una historia que muchos conocemos, así como la historia de las publicaciones que siguieron, dando continuidad al primer tomo (o libro I) que este año conmemoramos. </span><span style="font-family: inherit;">Si digo que Marx erró en el rumbo es, simplemente, porque no era un profeta. Jacques Bidet escribió hace unos años que, muchas veces, pudo más el hombre revolucionario que el estudioso. Aunque su estudio resulte imprescindible. <a name='more'></a></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">La palabra clave parece ser la de mercancía y, entre ellas, una en especial, la que genera la plusvalía. Clave para un marxista. Y todos aceptamos entonces que hay un mercado, lugar en el que se compra y se vende, también, la capacidad laboral, reducida a fuerza de trabajo. Cosa que parece constatarse cotidianamente.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">La cuenta es fácil, si aceptamos algunos presupuestos. Y aunque ya no sea necesario decir que lo único que tiene el obrero para vender es su fuerza de trabajo. Pero Marx pensó que era mejor decirlo así, para que lo entendieran. Y así se repitió.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Plusvalía, como diferencia de precio entre el coste de los medios de subsistencia de la capacidad laboral y el valor de lo producido por ella. Era la lógica mercantil que todos conocían, en un mundo de mercancías a las que se atribuían virtudes que no tenían. Y Marx comenzó entonces por allí. El problema fue que así se fue repitiendo. Aunque una cosa es el método de exposición, y otra lo que se explica.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">El salario (y hoy que está desapareciendo, jurídica y literalmente, se hace más evidente lo que a seguir digo) sólo en la superficie es el precio de la fuerza de trabajo. Es un en realidad un <i>voucher</i> para elegir quien va a comer, calzarse, vestirse, etcétera, y quien no: según convenga. Se llame salario o como sea. Es un anticipo que se devuelve con trabajo. Y no lo digo yo, lo escribió Marx, antes de que se publicara el único tomo que él alcanzó a redactar para la imprenta.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"> </span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">¿Qué es el salario? Al parecer, el capitalista les compra a los obreros su trabajo con dinero. Ellos le venden por dinero su trabajo. Pero esto no es más que la apariencia. (Trabajo asalariado y capital, año 1849).</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">En la pequeña circulación [del capital variable o fondo de salarios] el capital <i>adelanta el salario</i> al obrero. (<i>Grundrisse</i>, años 1857/58).</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"> </span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Fue Henry Ford el que dio la pista: el salario representa bienes, pero los bienes no necesariamente representan salarios. Y Ford adelantó bienes, transformándolos en condiciones de vida, como los demás bienes de subsistencia. El automóvil, que adelantaba para pagar en cuotas, podía ser uno, en un país de largas distancias. Y con ello resolvió varios problemas.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Entregando el automóvil anticipaba el salario en bienes (su contenido material, su valor de uso). Creaba al mismo tiempo consumo y consumidor. Realizaba anticipadamente la plusvalía que, contabilizada, aumentaba su capital. Con ello, aumentaba el valor de sus acciones, fundado en la plusvalía futura o expectativa de plusvalía. Origen de la especulación financiera. Se garantizaba el trabajo futuro de sus obreros. El trabajo forzado. Generaba la idea del obrero propietario privado: ahora, si podía y quería, ya tenía algo más para vender que su fuerza de trabajo. Si bien, en realidad, era el propietario de una deuda, vale decir, de nada más que la obligación de pagarla. Generaba el obrero-propietario-deudor.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Seguía manteniendo en la superficie la forma mercantil, de compraventa, tanto para el salario como para las “compras” de (ahora) un nuevo medio de subsistencia o condición de vida, sólo que con “pago diferido”.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">La riqueza, generada por la aplicación de la capacidad laboral, seguía apareciendo –como había dicho Marx– como un mundo de mercancías. El salario también es parte de ese mundo, aun en el llamado socialismo real (que, entre otras cosas, por eso no llegó a serlo).</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Y, fundamentalmente, los obreros organizaron sus luchas en torno al aumento del precio de su trabajo.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"> </span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<b><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">II. </span><span style="font-family: inherit;"> </span></b><span style="font-family: inherit;">Pero aún seguía inédito el célebre (aunque aún hoy siga sin serlo para muchos marxistas) “Capítulo VI”, llamado más precisamente</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">El Capital. Libro I. Capítulo VI (inédito)<a href="file:///C:/Users/meme/Downloads/Logi%C3%BAdice_Herramienta%2060.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="color: #6c420e; text-decoration-line: none;" title=""><b>[1]</b></a></i><span style="font-family: inherit;">, según parece escrito entre 1863 y 1868. De allí (pág. 35) transcribo: </span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"> </span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">La premisa es que el obrero trabaja como <i>no-propietario</i> y que las <i>condiciones de su trabajo</i> se le enfrentan como <i>propiedad ajena</i>. Que el capitalista n° I sea poseedor del dinero y le compre al capitalista n° II, poseedor de los medios de producción, esos mismos medios, mientras que el obrero con el dinero recibido del capitalista n° I compra medios de subsistencia al capitalista n° III, no altera absolutamente en nada el hecho de que los capitalistas n° I, II y III son en su conjunto los poseedores exclusivos del dinero, los medios de producción y los medios de subsistencia. (Marx, obra antes indicada, pág. 35).</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"> </span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">La razón, entonces, por la que <i>no hay compraventa material</i>, sino ideológica, es que la compraventa no es más que la circulación del capital variable del capitalista en su conjunto, como clase. Lo que circula –decía Marx– no son mercancías, sino títulos de propiedad. Y los de los bienes de consumo, títulos de propiedad cuyo destino es agotarse inmediatamente al consumirse, reproduciendo la capacidad laboral.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">La <i>forma</i> en que el capital transforma <i>su</i> dinero en la mercancía capacidad laboral (creadora de riqueza) para que, una vez aplicada como fuerza de trabajo (no sólo energética, sino de conocimientos y habilidades) produzca una nueva mercancía que, una vez vendida, vuelve en forma de dinero a su poseedor, con el plus que le incorporó el trabajador. Y queda listo para ser acumulado nuevamente y seguir reproduciendo la clase de los obreros, consumidores y también deudores, que creen tener pequeños títulos de propietarios privados, porque jurídicamente los pueden vender (si los pagan, <i>trabajando</i>).</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Si esto es así no debería llamar la atención que Marx dedicara poco y nada de sus reflexiones hacia el consumo de subsistencia. En última instancia era, para la clase dueña de ellos, un insumo más para la producción y reproducción laboral, un producto como el carbón, que había que echar en la caldera. La compra de ese consumo caía fuera (se lo anticipaba ya en <i>La Ideología Alemana</i>) del ciclo de la producción en general, no siendo en última instancia, para la clase capitalista, más que un mal necesario. </span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">En todo <i>El Capital</i> Marx le dedica poco espacio al consumo<a href="file:///C:/Users/meme/Downloads/Logi%C3%BAdice_Herramienta%2060.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="color: #6c420e; text-decoration-line: none;" title="">[2]</a>. El objetivo de su estudio era el funcionamiento del <i>capitalismo industrial</i> y, para el mismo, el consumo quedaba sólo como el <i>fin ideal </i>(ideológico) que le otorgaba la economía política clásica, de satisfacer las necesidades de la sociedad. Aunque en realidad, para el capitalista, el consumo que interesa es el consumo productivo, es decir el consumo de la fuerza de trabajo. El consumo de subsistencia queda fuera del ciclo de producción, aún más, el consumo agota lo producido, consumiéndolo. A lo sumo (lo que según vemos, hoy, no es poco) es <i>un medio</i> para reiniciar la demanda de un nuevo ciclo. Esto es lo que había enunciado ya Marx en la <i>Introducción</i> del 57. Por eso a Marx el consumo le interesa, fundamentalmente, en su existencia como capital variable.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Por allí vagaba <i>Das Kapital</i> pero no, como vimos, Henry Ford ni los capitalistas. Y aquello que ya Marx señalara como creación del consumo de subsistencia y del consumidor, se comenzó a transformar en una <i>nueva forma de apropiación del trabajo ajeno</i>. Del trabajo ajeno <i>futuro</i>.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">No se trata ya del trabajo pasado contenido en un producto acabado que, una vez vendido, se convierte en capital en manos de la clase capitalista conteniendo el plus que le agregó el trabajador. Como ya vimos, con la “venta a crédito” hay una apropiación de trabajo futuro que contiene un plus futuro, al menos potencialmente. Sin embargo, aunque ni el trabajo esté aún realizado ni, por consiguiente, su producto vendido, al capitalizarse y transformarse en un bien incorpóreo, intangible, si los títulos que lo representan se venden, en la expectativa de ganancia el capitalista ya tiene en su bolsillo la plusvalía realizada. Por consiguiente, la misma puede reinvertirse como capital variable en un nuevo proceso: puede convertirla en nuevos medios de subsistencia. De esta manea el consumo es una nueva forma de apropiación del trabajo ajeno que aumenta el proceso de acumulación.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">El asunto es que no aparece de esta forma, sino invertida: el obrero deudor aparece como propietario. Creo que este es el papel económico del consumismo, al que contribuyó como nunca pudiera imaginarlo Marx la publicidad para el consumo. Al punto de convertirse en una ideología casi (o sin casi) religiosa, tal que el objetivo del <i>branding</i> es la de obtener <i>fidelidad</i> a la marca (que también es un intangible que se cotiza en bolsa).</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Sobre la base de este activo incorpóreo y otros también intangibles, como los proyectos de desarrollo –una vez incorporada y cada vez más la inteligencia como el factor más importante de la capacidad laboral– es que se autonomizan las construcciones financieras.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<b><span style="font-family: inherit;"> </span></b></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<b><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">III. </span></b><span style="font-family: inherit;">No me referiré acá a la cuestión denominada</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">financiarización</i><span style="font-family: inherit;">, asunto por demás tratado abundantemente después de la crisis del 2007/08 por numerosos marxistas, muchos de los cuales han tomado como punto de referencia la cuestión del capital ficticio en Marx.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Sólo señalaré que, después de la inconvertibilidad de la moneda en oro, la vía quedó libre para la creación del dinero fiduciario. </span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Y fue así que en las décadas del 70 y 80 coincidieron en el tiempo las primeras aplicaciones de la robotización, el inicio de las nuevas políticas llamadas neoliberales y la popularización de las TIC.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Todo lo cual contribuyó a desarrollar y consolidar la hegemonía del capital financiero.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">De todas estas cosas podemos hallar grandes intuiciones de Marx, particularmente–insisto– en escritos anteriores a la publicación que conmemoramos. Frente a la cual los movimientos y el proceso del capital parecen erráticos. O al revés, según quiera atenerse uno a la severidad de los textos o a las vicisitudes históricas. Una de esas más que intuiciones, es la definición de la posición del capitalista industrial frente al financiero (o, en su época, el préstamo a interés), en donde Marx expresa que “es la misma que la del obrero frente al capitalista industrial”. </span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Con <i>formas</i> (y políticas) apoyadas en estos procesos, lo que no es errante es el proceso de concentración del capital, del cual las <i>Cadenas de Valor Global</i> son la expresión más acabada: concentración a nivel del planeta. Vertical, horizontal y multidireccional.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Como les gusta decir: “desde la semilla hasta la góndola”. En su interior se halla casi todo, hasta la educación y la salud. Yahora, como refugio de la sobreabundancia de capital fiduciario, todos los recursos naturales, hasta más allá del planeta.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Y aquí es dónde se muestra valedera la afirmación, no sólo de que el salario no es más que una apariencia, como ya vimos, sino de que muchos no asalariados no son más que obreros del capital financiero. Encubiertos y asumidos con diversas vestimentas, desde franquiciados a prosumidores, con diversos roles ideológicos y distintas ideologías de la propiedad privada, no más que una multitud de deudores y de poquísimos acreedores.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">La subsunción real al capital financiero (a la nueva forma de propiedad que asimila, absorbe, a la misma forma de propiedad capitalista industrial) es tal que, aunque un Pyme se conduzca ideológicamente como un “propietario industrial” (así como también lo hace hoy un chacarero), su inserción obligada (vertical y horizontalmente, para arriba o para abajo) como proveedor o como cliente, lo hace dependiente de las Cadenas de Valor Global. </span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Estas últimas son la expresión y materialización del proceso señalado por Marx de concentración del capital. Proceso del que ya se ha escrito lo suficiente, concentración y centralización generadoras de una nueva forma política que destruye la clásica forma estatal. Para dar origen a una especie de <i>absolutismo del capital</i>.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">Los mecanismos de concentración son las absorciones, fusiones y otros arbitrios por demás conocidos hoy. Así todos, sin más reglas que la auto-regulación.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">No era éste el capitalismo de <i>Das Kapital</i>. Por más que Marx haya intuido el <i>general intellect</i>, que constituye hoy las nuevas tecnologías.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"> </span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<b><span style="font-family: inherit;">IV. </span></b><span style="font-family: inherit;">Nada de lo dicho es muy original. Las luchas de clases siguen existiendo. Razón quizá de que</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">Das Kapital</i><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">siga vagabundeando, o merodeando. Sin embargo, la misma pobreza –de la que Marx decía que era un presupuesto del capitalismo, presupuesto lógico e histórico en la acumulación originaria– hoy es el resultado de ese mismo</span><span style="font-family: inherit;"> </span><i style="font-family: inherit;">general intellect</i><span style="font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;">bajo la lógica del dinero que produce dinero llamada rentabilidad (única ley en el estado de excepción en que vivimos).</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">La expulsión del sistema de grandes contingentes humanos hasta del propio conocimiento, tal vez precisamente por ello, ha generado un nuevo tipo de pobre que ni siquiera está destinado a trabajar. El pobre que ya no poseerá el <i>voucher </i>de la subsistencia, al que vemos ya errar por todo el mundo, como los mendicantes, pero sin buena nueva que dar a conocer.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;">La desigualdad que presupone la pobreza es de tal magnitud que apenas sirve como amenaza para los que aún siguen alimentados por el sistema. Lo peor quizá es que la deshumanización es tan franca, abierta y naturalizada, que la ideología reinante no sólo es el narcisismo solipsista, sino la aceptación de la liquidación de los sobrantes, el descarte de lo inservible. No fue esta la filosofía sobre la que comenzó a navegar <i>Das Kapital</i>. A pesar de todo lo cual, sigue errando. O merodeando.</span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="background-color: white; color: #494949;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;">Notas</span></span></blockquote>
<div style="background-color: white;">
<a href="file:///C:/Users/meme/Downloads/Logi%C3%BAdice_Herramienta%2060.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="color: #6c420e; font-family: inherit; text-decoration-line: none;" title="">[1]</a><span style="color: #494949; font-family: inherit;"> </span><span style="font-family: inherit;"><span style="color: #494949;">Buenos Aires, 1971, Siglo XXI.</span></span><a href="file:///C:/Users/meme/Downloads/Logi%C3%BAdice_Herramienta%2060.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="color: #6c420e; font-family: inherit; text-decoration-line: none;" title="">[2]</a><span style="color: #494949; font-family: inherit;"> Valgan como muestra las siguientes citas que corresponden al Tomo II de </span><i style="color: #494949; font-family: inherit;">El Capital</i><span style="color: #494949; font-family: inherit;">: “[…] para el capitalista tanto la producción como el consumo del obrero no son más que un eslabón inevitable, el mal necesario, para poder hacer dinero”; “[…] la clase ca<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
pitalista necesita de la existencia constante de la clase obrera y, también, por consiguiente, del consumo del obrero […]”. El ideal del capitalista sería hacer dinero sin tener que producir, pero, al menos para el capitalista industrial, ello es imposible por definición y, para producir, se necesitan obreros que, además, deben alimentarse para renovar su fuerza de trabajo. Siendo esto así, parte de su capital debe representar los medios de sustento de los obreros y estar dispuesta para ello. Para el capitalista los medios de sustento de la fuerza de trabajo son “la forma natural de su capital variable”. </span></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKzxW9wJfnklmloHN_Xn2MSGOCdFleDJfLUF5Azpr00bP1zuLB6iTpd4oEEEcj1IBUYzXXANQ1Q0nMjaF8epCG_La_GpvbE9Rf1rWHPnB3pFtmhraQB8NesGOy9yx3gyCMtvsr6rATPhPZ/s1600/Herramienta1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKzxW9wJfnklmloHN_Xn2MSGOCdFleDJfLUF5Azpr00bP1zuLB6iTpd4oEEEcj1IBUYzXXANQ1Q0nMjaF8epCG_La_GpvbE9Rf1rWHPnB3pFtmhraQB8NesGOy9yx3gyCMtvsr6rATPhPZ/s1600/Herramienta1.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="background-color: white; color: blue; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><u>http://www.herramienta.com.ar/</u></i></td></tr>
</tbody></table>
<div style="background-color: white;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-40879528830133531832017-08-17T18:21:00.000-04:002017-08-17T19:14:27.722-04:00Teoria marxista della conoscenza e lavoro intellettuale<span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;"><b><i>Italo Nobile</i></b></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwXYGYeieR3j-O5hn2MhMANQbxbZ57AtxUKp7EJHjEu20eu4XjyNmJlDow15XmxmK2Eq51dvL5QZoRezwZwhMsperTTUZmYJUbY82X-E4N83fmW3qTx4VxzhM2jefxmnbxSmWKWpaMuTzG/s1600/31.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="372" data-original-width="450" height="264" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwXYGYeieR3j-O5hn2MhMANQbxbZ57AtxUKp7EJHjEu20eu4XjyNmJlDow15XmxmK2Eq51dvL5QZoRezwZwhMsperTTUZmYJUbY82X-E4N83fmW3qTx4VxzhM2jefxmnbxSmWKWpaMuTzG/s320/31.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
C’è una teoria marxista della conoscenza? Ci sono brani di Marx che
si possono integrare in una teoria della conoscenza, c’è la concezione
materialistica della storia (quella espressa ad esempio nell’<em>Ideologia tedesca</em>) che ha anche aspetti rilevanti per una teoria della conoscenza, ci sono gli scritti engelsiani (l’<em>Anti-Duhring</em> e la <em>Dialettica della Natura</em>)
ma una vera e propria questione di teoria della conoscenza la abbiamo
con la polemica tra il realismo epistemico (conoscitivo) di Lenin (di
ispirazione engelsiana), il marxismo di ispirazione neokantiana di
Plechanov e l’empiriomonismo di Bogdanov (variante del cosiddetto
empiriocriticismo di Mach e Avenarius). A questa polemica hanno fatto
riferimento tutta una serie di scritti sia in Urss che in occidente, ma
da essa hanno tratto ispirazione anche pensatori del marxismo più o meno
eretico (si pensi ad Alfred Sohn Rethel, ad Adam Schaff e di
conseguenza agli studi incentrati sul linguaggio, sulla sua natura
sociale e sulle sue implicazioni cognitive di Ferruccio Rossi Landi
oppure si pensi alla conoscenza come pratica teorica di Althusser).
Nell’elaborare una teoria marxista della conoscenza e del lavoro
intellettuale bisogna tenere presente questi dibattiti che ci hanno
preceduto.<br />
<a name='more'></a><br />
Passando al merito sembra vero che un processo
fisico come quello conoscitivo debba consistere in una trasformazione e
tuttavia questa trasformazione dovrebbe consistere in un rispecchiamento
altrimenti viene ad essere messa in questione la nozione di verità. Se
infatti la conoscenza è trasformazione e le trasformazioni possono
essere di qualsiasi tipo, cosa distinguerebbe una trasformazione che ci
dia una rappresentazione vera della realtà da quella che ci darebbe una
rappresentazione falsa della realtà? Si dovrebbe ricorrere comunque ad
un rispecchiamento che sia criterio della verità o falsità della teorie
che vorrebbero avere rilevanza conoscitiva.<br />
<br />
Il punto è che,
condizionando le visioni del mondo alla fase storica, il materialismo
storico ha una possibile via d’uscita relativistica. Questo stare un po’
al limite tra realismo e relativismo è una caratteristica del
materialismo storico che oscilla possiamo dire tra Lenin e la sociologia
della conoscenza che rielaborano entrambi stimoli provenienti da
Engels. Esso può essere risolto dicendo ad es. che esista una verità
propria di ogni momento storico e il materialismo è la concezione vera
(e vera rispetto a tutte le concezioni passate) nel periodo che segna il
passaggio da capitalismo a socialismo ma che non possiamo
aprioristicamente dire quale sia la concezione vera nel futuro. Oppure
possiamo reinterpretare il processo conoscitivo come trasformazione in
modo da evitare il rischio del relativismo.<br />
<br />
Si potrebbe cioè
ipotizzare che mentre le trasformazioni oggettuali sono trasformazioni
degli oggetti esterni seguendo un modello elaborato dal nostro cervello,
le cosiddette trasformazioni mentali sono trasformazioni di
rappresentazioni elaborate dal nostro cervello avendo come modelli gli
oggetti del mondo esterno. La differenza tra trasformazioni mentali e
trasformazioni oggettuali sarebbe solo nel verso: le prime sono
autoplastiche, le seconde alloplastiche, le prime trasformano il nostro
cervello, le seconde la realtà esterna. Entrambe le trasformazioni
sarebbero materialistiche e quelle conoscitive aventi come modello la
realtà esterna sarebbero anche rispecchiamenti (così come quando si
trasforma il colore sulla tavolozza in una rappresentazione di un volto:
la materia viene trasformata per riprodurre un oggetto esterno al
cervello).<br />
<br />
Il lavoro intellettuale a sua volta da un lato è
materiale perché materiali sono le forme in cui si esprime socialmente
(la scrittura), d’altro lato è materiale perché il lavoro
dell’intelletto presuppone il cervello e dunque il corpo materiale etc.<br />
<br />
Si
tratta di due argomenti distinti: il primo evidenzia l’esito materiale
del pensiero che si deve esprimere e codificare tramite la materia; il
secondo evidenzia il presupposto materiale del pensiero, il processo
materiale di cui ha bisogno il pensiero per formarsi. Tuttavia ciò non
abolisce la distinzione né tra lavoro intellettuale e lavoro manuale ad
es. (l’attività intellettuale non coincide completamente con l’atto di
scrivere, tanto che uno può esprimere più o meno lo stesso contenuto sia
verbalmente che graficamente e dunque il contenuto si può distinguere
dalle forme in cui viene codificato) né tra lavoro materiale e lavoro
mentale (il lavoro materiale non è solo materiale perché ha bisogno del
cervello ma perché si realizza in un certo rapporto con gli oggetti
materiali).<br />
<br />
Quello che è vero è che non esiste un lavoro puramente
materiale né un lavoro puramente mentale, come pure non esiste un
lavoro puramente intellettuale né un lavoro puramente manuale. Tuttavia
la tecnologia e la divisione del lavoro permettono progressivamente di
distinguere sempre di più i due momenti (il professore può dettare il
suo elaborato ad una dattilografa, la fase progettuale può essere
distinta dalla fase esecutiva, un uomo che copia uno scritto può non
comprenderne il contenuto). Questo non va trascurato e non ci consente
di liberarci di queste distinzioni già a monte, quanto piuttosto ci
costringe ad immaginare una ricomposizione a valle.<br />
<br />
Se un
lavoratore Intellettuale esprime la sua conoscenza su foglio, essa
diventa oggettiva per lui come la conoscenza di un altro lavoratore
intellettuale. Ossia l’espressione di una conoscenza fa della conoscenza
stessa un oggetto rendendola disponibile agli altri ed anche a se
stesso (un lavoratore della conoscenza può dimenticare addirittura ciò
che ha elaborato e riceverlo come se fosse stato elaborato da altri: c’è
un bell’aneddoto sul logico e matematico Hilbert a tal proposito).
Piuttosto la distinzione va fatta tra la conoscenza che è già
oggettivata e quella che è risultante dalla sua elaborazione attuale,
elaborazione che non essendo ancora espressa in forme oggettivate assume
una colorazione soggettiva, ancora indefinita e piena di potenzialità
non ancora note (il filosofo Wittgenstein spesso si lamentava
continuamente del fatto che le sue tesi fossero fraintese: questo perché
diverse informazioni rimanevano implicite nella sua scrittura)<br />
<br />
A
questo proposito bisogna fare attenzione nell’analizzare la conoscenza
che usalmente viene considerata più affidabile (ad es. la conoscenza
matematica) a non confondere ad es. il valore di verità di 2+2=4 con la
rilevanza pragmatica di 2+2=4. Ovvio che per le società primitive 2+2=4
non tanto non sia vera, ma sarebbe un complesso di segni senza alcun
senso in quanto non ci sono le condizioni per cui esso vada statuito né
ci conseguenza c’è la comprensione del suo significato e la rilevanza
del suo utilizzo. Ciò però sarebbe conciliabile anche con una concezione
per cui le verità matematiche fossero verità assolute. Del resto anche
le cosiddette verità assolute hanno bisogno di un contesto di senso e
pragmatico perché ad esse sia riconosciuta la rilevanza del loro essere
vere o false (ma non necessariamente il loro essere vere o false). Il
caso di 23+2=1 si ha quando non si vuole calcolare qualcosa come il
numero di ore trascorso dall’origine dell’universo ad oggi, ma quando si
vuole misurare il tempo all’interno di un contesto che si interpreta
come ripetitivo (legandolo ad es. alla rotazione del pianeta intorno al
proprio asse e quindi al cosiddetto alternarsi del giorno e della notte)
in quanto ripetitivo è il processo lavorativo vincolato dalla
riproduzione della forza lavoro (la quale periodicamente deve riposarsi
per riprodursi). Possiamo dire che le proposizioni vere in un’analisi
legata al contesto storico-sociale in cui sono asserite dovrebbero
essere espresse con enunciati molto più lunghi che esplicitassero il
contesto di senso nel quale sono immerse.<br />
<br />
Bisogna stare attenti
cioè a non ridurre il formalismo matematico in un rapporto tra segni
senza tenere presente l’aspetto del significato. In questo modo si
confonde l’ambito sintattico delle cifre (che sono i segni per indicare i
numeri) e quell semantico dei numeri che sono i significati delle
cifre. Mutando il modulo, 23+2=25 non è in contraddizione con 23+2=1,
cosa che si verificherebbe se la verità fosse relativa in questo caso.
Tuttavia è giusto dire che i sistemi di cifre e le operazioni che si
fanno con essi siano relative ai bisogni di chi li usa e dunque siano
relative al contesto storico e sociale nel quale si attuano. Non si
discute qui il loro valore di verità (essi sono segni che non hanno
valore di verità se non li si connette ad un significato) quanto
piuttosto le forme con le quali si esprimono e le implicazioni che da
essi si fanno discendere, oltre all’interpretazione sulla loro natura
(possiamo dire che in una società aristocratica ci può essere la
tendenza ad es a considerare la verità matematica come sintetica, mentre
nella società borghese la verità matematica tende ad essere analitica
in quanto si privilegia l’apporto conoscitivo legato al lavoro ovvero
quello empirico e tecnico-scientifico).<br />
<br />
Non si deve tanto
discutere il valore di verità di 2+2=4, ma il sistema nel quale è
inserito all’interno di un contesto di classe. Tuttavia già il fatto che
2+2=4 sia valido sia nella società schiavistica, che nella società
feudale che in quella borghese sarebbe da spiegare. Non tutte le verità
sono funzione del modo di produzione. Piuttosto il collegamento tra
enunciati riconosciuti come veri all’interno di più modi di produzione e
altri enunciati considerati stabilmente veri ma invece solo ipotetici o
contingentemente veri può configurarsi diversamente a seconda del modo
di produzione (Tolomeo può credere che 2+2=4 e che il sole giri intorno
alla Terra, ma Galileo deve invece sostituire una delle credenze di
questa congiunzione). Potremmo magari dire elaborando la concezione di
Lakatos (epistemologo ungherese, anticomunista ma competente) che un
nucleo di conoscenze rimane costante attraverso più modi di produzione,
un altro insieme di conoscenze cambia da un modo di produzione all’altro
e un altro insieme cambia all’interno dello stesso modo di produzione.
Ciò va spiegato nel senso che ci sono contenuti compatibili con più
contesti (o più compatibili con l’evoluzione sociale) e dunque posti a
livelli di conoscenza più profonda.<br />
<br />
Marx dice che il contenuto
della scienza è un contenuto sociale sia perché usa strumenti (quali il
linguaggio) che sono sociali, ma anche perché l’attività scientifica sia
pure svolta individualmente ha un contenuto che usa categorie che sono
socialmente condivisibili. I rapporti tra gli individui non sono sospesi
nemmeno temporaneamente in quanto essi non hanno sempre bisogno della
compresenza corporea. La socialità in questo caso non è data dalla
contiguità fisica ma dal carattere sociale dei contenuti del sapere e
dagli effetti che questa loro ricerca avrà quanto meno sulle loro
relazioni con gli altri. Lo stesso funzionamento delle sinapsi non è
strettamente individuale in quanto l’unità della specie umana rende
comuni anche i processi neurobiologici che presiedono all’attività
conoscitiva.<br />
<br />
Va chiarito che, per realtà sociale, si intende anche
la realtà naturale o gli oggetti ad es. matematici nel momento in cui
più individui hanno accesso ad essi attraverso la percezione o
attraverso le facoltà razionali. Il contenuto logico e dunque
comunicabile del sapere rende questo sapere sociale per cui la
dimensione individuale della conoscenza è data dalla elaborazione
originale di essa da parte di ogni individuo senza però che tale
originalità la renda socialmente non condivisibile. Ogni nostra opinione
può essere analizzata, esaminata, discussa, accettata o rifiutata da
altri anche se nessuno l’ha elaborata nello stesso modo in cui la
abbiamo elaborata noi.<br />
<br />
Potremmo dire che le conoscenze individuali
riguardino più la facoltà di atteggiarsi rispetto a processi (naturali o
sociali) su cui non si ha influenza (da cui la filosofia) e che vengono
imposte da una classe improduttiva a classi produttive come ideologia
consolatoria e giustificatoria, mentre le conoscenze collettive sono
quelle che si diffondono e si sistematizzano in quanto capaci di
trasformare il contesto naturale o sociale e sono potenzialmente
utilizzabili anche dalle altre classi sociali.<br />
<br />
Il contenuto delle conoscenze individuali deve avere qualcosa in comune perché diventi condivisibile (e qui il pensiero va al <em>logos</em>
di Eraclito, a Platone e Aristotele). Tuttavia la condivisione di un
sapere che vale per gli individui (e vale per ogni individuo) è cosa
diversa da un sapere collettivo vero e proprio ovvero di un sapere che
si consolida e si elabora collettivamente, come quello scientifico, ma
soprattutto come quello attinente alla politica che potrebbe essere la
rivoluzione epistemologica che avverrà con la transizione al socialismo.<br />
<br />
Il
fatto che il sapere si materializzi nelle forze di produzione non
implica che queste forze di produzione siano di classe. Può darsi che
non tutto il sapere capitalistico sia appannaggio di una sola classe
(parte di esso potrebbe essere ereditato dalla classe successiva). Può
darsi che l’uso delle forze di produzione sia di classe ma non le forze
di produzione stesse. Rimane cioè uno spazio grande di approfondimento e
di discussione. Inoltre se i mezzi di produzione incorporano conoscenza
perché non lo potrebbero fare tutte le merci? In questo caso cosa
succede? Allora nessuna merce in linea di principio sarebbe neutra dal
punto di vista della classe? Le armi sono una merce solo capitalistica?<br />
<br />
Cucchiai e forchette? Da un lato bisogna fare attenzione all’entusiasmo
eccessivo di Lenin per l’elettrificazione, dall’altro bisogna fare
altrettanta attenzione a considerare tutta la tecnologia sin qui
prodotta come parto del diavolo. La tecnologia e la scienza che essa
presuppone vanno studiate al loro interno, nella loro genesi e nella
loro struttura, nei loro rischi e nelle loro possibilità. Anche qui il
dualismo sereno e schematico dovrebbe svanire per fare posto
all’inquietudine e alla concretezza dell’ambivalenza. Il problema per il
marxista è in quale rapporto di produzione la tecnologia si
concretizza, quali possono essere le direzioni che la tecnologia prende
dati diversi modi di produzione e a quali ideologie può pervenire
l’analisi borghese della scienza e della tecnologia.<br />
<br />
Ridurre la
realtà oggettiva a quella antropizzata pare limitante. Anche la realtà
naturale è una fonte di conoscenza e di informazione attraverso i
rapporti di causalità al suo interno. Inoltre il possesso degli istituti
e più in generale del supporto fisico della conoscenza non implica che
il capitale sappia le implicazioni di questa conoscenza e sappia il
rapporto esistente tra i mezzi impiegati e la conoscenza che vorrebbe
far usare. Bisogna a questo proposito domandarsi: la cultura critica che
demistifica l’ideologia capitalista è ben conosciuta anche dai
capitalisti stessi oppure essa smaschera anche quello che i capitalisti
credono in perfetta buona fede? I capitalisti hanno il livello di
consapevolezza di coloro che li smascherano?<br />
<br />
Ciò però
presupporr4ebbe sempre che il capitale conosca tutte le implicazioni
delle conoscenze che promuove. In realtà, se da un lato esso promuove le
conoscenze più utili al profitto al tempo stesso esso genera conoscenze
che gli si ritorceranno contro. Inoltre bisogna comunque considerare la
resistenza dei lavoratori della conoscenza, resistenza che da un lato
si volge al mantenimento di privilegi corporativi e alla perpetuazione
di forme comunque desuete di sapere, dall’altro prepara la ricerca di
strumenti più adatti ad un passaggio d’epoca. La lotta per il sapere
disinteressato se da un lato è la resistenza di forme idealistiche di
strategie cognitive dall’altro è la consapevolezza della necessità di
pianificare la formazione per il lungo periodo e quindi la difficoltà di
subordinare la produzione e la formazione intellettuale per obiettivi a
breve.<br />
<br />
Possiamo dire che il capitale incaricherebbe gli
intellettuali organici del capitale di promuovere la conoscenza
funzionale al profitto e questi lavorerebbero in questo senso perché
sono convinti che il capitale sia il migliore dei sistemi? In realtà i
lavoratori della conoscenza perseguono i loro interessi materiali e
dunque si rendono disponibili a chi li paga. Poiché gli Stati sono
datori di lavoro (per altri motivi) dei lavoratori della conoscenza
questi non obbediscono solo alle imprese capitalistiche. Spesso essi
approfittano del fatto che il loro datore di lavoro non conosce la
materia per sviluppare anche ricerche che li interessano soggettivamente
e fanno in modo da rispettare i contratti con i loro committenti in
modo da avere tempo di dedicarsi ad altro. Spesso essi usano la
dissimulazione per non subordinarsi troppo al committente. Infine, e
questo è l’argomento decisivo, nemmeno essi conoscono tutte le
implicazioni cognitive e pratiche di quello che pensano, progettano e
realizzano. Dunque nemmeno essi sono in grado di costituire una
conoscenza completamente asservita.<br />
<br />
La conoscenza se può essere
usata come strumento di dominio può anche essere utilizzata per
l’emancipazione, nei limiti possibili all’interno del modo di produzione
capitalistico. Mentre il prodotto materiale è un oggetto individuale e
dunque una volta che il capitale se ne appropria esso non è più
disponibile, il prodotto culturale è una sorta di struttura comune che
può essere fruibile con diversi supporti e ciò lo rende meno facilmente
appropriabile in maniera univoca e definitiva dal capitale. Tuttavia il
capitale tenta di concentrare la conoscenza su macchine (in questo
processo la teoria filosofica del funzionalismo ha un ruolo anche
ideologico) e di togliere ai lavoratori l’esercizio di quelle funzioni
che le macchine possono svolgere al loro posto. In questo modo il
lavoratore perde l’abitudine ad applicare i prodotti mentali come mezzi
di produzione per svolgere il proprio lavoro. Anche in questo caso però
con una diversa organizzazione sociale si potrebbe guadagnare tempo per
dedicarsi a funzioni intellettuali più alte e raffinate e lasciare
dietro di sé funzioni più ripetitive (ad es. quelle legate al calcolo e
alla classificazione).<br />
<br />
Il punto è che allo stato attuale delle
cose noi abbiamo di fronte un intreccio che, per effetto della crisi, si
sta di nuovo scindendo producendo però schieramenti imprevedibili e
trasversali. L’ambiguità dell’intreccio è in realtà molto più difficile
da districare. Bisognerebbe dire che ormai non siamo più in un regime
capitalistico puro (sempre se ha senso parlare in questi termini) ma
siamo già in una sorta di transizione (ciò spiegherebbe appunto
l’intreccio tra due forme di razionalità). Questo sarebbe positivo, ma
andrebbe spiegato in che senso e perché invece soggettivamente ci
sentiamo ancora frustrati dagli eventi storici che si sono verificati.
Inoltre che s’intende per conoscenza? Una rappresentazione vera della
realtà? Qual è il ruolo della verità in questo argomento? La non
neutralità della conoscenza equivale alla relatività storicista del
vero? Qual è il rapporto tra conoscenza vera o falsa e la natura di
classe della conoscenza?<br />
<br />
Infine la caratterizzazione di classe di
una conoscenza è difficile. Non si può procedere in questo campo senza
un approfondimento sulla natura del dibattito epistemologico presente
anche in ambito borghese. Il problema a mio parere è anche quello per
cui, quando una tecnologia incorpora nel mezzo di produzione un sapere
che prima era applicato dal lavoro vivo, ci sia la possibilità per il
lavoro vivo di occuparsi d’altro e di applicare altro sapere senza
dequalificarsi (o almeno ci sia una riduzione d’orario che abbia
ricadute anche creative). Pensiamo (fuori del contesto immediatamente
produttivo) il ruolo delle calcolatrici: molti ragazzini alle elementari
disimparano a fare le quattro operazioni. Imparano dell’altro? Dunque
magari la tecnologia in sé è meno valutabile di un contesto più
complessivo che comprenda invece la tecnologia utilizzata.<br />
<br />
Volendone
vedere le potenzialità liberatorie, più la tecnologia diventa potente
ed efficiente più i lavoratori si possono chiedere perché il loro lavoro
sia così faticoso o stressante: perché la catena di montaggio è così
veloce e noi dobbiamo adeguarci ad essa? Non possiamo rallentarla per
conciliarla con le nostre necessità? Perché il team deve sviluppare la
creatività e la solidarietà dei membri e queste belle cose devono essere
subordinate alla massimizzazione del profitto? Perché abbiamo
possibilità di curare tutte queste malattie e la possibilità di farlo
viene frustrata dai brevetti? Come si vede la finalizzazione del
progresso al profitto manifesta a pieno le contraddizioni nelle quali il
modo di produzione capitalistico si avvolge. Si può evidenziare come la
conoscenza venga subordinata al capitale ma non riteniamo si possa
dimostrare che la conoscenza prodotta nella fase capitalistica abbia una
struttura intrinsecamente capitalistica. Seguire invece questa
convinzione potrebbe significare incamminarsi su una deriva utopistica e
potenzialmente conservatrice (e subordinata al tempo senza essere in
grado di anticiparlo) in quanto porterebbe a criticare in maniera
indiscriminata qualsiasi progresso mentre bisogna elaborare strumenti
che in qualche modo consentano di evitare sia l’entusiasmo acritico sia
la paranoia reazionaria.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAXLXoleRvAMiyttio11Mp3JSWqr5kCCd8zChtzTWCF3Ct-vY7vlz02ABkTsKVtD3WhlVBX6PyJVhT9M04CMKQkyaKqHGYE9p4q7SYYPFmpBABrYpAkIoRMHyoebaA8ppK0afvRYC5hdm0/s1600/Contropiano.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAXLXoleRvAMiyttio11Mp3JSWqr5kCCd8zChtzTWCF3Ct-vY7vlz02ABkTsKVtD3WhlVBX6PyJVhT9M04CMKQkyaKqHGYE9p4q7SYYPFmpBABrYpAkIoRMHyoebaA8ppK0afvRYC5hdm0/s1600/Contropiano.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><i style="color: blue; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: medium; text-align: start;"><u>https://www.sinistrainrete.info/</u></i></td></tr>
</tbody></table>
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-12326592655337403212017-08-17T11:45:00.000-04:002017-08-17T19:16:04.239-04:00Marxismo matriarcal, psicoanálisis y filosofía: Por un marxismo no edípico<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3WQ0Yb11lwAF9CH7bAM7jDy4UuQ3be_KhOlbfLHWqeHOSCqM7DEG-gSXMDkCqk8J8kIyS2W-Kkar9e1xVMykzSr4Op9Vu6A9KW8ESpGvVu1AJ6rLJuQhvSI0izK6n97Y5ULfCDRT0xT_z/s1600/Edipo+y+la+Esfinge+%25E2%259C%2586+Fran%25C3%25A7ois-Xavier+Fabre+%25281766-1837%2529+%25C2%25A9+La+P%25C3%25A1gina+de+Omar+Montilla.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1209" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3WQ0Yb11lwAF9CH7bAM7jDy4UuQ3be_KhOlbfLHWqeHOSCqM7DEG-gSXMDkCqk8J8kIyS2W-Kkar9e1xVMykzSr4Op9Vu6A9KW8ESpGvVu1AJ6rLJuQhvSI0izK6n97Y5ULfCDRT0xT_z/s320/Edipo+y+la+Esfinge+%25E2%259C%2586+Fran%25C3%25A7ois-Xavier+Fabre+%25281766-1837%2529+%25C2%25A9+La+P%25C3%25A1gina+de+Omar+Montilla.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: small;">Edipo y la Esfinge ✆ François-Xavier Fabre (1766-1837
</span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<b><i><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">Luís Eustáquio Soares</span></i></b></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">1. La teoría
marxista en relación con otros campos teóricos </span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
¿El marxismo puede incorporar contribuciones teóricas de
pensadores que no se presentaron como marxistas? ¿Puede el campo teórico marxista
beber de las fuentes de otros campos teóricos? El marxismo es su método y este nada más es
que el método que inscribe el punto de vista del trabajo, como su razón de ser,
con el objetivo de actuar en la totalidad dinámica de la sociedad, teniendo en
cuenta la lucha de clases del trabajo contra el capital. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El método marxista, a partir del punto de vista del trabajo,
niega y afirma al mismo tiempo: niega al capital y se afirma a sí mismo, esto
es, afirma la totalidad dinámica del trabajo a contramano de la totalidad
dinámica del capital, considerando siempre contextos mundiales, porque el
capitalismo es planetario. En este sentido, todo lo que pueda contribuir al
método marxista, en su relación “de paso” para comprender la totalidad dinámica
de la sociedad burguesa contemporánea puede ser incorporado a la teoría
marxista.<br />
<a name='more'></a> <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">2.
Filosofía, marxismo y psicoanálisis: eliminar el patriarcado. </span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Una de las grandes contribuciones de Gilles Deleuze y Félix
Guattari al pensamiento contemporáneo está relacionada con la ampliación del
complejo de Edipo. Como se sabe, en la perspectiva freudiana el Complejo de
Edipo tiene un escenario familiar específico: el padre, la madre y el hijo (la
hija ya entra por la puerta de atrás).</div>
<o:p></o:p><br />
<div class="MsoNormal">
En libros como <i>El
anti-Edipo </i>(1972) y<i> Kafka. Por una
literatura menor</i> (1975), Deleuze y Guattari desarrollaron el concepto de un
complejo de Edipo que rebasa el contexto de la familia nuclear, pasando a
hablar de la estructura de la civilización burguesa como un todo, además del
hecho de haber diluido la importancia, en el psicoanálisis freudiano, de la
sexualidad.</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Si en el complejo de Edipo freudiano el padre se hace
presente como una figura central, en el contexto de la totalidad dinámica de la
civilización burguesa la pregunta que debe ser hecha siempre, como razón de
método, es: ¿cuál es el padre que importa en una situación histórica u otra?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hoy, por ejemplo: ¿cuál es el padre o cuáles son los padres
que centralizan el complejo de Edipo de la civilización burguesa mundial? El
marxismo está, en ese sentido, retado a ser anti-patriarcal. <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">3. Marxismo
matriarcal, familiarismo y patriarcalismo</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Antes de intentar analizar la cuestión del padre a ser
negado, es importante pensar el efecto de ella en la realidad de los pueblos, a
saber: el familiarismo. La civilización burguesa, como complejo de Edipo,
produce un sistema familiar mundial. Este argumento presenta un problema
fundamental para el método marxista. Este debe negar el complejo del Edipo de
la civilización burguesa para construir una sociedad, en potencia, sin Edipo;
por lo tanto, no familiarista, en el sentido edípico del término.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En términos estructurales, como la civilización burguesa se
divide en capital y trabajo, el primero puede ser pensado como el padre y el
segundo como el hijo. En este contexto, el método marxista debe negar ser el
hijo del padre, así como el trabajo debe negar al capital. Para el efecto,
necesita identificar la figura o las fuerzas sociales que gobiernan las fuerzas
productivas revolucionarias del capital. Eso es indispensable, como cuestión de
método para el marxismo, porque el efecto del complejo de Edipo mundial, siendo
el familiarismo, nos afecta a todos, marxistas y no marxistas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La tendencia del familiarismo edípico es la de acomodarnos a
él, en él, domesticándonos. En este sentido, para encontrar el padre a ser
negado, con el objetivo de superar el complejo de Edipo de la civilización
burguesa, es preciso eliminar el propio familiarismo, lo que no es nada fácil
porque estamos en él, lo somos, familiarmente. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El marxismo es, pues, un método anti-patriarcal. Debe
afirmar a la madre, fuera de la estructura edípica de la civilización burguesa.
Para ello, no puede errar el blanco: es preciso negar al padre correcto. <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">4. Dos
formas de familiarismo patriarcales de la civilización burguesa </span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
El mayor problema de la actualidad, para las luchas de clase
del trabajo contra el Edipo del capital y en el capital, tiene que ver con las
siguientes dos fases de la civilización burguesa: el sistema colonial europeo y
el sistema colonial estadounidense. Estos dos sistemas produjeron dos modelos
de complejo de Edipo: el Edipo del familiarismo de la civilización burguesa
eurocéntrica y el Edipo del familiarismo del capital gringo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Estos dos “Edipos” se implican con dos formas distintas de
familiarismo: el europeo y el estadounidense. El mayor problema para la lucha
de clases mundiales, hoy, tiene que ver con la siguiente tendencia: negar el
Edipo del sistema colonial europeo a partir del sistema familiar edípico del
imperialismo yanqui. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Si es posible hablar de crisis en la Izquierda y, en este
sentido, de crisis del marxismo esta está relacionada con la siguiente
encrucijada histórica: superar el familiarismo del sistema colonial europeo y
del gringo, al mismo tiempo. De lo contrario, el marxismo no estará a la altura
de los desafíos edípicos del capitalismo, en la actualidad. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Trágicamente, los partidos marxistas de hoy o parten del
sistema familiar europeo, para negarlo, sin considerar al familiarismo
estadounidense; o parten del sistema familiar gringo para negar al familiarismo
eurocéntrico. La primera versión engendra un marxismo anacrónico; la segunda es
producto del Edipo del capitalismo estadounidense y, por lo tanto, se hace
edípicamente como “izquierda edípica gringa”. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Las nuevas izquierdas de la actualidad son, como tendencia,
edípicamente gringas y concentran sus energías anti-edípicas contra el sistema
colonial europeo. Esto significa que también son anacrónicas, por la sencilla
razón de que el blanco de ellas es el pasado del sistema familiar del
capitalismo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El marxismo está retado a ser revolucionario, como lo es
Edipo. Para ello, no puede ser um marxismo edípico: ni europeo, ni gringo. La
mejor forma de eliminar al sistema familiar europeo y sus edípiles
eurocéntricos, es: negar el sistema familiar del imperialismo estadounidense. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El método de la lucha de clases anti-edípica del capitalismo
contemporáneo es, pues: desfamiliarizarse del sistema colonial gringo. <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">5. Marxismo
matriarcal </span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Al hacer esto, a partir de la totalidad dinámica del
trabajo, en el campo de la lucha de clases, se produce una civilización
matriarcal. El marxismo, o es matriarcal o se convierte en un edipianismo
histérico del capital. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Traducción del
portugués: Luis Carlos Muñoz Sarmiento</span><span style="font-family: "arial" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPAYqqzC9UdPj-zWC-mrRUqoBnSUWFrQixe4zD7mlTPfILyJk6VPjSKepnd-woxGdnxsorH3jtd4oEtp65xqjYgVYOvYFwUet1b-9sk4itN1C8qLCEQtU-IWuPHLI5OqhdPLEe0PdGf6uV/s1600/Rebeli%25C3%25B3n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPAYqqzC9UdPj-zWC-mrRUqoBnSUWFrQixe4zD7mlTPfILyJk6VPjSKepnd-woxGdnxsorH3jtd4oEtp65xqjYgVYOvYFwUet1b-9sk4itN1C8qLCEQtU-IWuPHLI5OqhdPLEe0PdGf6uV/s1600/Rebeli%25C3%25B3n.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://www.rebelion.org/" style="font-size: medium; text-align: start;"><span style="font-family: "georgia" , "times new roman" , serif;">http://www.rebelion.org/</span></a></td></tr>
</tbody></table>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05127368491445825260noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5187546406984205839.post-42987703913445366102017-08-16T11:04:00.000-04:002017-08-16T11:04:32.395-04:00Lógica del capital, movimiento obrero y sindicatos en Karl Marx: Comentarios sobre "Salario, precio y ganancia" y la crítica a John Weston<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-RH2eNux5UHiPQ6c-U-4NfkBGv7HahUpw12ylaprJSBFk12ktuqUR1gXH1C35KUnTfJ7MCdTCpXnvc0fbqLG_BwoC1NkNUpAWRKunwiPfigO3xhvrDEfHy9mK_ONO0eZImEPxp4PotTog/s1600/Salario%252C+precio+y+ganancia+%25E2%259C%2586+Karl+Marx+%25C2%25A9+MultiSignos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="529" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-RH2eNux5UHiPQ6c-U-4NfkBGv7HahUpw12ylaprJSBFk12ktuqUR1gXH1C35KUnTfJ7MCdTCpXnvc0fbqLG_BwoC1NkNUpAWRKunwiPfigO3xhvrDEfHy9mK_ONO0eZImEPxp4PotTog/s320/Salario%252C+precio+y+ganancia+%25E2%259C%2586+Karl+Marx+%25C2%25A9+MultiSignos.jpg" width="211" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<b><i><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Ariel Mayo</span></i></b></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El folleto tiene origen en un debate interno de la AIT
(Asociación Internacional de los Trabajadores). John Weston, miembro del
Consejo General de la AIT, planteó la tesis de que el aumento de los salarios
no podía mejorar la situación de la clase obrera. Karl Marx (1818-1883) sometió
a discusión la posición de Weston en las sesiones del Consejo General del 20 y
27 de junio de 1865. Marx valoró la actitud de Weston y destacó su “valentía
moral” al defender públicamente “<i>opiniones
que él sabe son profundamente impopulares entre la clase obrera</i>”. Más allá
del ataque a las tesis de Weston, Marx afirma que “<i>el ciudadano Weston verá al final de ella </i>[de la conferencia - <i>Salario, precio y ganancia</i> -]<i> que coincido con la acertada idea que, a mi
modo de ver, sirve de base a sus tesis, a las que, sin embargo, en su forma
actual, no puedo por menos de juzgar como teóricamente falsas y prácticamente
peligrosas.</i>” (p. 3-4).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El folleto tiene importancia por dos cuestiones principales:
a) contiene una exposición de la teoría del valor y de la tasa de ganancia
inmediatamente anterior de la redacción definitiva del Libro Primero de <i>El Capital</i> (1867); b) desarrolla la posición
de Marx respecto al papel de los sindicatos en la sociedad capitalista. Además,
Marx despliega toda su maestría como docente, presentando de manera sencilla
varios de los aspectos más complejos de la teoría económica marxista (no hay
que olvidar que el escrito procuraba convencer a los miembros - obreros - del
Consejo General). En este sentido, constituye uno de los mejores ejemplos de la
conjunción entre teoría y práctica pregonada por Marx en sus escritos de la
década de 1840. El presente escrito tiene el formato de una ficha de
lectura. Por tanto, me limito a seguir la exposición de Marx tal como la
desarrolla en el texto (por eso dividí la ficha según los apartados del
folleto). </div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;"><a name='more'></a>1.
Producción y salarios (pp. 4-6)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Weston basa su argumento en dos premisas: 1) el volumen de
la producción nacional es una cosa fija; 2) la suma de los salarios reales (la
cantidad de mercancías que puede ser comprada por ellos) también es una suma
fija.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Marx sostiene que la primera premisa es falsa. La producción
nacional es una magnitud variable, como consecuencia “<i>de los continuos cambios que se operan en la acumulación de capital y
en las fuerzas productivas del trabajo</i>.” (p. 4).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Marx afirma que la segunda premisa también es falsa. Aún si
la primer premisa de Watson fuese verdadera (volumen de la producción nacional
como una magnitud constante), “<i>los
límites absolutos de esta cifra no impiden que varíen los límites relativos de
sus componentes</i>.” Ejemplo: la producción = 10; ganancia = 6; salarios = 4.
Los salarios pueden aumentar de 4 a 5, quedando reducida la ganancia a 5 y, sin
embargo, la producción = 10.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Además, si la segunda premisa fuese verdadera (magnitud
constante de los salarios), entonces los salarios no pueden aumentar ni
disminuir. Pero los empresarios bajan los salarios y, en ese caso, los
trabajadores luchan por volver a aumentarlos. De este modo, el principio de la
constancia de los salarios exigiría de los obreros “unirse y lucha por el
aumento de sus jornales” (p. 5). Weston tendría que reformular su premisa y
postular que los salarios, aunque no pueden aumentar, pueden y deben disminuir
cuando se le antoje al Capital. Pero esto es reducir los problemas económicos a
la voluntad de los capitalistas. <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Indudablemente, la
voluntad del capitalista consiste en embolsarse lo más que pueda. Y lo que hay
que hacer no es discurrir acerca de lo que quiere, sino investigar lo que
puede, los límites de este poder y el carácter de estos límites</i>.” (p. 6).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Cabe acotar que uno de los temas centrales del folleto es la
refutación de los planteos que intentan reducir la economía a la voluntad. Marx
muestra que las leyes que se derivan de la organización capitalista de la
producción ponen límites a la voluntad de los individuos. En ese sentido es que
vale afirmar que la lucha de clases se encuentra condicionada por la economía.
Además, esta forma de analizar los fenómenos sociales permite escapar de la
tendencia a examinarlos desde un punto de vista moral. Así, la explotación
capitalista es definida como apropiación por el capitalista de trabajo no
pagado al obrero y no como “injusticia”. El uso de categorías morales (que, por
otra parte, puede ser útil en la agitación) oscurece la comprensión de los
mecanismos de la dominación capitalista.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">2.
Producción, salarios, ganancias (pp. 6-16)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
El núcleo del argumento de Weston es este: si la clase
obrera logra aumentar sus salarios a 5 pesos en vez de 4, la clase capitalista
le devolverá en forma de mercancías 4 pesos en vez de 5. O sea, medidos en la
cantidad de mercancías que pueden comprar, los salarios no varían a pesar del
aumento nominal. Marx se pregunta: ¿de dónde sale que el valor de las
mercancías que compra el salario sea de 4 pesos y no de 2, 3 o 6?<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Si el límite de la
suma de los salarios está fijado por una ley económica, independiente tanto de
la voluntad del capitalista como la del obrero, lo primero que hubiera debido
hacer el ciudadano Weston, era exponer y demostrar esta ley. Hubiera debido demostrar,
además, que la suma de salarios que se abona realmente en cada momento dado
coincide siempre exactamente con la suma necesaria de los salarios, sin
desviarse jamás de ella. En cambio, si el límite dado de la suma de salarios
depende de la simple voluntad del capitalista o de los límites de su codicia,
trátase de un límite arbitrario, que no encierra nada de necesario, que puede
variar a voluntad del capitalista y que puede también, por tanto, hacerse
variar contra su voluntad</i>.” (p. 7). </blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Para que el capitalista le siga pagando al trabajador la
misma cantidad de mercancías (el mismo salario real), a pesar del aumento
nominal, es preciso que aumente el valor de las mercancías que compra el
salario de 4 a 5 pesos. Pero afirmar esto implica que el empresario puede
variar los precios a su antojo. Si esto es así, “<i>las oscilaciones incesantes de los precios de mercado serían un enigma
indescifrable</i>.” (p. 7).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
¿Como hace el capitalista para aumentar los precios de las
mercancías que compran los salarios? <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Si las fuerzas productivas del trabajo, el volumen del
capital y trabajo invertidos, el valor del dinero, todos esos factores
permanecen sin cambio, el alza de los salarios influye en el precio de las
mercancías modificando la proporción existente entre la oferta y la demanda de
ellas. Los obreros demandan más mercancías-salario (las consumidas por la clase
trabajadora); como la oferta de las mismas es igual, suben los precios de
éstas. Más simple, se incrementan los precios de los artículos de primera necesidad.
Esto beneficia a los empresarios que los producen.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
¿Qué ocurre con los empresarios que no producen artículos de
primera necesidad? No pueden aumentar los precios de sus mercancías, mientras
que su tasa de ganancia disminuye por el encarecimiento general de los salarios
y por el descenso de la demanda de artículos de lujo (al descender la tasa de
ganancia, los empresarios consumen menos). Consecuencia: los capitales migran
de las ramas de producción donde la ganancia es menor hacia aquellas donde es mayor.
De este modo, la tasa de ganancia se equilibraría (hacia la baja) en todas las
ramas. “<i>Según el supuesto de que
partimos, no se introduciría ningún cambio ni en las fuerzas productivas ni en
el volumen global de la producción, sino que el volumen de producción dado se
limitaría a cambiar de forma</i>.” (p. 9). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En síntesis, “la subida general del tipo de salarios sólo
conducirá, en fin de cuentas, a una baja general de la cuota de ganancia.” (p.
10).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Marx describe varios ejemplos históricos (entre otros, el
caso del aumento de salarios que se dio en Gran Bretaña de 1849 a 1859) para
demoler el argumento de Weston de que todo aumento de la demanda actúa siempre
sobre un volumen dado de producción: </div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>la
más común observación demuestra que, en algunos casos, el aumento de la demanda
no altera para nada los precios de las mercancías, y que en otros casos provoca
un alza pasajera de los precios del mercado, a la que sigue un aumento de la
oferta, seguido a su vez por la baja de los precios hasta su nivel primitivo, y
en muchos casos por debajo de él</i>.” (p. 15).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
Vale aquí el comentario formulado al final del apartado
anterior. El capitalismo posee un mecanismo para regular la tasa de ganancia
que es independiente de la voluntad del empresario. Esta perspectiva de
análisis permite salir del círculo de la crítica moral al sistema capitalista
y, a la vez, conduce a desarmar una a una sus justificaciones ideológicas.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">3. Salarios
y dinero (pp. 16-20)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Weston presentó una variación de su argumento original.
Sostuvo que un alza general de salario requiere de una mayor cantidad de dinero
para ser abonada, pero la cantidad de dinero circulante es fija. Marx responde
que esto nada tiene que ver con el tema en discusión. Cita el ejemplo inglés,
donde salarios proporcionalmente mayores que los del continente europeo
requieren de una cantidad menor de circulante, dado el mayor perfeccionamiento
del mecanismo de pagos. (p. 16).<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">4. Oferta y
demanda (pp. 20-22)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Marx indica que Weston no puede responder a la pregunta principal:
¿por qué se paga una determinada suma de dinero por una determinada cantidad de
trabajo? En ningún momento Weston arriba a las leyes económicas que explican
ese problema. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Weston sale del paso recurriendo a la ley de la oferta y la
demanda. Marx lo refuta:<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>La oferta y la
demanda no regulan más que las oscilaciones pasajeras de los precios en el
mercado. Os explicarán por qué el precio de un artículo en el mercado sube por
encima de su valor o cae por debajo de él, pero no os explicarán jamás este valor
en sí. (...) En el instante mismo en que estas dos fuerzas contrarias se
nivelan, se paralizan mutuamente y dejan de actuar en uno u otro sentido. En el
mismo instante en que la oferta y la demanda se equilibran y dejan (...) de
actuar, el precio de una mercancía en el mercado coincide con su valor real,
con el precio normal en torno al cual oscilan sus precios en el mercado. Por
tanto, si queremos investigar el carácter de este valor, no tenemos que
preocuparnos de los efectos transitorios que la oferta y la demanda ejercer
sobre los precios del mercado</i>.” (p. 22).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">5. Salarios
y precios (pp. 22-25)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Marx resume así el dogma fundamental de Weston: <i>los precios de las mercancías se determinan
o regulan por los salarios</i>. Refuta el dogma: “<i>Comparando unos artículos con otros dentro del mismo país y las
mercancías de distintos países entre sí, podría demostrar que (...), por
término medio, el trabajo bien retribuido produce mercancías baratas y el
trabajo mal pagado, mercancías caras.</i>” (p. 23). De esta manera queda
probado que los precios de las mercancías no se determinan por los precios del
trabajo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Weston agrega que el precio de las mercancías está compuesto
también por el beneficio del capitalista y la renta del terrateniente. Pero
esto implica la afirmación inicial, los salarios determinan los precios, pues
el beneficio y la renta aparecen como simples porcentajes adicionales a los
salarios. Ahora bien, esta forma de establecer los montos del beneficio y la
renta es errónea, pues los hace derivar de la arbitrariedad del empresario y el
terrateniente, no de una ley económica. Tampoco sirve recurrir a la competencia
como causa, pues ésta sólo establece la ganancia media, pero no el nivel mismo
de la ganancia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Weston no puede resolver el problema de cómo se determina
“el valor del trabajo”. Se encierra en un círculo vicioso: al principio
sostiene que el valor del trabajo determina el precio de la mercancía y luego
termina afirmando que el valor de la mercancía determina el valor del trabajo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La dificultad del procedimiento consiste en que se determina
el valor de una mercancía por el de otra mercancía, sin analizar nunca cómo
surge el valor de la mercancía. (p. 25).<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">6. Valor y
trabajo (pp. 25-34)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
En este punto comienza la verdadera exposición del tema.
Hasta aquí el autor se limitó a refutar el argumento de Weston. El punto de
partida es: ¿Qué es el valor de una mercancía? ¿Cómo se determina?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
<!--[endif]--><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El primer paso consiste en descartar la noción de que el
valor de las mercancías es algo completamente relativo, es decir, comprender en
qué consiste el valor de cambio e ir más allá. El valor de cambio de una
mercancía = “las cantidades proporcionales en que se cambia por todas las demás
mercancías.” (p. 26).</div>
<div class="MsoNormal">
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br />
<!--[endif]--><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Marx se pregunta entonces: ¿cómo se regulan las proporciones
en que se cambian unas mercancías por otras? Estas proporciones cambian, pero
el valor de una mercancía tiene que ser siempre el mismo. Por tanto,<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Este valor tiene que
ser forzosamente algo distinto e independiente de esas diversas proporciones en
que se cambia por otros artículos. Tiene que ser posible expresar en una forma
muy distinta estas diversas ecuaciones entre diversas mercancías</i>.” (p. 26)</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Si 1 pizza = 1 kg de kiwis, entonces tiene que haber una
tercera cosa en que puedan expresar su valor las pizzas y los kiwis. Esta
medida común tiene que servir para todas las mercancías, que sólo se
diferenciarán por la proporción en que contengan dicha medida. Hay que agregar
que los valores de cambio de las mercancías son “funciones sociales” de las
mismas, es decir, no tienen que ver con sus propiedades naturales.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
<!--[endif]--><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
¿Cuál es la sustancia social común a todas las mercancías? El trabajo. <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Para producir una
mercancía hay que invertir en ella o incorporar a ella una determinada cantidad
de trabajo. Y no simplemente trabajo, sino trabajo social (...) para producir
una mercancía, no sólo tiene que crear un artículo que satisfaga una necesidad
social cualquiera, sino que su mismo trabajo ha de representar una parte
integrante de la suma global de trabajo invertido por la sociedad. Ha de
hallarse supeditado a la división del trabajo dentro de la sociedad. No es nada
sin los demás sectores del trabajo y, a su vez, tiene que integrarlos.</i>” (p.
27).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La mercancía como valor = Trabajo social realizado. Se
distinguen unas de otras por la cantidad de trabajo que contiene cada una.
Dicha cantidad se mide por el tiempo que dura el trabajo. Todos los trabajos se
reducen a trabajo medio o simple, que es la unidad de medida.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>El valor de una
mercancía guarda con el valor de otra mercancía la misma proporción que la
cantidad de trabajo plasmada en la una guarda con la cantidad de trabajo
plasmada en la otra.”</i> (p. 28).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El valor de cambio de una mercancía = Cantidad de trabajo
últimamente invertida en ella + trabajo incorporado en las materias primas con
que se elabora + trabajo incorporado a las herramientas, maquinaria y edificios
empleados en la producción de la misma. (28)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Los valores de cambio de las mercancías cambian
constantemente, debido al cambio de las fuerzas productivas aplicadas: “Cuanto
mayores son las fuerzas productivas del trabajo, más productos se elaboran en
un tiempo de trabajo dado; y cuanto menores son, menos se produce en el mismo
tiempo.” (p. 31).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Las fuerzas productivas del trabajo dependen de:</div>
<blockquote class="tr_bq">
1) Las condiciones naturales del trabajo (fertilidad del
suelo, riqueza de los yacimientos, etc.). </blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
2) Las fuerzas sociales del trabajo (la producción en gran
escala, la concentración del capital, la combinación del trabajo, la división del
trabajo, la maquinaria, los métodos perfeccionados de trabajo, la aplicación de
la fuerza química y de otras fuerzas naturales, la reducción del tiempo y del
espacio gracias a los medios de comunicación y de transporte; los inventos
mediante los cuales la ciencia obliga a las ciencias naturales a ponerse al
servicio del trabajo) </blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
3) Las diferencias entre las energías naturales y la
destreza adquirida por el trabajo entre los distintos pueblos.</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Los valores de las
mercancías están en razón directa al tiempo de trabajo invertido en su
producción y en razón inversa a las fuerzas productivas del trabajo empleado</i>.”
(p. 32).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Pasa a examinar el precio = expresión en dinero del valor.
(p. 32). ¿Cómo se produce la conversión
del valor en precio?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es un proceso “por medio del cual dais a los valores de
todas las mercancías una forma independiente y homogénea, o mediante el cual
los expresáis como cantidades de igual trabajo social.” (p. 32).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
¿Cuál es la relación entre el valor y los precios del
mercado?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El precio del mercado es el mismo para todas las mercancías
de la misma clase; expresa “la cantidad media de trabajo social que, bajo
condiciones medias de producción, es necesaria para abastecer el mercado con
una determinada cantidad de cierto artículo. Se calcula con arreglo a la
cantidad global de una mercancía de determinada clase.” (p. 32-33).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hasta aquí: precio del mercado = valor.<br />
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br />
<!--[endif]--><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Los precios del mercado oscilan por encima y por debajo de
su valor. Estas oscilaciones dependen de las modificaciones de la oferta y la
demanda. Pero estas oscilaciones se equilibran si se toma en cuenta períodos de
tiempo relativamente largos, de modo que “todas las clases de mercancías se
venden, por término medio, por sus respectivos valores o precios naturales.”
(p. 33).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ahora bien, si se acepta la proposición del párrafo
anterior, la ganancia no puede surgir de un recargo sobre el valor de las
mercancías. Para explicar la ganancia debemos partir del “<i>teorema de que las mercancías se venden, por término medio, por sus
verdaderos valores y que las ganancias se obtienen vendiendo las mercancías por
su valor</i>.” (p. 34).<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">7. La fuerza
de trabajo (pp. 34-37)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Después de haber desmenuzado la naturaleza del valor, se
concentra en el estudio del valor del trabajo. Y comienza refutando la noción
de sentido común que afirma que el salario paga el trabajo. <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Lo que el obrero
vende no es directamente su trabajo, sino su fuerza de trabajo, cediendo
temporalmente al capitalista el derecho a disponer de ella</i>.” (p. 35).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
A partir de lo anterior, es preciso emprender la
determinación del valor de la fuerza de trabajo. El valor de la fuerza de
trabajo = cantidad de trabajo necesaria para su producción = cantidad de
artículos de primera necesidad que una persona requiere para sostenerse y
desarrollarse + los requeridos para la crianza de los hijos (que reemplazarán a
su tiempo a la fuerza de trabajo actual) + desarrollo de su fuerza de trabajo y
la adquisición de cierta destreza. (p. 36-37). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Ahora bien, distintas clases de fuerza de trabajo tienen distintos precios en
el mercado de trabajo. Pedir igualdad de salarios es una consigna impracticable
en el marco del sistema asalariado. (p. 37).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En este apartado hay dos observaciones importantes:<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
a) Sobre la acumulación originaria. ¿Cómo es posible que en
la sociedad exista un grupo que posee tierras, maquinaria, materia prima y
medios de vida - todos ellos productos del trabajo -, en tanto que otro grupo
no tiene otra cosa para vender que su fuerza de trabajo? Esto es consecuencia
de “una serie de procesos históricos que acabaron destruyendo la unidad
originaria que existía entre el hombre trabajador y sus medios de trabajo.” (p.
36). </blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
b) En el análisis social no importa que consideremos justo o
equitativo. “<i>El problema está en saber qué es lo necesario e inevitable dentro
de un sistema dado de producción</i>.” </blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Marx arremete nuevamente contra el análisis moral del
capitalismo. Vale lo dicho en los comentarios anteriores sobre el mismo tema.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">8. La
producción de la plusvalía (pp. 37-40)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
El supuesto del análisis de Marx consiste en que el
trabajador produce durante la jornada laboral el equivalente en valor de su
salario. Por ejemplo, un hilandero produce en 6 horas de trabajo el equivalente
a los artículos de primera necesidad que conforman su salario. Si la jornada
laboral fuese de 6 horas, el capitalista no haría negocio: no habría forma de
producir la plusvalía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sin embargo, el uso de la fuerza de trabajo por el
capitalista tiene una propiedad que la distingue de las otras mercancías: su
valor de uso consiste en crear valor. <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>El valor de la fuerza
de trabajo se determina por la cantidad de trabajo necesario para su
conservación o reproducción, pero el uso de esta fuerza de trabajo no encuentra
más límite que la energía activa y la fuerza física del obrero. El valor diario
o semanal de la fuerza de trabajo y el ejercicio diario o semanal de esta misma
fuerza de trabajo son dos cosas completamente distintas (...) La cantidad de
trabajo que sirve de límite al valor de la fuerza de trabajo no limita, ni
mucho menos, <u>la cantidad de trabajo que su fuerza de trabajo puede ejecutar</u></i><u>.</u>”
(p. 38; el subrayado es mío - AM-).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<!--[endif]--><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El capitalista fija la duración de la jornada de trabajo en
12 horas. En este caso, el trabajador tendrá que producir 6 horas más de las
necesarias para producir los artículos de primera necesidad que requiere su
reproducción y la de su familia. Esta parte de la jornada es el plustrabajo,
que se traduce en una plusvalía y en un plusproducto. El capitalista no abona
al trabajador ningún equivalente por la plusvalía que se apropia.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Este tipo de
intercambio entre el capital y el trabajo es el que sirve de base a la
producción capitalista o al sistema de trabajo asalariado, y tiene
incesantemente que conducir a la reproducción del obrero como obrero y del
capitalista como capitalista</i>.” (p. 39).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
La cuota de plusvalía depende, si las demás circunstancias
permanecen invariables, de la proporción entre la parte de la jornada laboral
necesaria para reproducir el valor de la fuerza de trabajo y el plustrabajo
destinado al capitalista. (p. 39).<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">9. El valor
del trabajo (pp. 40-41)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
El trabajador ve las cosas de un modo diferente al que se
plantea en el apartado anterior. Como recibe el salario después de realizada su
labor, se figura que el primero paga su trabajo, no el valor de la fuerza de
trabajo. De esto se desprenden dos conclusiones: <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
1. “<i>El valor o precio
de la fuerza de trabajo reviste la apariencia del precio o valor del trabajo
mismo”</i> (p. 40).<br />2. “<i>Aunque sólo se
paga una parte del trabajo diario del obrero, mientras que la otra parte queda
sin retribuir, y aunque este trabajo no retribuido o plustrabajo es
precisamente el fondo del que sale la plusvalía o ganancia, parece como si todo
el trabajo fuese trabajo retribuido</i>.” (p. 40).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Estas apariencias distinguen al trabajo asalariado de otras
formas históricas del trabajo. En el régimen del salario, aún la parte del
trabajo no retribuida parece trabajo pagado. (p. 40).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El modo de producción capitalista produce una ideología
funcional a la dominación del empresario. El punto interesante es que, más allá
de la tarea de los intelectuales a sueldo, esa producción de ideología es
realizada por las mismas relaciones sociales capitalistas. Es la forma en que
trabajamos la que genera la ilusión de que cobramos un salario por nuestro
trabajo y no por el valor de la fuerza de trabajo. Esta forma de pensar la
ideología supera (en el sentido de que la incluye pero, a su vez, la enriquece)
a la teoría formulada en <i>La ideología
alemana</i>.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">10. Se
obtiene ganancia vendiendo una mercancía por su valor (pp. 41-42)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Marx resuelve el problema de la ganancia, en base a la
argumentación desarrollada en los apartados anteriores. La ganancia no se
origina, como piensa el sentido común, vendiendo la mercancía por encima de su
valor:<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Una parte del trabajo
encerrado en la mercancía es trabajo retribuido; otra parte, trabajo no
retribuido. Por tanto, cuando el capitalista vende la mercancía por su valor,
es decir, como cristalización de la cantidad total de trabajo invertido en
ella, tiene necesariamente que venderla con ganancia. Vende no sólo lo que le
ha costado nada, aunque haya costado el trabajo de su obrero. Lo que la
mercancía le cuesta al capitalista y lo que en realidad cuesta, son cosas
distintas. (...) vendiendo las mercancías por su verdadero valor, y no por
encima de éste, es como se obtienen ganancias normales y medias</i>.” (p. 42).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">11. Las
diversas partes en que se divide la plusvalía (pp. 42-46)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Ganancia = Aquella parte del valor de la mercancía en la que
se materializa el plustrabajo (trabajo no retribuido del obrero). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La ganancia no pasa íntegra al bolsillo del empresario
capitalista. Una deriva al terrateniente en concepto de renta del suelo. Otra
parte fluye hacia el capitalista que presta el dinero en concepto de interés.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El capitalista industrial percibe sólo la ganancia
industrial o comercial. Más allá de la manera en que se dividen estas tres
partes de la plusvalía (renta del suelo, interés, ganancia industrial), todas
ellas provienen del trabajo no retribuido.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Es el empresario
capitalista quien extrae directamente al obrero esta plusvalía, cualquiera que
sea la parte que, en último término, pueda reservarse. Por eso, esta relación
entre el empresario capitalista y el obrero asalariado es la piedra angular de
todo el sistema de trabajo asalariado y de todo el régimen actual de producción</i>.”
(p. 43-44).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Marx se dedica a continuación a refutar la idea de sentido
común de que el capitalista añade al valor de la mercancía un valor arbitrario,
al que se añade luego otro valor para el terrateniente, otro para el banquero,
etc. No se trata de la voluntad del empresario. El valor que se reparten entre
sí las distintas fracciones de capitalistas surge del trabajo no retribuido.
Ese plustrabajo tiene origen en la propiedad privada de los medios de
producción y en el trabajo asalariado (trabajador libre de toda forma de
dependencia personal).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La mejor manera de medir el grado real de la explotación del
trabajo consiste en: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
pl/ v donde pl = plusvalía; v = capital variable (la
parte del capital desembolsada en salario)<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">12. Relación
general entre ganancias, salarios y precios (pp. 46-48)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Ante todo, ¿qué porción del valor de la mercancía pueden
repartirse el trabajador y el capitalista?<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Si del valor de una
mercancía descontamos la parte destinada a reponer el de las materias primas y
otros medios de producción empleados; es decir, si descontamos el valor que
representa el trabajo pretérito encerrado en ella, el valor restante se
reducirá a la cantidad de trabajo añadida por el obrero últimamente empleado.
(...) Este valor dado, determinado por su tiempo de trabajo, es el único fondo
del que tanto él como el capitalista tienen que sacar su respectiva parte o
dividendo, el único valor que ha de dividirse en salarios y ganancias. Es
evidente que este valor no variará aunque varíe la proporción en que pueda
dividirse entre ambas parte interesadas</i>.” (p. 46).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Si sube la ganancia, cae el salario, y viceversa. Estas
variaciones no afectan el valor de la mercancía.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">13. Casos
principales de lucha por la subida de salarios o contra su reducción (pp.
48-55) </span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Marx examina cinco situaciones en las que los trabajadores
se ven obligados a luchar por sus salarios:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
1. Disminuye la productividad del trabajo en las ramas que
producen artículos de primera necesidad. Por ende, aumenta el valor de la
fuerza de trabajo. Si el empresario mantiene el mismo nivel de salarios o lo
aumenta por debajo del encarecimiento de la fuerza de trabajo, entonces “<i>el precio del trabajo descenderá por debajo
del valor del trabajo, y el nivel de vida del obrero empeorará</i>.” (p. 49).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
También puede darse el caso inverso. Sube la productividad del trabajo en dichas
ramas. Cae el valor de la fuerza de trabajo. Si el salario se mantiene en el
mismo valora: “aunque el nivel de vida absoluto del obrero seguiría siendo el
mismo, su salario relativo, y por tanto su posición social relativa, comparada
con la del capitalista, habrían bajado. Oponiéndose a esta rebaja de su salario
relativo, el obrero no haría más que luchar por obtener una parte de las
fuerzas productivas incrementadas de su propio trabajo y mantener su antigua
posición relativa en la escala social.” (p. 49).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
2. Se mantienen los
valores de los artículos de primera necesidad, pero el valor del dinero sufre
una alteración. [Por ejemplo, la devolución de la moneda argentina frente al
dólar.]. Si el trabajador no lucha por “una subida proporcional del salario,
[esto] equivale a pedirle que se resigne a que se le pague su trabajo en
nombres y no en cosas. Toda la historia del pasado demuestra que, siempre que
se produce tal depreciación del dinero, los capitalistas se apresuran a
aprovechar esta coyuntura para defraudar a los obreros.” (p. 50).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
3. Una alteración en la duración de la jornada de trabajo, mientras los
salarios permanecen iguales.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>El tiempo es el
espacio en que se desarrolla el hombre. El hombre que no dispone de ningún
tiempo libre, cuya vida, prescindiendo de las interrupciones puramente físicas
del sueño, las comidas, etc., está toda ella absorbida por su trabajo para el
capitalista, es menos todavía que una bestia de carga. Físicamente destrozado y
espiritualmente embrutecido, es una simple máquina para producir riqueza ajena.
Y, sin embargo, toda la historia de la moderna industria demuestra, que el
capital, si no se le pone un freno, laborará siempre, implacablemente y sin
miramientos, por reducir a toda la clase obrera a este nivel de la más baja
degradación</i>.” (p. 52).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El capitalista puede alargar la jornada laboral, pagar
salarios más altos y, no obstante, reducir los salarios si éstos no cubren el
mayor agotamiento de la fuerza de trabajo. También puede darse el caso de que
la jornada se mantenga igual y aumente la intensidad del trabajo. El obrero
está obligado a contrarrestar esa tendencia del capital a aumentar la
explotación de su fuerza de trabajo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
4. La producción capitalista se mueve a través de ciclos
periódicos. Frente a esas fases, “el obrero debe forcejear con el capitalista,
incluso en las fases de baja de los precios en el mercado, para establecer en
qué medida se hace necesario rebajar los jornales. Y si, durante la fase de
prosperidad, en que el capitalista obtiene ganancias extraordinarias, el obrero
no batallase por conseguir que se le suba el salario, no percibiría siquiera,
sacando la media de todo el ciclo industrial, su salario medio, o sea, el valor
de su trabajo. Sería el colmo de la locura exigir que el obrero, cuyo salario
se ve forzosamente afectado por las fases adversas del ciclo, renunciase a
verse compensado durante las fases prósperas.” (p. 54).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
5. En todos los casos examinados en este apartado, la lucha
por la subida de los salarios sigue siempre a cambios anteriores: “es la
reacción de los obreros contra la acción anterior del capital.” (p. 55). Si se
considera la lucha por los salarios con independencia de estos factores,
“arrancaríamos de una premisa falsa para llegar a conclusiones falsas.” (p.
55).<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 107%;">14. La lucha
entre el capital y el trabajo, y sus resultados (pp. 55-62)</span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
El objetivo de este apartado es establecer si el Trabajo
tiene perspectivas de éxito en su lucha contra el Capital.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Si bien el Trabajo es una mercancía más, posee algunos
rasgos que lo distinguen de las otras mercancías. Así, el valor de la fuerza de
trabajo está formado por dos elementos:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
1. Elemento físico:
se trata de los artículos de primera necesidad absolutamente indispensables
para vivir y multiplicarse. “<i>El valor de
estos medios de sustento indispensables constituye (...) el límite mínimo del
valor del trabajo. Por otra parte, la extensión de la jornada de trabajo tiene
también sus límites extremos, aunque sean muy elásticos. Su límite máximo lo
traza la fuerza física del obrero</i>.” (p. 56).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
2. Elemento histórico
o social: en la determinación del trabajo entra el nivel de vida tradicional en
cada país. “<i>No se trata solamente de la
vida física, sino de la satisfacción de ciertas necesidades, que brotan de las
condiciones sociales en que viven y se educan los hombres.</i>” (p. 56). “<i>Este elemento histórico o social puede
dilatarse o contraerse, e incluso extinguirse del todo, de tal modo que sólo
quede en pie el límite físico</i>.” (p. 56).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La comparación de los salarios normales en distintos países
y en distintas épocas históricas, muestra que el valor de la fuerza de trabajo
no es una magnitud constantes, sino variable (aunque los valores de las demás
mercancías permanezcan fijos).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por tanto, existe un salario mínimo, pero no existe una
ganancia mínima. ¿Por qué? Porque no es posible fijar el salario máximo. <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Lo único que podemos
decir es que, dados los límites de la jornada de trabajo, el máximo de ganancia
corresponde al mínimo físico del salario, y que, partiendo de salarios dados,
el máximo de ganancia corresponde a la prolongación de la jornada de trabajo,
en la medida en que sea compatible con las fuerzas físicas del obrero. Por
tanto, el máximo de ganancia se halla limitado por el mínimo físico de salario
y por el máximo físico de la jornada de trabajo. Es evidente que, entre los dos
límites extremos de esta cuota de ganancia máxima, cabe una escala inmensa de
variantes</i>.” (p. 57).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
¿Cómo se resuelve en la práctica la determinación de la
cuota de ganancia?<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Se dirime
exclusivamente por la lucha incesante entre el capital y el trabajo; el
capitalista pugna incesantemente por reducir los salarios a su mínimo físico y
prolongar la jornada de trabajo hasta su máximo físico, mientras que el obrero
presiona constantemente en el sentido contrario</i>.” (p. 57).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
Marx da cuenta así de la causa del antagonismo entre Capital y Trabajo.
Cualquier política reformista y/o populista tropieza siempre con este límite.
Por supuesto, en épocas de crecimiento económico es más fácil disimular el
carácter irreconciliable de los intereses de empresarios y trabajadores, pero
las acciones de ambos se encuentran orientadas por los objetivos planteados en
el párrafo comentado. Corresponde agregar que la diferencia de intereses se
asienta en las leyes de la producción capitalista, que existen con
independencia de las intenciones de los agentes sociales.<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>El problema se
reduce, por tanto, al problema de <u>las fuerzas respectivas de los
contendientes</u></i>.” (p. 57; el subrayado es mío - AM-).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
El problema de la determinación de la tasa de ganancia (y
del salario) no puede ser explicado exclusivamente por causas “económicas” (es
decir, desgajando a la economía de la política, algo que fue llevado adelante
por los neoclásicos); hay que ubicar las determinaciones económicas en un
contexto más amplio. Ese contexto es de la lucha de clases. Ésta no gira en el
vacío, no es puro voluntarismo; las clases sociales tienen intereses que se
derivan de la estructura del modo de producción. Por ejemplo: como se dijo más
arriba, los empresarios buscan aumentar la jornada de trabajo a su máximo
físico. A partir de estas determinaciones, las clases sociales se organizan
para luchar por sus intereses. En definitiva, la economía se resuelve en el
terreno de la lucha de clases.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Un ejemplo concreto de la centralidad de la perspectiva de
la lucha de clases es el caso de la limitación de la jornada de trabajo. En
Inglaterra (y esto vale para los demás países) dicha limitación sólo se logró
por medio de la ley, gracias a la lucha de la clase obrera: “<i>este resultado no podía alcanzarse mediante
convenios privados entre los obreros y los capitalistas. Esta necesidad de una
acción política general, es precisamente la que demuestra que, en el terreno
puramente económico de lucha, el capital es la parte más fuerte</i>.” (p. 58).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La acción de la clase trabajadora no puede limitarse a la
organización de sindicatos, pues aún la lucha por reivindicaciones económicas
(salarios, cierre de empresas, jornada laboral, etc.) requiere de la
construcción de organizaciones políticas capaces de plantear esas demandas en
el plano del Estado (por ejemplo, la presentación de un proyecto de ley
limitando la jornada laboral en el Congreso). El sindicato exige la aparición
del partido. Si la clase trabajadora no consigue dar el salto desde lo
corporativo (la lucha por las reivindicaciones económicas) a lo político
(convertirse en clase con pretensiones de gobernar a toda la sociedad), la
burguesía ocupa ese espacio, que jamás queda vacío.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Los límites del valor de la fuerza de trabajo son fijados
por la interacción de la oferta (de trabajo por los obreros) y la demanda
(de trabajo por parte del capital). En este punto, Marx destaca que la
incorporación de maquinaria a la producción es uno de los medios empleados por
los capitalistas para reducir su demanda de trabajo y de ese modo disminuir los
salarios. (p. 59). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Otra forma de manifestación de la relación entre desarrollo
de las fuerzas productivas y disminución de la demanda de fuerza de trabajo por
el capital es la siguiente: <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Con el desarrollo de
las fuerzas productivas del trabajo, se acelera la acumulación de capital, aún
en el caso de que el tipo de salario sea relativamente alto. (...)
simultáneamente con la acumulación progresiva, se opera un cambio progresivo en
cuanto a la composición del capital. La parte del capital global formada por
capital constante: maquinaria, materias primas, medio de producción de todo
género, crece con mayor rapidez que la parte destinada a salarios, o sea, a
comprar trabajo.<o:p></o:p></i></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<i>Si la proporción entre
estos dos elementos del capital era originariamente del 1:1, al desarrollarse
la industria será de 5:1, y así sucesivamente. Si de un capital global de 600
se desembolsan para instrumentos, materias primas, etc., 300, y 300 para
salarios, para que pueda absorber 600 obreros en vez de 300, basta con doblar
el capital global. Pero, si de un capital de 600 se invierten 500 en
maquinaria, materiales, etc., y solamente 100 en salarios, para poder colocar
600 obreros en vez de 300, este capital tiene que aumentar de 600 a 3600. Por
tanto, <u>al desarrollarse la industria, la demanda de trabajo no avanza con el
mismo ritmo que la acumulación del capital. Aumenta, sin duda, pero aumenta en
una proporción constantemente decreciente, comparándola con el incremento del
capital.</u></i>” (p. 59-60; el subrayado es mío - AM-).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
A medida que se desarrolla la producción capitalista, se potencia la tendencia
a empujar el valor de la fuerza de trabajo a su límite mínimo. (p. 60). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Esto no significa que la clase obrera no deba luchar y
aprovechar todas las oportunidades para mejorar, aunque sea temporalmente, su
situación. “<i>Si lo hiciese, veríase
degradada en una masa uniforme de hombres desgraciados y quebrantados, sin
salvación posible.” (p. 60). “Si en sus conflictos diarios con el capital
cediesen cobardemente, se descalificarían sin duda para emprender movimientos
de mayor envergadura</i>.” (p. 61).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Marx desarrolla, en un párrafo clásico, su posición respecto
a los sindicatos:<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Al mismo tiempo, y aun
prescindiendo por completo del esclavizamiento general que entraña el sistema
de trabajo asalariado, la clase obrera no debe exagerar ante sus propios ojos
el resultado final de sus luchas diarias. No debe olvidar que lucha contra los
efectos, pero no contra las causas de estos efectos; que lo que hace es
contener el movimiento descendente, pero no cambiar la dirección; que aplica
paliativos, pero no cura la enfermedad. No debe, por tanto, entregarse por
entero a esta inevitable guerra de guerrillas, continuamente provocada por los
abusos del capital o por las fluctuaciones del mercado. Debe comprender que el
sistema actual, aun con todas las miserias que vuelca sobre ella, engendra
simultáneamente las condiciones materiales y las formas sociales necesarias
para la reconstrucción económica de la sociedad. En vez del lema conservador de
‘¡un salario justo por una jornada de trabajo justa!’, deberá inscribir en su
bandera esta consigna revolucionaria: ‘¡Abolición del sistema del trabajo
asalariado!</i>’” (p. 61).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
En el párrafo final del folleto vuelve sobre el mismo tema: <o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Las tradeuniones
[sindicatos] trabajan bien como centros de resistencia contra las usurpaciones
del capital. Fracasan, en algunos casos, por usar poco inteligentemente su
fuerza. Pero, en general, son deficientes por limitarse a una guerra de
guerrillas contra los efectos del sistema existente, en vez de esforzarse, al
mismo tiempo, por cambiarlo, en vez de emplear sus fuerzas organizadas como
palanca para la emancipación definitiva de la clase obrera; es decir, para la
abolición definitiva del sistema del trabajo asalariado</i>.” (p. 61-62).</blockquote>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;">Nota </span></blockquote>
<div class="MsoNormal">
Para la redacción de esta ficha utilicé la siguiente edición
española: Marx, Karl. (1979). [1° edición: 1898]. <i>Salario, precio y ganancia</i>. Moscú: Progreso.<o:p></o:p></div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirGcctASs-g1AaitziEgNkvkWWggYwazXg3LCn8UD1blr-LkY392s8RUm8WclMsYFaYY6jUB4z7i09IL60g71gfYIG4IMEp3ElIAhY5joc80dEWohDtEseTWrmmywqoCRnSyGJS5bbOn82/s1600/Miseria+de+la+Sociolog%25C3%25ADa.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="75" data-original-width="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirGcctASs-g1AaitziEgNkvkWWggYwazXg3LCn8UD1blr-LkY392s8RUm8WclMsYFaYY6jUB4z7i09IL60g71gfYIG4IMEp3ElIAhY5joc80dEWohDtEseTWrmmywqoCRnSyGJS5bbOn82/s1600/Miseria+de+la+Sociolog%25C3%25ADa.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://miseriadelasociologia.blogspot.com/" style="font-size: medium; text-align: start;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><i>http://miseriadelasociologia.blogspot.com/</i></span></a></td></tr>
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<div class="MsoNormal">
<br /></div>
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